Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with Vivoleyendo
Voto de Vivoleyendo:
8
Voto de Vivoleyendo:
8
7.2
72,676
Aventuras. Acción. Drama
Historia ambientada en la época del imperio maya. Cuando la idílica existencia de los mayas es brutalmente interrumpida por el ataque de una fuerza invasora, un hombre emprende un arriesgado viaje a un mundo regido por el miedo y la opresión en el que le espera un incierto final. Debido a un giro del destino y espoleado por el amor a su esposa y a su familia, emprenderá una desesperada carrera por preservar su forma de vida. (FILMAFFINITY) [+]
3 de mayo de 2009
3 de mayo de 2009
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No somos nada.
Apenas unas orgullosas motas de barro con conciencia de sí mismas, lo cual nos diferencia del resto de seres vivos.
Pero qué poco somos.
A menudo nacemos a una felicidad escasa y a un dolor casi perpetuo. Nos aferramos como condenados a una vida que casi siempre vale muy poco. Porque, cuando ya creemos que hemos conseguido algo de felicidad, cuando creemos estar en paz con los dioses, los astros y los elementos, cuando hemos construido un nido acogedor al que regresar tras cada dura jornada de caza, cuando tenemos mucho que amar, cuando la risa aflora espontánea de los labios... No debemos confiarnos, porque en cuestión de segundos o minutos podemos perderlo todo y encontrarnos peleando con desesperación por todo lo que representa lo más valioso. Podemos encontrarnos presenciando cómo destrozan todo lo que nos es más querido, o sencillamente podemos acabar en un instante. Una pedrada, una cuchillada, una flecha certera, y todo habrá terminado. O, lo que es peor, pueden prolongarte el sufrimiento morbosamente, atormentándote y humillándote antes de matarte como a un perro.
Tantas maneras de provocar el tormento y la muerte que da escalofríos.
Garra de Jaguar, el joven hijo de Cielo de Sílex, un valiente cazador y guerrero de una tribu maya centroamericana, una noche tiene una pesadilla, una mala premonición. Todo lo que él conoce y ama se encuentra en peligro. La paz y la alegría de su tribu no van a durar...
El joven maya observa con sus propios ojos cómo el ser humano, la más depredadora de todas las criaturas, ataca a sus semejantes con crueldad y destruye todo atisbo de felicidad obtenida con tanto esfuerzo. Observa lo poco que valemos, lo frágiles que somos, y hasta dónde es capaz de llegar el odio, el fanatismo, el sadismo y la destrucción. Lucha con todo su aliento para repeler a los invasores, para proteger a su familia. Pero no hay protección suficiente.
La historia de Garra de Jaguar es la que tantas veces se repite era tras era. Es un durísimo periplo de dolor, horror, sangre, muerte, miedo y supervivencia. ¿Suerte, azar? ¿Dioses, predestinación? ¿Casualidades? ¿Alguna clase de protección divina? ¿Una obstinación tan fuerte que la naturaleza o los dioses se confabulan? Sea como sea... Qué solos estamos ante el sufrimiento y ante el terror. Puede que la esperanza y el instinto de conservación más persistentes sean lo único capaz de salvarnos porque deseemos algo con tanta furia que hasta los elementos se vuelven favorables. Quién sabe...
Apenas unas orgullosas motas de barro con conciencia de sí mismas, lo cual nos diferencia del resto de seres vivos.
Pero qué poco somos.
A menudo nacemos a una felicidad escasa y a un dolor casi perpetuo. Nos aferramos como condenados a una vida que casi siempre vale muy poco. Porque, cuando ya creemos que hemos conseguido algo de felicidad, cuando creemos estar en paz con los dioses, los astros y los elementos, cuando hemos construido un nido acogedor al que regresar tras cada dura jornada de caza, cuando tenemos mucho que amar, cuando la risa aflora espontánea de los labios... No debemos confiarnos, porque en cuestión de segundos o minutos podemos perderlo todo y encontrarnos peleando con desesperación por todo lo que representa lo más valioso. Podemos encontrarnos presenciando cómo destrozan todo lo que nos es más querido, o sencillamente podemos acabar en un instante. Una pedrada, una cuchillada, una flecha certera, y todo habrá terminado. O, lo que es peor, pueden prolongarte el sufrimiento morbosamente, atormentándote y humillándote antes de matarte como a un perro.
Tantas maneras de provocar el tormento y la muerte que da escalofríos.
Garra de Jaguar, el joven hijo de Cielo de Sílex, un valiente cazador y guerrero de una tribu maya centroamericana, una noche tiene una pesadilla, una mala premonición. Todo lo que él conoce y ama se encuentra en peligro. La paz y la alegría de su tribu no van a durar...
El joven maya observa con sus propios ojos cómo el ser humano, la más depredadora de todas las criaturas, ataca a sus semejantes con crueldad y destruye todo atisbo de felicidad obtenida con tanto esfuerzo. Observa lo poco que valemos, lo frágiles que somos, y hasta dónde es capaz de llegar el odio, el fanatismo, el sadismo y la destrucción. Lucha con todo su aliento para repeler a los invasores, para proteger a su familia. Pero no hay protección suficiente.
La historia de Garra de Jaguar es la que tantas veces se repite era tras era. Es un durísimo periplo de dolor, horror, sangre, muerte, miedo y supervivencia. ¿Suerte, azar? ¿Dioses, predestinación? ¿Casualidades? ¿Alguna clase de protección divina? ¿Una obstinación tan fuerte que la naturaleza o los dioses se confabulan? Sea como sea... Qué solos estamos ante el sufrimiento y ante el terror. Puede que la esperanza y el instinto de conservación más persistentes sean lo único capaz de salvarnos porque deseemos algo con tanta furia que hasta los elementos se vuelven favorables. Quién sabe...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mel Gibson nos tiene durante más de dos horas con el corazón en un puño, en una desesperada y sangrienta carrera hacia la supervivencia, entre selvas tropicales bellas y acechantes de amenazas y la aparición de una ciudad maya. Gibson nos hace sentir el sabor del miedo y de la sangre, y refleja el temor por el fin del mundo, por el fin de todo, tal como lo experimenta un muchacho conducido por los senderos del infierno.
El fin del mundo conocido, el fin de las civilizaciones siempre llega.
El fin del mundo conocido, el fin de las civilizaciones siempre llega.