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Días de vino y rosas

Drama. Romance Joe Clay, jefe de relaciones públicas de una empresa de San Francisco, conoce durante una fiesta a la bella Kirsten Arnesen. La muchacha se muestra cautelosa al principio, debido a la afición de Joe a la bebida, pero después sucumbe ante su simpatía y se casa con él. (FILMAFFINITY)
Críticas 106
Críticas ordenadas por utilidad
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9
5 de enero de 2012 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A nadie puede resultarle indiferente este film, sea o haya sido alcohólico o no. La dramática y realista puesta en escena del problema del alcoholismo resulta impactante e inolvidable. Y si no se trata de un alcoholismo solitario, sino compartido por una pareja, entonces las relaciones que se establecen entre amor y dependencia son múltiples. En este caso, la dependencia es doble, ya que se mezclan la dependencia amorosa con la que proporciona la droga que ambos consumen, creándose una reduplicación de las relaciones. Si consideramos que amar es depender de alguien en alguna medida, no económicamente, claro, entonces establecemos un paralelismo entre la dependencia amorosa y la que se produce con respecto al alcohol. Los protagonistas son seres ultradependientes, que emocionalmente necesitan de algo y de alguien para matar los días en esta vida. La autonomía para ellos se sepulta con cada acto de compulsión hacia la botella y el valor por recuperarla se convierte en un camino cada vez más largo.
9
5 de noviembre de 2012 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intenso y terrible drama sobre el alcoholismo y sus consecuencias, dirigido por Blake Edwards y escrito por J.P. Miller. El director, muy alejado de su género por excelencia, realiza un retrato crudo y realista que habla de las dependencias y las adicciones, y lo hace de manera amarga. Edwards es más conocido por su comicidad que por su seriedad, pero a Billy Wilder también le pasaba lo mismo, y mira hizo Días sin huella (entre muchos otros dramas), que junto a Días de vino y rosas está considerada como una de las mejores películas sobre el alcoholismo.

La película está protagonizada por unos creíbles Jack Lemmon y Lee Remick, quienes realizan unas soberbias actuaciones. Un clásico imprescindible que estuvo nominado a los Oscars en cinco categorías, obteniendo una única estatuilla: la de mejor canción. Y es que no es para menos, porque la espléndida música de Henry Mancini es muy buena, como también hay que destacar la dirección artística de Joseph C. Wright y George James Hopkins y el vestuario de Donfeld.

Es cierto que Días de vino y rosas es una película atípica dentro de la filmografía de Edwards, pero no por eso es una obra desdeñable.
8
26 de agosto de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que tenemos aquí -salvando las distancias- es un Leaving las Vegas de corte sesentero, una comedia romántica bañada en alcohol. Dos estrellas rutilantes lo hacen posible, y la música de Henri Manccini pone la guinda al pastel.

Todo un cocktail de talento con el que disfrutar una y otra vez.

Agridulce comedia difícil de olvidar. Muy de los sesenta. ¡Para no perdérsela!
8
8 de agosto de 2014 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Días de vino y rosas (1962) de Blake Edwards es un drama romántico sobre el alcoholismo. Dirigida con un ritmo tranquilo y con un estilo personal y sobrecogedor por mostrar como el alcohol puede hacer mella en un hombre y en su familia complicándolo todo, es una obra extraordinaria que machaca al público atormentándolo con una triste realidad de la que todos conocemos algún caso. Realizada de forma provocadora tiene un resultado admirable que merece la pena ser descubierto por todos los públicos.
La fotografía en blanco y negro hace gran uso de los claroscuros y es hermosa en parte del film con imágenes confortantes, pero sin embargo, en algunas escenas se vuelve impactante cuando los estragos de la bebida aparecen en acción. La música es emotiva en líneas generales pero inquietantes por momentos y turbadora para trasmitir al espectador la continua amenaza en un soberbio acompañamiento musical. Los planos y movimientos de cámara completan una ágil labor técnica a través del uso del avanti, retroceso, subjetivos, cámara en mano y primerísimos que recalcan la desdicha de los personajes principales.
Las actuaciones son deslumbrantes. Como protagonistas Jack Lemmon está inconmensurable en su labor que se aleja de su humor más habitual y Lee Remick hila una interpretación sensible pero profunda en su desmoronamiento, siendo notables las intervenciones de Charles Bickford, Jack Klugman, Alan Hewitt y Tom Palmer entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones que van de elegantes a desaliñados, manifestando claramente el derrumbe de los personajes en un estupendo trabajo.
El guion, escrito por J.P. Miller, es absorbente al hacer crecer la desesperación del público a medida que avanza el film en un argumento penetrante e incluso en ocasiones asfixiante, revelando la cruda realidad de muchos en una historia estremecedora que hace ver claramente la infelicidad de cualquier familia en una situación tan dramática. Esto es llevado a cabo con una narrativa clásica y educada que va variando a medida que el problema aumenta hasta llegar a otra insidiosa y cargada de odio, haciendo al público partícipe del cambio que sufren debido a una interminable espiral autodestructiva.
Para finalizar, la considero una obra esencial e imperecedera en el género y en el séptimo arte, por ser escalofriante y desoladora al exponer la severa realidad a la que se enfrentan no solo los alcohólicos, sino también sus familiares y lo hace además, trasmitiendo al público toda la desilusión de un problema tan espeluznante como real. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que vuelven a Días de vino y rosas, uno de los films basados en la bebida de visión obligada para todos los públicos que quieran descubrir cintas profundas y arrebatadoras.
10
19 de septiembre de 2014 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y no solo Lee Remick piensa esto. Aunque sí hubo un momento en el que me di cuenta de lo asqueado que estaba del universo una vez iba borracho, y fue viendo esta película una noche a las tres de la mañana.

Una obra maestra de pies a la cabeza. Es sin duda la joya de Blake Edwards, a pesar de ser artífice de entrañables películas como Desayuno con Diamantes, El Guateque, La Carrera del Siglo o Victor o Victoria. ¿Cuál es la diferencia? Que el experto en comedias y musicales vuelve a meter un pie al mundo del drama, consiguiendo dar importancia a un tema tabú en la actualidad: el alcoholismo. Jóvenes, cómo podemos llegar a ser algunas veces. Pero cuando asumimos responsabilidades, cuando crecemos y emprendemos un camino, somos capaces de llevarnos los problemas con nosotros por egoísmo, dependencia y masoquismo. El problema de Lemmon y Remick fue una botella de bourbon. ¿Su posible salvación? Alcohólicos Anónimos. Y su hija, por supuesto.

Espléndidas actuaciones de los protagonistas, soberbio guión, magnífico y oscarizado tema principal compuesto nuevamente por Mancini... hasta el final te pone los pelos de punta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Película con moraleja? Bueno, a no ser que quieras que tu vida de oficinista abstemia discurra entre los barrios bajos de San Francisco así para escapar de la norma y el buen ver con otro trago de más en el cuerpo, puede que sí.
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