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Días de vino y rosas

Drama. Romance Joe Clay, jefe de relaciones públicas de una empresa de San Francisco, conoce durante una fiesta a la bella Kirsten Arnesen. La muchacha se muestra cautelosa al principio, debido a la afición de Joe a la bebida, pero después sucumbe ante su simpatía y se casa con él. (FILMAFFINITY)
Críticas 106
Críticas ordenadas por utilidad
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9
26 de julio de 2006
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Colosal Jack Lemmon y maravillosa Lee Remick en esta clásica película, dura por momentos, esperanzadora en otros. El problema del alcohol, que llega a destrozar vidas por completo, y el autoengaño, que llega a ser incluso más peligroso. Buena fotografía y excelente pulso narrativo.
8
14 de mayo de 2011 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crónica de una muerte anunciada. Parafraseando a García Márquez entramos en una espiral de autodestrucción con un exceso de moralina, de adoctrinamiemto, en lugar de centrarse en el problema de esta pareja. Magistral actuación de Lemmon, sobre todo en los momentos de delirium tremens.
9
1 de abril de 2013 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Embriagante retrato sobre la degradación causada por la dependencia a la droga madre: el alcohol. Edwards maneja un pulso narrativo constante, que no decae en ningún momento.

"Días de vino y rosas" pasa por todas las etapas de la adicción, las felices y las tristes. Todos los estados, efectos y trances del alcohólico están expuestos en esta cinta, siempre con un realismo asombroso. Algunos comparan el trabajo de Aronofsky en "Réquiem para un sueño" (2000) con el que aquí hace Edwards; la comparación es válida, pero cabe destacar la gran diferencia: el joven director tiende siempre un surrealismo y una agobiante atmósfera irreal -para generar las emociones que se pretenden- que se aleja mucho de la puesta en escena realista de Edwards.

Es muy interesante como el relato a su modo muestra la incapacidad del amor de poder convivir junto al vicio. Por más que parezca que los protagonistas son amigos de la botella, en realidad la botella siempre tiene un lado egoísta que se despierta, por ejemplo, en la desgarradora escena del invernadero.

La intensidad de este drama depende de los actores casi que de la misma manera que los protagonistas dependen del alcohol. En este caso el labor de Remick y Lemmon es indispensable para conseguir el efecto esperado en el espectador. Ella cumple con creces. Él también, pero en más de una oportunidad demuestra que le es difícil alejarse de su histrionismo cómico, por ejemplo en la escena del streaptease, o el exceso de gestos tipo Jim Carrey.

El único defecto que le hallo a este film es la falta de profundización en los efectos generados en las personas que los rodean, sobre todo en la niña, la hija de la pareja. Apenas aparece en la historia, y jamás se ven las secuelas generadas por la irresponsabilidad de sus padres.

Confieso mi adicción a este tipo de dramas, y es que en el mejor de los sentidos "Días de vino y rosas" posee un matiz embriagante.

Lo mejor: Lee Remick, genial actriz que mereció más protagónicos en el cine.
Lo peor: la falta de profundización en la vida de las personas que rodean a los protagonistas.
9
20 de mayo de 2017 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver a Jack Lemmon arrastrándose por el invernadero en busca de algo para beber es:

1. Una de las escenas más significativas de la película.
2. Una de las escenas más desgarradoras del cine.
3.Un recuerdo imborrable.
4.Un resumen perfecto de cualquier adicción.
5.La magnífica interpretación de un actor irrepetible en una película para la historia.
10
6 de agosto de 2024 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los días hay que comer para sobrevivir. Beber, también. Si optas por el agua, lo más sano y lo recomendable, comprobarás en seguida que, aparte de ser necesaria, está llena de gérmenes, bacterias y demás porquería. Por muy destilada que esté, es claramente insuficiente...

Días de vino y rosas es una película sobre alcoholismo, fundamentalmente. También sobre la soledad, la sociedad, el encuentro, el desencuentro y el Amor, siempre a tres bandas, uno, otro y lo de fuera. Tiene escenas muy potentes, actuaciones increíbles (Lemmon puede hacer lo que le dé la gana, Remmick también) y te deja un poso amargo, como la vida misma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Kirsten es una chica adorable, lo tiene todo para mantener una vida feliz, normal y anodina. El problemilla es que le encanta el chocolate y el problemón es que ve el mar como es: vasto, insondable, móvil, peligroso, sucio, muy sucio.

Joe no es adorable, pero adora a Kirsten. Es un pez gordo dentro de lo que cabe y usa el alcohol para trepar en su pequeña pecera aborrecible. El mar le apasiona, sobre todo cuando está con ella, cuando son tres.

El tercero en discordia vive dentro de una botella. No es un genio, pero por momentos, por oleadas, parece que concede deseos.

No queda sitio para nadie más, ni para Papá, que quizás fue demasiado duro porque tenía sus flores y sus recuerdos para desviar la mirada del mar, ni para Debby, que llegó demasiado tarde, cuando ya eran tres y Kirsten había enloquecido. Ella es el espectador y el personaje principal.

"Algunos temerarios durmieron con la cara expuesta a la luna; la fiebre los ardió; en el agua depravada de las cisternas otros bebieron la locura y la muerte" (Jorge Luis Borges, "El inmortal", 1947).

Nunca un neón representó tanta oscuridad.¡Qué grande es el cine!
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