Posesión satánica
7.7
9,709
Terror. Intriga
Una puritana institutriz es contratada para hacerse cargo de la educación de dos niños huérfanos que viven en una apartada mansión rural. Pronto empieza a sospechar que los antiguos criados, muertos hace tiempo, ejercen todavía una perniciosa influencia en la vida de los niños. Basada en la novela de Henry James "Otra vuelta de tuerca". (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2025
8 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Suspense” es, sin la menor duda, la mejor adaptación de una de las novelas de terror gótico más importantes de la historia de la literatura, “Otra vuelta de tuerca” de Henry James. Siempre la literatura decimonónica como fuente de lo mejor de las artes. La apuesta era ganadora: al frente estaba un cineasta de la solidez profesional de Jack Clayton en su segundo film y con ganas de zambullirse en las constantes visuales del maestro Alfred Hitchcock, especialmente las que hacen referencia a su obra maestra “Rebeca”; el guión que adapta magistralmente tan portentoso texto literario original corrió a cargo, ni más ni menos, que de Truman Capote y William Archibald; y la interpretación de la institutriz se le encomendó a una magistral Deborah Kerr, que está inconmensurable.
“Suspense”, también conocida como “Los inocentes” por la traducción literal de su mucho más oportuno título original “The innocents”, despliega en sus perfectos 99 minutos todos los elementos propios del cine gótico de casas encantadas y lo hace con una maestría intachable, un buen gusto en los lentos y majestuosos movimientos de cámara insuperables, algún plano secuencia inmejorable y una fotografía en blanco y negro de Freddie Francis antológica.
Pero, sobre un conjunto tan sólido y apabullante en lo visual, sobresale la ambientación, la enorme casa señorial que se acaba convirtiendo en el personaje protagonista, como ocurriera con Manderley en “Rebeca” de Hitchcock, con la que este film presenta notables concurrencias. Dicho sea de paso, “Suspense” supone una indiscutible inspiración para la muy posterior “Los otros” de Alejandro Amenábar, tanto en presencia formal como en estructura argumental, como también para “El orfanato”, la única película que me entusiasma de JA Bayona.
Y claro, todo gravita alrededor de la impresionante interpretación de Deborah Kerr como una institutriz que llega a una gran mansión para cuidar a una pareja de niños que son hermanos y huérfanos. Pronto esta mujer comenzará a percibir sucesos y sensaciones extrañas que tienen que ver con la anterior institutriz fallecida y un hombre miembro del servicio de criados de la casa y que tuvieron una relación de final trágico. La estabilidad mental de la puritana y reprimida institutriz comenzará a resquebrajarse ante unos niños que tienen un comportamiento bastante alejado de la normalidad y creará unos perturbadores lazos especialmente con Miles, el niño.
Porque, sin la menor duda, junto a Deborah Kerr, la otra actuación sorprendente es la del niño Martin Stephens interpretando a Miles, realmente perturbador y que protagoniza algunas escenas frente a Deborah Kerr antológicas e imposibles de olvidar, muy bien subrayadas por una estridente (y a veces demasiado invasiva) partitura musical original de Georges Auric. Y mucho oído a la perturbadora nana inicial “O Willow Wally”, tan aterradora como la que principia “La semilla del diablo” de Roman Polanski.
“Suspense”, también conocida como “Los inocentes” por la traducción literal de su mucho más oportuno título original “The innocents”, despliega en sus perfectos 99 minutos todos los elementos propios del cine gótico de casas encantadas y lo hace con una maestría intachable, un buen gusto en los lentos y majestuosos movimientos de cámara insuperables, algún plano secuencia inmejorable y una fotografía en blanco y negro de Freddie Francis antológica.
Pero, sobre un conjunto tan sólido y apabullante en lo visual, sobresale la ambientación, la enorme casa señorial que se acaba convirtiendo en el personaje protagonista, como ocurriera con Manderley en “Rebeca” de Hitchcock, con la que este film presenta notables concurrencias. Dicho sea de paso, “Suspense” supone una indiscutible inspiración para la muy posterior “Los otros” de Alejandro Amenábar, tanto en presencia formal como en estructura argumental, como también para “El orfanato”, la única película que me entusiasma de JA Bayona.
Y claro, todo gravita alrededor de la impresionante interpretación de Deborah Kerr como una institutriz que llega a una gran mansión para cuidar a una pareja de niños que son hermanos y huérfanos. Pronto esta mujer comenzará a percibir sucesos y sensaciones extrañas que tienen que ver con la anterior institutriz fallecida y un hombre miembro del servicio de criados de la casa y que tuvieron una relación de final trágico. La estabilidad mental de la puritana y reprimida institutriz comenzará a resquebrajarse ante unos niños que tienen un comportamiento bastante alejado de la normalidad y creará unos perturbadores lazos especialmente con Miles, el niño.
Porque, sin la menor duda, junto a Deborah Kerr, la otra actuación sorprendente es la del niño Martin Stephens interpretando a Miles, realmente perturbador y que protagoniza algunas escenas frente a Deborah Kerr antológicas e imposibles de olvidar, muy bien subrayadas por una estridente (y a veces demasiado invasiva) partitura musical original de Georges Auric. Y mucho oído a la perturbadora nana inicial “O Willow Wally”, tan aterradora como la que principia “La semilla del diablo” de Roman Polanski.
1 de noviembre de 2017
1 de noviembre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando, hace bastantes años, leí “Otra vuelta de tuerca”, no me quedó claro si los fantasmas habitaban la mansión victoriana o sólo la mente de su narradora. Mucho tiempo después, y tras ver esta “The Innocents”, una de sus muchas adaptaciones a la gran pantalla, descubro que esa confusión, basada en la ambigüedad de la historia, era no sólo un efecto buscado, sino el gran objeto —esa “turn of the screw”— de Henry James al escribir su célebre novela.
Si el libro, publicado en 1898, sentaba unos cuantos arquetipos posteriormente, y aún hoy, imitados “ad nauseam”, la versión cinematográfica que nos ocupa, producida y dirigida por el artesano Jack Clayton, constituye la más fiel aproximación al espíritu malsano del original.
Rezuma “The Innocents” un aroma clásico y elegante que no hace sino reafirmarse con la presencia de la estajanovista Deborah Kerr. La participación en el guión de un Truman Capote en plena efervescencia creativa supone una garantía y un aditamento, de calidad la primera y de mórbida, freudiana sexualización el segundo.
En efecto, durante la primera hora de metraje, “The Innocents” se comporta como una cinta de terror al uso, si bien, insisto, haciendo gala de un sobrio aunque no por ello menos efectivo manejo de los códigos. No obstante, asistimos a partir de entonces al acelerado hundimiento de una soberbia Deborah Kerr en los abismos de la locura. Las razones de su “histeria” —en el sentido que al término le daba la psicología todavía a gatas de finales del siglo XIX y principios del XX— hay que buscarlas, tal como hiciera Freud, en la represión consustancial a la sociedad victoriana. Kerr, quien en sí misma parece la encarnación del epíteto “uptight” —a mi juicio, intraducible a la par que elocuente—, provoca escalofríos con su mirada perdida entre las brumas alucinatorias.
Un apunte final, y no menor: “The Innocents” da miedo. Bastante, de hecho. Más que la, por otra parte, muy correcta “Los otros” (2001), con la que no cuesta emparentarla. Y más, mucho más, eso seguro, que la inmensa mayoría de cintas de presunto terror con que se nos ha torturado en la última década.
Si el libro, publicado en 1898, sentaba unos cuantos arquetipos posteriormente, y aún hoy, imitados “ad nauseam”, la versión cinematográfica que nos ocupa, producida y dirigida por el artesano Jack Clayton, constituye la más fiel aproximación al espíritu malsano del original.
Rezuma “The Innocents” un aroma clásico y elegante que no hace sino reafirmarse con la presencia de la estajanovista Deborah Kerr. La participación en el guión de un Truman Capote en plena efervescencia creativa supone una garantía y un aditamento, de calidad la primera y de mórbida, freudiana sexualización el segundo.
En efecto, durante la primera hora de metraje, “The Innocents” se comporta como una cinta de terror al uso, si bien, insisto, haciendo gala de un sobrio aunque no por ello menos efectivo manejo de los códigos. No obstante, asistimos a partir de entonces al acelerado hundimiento de una soberbia Deborah Kerr en los abismos de la locura. Las razones de su “histeria” —en el sentido que al término le daba la psicología todavía a gatas de finales del siglo XIX y principios del XX— hay que buscarlas, tal como hiciera Freud, en la represión consustancial a la sociedad victoriana. Kerr, quien en sí misma parece la encarnación del epíteto “uptight” —a mi juicio, intraducible a la par que elocuente—, provoca escalofríos con su mirada perdida entre las brumas alucinatorias.
Un apunte final, y no menor: “The Innocents” da miedo. Bastante, de hecho. Más que la, por otra parte, muy correcta “Los otros” (2001), con la que no cuesta emparentarla. Y más, mucho más, eso seguro, que la inmensa mayoría de cintas de presunto terror con que se nos ha torturado en la última década.
4 de octubre de 2018
4 de octubre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable película de principio de los 60 de origen británico en la que los giros de la trama, sin ser muchos son contundentes. La acción se produce en una casa aislada donde una joven es contratada para hacerse cargo de un niño y una niña huérfanos. La joven descubre que una historia macabra sobre unos antiguos criados difuntos que decide investigar.
Las actuaciones son muy buenas, destacando las de la joven protagonista y el mayor de los hermanos; La ambientación de es muy buena y genera bastante tensión dado el aislamiento en el que se producen las acciones.
El final te deja pegado en el sofá varios minutos sin inmutarte, hasta que decides acudir a FA a leer otras críticas.
7/10
Las actuaciones son muy buenas, destacando las de la joven protagonista y el mayor de los hermanos; La ambientación de es muy buena y genera bastante tensión dado el aislamiento en el que se producen las acciones.
El final te deja pegado en el sofá varios minutos sin inmutarte, hasta que decides acudir a FA a leer otras críticas.
7/10
14 de septiembre de 2021
14 de septiembre de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A contracorriente de los éxitos de terror colorido que imponia la Hammer bajo la tutela de Warner Brothers, la Twenty Century Fox apostó por un blanco y negro en Cinemascope de enjundia psicológica. Para ello recurrió al relato publicado en 1898 de Henry James (1843-1916) "Otra vuelta de tuerca" que ya contaba con tres adaptaciones de la veintena que lleva para cine y televisión; apenas dos años antes John Frankenheimer se encargó de una de ellas.
A pesar del excelente reparto y una más que brillante dirección, fotografía y puesta en escena con esa mansión victoriana imposible rodeada de lujuriosa naturaleza la cosa no cuajó a nivel popular. La ambiguedad, la eterna confrontación perenne en la obra de James entre la inocencia y la corrupción que aquí se vuelve más sombria en función a los malos momentos personales y artísticos que sufre el autor es tomada por el público en general como una historia de fantasmas escasa de sustos aplicables al género.
A mi juicio por mucho que Jack Clyton aplica talento al asunto y que Debora Kerr hace lo propio, los fantasmas convencionales acaban por imponerse ante los psicológicos en un relato sexual y freudiano donde la represión sexual de su protagonista exigiria una mirada más atrevida en el 61 sobre una historia escrita a finales del XIX. La película en ese sentido es "antigua", como salida de los 30 o los 40 y si bien eso la ennoblece mina la carga de profundidad con tintes escabrosos que alberga el relato.
"Los inocentes" dejó su impronta y su huella es identificables en películas posteriores. Se disfruta en lo formal y nos deja un regusto agridulce en su fondo.
cineziete.wordpress.com
A pesar del excelente reparto y una más que brillante dirección, fotografía y puesta en escena con esa mansión victoriana imposible rodeada de lujuriosa naturaleza la cosa no cuajó a nivel popular. La ambiguedad, la eterna confrontación perenne en la obra de James entre la inocencia y la corrupción que aquí se vuelve más sombria en función a los malos momentos personales y artísticos que sufre el autor es tomada por el público en general como una historia de fantasmas escasa de sustos aplicables al género.
A mi juicio por mucho que Jack Clyton aplica talento al asunto y que Debora Kerr hace lo propio, los fantasmas convencionales acaban por imponerse ante los psicológicos en un relato sexual y freudiano donde la represión sexual de su protagonista exigiria una mirada más atrevida en el 61 sobre una historia escrita a finales del XIX. La película en ese sentido es "antigua", como salida de los 30 o los 40 y si bien eso la ennoblece mina la carga de profundidad con tintes escabrosos que alberga el relato.
"Los inocentes" dejó su impronta y su huella es identificables en películas posteriores. Se disfruta en lo formal y nos deja un regusto agridulce en su fondo.
cineziete.wordpress.com
20 de octubre de 2021
20 de octubre de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Blanco y negro excelso.
Deborah Kerr está perfecta.
Fotografía magnífica, una delicia su contemplación.
La narración se sigue con interés.
La capacidad de la tutora (D.Kerr) para interpretar los acontecimientos se me antoja excesiva. Por arte de birli birloque es capaz de comprender hechos que piensa son sobrenaturales, una mujer que no tiene ningún conocimiento de ese mundo. Hace unas deducciones que dejan siempre atrás al espectador.
Toda la película respira un aire de misterio, hay un halo inquietante. Está rodada con buen gusto, con delicadeza, ya solo con eso vale la pena su visualización. Lo consigue Clayton gracias a las cualidades que expongo al principio. No hay mucho más aparte de ello, pero lo suficiente para ganarse el 7.
Deborah Kerr está perfecta.
Fotografía magnífica, una delicia su contemplación.
La narración se sigue con interés.
La capacidad de la tutora (D.Kerr) para interpretar los acontecimientos se me antoja excesiva. Por arte de birli birloque es capaz de comprender hechos que piensa son sobrenaturales, una mujer que no tiene ningún conocimiento de ese mundo. Hace unas deducciones que dejan siempre atrás al espectador.
Toda la película respira un aire de misterio, hay un halo inquietante. Está rodada con buen gusto, con delicadeza, ya solo con eso vale la pena su visualización. Lo consigue Clayton gracias a las cualidades que expongo al principio. No hay mucho más aparte de ello, pero lo suficiente para ganarse el 7.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me resultó más solida la interpretación que supone que la protagonista tiene unas visiones que le hacen ver erróneamente la realidad. El director se decanta por poner los ojos del espectador en los ojos de D.Kerr, por eso el espectador ve los fantasmas. No es una visión imparcial, observamos todo desde la psicología de ella, y a partir de ahí el director trata de confundirnos para provocar el enigma.
De cualquier forma, quienes opinan que las dos lecturas de la historia son posibles podrían estar en lo cierto. Aunque también es cierto que hay pequeños fallos en el argumento que favorecen la duda.
De cualquier forma, quienes opinan que las dos lecturas de la historia son posibles podrían estar en lo cierto. Aunque también es cierto que hay pequeños fallos en el argumento que favorecen la duda.
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