El cuento de la criadaSerie
2017 

Bruce Miller (Creador), Reed Morano ...
7.6
27,743
Serie de TV. Drama
Serie de TV (2017-2025). 6 temporadas. 66 episodios. Para enfrentarse a una tasa de natalidad en declive, un régimen fundamentalista ha empezado a tratar a las mujeres como propiedades. Como una de las pocas mujeres fértiles que quedan, Defred es una criada, una más de la casta de mujeres forzadas a una servidumbre sexual para intentar repoblar el mundo.
Estreno Temporada 6 - Final (Max, España): abril 2025.
Estreno Temporada 6 - Final (Max, España): abril 2025.
9 de marzo de 2018
9 de marzo de 2018
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
-¿Una temporada entera para esto?… Es lo primero que pienso al terminar el último capitulo de la T1.
-The Handmaid´s Tale o “El cuento de la criada” presenta un futuro cercano en el que la fertilidad está en cotas bajísimas y la sociedad no es capaz de sobrevivir. En EE.UU. se produce un golpe de estado y toma el poder un grupo ultrareligioso que decide volver a los valores tradicionales. Además, tratan a las mujeres, no lo solo como meros objetos sino, simplemente como animales de cría y reproducción.
-Los actores están todos fenomenal. Pero la más destacable es Elisabeth Moss (Mad Men) que protagonista esta distopía.
-Durante todos los capítulos pensarás “menuda panda de hijos de…” que están hechos. ¿Cómo han podido llegar a esto?, A ver si alguien hace algo, etc…
-Esta serie con poca producción, más allá de la idea principal, tiene una trama insulsa y que avanza a una velocidad de tortuga. Parece como si a los creadores les hubiesen dicho: “Apañaos, con este guión (está basado en un libro) tenéis que hacer 4 temporadas. Estirar como podáis cada capítulo…”.
-Una obra recomendable, con buena interpretación, que te revolverá el estómago pero que avanza tan lentamente que no pararás de desear, cada minuto, que suceda algo (más allá del sufrimiento) que camine hacia el cambio.
Soy elbuscadordeseries.wordpress.com/
-The Handmaid´s Tale o “El cuento de la criada” presenta un futuro cercano en el que la fertilidad está en cotas bajísimas y la sociedad no es capaz de sobrevivir. En EE.UU. se produce un golpe de estado y toma el poder un grupo ultrareligioso que decide volver a los valores tradicionales. Además, tratan a las mujeres, no lo solo como meros objetos sino, simplemente como animales de cría y reproducción.
-Los actores están todos fenomenal. Pero la más destacable es Elisabeth Moss (Mad Men) que protagonista esta distopía.
-Durante todos los capítulos pensarás “menuda panda de hijos de…” que están hechos. ¿Cómo han podido llegar a esto?, A ver si alguien hace algo, etc…
-Esta serie con poca producción, más allá de la idea principal, tiene una trama insulsa y que avanza a una velocidad de tortuga. Parece como si a los creadores les hubiesen dicho: “Apañaos, con este guión (está basado en un libro) tenéis que hacer 4 temporadas. Estirar como podáis cada capítulo…”.
-Una obra recomendable, con buena interpretación, que te revolverá el estómago pero que avanza tan lentamente que no pararás de desear, cada minuto, que suceda algo (más allá del sufrimiento) que camine hacia el cambio.
Soy elbuscadordeseries.wordpress.com/
26 de abril de 2018
26 de abril de 2018
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi la primera temporada por primera vez me quedé con un sabor algo agridulce. La serie me parecía buena, bien filmada, con un muy buen reparto, sí, pero lenta e incomprensible en algunos momentos.
Sin embargo, pocos días antes de estrenarse la segunda temporada, volví a verla y fue allí cuando The Handmaid's Tale me atrapó por completo. Dramática, oscura, divertida incluso en algún momento (Janine y los diálogos internos de June me encantan). Creo que esta es este tipo de series que se tienen que ver al menos dos veces para entenderlas mejor.
En el reparto de la serie es donde las mujeres someten a los hombres. Excepto Joseph Fiennes, todas las mujeres están muy por encima del elenco masculino: Alexis Bledel es una maravilla, Ann Dowd está increíble, Yvonne Strahovski es de las mejores antagonistas que he visto... Incluso personajes más secundarios como Nina Kiri (Alma) me encantan. Elisabeth Moss es otro nivel, pero tampoco digo nada que no se haya dicho ya.
La segunda temporada empieza muy fuerte, con el que para mi es sin duda el mejor episodio de lo que va de serie. Durísimo, no apto para muchos, no es ninguna exageración, pero con un ritmo espléndido des de la primera escena hasta la última.
El segundo episodio de la segunda temporada sigue la estela de otros episodios de la primera temporada: el núcleo del episodio son los "flashbacks", los cuales explican el pasado de los protagonistas antes del golpe de estado y la creación de Gilead (lo que queda de Estados Unidos). Son estos episodios mi gran "pero" de The Handmaid's Tale. Están bien, bien contados e interesantes, pero rompen con el ritmo de la serie, ya que en estos episodios la trama avanza poco o nada.
Sin embargo, pocos días antes de estrenarse la segunda temporada, volví a verla y fue allí cuando The Handmaid's Tale me atrapó por completo. Dramática, oscura, divertida incluso en algún momento (Janine y los diálogos internos de June me encantan). Creo que esta es este tipo de series que se tienen que ver al menos dos veces para entenderlas mejor.
En el reparto de la serie es donde las mujeres someten a los hombres. Excepto Joseph Fiennes, todas las mujeres están muy por encima del elenco masculino: Alexis Bledel es una maravilla, Ann Dowd está increíble, Yvonne Strahovski es de las mejores antagonistas que he visto... Incluso personajes más secundarios como Nina Kiri (Alma) me encantan. Elisabeth Moss es otro nivel, pero tampoco digo nada que no se haya dicho ya.
La segunda temporada empieza muy fuerte, con el que para mi es sin duda el mejor episodio de lo que va de serie. Durísimo, no apto para muchos, no es ninguna exageración, pero con un ritmo espléndido des de la primera escena hasta la última.
El segundo episodio de la segunda temporada sigue la estela de otros episodios de la primera temporada: el núcleo del episodio son los "flashbacks", los cuales explican el pasado de los protagonistas antes del golpe de estado y la creación de Gilead (lo que queda de Estados Unidos). Son estos episodios mi gran "pero" de The Handmaid's Tale. Están bien, bien contados e interesantes, pero rompen con el ritmo de la serie, ya que en estos episodios la trama avanza poco o nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Momentos que me han gustado más (y sumando...):
- Los diálogos entre June/Offred y Emily/Ofglen.
- La fuga de Moira (y June).
- La evolución de Serena Joy ("flashbacks" incluidos)
- La escena del puente.
- Cuando las criadas se niegan a apedrear a Janine.
- La primera escena de la segunda temporada: la falsa ejecución de las criadas.
- June cortándose una parte de la oreja para quitarse el chip.
- La llegada de Janine a las colonias,
- Los diálogos entre June/Offred y Emily/Ofglen.
- La fuga de Moira (y June).
- La evolución de Serena Joy ("flashbacks" incluidos)
- La escena del puente.
- Cuando las criadas se niegan a apedrear a Janine.
- La primera escena de la segunda temporada: la falsa ejecución de las criadas.
- June cortándose una parte de la oreja para quitarse el chip.
- La llegada de Janine a las colonias,
4 de noviembre de 2022
4 de noviembre de 2022
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No había visto esta distopía, porque las distopías me aburren, salvo que se trate de Un mundo feliz. Pero después de ver un documental sobre Margaret Atwood, la autora de la novela, donde la ponen como la perfección misma, sin la menor autocrítica, pensé en ver la serie que ella misma apoyó y valoró bien (su dinero le habrá reportado).
Empiezo a ver la primera temporada y no me lo creo. Es una distopidiotez y permitidme el neologismo.
Y entonces vuelvo al documental y me explico todo. Esta mujer ha ido de lista por la vida, de apuntarse a la moda mental de cada época. Cultiva las generalidades como si fueran berzas. Es capaz de resumir en una frase la entera situación del mundo. Va, hoy, a sus ochenta y tantos, de viejecita simpática y rompedora.
Y la serie retrata todo eso con una cantidad de sinsentidos que asusta.
Que esto tenga aquí un 7,6 me hace dudar de la calidad de los críticos o lo que sean que se asoman a Filmaffinmity..
Lo siento por los intérpretes, como la Moss, que pone todo de su parte en un personaje que no se sostiene. ¡Uf!
Empiezo a ver la primera temporada y no me lo creo. Es una distopidiotez y permitidme el neologismo.
Y entonces vuelvo al documental y me explico todo. Esta mujer ha ido de lista por la vida, de apuntarse a la moda mental de cada época. Cultiva las generalidades como si fueran berzas. Es capaz de resumir en una frase la entera situación del mundo. Va, hoy, a sus ochenta y tantos, de viejecita simpática y rompedora.
Y la serie retrata todo eso con una cantidad de sinsentidos que asusta.
Que esto tenga aquí un 7,6 me hace dudar de la calidad de los críticos o lo que sean que se asoman a Filmaffinmity..
Lo siento por los intérpretes, como la Moss, que pone todo de su parte en un personaje que no se sostiene. ¡Uf!
15 de septiembre de 2017
15 de septiembre de 2017
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reciente adaptación de la novela homónima escrita por Margaret Atwood en 1985, en pleno apogeo del eje neoconservador tendido entre Reagan y Thatcher y con la RDA como inspiración estética para la teocracia de Gilead. Existe también una versión cinematográfica de 1990, bastante inferior a la serie que nos ocupa, a cargo de Völker Schlöndorff.
Argumentalmente, “The Handmaid´s Tale” combina con suma habilidad motivos no por ya vistos —“1984”, de George Orwell; “Hijos de los hombres”, de P.D. James— menos turbadores. Envuelven la trama una frialdad y un despojamiento muy en la línea de “Black Mirror” (ídem, 2011-Actualidad), de un tiempo a esta parte, y con sus —innegables— altibajos, influencia definitiva en toda distopía que se precie. La narrativa, asimismo sugestiva, nos dosifica las escenas dedicadas al “cómo (coño —con perdón—) hemos llegado hasta aquí”, a mi juicio el elemento verdaderamente inquietante de la historia.
En efecto, de la transformación de la democracia estadounidense en la aberrante república de Gilead es el proceso en sí mismo lo que infunde especial desasosiego. Imperfecta como todas —en palabras de Javier Cercas, “la única democracia perfecta es una dictadura”—, conviene además recordar, para escarnio de cierto antiimperialismo dogmático en cuyas filas reconozco haber militado, que la americana es la democracia más antigua de cuantas existen hoy en el mundo, con la legitimidad y, aún más importante, la solidez que le confieren los siglos. Es por eso que causa pavor ver cómo, en nombre de la santificada seguridad, se pone en manos de unos matones fundamentalistas, renunciando progresivamente a todas y cada una de las libertades conquistadas no sin sangre, sudor y lágrimas a lo largo de su devenir. Sigo hablando de la serie, aunque la presencia en puestos de responsabilidad de tipejos como Trump o su “amiguito del alma”, el indultado sheriff de Maricopa, Joe Arpaio, tampoco debería dejarnos indiferentes.
El reparto, excepción hecha de Max Minghella, algo sieso en el papel del chófer Nick, es de alto voltaje. La pluscuamperfecta Ivonne Strahovsky remite a una Grace Kelly atormentada por la infertilidad. Que su Serena Joy Waterford sea bastante más joven que la del libro o la película no hace sino acrecentar la desesperación que transmite. Joseph Fiennes sepulta su distinguida dicción británica bajo dos metros de murmullo americano y se peina con equivalente cantidad de gomina para componer un tipo tan turbio como sólo pueda serlo un fanático religioso aupado a las altas esferas. Y por encima de todos ellos destaca una Elizabeth Moss aquí también productora. Como hiciera en la superlativa “Mad Men” (ídem, 2007-2015), un rol que en manos de cualquier otra actriz no hubiera pasado de florero resignado ella lo convierte en un florilegio de aristas a cual más punzante, de entre cuyas sombras vemos emerger los destellos de su luminosidad inconfundible. Sencillamente asombrosa, aunque hace años que eso dejó de ser noticia.
Argumentalmente, “The Handmaid´s Tale” combina con suma habilidad motivos no por ya vistos —“1984”, de George Orwell; “Hijos de los hombres”, de P.D. James— menos turbadores. Envuelven la trama una frialdad y un despojamiento muy en la línea de “Black Mirror” (ídem, 2011-Actualidad), de un tiempo a esta parte, y con sus —innegables— altibajos, influencia definitiva en toda distopía que se precie. La narrativa, asimismo sugestiva, nos dosifica las escenas dedicadas al “cómo (coño —con perdón—) hemos llegado hasta aquí”, a mi juicio el elemento verdaderamente inquietante de la historia.
En efecto, de la transformación de la democracia estadounidense en la aberrante república de Gilead es el proceso en sí mismo lo que infunde especial desasosiego. Imperfecta como todas —en palabras de Javier Cercas, “la única democracia perfecta es una dictadura”—, conviene además recordar, para escarnio de cierto antiimperialismo dogmático en cuyas filas reconozco haber militado, que la americana es la democracia más antigua de cuantas existen hoy en el mundo, con la legitimidad y, aún más importante, la solidez que le confieren los siglos. Es por eso que causa pavor ver cómo, en nombre de la santificada seguridad, se pone en manos de unos matones fundamentalistas, renunciando progresivamente a todas y cada una de las libertades conquistadas no sin sangre, sudor y lágrimas a lo largo de su devenir. Sigo hablando de la serie, aunque la presencia en puestos de responsabilidad de tipejos como Trump o su “amiguito del alma”, el indultado sheriff de Maricopa, Joe Arpaio, tampoco debería dejarnos indiferentes.
El reparto, excepción hecha de Max Minghella, algo sieso en el papel del chófer Nick, es de alto voltaje. La pluscuamperfecta Ivonne Strahovsky remite a una Grace Kelly atormentada por la infertilidad. Que su Serena Joy Waterford sea bastante más joven que la del libro o la película no hace sino acrecentar la desesperación que transmite. Joseph Fiennes sepulta su distinguida dicción británica bajo dos metros de murmullo americano y se peina con equivalente cantidad de gomina para componer un tipo tan turbio como sólo pueda serlo un fanático religioso aupado a las altas esferas. Y por encima de todos ellos destaca una Elizabeth Moss aquí también productora. Como hiciera en la superlativa “Mad Men” (ídem, 2007-2015), un rol que en manos de cualquier otra actriz no hubiera pasado de florero resignado ella lo convierte en un florilegio de aristas a cual más punzante, de entre cuyas sombras vemos emerger los destellos de su luminosidad inconfundible. Sencillamente asombrosa, aunque hace años que eso dejó de ser noticia.
13 de febrero de 2018
13 de febrero de 2018
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fábula realista y cargada de tanta inhumanidad civilizada como de humanidad salvaje, esta serie ganadora del globo de oro a la mejor serie y a la mejor actriz protagonista, Elisabeth Moss y respaldada por un guión complejo, atrevido y dolorosamente real se ha erigido en la mejor serie del 2017.
Las interpretaciones de Elisabeth Moss y de Joseph Fiennes son las dueñas de este cortijo.
Moss interpreta a June, la concubina de Fiennes, cuya esposa, Serena tendrá que soportar como es poseída por su marido una y otra vez para proveer de herederos de sangre noble a su casa en esta teocracia diostópica y atrofiada en que se ha constituido la tierra, donde todos son mirados como los de arriba y los de abajo, no como personas.
Amada por Nick Blaine, a su manera, el chofer del comandante, June verá como su cuento tiene más de infierno que de cielo. Max Minghella ofrece la actuación más floja de la serie, superado incluso por Yvonne Strahovski, aquí con expresión taciturna, pues está pagando en cierta manera lo que no debería, al igual que la mayoría de las mujeres, en este patriarcado tanto de alta clase como de baja, que tiene más de real de lo que pensamos, según refleja el relato de Margaret Atwood, hermoso y escalofriante al mismo tiempo.
Todas las mujeres se unen, para reivindicar algo.
Un algo para el que no todas están preparadas, ya que realmente para que la igualdad de las mujeres con los hombres puedan existir lo primero es que todas ellas luchen y estén preparadas. Una conciencia, eso es lo que ofrece este cuento de la criada. Algo que podría existir, algo que se lucha por poseer.
Las historia de amor entre June y Nick no es tan vibrante como su pasado, o como la sombra de Joseph Fiennes, demostrando otra vez más como un villano puede brillar más que un héroe, y como son injustamente olvidados y nunca premiados.
Las interpretaciones de Elisabeth Moss y de Joseph Fiennes son las dueñas de este cortijo.
Moss interpreta a June, la concubina de Fiennes, cuya esposa, Serena tendrá que soportar como es poseída por su marido una y otra vez para proveer de herederos de sangre noble a su casa en esta teocracia diostópica y atrofiada en que se ha constituido la tierra, donde todos son mirados como los de arriba y los de abajo, no como personas.
Amada por Nick Blaine, a su manera, el chofer del comandante, June verá como su cuento tiene más de infierno que de cielo. Max Minghella ofrece la actuación más floja de la serie, superado incluso por Yvonne Strahovski, aquí con expresión taciturna, pues está pagando en cierta manera lo que no debería, al igual que la mayoría de las mujeres, en este patriarcado tanto de alta clase como de baja, que tiene más de real de lo que pensamos, según refleja el relato de Margaret Atwood, hermoso y escalofriante al mismo tiempo.
Todas las mujeres se unen, para reivindicar algo.
Un algo para el que no todas están preparadas, ya que realmente para que la igualdad de las mujeres con los hombres puedan existir lo primero es que todas ellas luchen y estén preparadas. Una conciencia, eso es lo que ofrece este cuento de la criada. Algo que podría existir, algo que se lucha por poseer.
Las historia de amor entre June y Nick no es tan vibrante como su pasado, o como la sombra de Joseph Fiennes, demostrando otra vez más como un villano puede brillar más que un héroe, y como son injustamente olvidados y nunca premiados.
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