Apocalypto
7.2
72,667
Aventuras. Acción. Drama
Historia ambientada en la época del imperio maya. Cuando la idílica existencia de los mayas es brutalmente interrumpida por el ataque de una fuerza invasora, un hombre emprende un arriesgado viaje a un mundo regido por el miedo y la opresión en el que le espera un incierto final. Debido a un giro del destino y espoleado por el amor a su esposa y a su familia, emprenderá una desesperada carrera por preservar su forma de vida. (FILMAFFINITY) [+]
14 de septiembre de 2007
14 de septiembre de 2007
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Apocalypto” intenta ser una demostración de las costumbres de los indios Mayas, pero salvo excepciones, no lo es. Tan solo es una película violenta como cualquiera de Van Damme, o Steven Seagal, con la diferencia de que Mel Gibson intenta impregnarle una visión de “Realismo”. Y ahí tenemos otra vez al mismo Mel Gibson de siempre, con sus demostraciones excesivas de violencia, que solo están para tapar una película carente de sentido.
Desde el inicio se nota una película aburrida, que no entretiene ni llama la atención, quizás un poco al final cuando toma cierto ritmo, pero dónde otra vez vemos los excesos de un director pobre de brillo.
En cuanto a la película en sí, cabe rescatar que en lo que refiere a la realización se nota un trabajo impecable. Pero eso no la salva de la catástrofe.
Por lo demás mejor olvidarla.
Desde el inicio se nota una película aburrida, que no entretiene ni llama la atención, quizás un poco al final cuando toma cierto ritmo, pero dónde otra vez vemos los excesos de un director pobre de brillo.
En cuanto a la película en sí, cabe rescatar que en lo que refiere a la realización se nota un trabajo impecable. Pero eso no la salva de la catástrofe.
Por lo demás mejor olvidarla.
9 de agosto de 2007
9 de agosto de 2007
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún estoy en estado de shock con la visión de esta espectacular cinta. El mejor film de aventuras que recuerdo, te adentra en un mundo a la vez salvaje y bello con una fotografía portentosa, un maquillaje tan bueno que no parecen haberlo utilizado. El guión es pura adrenalina, no te deja respirar,se te pasa en un suspiro. La fusión entre la naturaleza y el hombre es sublime. La cámara en mano de varias escenas le dá un ritmo frenético. Las escenas en la ciudad maya tienen una dirección artística insuperable. En definitiva,una OBRA MAESTRA. No cabe duda, Mel ha llegado a su mayoría de edad como director, ya apuntaba maneras en su anterior "La pasión de Cristo" de la que hay mucho en ésta, mucho mejor cuando no sale él, pués cuando en sus películas actua se pone muy pedante, como en el que es el peor de sus largos, la sobrevalorada "Braveheart".Si la perfeccion existe uno de sus nombres es Apocalypto. Sigue este camino y habrás ganado mi pasión eterna!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Escenas como la de la muerte del jefe de la tribu te ponen el vello de punta. La lucha de la mujer embarazada con su hijo en el agujero es prodigiosa, culminando en ese plano final de ella con su hijo mayor y el recién nacido con el agua al cuello, me quedo sin adjetivos. La secuencia de la ciudad y la pirámide de los sacrificios te sumergen en un mundo de terror y locura, con ese giro salvador que supone el eclipse, a los que siguen los 45 minutos más trepidantes que recuerdo, desembocando en un final Apocalíptico.Mel te amo(me refiero a su cine).
15 de abril de 2007
15 de abril de 2007
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los que tuvieron a bien lanzársenos al cuello (desprotegido o no) a los que, bien por mala leche (que de eso siempre hay) o simple higiene mental, nos empeñamos en destrozar esa deleznable peliculita titulada LA PASIÓN DE CRISTO, abyecto y despreciable catálogo de salvajadas al servicio del más puro y directo fanatismo religioso (y, como no, recaudación de dólares en la taquilla), deberían ahora reconsiderar un poco sus furibundas posturas y tener la humildad de reconocer que al menos en algunas de nuestras críticas sí que estábamos cargados de razón (de las otras vías de ataque mejor ni hablar porque sino esto va a ser el cuento de nunca acabar). Como compensación yo mismo me retractaré de algunas de las cosas que dije sobre la labor de Mel como director, aunque la mayor parte de su cine me siga pareciendo un truño infumable.
APOCALYPTO, nueva entrega filo-gore del circunspecto Gibson, viene a darnos la razón a todos aquellos que proclamábamos a los cuatro vientos que al director/actor/productor/librepensador y alcohólico australiano le iba más la casquería fina que a un tonto un lápiz y que, en resumidas cuentas, sus películas no son más que la plasmación sensacionalista (y pelín facha) de sus obsesiones personales sin el menor atisbo de profundidad y pericia narrativa ¿Alguien puede dudar ahora que ésta película no es una salvajada sólo porque a Gibson así se le antojó un buen día, aunque narrativamente la historia que nos cuenta necesite tanto de planos de testículos de tapir mordisqueados por un indígena, cráneos devorados en detalle por un jaguar, corazones arrancados a la luz del sol o (agárrense) planos subjetivos de cabezas decapitadas como un ciego gafas de alta graduación?
Más allá de cualquier tipo de consideraciones que se puedan hacer sobre éste filme, que sin duda se harán, para eso tiene éste cineasta los seguidores que tiene, APOCALYPTO no es más que una película de acción como otra cualquiera, entretenida y más o menos llevadera pese a su violencia morbosa, pero que de no ser por el toque exótico (y ya poco original) de rodarla en lengua indígena, poco tiene que ofrecer a un público que ya se sabe de memoria títulos como Rambo, Depredador o Acorralado. El que quiera ver algo más allá de eso sencillamente lo hará porque (a) está en su derecho (¡faltaría más!) (b) Gibson le cae muy bien y le apetece aplaudirle hasta los estornudos o (c) siente una imperiosa necesidad por cargar de trascendentalidad y sentido metafórico una historia simple y lineal que se limita a presentarnos a una pandilla de salvajes en taparrabos persiguiendo y siendo perseguidos a través de la frondosa selva mexicana.
APOCALYPTO, nueva entrega filo-gore del circunspecto Gibson, viene a darnos la razón a todos aquellos que proclamábamos a los cuatro vientos que al director/actor/productor/librepensador y alcohólico australiano le iba más la casquería fina que a un tonto un lápiz y que, en resumidas cuentas, sus películas no son más que la plasmación sensacionalista (y pelín facha) de sus obsesiones personales sin el menor atisbo de profundidad y pericia narrativa ¿Alguien puede dudar ahora que ésta película no es una salvajada sólo porque a Gibson así se le antojó un buen día, aunque narrativamente la historia que nos cuenta necesite tanto de planos de testículos de tapir mordisqueados por un indígena, cráneos devorados en detalle por un jaguar, corazones arrancados a la luz del sol o (agárrense) planos subjetivos de cabezas decapitadas como un ciego gafas de alta graduación?
Más allá de cualquier tipo de consideraciones que se puedan hacer sobre éste filme, que sin duda se harán, para eso tiene éste cineasta los seguidores que tiene, APOCALYPTO no es más que una película de acción como otra cualquiera, entretenida y más o menos llevadera pese a su violencia morbosa, pero que de no ser por el toque exótico (y ya poco original) de rodarla en lengua indígena, poco tiene que ofrecer a un público que ya se sabe de memoria títulos como Rambo, Depredador o Acorralado. El que quiera ver algo más allá de eso sencillamente lo hará porque (a) está en su derecho (¡faltaría más!) (b) Gibson le cae muy bien y le apetece aplaudirle hasta los estornudos o (c) siente una imperiosa necesidad por cargar de trascendentalidad y sentido metafórico una historia simple y lineal que se limita a presentarnos a una pandilla de salvajes en taparrabos persiguiendo y siendo perseguidos a través de la frondosa selva mexicana.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por establecer (odiosas, lo sé, pero me da igual) comparaciones con su anterior película, un absoluto desastre se mire por donde se mire, ésta vez Mel Gibson y su guionista sí se molestan en contarnos una historia. Sencilla como el mecanismo de un chupete, cierto, pero una historia al fin y al cabo, con su planteamiento, su nudo, su desenlace (más o menos definidos en el descompensado guión), unos personajes simples y sin apenas densidad alguna pero que cumplen su función como meros peones colocados sobre el tablero a la hora de comenzar a desplegar las reglas del juego, y unos actores que para ser completamente desconocidos, incluso sin experiencia previa en esto de la interpretación, se defienden bastante bien frente a las cámaras.
APOCALYPTO, y que nadie se lleve a engaño por las entusiastas diatribas de los adoradores de Gibson, simplemente logra cumplir con su humilde objetivo de entretener al respetable y, porque no, deslizarle determinado mensaje reaccionario y altamente discutible que algunos tontos harán bien en creerse. De todas maneras la vida siempre es mucho más divertida y gratificante si alguien viene a decirnos de qué lado de la acera estamos en el farragoso terreno de las cuestiones éticas y morales. Supongo que a poca gente, salvo a los directamente implicados por cuestiones familiares y/o generacionales, les llamará la atención la historia de estos salvajes (en toda la amplitud del término) que se dedican a despedazarse entre ellos a la espera de que los buenos españoles cristianos aterricen en sus tierras para evangelizarlos, aniquilarlos, anularlos y, de paso, chuparles hasta la última gota de su sangre. Que el mensaje de la película es harto improcedente está fuera de toda duda, pero como ante obras como ésta lo mejor que puedes hacer es suspender el juicio y simplemente entretenerte con sus persecuciones sobrehumanas (¿Por qué se empeña Gibson en ser tan puntillosamente perfeccionista a la hora de describir el entorno histórico y social de las culturas que retrata con supuesto realismo si luego tiene al protagonista corriendo durante horas y horas con una herida de lanza en el costado, subiéndose a árboles como si tal cosa pese a la pérdida de sangre, saltando por cascadas de agua, enfrentándose a todo cuanto se topa en el camino, sumergiéndose en aguas movedizas y poniendo él solito en jaque a todo un escuadrón de mercenarios?), creo que no es necesario poner el grito en el cielo. Gibson es tonto, y sus películas, al menos el contenido de las mismas, obedece a ese grado de idiotez que tan mermadas ha dejado sus facultades mentales. Pero qué coño, ésta vez ha hecho una película entretenida. Algo es algo.
APOCALYPTO, y que nadie se lleve a engaño por las entusiastas diatribas de los adoradores de Gibson, simplemente logra cumplir con su humilde objetivo de entretener al respetable y, porque no, deslizarle determinado mensaje reaccionario y altamente discutible que algunos tontos harán bien en creerse. De todas maneras la vida siempre es mucho más divertida y gratificante si alguien viene a decirnos de qué lado de la acera estamos en el farragoso terreno de las cuestiones éticas y morales. Supongo que a poca gente, salvo a los directamente implicados por cuestiones familiares y/o generacionales, les llamará la atención la historia de estos salvajes (en toda la amplitud del término) que se dedican a despedazarse entre ellos a la espera de que los buenos españoles cristianos aterricen en sus tierras para evangelizarlos, aniquilarlos, anularlos y, de paso, chuparles hasta la última gota de su sangre. Que el mensaje de la película es harto improcedente está fuera de toda duda, pero como ante obras como ésta lo mejor que puedes hacer es suspender el juicio y simplemente entretenerte con sus persecuciones sobrehumanas (¿Por qué se empeña Gibson en ser tan puntillosamente perfeccionista a la hora de describir el entorno histórico y social de las culturas que retrata con supuesto realismo si luego tiene al protagonista corriendo durante horas y horas con una herida de lanza en el costado, subiéndose a árboles como si tal cosa pese a la pérdida de sangre, saltando por cascadas de agua, enfrentándose a todo cuanto se topa en el camino, sumergiéndose en aguas movedizas y poniendo él solito en jaque a todo un escuadrón de mercenarios?), creo que no es necesario poner el grito en el cielo. Gibson es tonto, y sus películas, al menos el contenido de las mismas, obedece a ese grado de idiotez que tan mermadas ha dejado sus facultades mentales. Pero qué coño, ésta vez ha hecho una película entretenida. Algo es algo.
19 de febrero de 2007
19 de febrero de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si Mel Gibson se da cuenta del "patrimonio" que está dejando, culturalmente hablando en nuestra civilización. Solo sé que no conozco muchas películas habladas en arameo o en maya yucateco. Más allá de esto este film es memorable. La sensación de estar ahí mismo,internado en esa selva, en esa primitivez,en la vida salvaje dependiendo de lo que la naturaleza da y luchando por la subsistencia cada minuto. Sólo un buen director puede lograr tal sensación en un espectador. No sé cuanto dura el film, es atrapante, pierde uno la noción del tiempo y del afuera.Todo se resume en lo que uno está viendo. Demoledora filmación, otro hurra para Gibson director.
3 de mayo de 2009
3 de mayo de 2009
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No somos nada.
Apenas unas orgullosas motas de barro con conciencia de sí mismas, lo cual nos diferencia del resto de seres vivos.
Pero qué poco somos.
A menudo nacemos a una felicidad escasa y a un dolor casi perpetuo. Nos aferramos como condenados a una vida que casi siempre vale muy poco. Porque, cuando ya creemos que hemos conseguido algo de felicidad, cuando creemos estar en paz con los dioses, los astros y los elementos, cuando hemos construido un nido acogedor al que regresar tras cada dura jornada de caza, cuando tenemos mucho que amar, cuando la risa aflora espontánea de los labios... No debemos confiarnos, porque en cuestión de segundos o minutos podemos perderlo todo y encontrarnos peleando con desesperación por todo lo que representa lo más valioso. Podemos encontrarnos presenciando cómo destrozan todo lo que nos es más querido, o sencillamente podemos acabar en un instante. Una pedrada, una cuchillada, una flecha certera, y todo habrá terminado. O, lo que es peor, pueden prolongarte el sufrimiento morbosamente, atormentándote y humillándote antes de matarte como a un perro.
Tantas maneras de provocar el tormento y la muerte que da escalofríos.
Garra de Jaguar, el joven hijo de Cielo de Sílex, un valiente cazador y guerrero de una tribu maya centroamericana, una noche tiene una pesadilla, una mala premonición. Todo lo que él conoce y ama se encuentra en peligro. La paz y la alegría de su tribu no van a durar...
El joven maya observa con sus propios ojos cómo el ser humano, la más depredadora de todas las criaturas, ataca a sus semejantes con crueldad y destruye todo atisbo de felicidad obtenida con tanto esfuerzo. Observa lo poco que valemos, lo frágiles que somos, y hasta dónde es capaz de llegar el odio, el fanatismo, el sadismo y la destrucción. Lucha con todo su aliento para repeler a los invasores, para proteger a su familia. Pero no hay protección suficiente.
La historia de Garra de Jaguar es la que tantas veces se repite era tras era. Es un durísimo periplo de dolor, horror, sangre, muerte, miedo y supervivencia. ¿Suerte, azar? ¿Dioses, predestinación? ¿Casualidades? ¿Alguna clase de protección divina? ¿Una obstinación tan fuerte que la naturaleza o los dioses se confabulan? Sea como sea... Qué solos estamos ante el sufrimiento y ante el terror. Puede que la esperanza y el instinto de conservación más persistentes sean lo único capaz de salvarnos porque deseemos algo con tanta furia que hasta los elementos se vuelven favorables. Quién sabe...
Apenas unas orgullosas motas de barro con conciencia de sí mismas, lo cual nos diferencia del resto de seres vivos.
Pero qué poco somos.
A menudo nacemos a una felicidad escasa y a un dolor casi perpetuo. Nos aferramos como condenados a una vida que casi siempre vale muy poco. Porque, cuando ya creemos que hemos conseguido algo de felicidad, cuando creemos estar en paz con los dioses, los astros y los elementos, cuando hemos construido un nido acogedor al que regresar tras cada dura jornada de caza, cuando tenemos mucho que amar, cuando la risa aflora espontánea de los labios... No debemos confiarnos, porque en cuestión de segundos o minutos podemos perderlo todo y encontrarnos peleando con desesperación por todo lo que representa lo más valioso. Podemos encontrarnos presenciando cómo destrozan todo lo que nos es más querido, o sencillamente podemos acabar en un instante. Una pedrada, una cuchillada, una flecha certera, y todo habrá terminado. O, lo que es peor, pueden prolongarte el sufrimiento morbosamente, atormentándote y humillándote antes de matarte como a un perro.
Tantas maneras de provocar el tormento y la muerte que da escalofríos.
Garra de Jaguar, el joven hijo de Cielo de Sílex, un valiente cazador y guerrero de una tribu maya centroamericana, una noche tiene una pesadilla, una mala premonición. Todo lo que él conoce y ama se encuentra en peligro. La paz y la alegría de su tribu no van a durar...
El joven maya observa con sus propios ojos cómo el ser humano, la más depredadora de todas las criaturas, ataca a sus semejantes con crueldad y destruye todo atisbo de felicidad obtenida con tanto esfuerzo. Observa lo poco que valemos, lo frágiles que somos, y hasta dónde es capaz de llegar el odio, el fanatismo, el sadismo y la destrucción. Lucha con todo su aliento para repeler a los invasores, para proteger a su familia. Pero no hay protección suficiente.
La historia de Garra de Jaguar es la que tantas veces se repite era tras era. Es un durísimo periplo de dolor, horror, sangre, muerte, miedo y supervivencia. ¿Suerte, azar? ¿Dioses, predestinación? ¿Casualidades? ¿Alguna clase de protección divina? ¿Una obstinación tan fuerte que la naturaleza o los dioses se confabulan? Sea como sea... Qué solos estamos ante el sufrimiento y ante el terror. Puede que la esperanza y el instinto de conservación más persistentes sean lo único capaz de salvarnos porque deseemos algo con tanta furia que hasta los elementos se vuelven favorables. Quién sabe...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mel Gibson nos tiene durante más de dos horas con el corazón en un puño, en una desesperada y sangrienta carrera hacia la supervivencia, entre selvas tropicales bellas y acechantes de amenazas y la aparición de una ciudad maya. Gibson nos hace sentir el sabor del miedo y de la sangre, y refleja el temor por el fin del mundo, por el fin de todo, tal como lo experimenta un muchacho conducido por los senderos del infierno.
El fin del mundo conocido, el fin de las civilizaciones siempre llega.
El fin del mundo conocido, el fin de las civilizaciones siempre llega.
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