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Skyfall

Acción. Thriller La lealtad de James Bond (Daniel Craig), el mejor agente de los servicios secretos británicos, por su superiora M (Judi Dench) se verá puesta a prueba cuando episodios del pasado de ella vuelven para atormentarla. Al mismo tiempo, el MI6 sufre un ataque, y 007 tendrá que localizar y destruir el grave peligro que representa el villano Silva (Javier Bardem). Para conseguirlo contará con la ayuda de la agente Eve (Naomie Harris). (FILMAFFINITY) [+]
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8
11 de febrero de 2013 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que Skyfall sea el mejor bond de todos, pero lo parece y por los esfuerzos que han hecho, casi lo consiguen. Quizás el peor defecto de una saga es caer en las comparaciones pues Skyfall, por si misma (independientemente del universo Bond) es una buena película, muy solida, con un guión simple y funcional, magníficamente rodada (plano a plano es toda una lección de cine clásico), una película de buenos y malos al uso. Y es ahí donde radica el éxito de Sam Mendes al enfrentarse a la franquicia Bond, pues ha simplificado la formula para evitar antiguos errores y dar mayor peso a lo verdaderamente importante: que nos importa un carajo la historia que nos cuenten siempre que veamos a Bond en esmoquin y peleando. Y gracias a la simplificación de la historia (el inevitable mcguffin, en definitiva) se permite en ahondar en los personajes dotándoles de una entidad emocional como no habíamos visto antes en la saga. Y funciona. Se cumplen 50 años de la franquicia Bond y no se me ocurre mejor homenaje que Skyfall, simple, clásica, funcional y sorprendentemente entretenida sin necesidad de grandes pirotecnias. Parece como si Sam Mendes hubiese dicho “¿Qué soy un director de dramas intimistas incapaz de hacer cine de acción?” y entonces nos regala uno de los mejores inicios de acción de la saga con acción pura y dura. Y a partir de ahí la película discurre amablemente por el camino de una buena película de espías (sin mas), con un magnifico villano (excelente Javier Bardem al borde de la sobreactuación), buenas escenas de acción (nada recargadas) y mucho ritmo. Dos horas y media que pasan como una exhalación y que a los fanáticos de la saga nos regala momentos nostálgicos de altura (la aparición estelar del Aston Martin DB5 al ritmo de la sintonía Bond, la Walter PPK, la simplificación de los gadgets de Q, Monnypenny, el Dry Martini en el casino. etc…). Porque en definitiva Skyfall una muy buena película, casi la mejor película Bond. Hoy en día no se puede pedir mucho más.

Lo mejor: La dirección de Sam Mendes. Javier Bardem. Todas las escenas asiáticas son fantásticas (en especial la pelea a contraluz y la llegada de Bond al casino). El momento gay entre Bond y Silva.

Lo peor: El grandioso -e irreconocebile- Albert Finney relegado a papeles de abuelito de Heidi.
8
16 de mayo de 2013 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película en sí, es una revisión al James Bond de hace 50 años, un reboot del propio Sean Connery y un vapuleo en la jeta del señor Brosnan. He aquí mi critica a Skyfall, la última entrega del espía más famoso de la historia del cine, y que cumple 50 años.
Desde muy pequeño, sigo la saga con interés (todo gracias a mi padre) y cada vez me gusta más la saga desde que introdujeron al señor Craig, y noto que es el mejor Bond desde Sean Connery (y muchos lo dicen). Pero no solo es el mérito del señor Craig, lo que hace que esta película sea la mejor, o la que se encuentre entre las 5 primeras, no señores; el mérito es de más factores.
El primer factor es el señor Mendez, director al que admiro bastante desde que vi "Camino a la perdición" (donde también trabaja Craig). Le ha dado a esta entrega, lo que ningún director le ha dado en ninguna otra; una visión más elegante y creativa del agente al servicio de su majestad. También hay que ver que es la segunda película donde Craig trabaja a las órdenes del director inglés (y eso es un factor bastante grande).
Segundo factor, Judi Dench, oh la grandiosa Judi Dench, tiene un papel principal en una entrega de Bond..... GRACIAS SAM, MUCHAS GRACIAS. En esta entrega, se le puede dar mucho más protagonismo a la señora Dench que en ninguna de las anteriores (otro factor que veo favorable).
Otros de los factores son la acción, el humor y los coches molones. Si señores, estos factores se desmarcaron de la saga (lo de los coches molones sigue desde el principio de la saga) en "Casino Royale" y que siguió con "Quantum of Solace" que ahí es cuando le dieron un toque mucho más serio a la saga. Pero esta película, tiene mucha seriedad, y a la vez humor (claro está, del "refinao"; pero humor al fin y al cabo). Y la introducción de un personaje de lo más singular: Q. Esta vez interpretado por un actor jovencísimo, Ben Wishaw, que poco a poco va adentrándose en el mundo de las superproducciones.
Cuarto factor, la música. Esta parte, es muy importante. Con un estilo muy 007 pero también con el estilo que le da Thomas Newman a sus composiciones. En momentos clave de la película, me recordaba mucho a "American Beauty" o a "Una serie de catastróficas desdichas" (si amigos, me recordaba a esa peli). Y ya decir del tema principal de la película; "Skyfall" compuesta por Adele y Paul Epworth, es grandiosa, con un toque soul, y muy relajante. El mejor tema principal de la saga bond (sin contar el tema de Casino Royale, "you know my name" de Chris Cornell).
Y quinto factor, Javier Bardem. Sin duda el mejor villano de la era Craig, y uno de los mejores villanos de toda la saga. Será un capullo integral y un gilipollas, pero un pedazo de actor en toda regla que nos brinda una de las escenas más cómicas, y a la vez mas incomodas para el señor Bond, de toda la saga (no voy a dar detalles).
Con un inicio espectacular, y un final aún más espectacular, Skyfall es el mejor Bond hasta la fecha, y una de las mejores películas del año (después, claro está, de la grandiosa "The dark knight rises" y de la espectacular "prometheus").
9
16 de junio de 2013 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta crítica diré mi verdad... Y es que Skyfall ofrece la oportunidad de encontrarnos de nuevo con un James Bond humano y con historia. En ese punto, la película abre un despliegue de entretenimiento y recupera la calidad y la inteligencia perdida en la anterior entrega, ubicando a este título entre los mejores de su género.
Puede ser la historia más realista y más intimista de las del agente. Y es que esta vez la amenaza es tremendamente personal. Puede que eso obligue a deshacerse de algunas licencias que ya había tomado Casino Royale y que la habían convertido en la mejor de Bond. No obstante, el sello Bond sigue siendo reconocible. Esta entega se la juega y nos cuenta por fin la historia humana y personal de sus personajes, convirtiéndolos en personas de carne y hueso y haciéndolos más reconocibles.

La historia está en buen nivel en todo momento y el guión imprime tensión, interés y entretenimiento a raudales. La dirección es elegante, de hecho el estilo visual y la fotografía resultan realmente bellas e impresionantes. Daniel Craig vuelve a adueñarse de Bond de una manera más confiada y con mayor oportunidad de acción y de drama, mientras que el resto del reparto está a un gran nivel. Todo ello en general nos conduce a una regresión general a la calidad de la primera entrega del 2006, lo cual es genial, pues demuestran que Bond si se lo propone nos sorprenderá una y otra vez.

Una genial y personal película de acción.
8
10 de agosto de 2013 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé cómo pueden criticar negativamente a las pelis Bond de Daniel Craig cuando son claramente las mejores, cómo podían gustar más las de antes cuando el Bond era un muñeco de plástico sin sentimientos, sin torpezas, sin arrugarse el traje, un muñeco que con un bolígrafo (usándolo como pistola o explosivo) mataba a la mitad de la película. Entonces no había acción, porque acción no es solamente ver disparos o explosiones, es que se te pongan los pelos de punta, que te lo creas. Y Daniel Craig desde luego lo consigue, es al único Bond al que hemos visto triste, enamorado, tirado por los suelos, e incluso borracho. Es el mejor Bond de todos los tiempos.

La película está muy bien, más o menos como la anterior pero no tanto como la primera. Tiene una buena historia (cuento en el spoiler), y un malo que pese a que está impecablemente interpretado por Bardem, no me gusta nada su carácter, muuy... rarito. Una pena, porque Bardem hubiera podido ser un malo muy bien recordado, pero creo que lo han desaprovechado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La historia está bastante bien, no sale lo de casi siempre, que si vendedores de armas, que si armas nucleares, etc... Ésta vez el malo es/era uno de los suyos, y será el único que les meta miedo en el cuerpo, atacándoles donde más duele.

Además la cinta se mete en los orígenes de Bond, conoceremos un poquito su pasado, cosa que creo, jamás se ha visto nada de ello en una cinta de Bond.
7
31 de octubre de 2012
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿El ímpetu y energías renovadoras de la savia nueva, o el inconfundible y perenne encanto de la vieja escuela? Sobre esta eterna pregunta pivota buena parte de la nueva película de Sam Mendes, dígase ya, una de las mejores de toda la saga Bond, y firme pretendiente a ocupar el trono del rey, candidatura a la que sólo el tiempo y el reposo podrán dar credibilidad. El director de Reading venía de una aventura fílmica diametralmente opuesta a la que ahora nos concierne. 'Un lugar donde quedarse' contaba una historia pequeña, mínima. Estaba interpretada por actores casi desconocidos por el gran público, y desprendía aroma indie por todos sus poros. El único punto en común con su siguiente proyecto en la agenda: un mimo extremo por un guión que antes se erigía, por la raquítica envergadura del filme, como uno los únicos reclamos a los que podía aspirar, y ahora como un claro síntoma de cómo ha cambiado el enfoque desde el cual se aborda una de las figuras más legendarias de la historia del cine.

Como las marcas punteras, los responsables detrás de la inmensa maquinaria Bond saben que hay que renovarse para no morir. Buena cuenta de ello dieron en la impecable 'Casino Royale' (la segunda; la oficial). Asociándose con una de las cabezas pensantes hollywoodienses más de moda en aquel entonces, el dúo de escritores Neal Purvis & Robert Wade, encargados inamovibles de los guiones de la franquicia desde 'El mundo nunca es suficiente', vieron en el aclamado Paul Haggis un excelente socio para renovar a un personaje que empezaba a oler a rancio. Lo triste de dicho desgaste es que éste no era atribuible a Pierce Brosnan, sin duda uno de los mejores Bond, sino a unas historias cuya nostalgia por un pasado mejor creaba alrededor del súper-agente una burbuja impenetrable que lo aislaba del resto del mundo, convirtiéndolo en una rareza más y más desubicada a cada película que pasaba.

No fue hasta el año 2006 cuando se produjo el milagro en el Casino donde todo podía pasar... incluso que el más célebre bebedor de martinis con vodka admitiera que había perdido -desde hacía tiempo- su supremacía en el género de acción, y que por ello, tenía la imperiosa necesidad de fijarse en otros modelos para así recuperar la frescura perdida... y de paso demostrar que su estructura clásica era acoplable a las nuevas necesidades del público. Si ahora éste último se deleitaba con las peripecias del amnésico Jason Bourne, parido por el olvidado Doug Liman y engrandecido por Paul Greengrass, ¿qué tenía de malo prestar atención, tomar buena nota y tratar de seguir predicando con el ejemplo? Dicho y hecho, el nuevo 007 estaría encarnado por un actor de complexión anti-007; un bruto, una mole de músculos no obstante vulnerable, de mirada glacial y posado siempre amenazante que, caprichos del destino, se descubrió como el perfecto Bond para los tiempos que corrían.

Como la jugada hizo saltar la banca, cuando el crupier volvió a repartir las cartas, se probó suerte con la misma mano. 'Quantum of Solace', la incursión en el universo de Ian Fleming por parte del cumplidor pero en esos lares poco memorable Marc Forster, apostó, como se ha dicho, por el continuismo, lo cual satisfizo a los que venían escaldados de la anterior etapa Bond, pero defraudó a los que esperaban de ella un paso más; otro salto evolutivo que perfeccionara la nueva fórmula que había adoptado la saga. A todos ellos, gracias por expresar sus quejas... y por esperar pacientemente a que éstas tuvieran su respuesta. Una réplica caída literalmente del cielo que lleva por título, como no podía ser de otra manera, 'Skyfall'.

A la dupla oficial de guionistas -cae Haggis- se le une John Logan, tan sesudo como experto en conectar con el respetable, de esto da fe un currículum plagado de películas que gozaron de una amplia aceptación por parte del público... quizás porque a éste se lo trató con la inteligencia que a veces -solo a veces- merece, sin olvidar que al César también le gusta asistir de vez en cuando al circo, para olvidarse de los problemas que torturan su ajetreada mente. El dúo acepta pues a un nuevo miembro y se configura así un dream team letal que pierde en densidad de trama pero gana en impacto emocional, y que efectivamente sigue la línea marcada en el debut de Daniel Craig en los menesteres de la licencia para matar, pero que al mismo tiempo perfecciona -más que innova-, siempre con la vista puesta en el mundo que le rodea, la mezcla de las sustancias que confirman a un James en plena forma.

Así, entre miradas al pasado (el planteamiento inicial está cogido de 'Sólo se vive dos veces', la aparición tardía del villano, que bien podría ser el hermano gemelo del Christopher Walken de 'Panorama para matar', se produce en un escenario casi idéntico al que marcaba la entrada en escena de Sean Bean en 'Goldeneye'...) que no olvidan el contexto actual, 'Skyfall' hace honor a la franquicia y se eleva apoyándose en lo que mejor sabe hacer, esto es, la conciliación de diversos frentes aparentemente irreconciliables. Como se ha dicho antes, lo antiguo contra lo moderno pero también la pirotecnia del espectáculo contra la etérea intensidad cerebral, así como los planteamientos autárquicos frente a la visión más globalizada (y por esto, más abierta a influencias externas) de los productos cinematográficos sin final a la vista.

Centrándonos en este último choque, si hace seis años el principal referente fue el fenómeno Bourne, ahora la imagen en la que busca reflejarse la criatura no es otra que la de Christopher Nolan. El actual gurú y redefinidor del cine acción es paradójicamente un cineasta que acostumbra a sentirse más bien incómodo en las escenas en las que fluye la adrenalina, pero que es lo suficientemente listo como para compensar sus carencias con virtudes que están por encima de cualquier cojera posible. Hablando en plata: ha llegado la hora de atar al héroe en el diván del psicólogo y hacerle vomitar todos sus traumas. Dar un fondo
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humano a la pose; al gesto; a la fachada supuestamente imperturbable... y sí, permitir también que de vez en cuando, la estrella del show estire las piernas y se relaje como solamente ella sabe.

Siguiendo el manual, 'Skyfall' arranca de forma trepidante abriendo el típico álbum de fotos en la página de Estambul. En su gran bazar un hombre impecablemente vestido aparta bruscamente a la gente que se cruza en su camino con tal de dar caza a un peligroso asesino y ladrón que se ha hecho con un preciadísimo y peligroso dispositivo. En coche, en moto, en tren, a pie de calle o a través de los tejados, la persecución de apertura es un magnífico set piece que disipa a las primeras de cambio las dudas sobre la capacidad del teatral Sam Mendes a la hora de pasar por un peaje obligatorio que parecía excesivamente caro para sus aptitudes. Superada la traumática prueba de fuego, sigue la hoja de ruta y se impone la calma tensa encarada desde el primerísimo momento a construir un clímax final apoteósico, encargado de desenterrar la intimidad olvidada de un hombre al que se exigió abandonar su vida personal para entregarse en cuerpo y alma a unos valores que, tal vez, jamás existieron. En medio, el encomiable viaje a las profundidades psicológicas de un micro-cosmos del que podrían escribirse infinitos tratados.

El estudio viene una vez más aderezado por algunos de los choques de trenes antes comentados, y por el camino, por qué no decirlo, se pierde en intensidad, aunque nunca en la fuerza de un estilo visual que plasma a la perfección la elegancia y magnetismo visual de los que siempre ha hecho gala el agente 007. Afortunadamente, toda flojera que pudiera haberse detectado se desvanece cuando por fin aparece el imprescindible némesis. Javier Bardem se abona de nuevo a los peinados estrafalarios para ofrecernos una de las más brillantes composiciones dentro de la extensísima galería de villanos-Bond. El personaje de Silva, incómodo en todos los sentidos e inquietante donde los haya, es el mejor enemigo al que podía aspirar ahora mismo la saga. Ángel caído, imagen espantosa tanto de un posible como futuro como de la degeneración y el rencor cocinados amargamente con el paso del tiempo, lleva sus espeluznantes impulsos edípicos hasta las últimas consecuencias, llevando al límite al mundo del que es hijo. Suya es -casi- la mitad del prodigioso tramo final (en el que resurge la mística operística de bases nolanianas, impulsada por la impresionante banda sonora compuesta por Thomas Newman), ubicado en las Highlands escocesas y con reminiscencias del estupendo pseudo-western de Sam Peckinpah, 'Perros de paja'.

La otra mitad le corresponde obviamente al más grande. El mismo que, a sabiendas de que se está haciendo viejo (más aún en un mundo empeñado en avanzar a un ritmo frenético), no pierde la ocasión para crecerse ante la adversidad y reclamar con todos los argumentos a su favor, su sitio de privilegio en el olimpo del cine (sin géneros que valgan). James Bond, a sus cincuenta años, marca, saliendo de su madriguera pero sin perder la esencia original (es decir, desmitificando con respeto), un nuevo tope en su dilatadísima carrera, uno que será muy difícil de superar. Sam Mendes y su equipo al completo han hecho un flaco favor al próximo capitán que se ponga a dar órdenes en esta costosísima nave. El lavado de cara -y de alma- empezado en 'Casino Royale' se ha completado, dejando en el proceso un rastro oscuro intensísimo que va a costar mucho borrar. Con la incógnita de saber si la vigésimo cuarta entrega va a optar por abrir un nuevo ciclo o por continuar con el actual, sólo queda una memoria en la que el producto se crece, así como la constatación de que, siguiendo las lecciones del más bondiano de los súper-héroes, el más famoso agente al servicio de su Majestad aprendió por fin que ciertos inputs llegados de fuera pueden ser enriquecedores, y no contaminantes... y entendió que, si nos caemos, es para aprender a levantarnos.
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