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Lo imposible

Drama Diciembre del año 2004. María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor) y sus tres hijos pequeños vuelan desde Japón a Tailandia para pasar las vacaciones de Navidad en la playa. Una mañana, mientras se encuentran todos en la piscina del complejo a orillas del mar, un tremendo tsunami destroza el hotel y gran parte de la costa del sudeste asiático. Este desastre cambió para siempre la vida de millones de personas. Esta es sólo la historia de una familia. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 480
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10
15 de febrero de 2013 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión lo imposible es enormemente conmovedora. Puede que muchos la critiquen precisamente por eso, y por parecer exageradamente sensible. Muchas de las críticas vienen porque supuestamente la película busca ese efecto desesperadamente, y según los detractores de la película de una forma muy forzada. Pues bien. Por supuesto que lo hace. Pero es que la historia real que hay detrás es increíblemente conmovedora. No solo la de los protagonistas de la película, sino la de todos aquellos que tuvieron la desgracia de sufrir aquel desastre. Yo creo que a lo largo de la película, además de mostrarnos los sucesos vividos por los protagonistas de la película, en muchísimas ocasiones aparecen multitud de referencias hacia todos los demás que sufrieron aquella tragedia, intentando homenajear y recordar a todos ellos. Según mi punto de vista, en muchos casos los protagonistas reflexionan (aunque sea sin decir ninguna palabra) sobre la tristeza y lo duro que fue lo que le pasó a los que no tuvieron suerte. La película ofrece muchos puntos de reflexión y sentimiento por los que allí cayeron, o aquellos que perdieron a sus seres queridos. Más allá de la historia de los personajes principales, se trata de reflejar y ofrecer un sentido y dolido recuerdo a todos los damnificados por la tragedia. ¿Qué la película fuerza y dramatiza las escenas para intentar conmovernos? Quién sabe. Puede ser. Pero eso es lo de menos. En cualquier caso vivir una situación desde la butaca del cine o desde el sillón de tu casa nunca te puede acercar ni de lejos a la realidad. Por eso el cine a veces intensifica y fuerza los argumentos, para tratar de acercarnos un poco más a la realidad. Ahora; que habrá a quien le guste y quien le disguste, eso es totalmente respetable. Pero lo que es a mí la película me ha gustado mucho y me ha parecido muy emocionante.
8
11 de octubre de 2012
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Lo imposible"...

Es que Bayona haya satisfecho las expectativas y que esta película de catástrofes pueda mirar sin complejos y con aires de victoria a las maquinas de desintegrar millones de dólares a las que Hollywood nos tiene acostumbrados. Si otras propuestas españolas con aspiraciones internacionales podían parecer asfixiadas y encorsetadas en ajustados presupuestos, esta idea -nunca- pasará por la cabeza del espectador de "Lo imposible". Y al mérito de este compendio de ingenios técnicos, hay que sumar la iconografía de un Bayona inspirado, que nos graba a fuego decenas de imágenes y desliza con destreza poderosos juegos de planificación. El armazón que sostiene el conjunto es el modélico guión de Sergio G. Sánchez, cuidadoso, casado con las necesidades de un producto internacional, inteligente y contextualizado.

"Y sus circunstancias"...

Que no son otras que el cine actual. En palabras de Rodrigo Cortés, "Es más sensato mover las fichas, que discutir el tablero". El tablero es aquel en el que cierto tipo de productos cinematográficos han tomado el control, mientras las películas medianas mueren aplastadas por los grandes estudios. O muy pequeñas, o muy grandes. Y las películas grandes están ligadas a un modo y una forma que el gran público presupone. El escritor Andrés Barbas, durante un coloquio reciente con Rodrigo Cortés, se giro hacia él, y dijo "ya no se podría hacer "Fitzcarraldo", ¿verdad?" Y Cortés le dio la razón. Ya no. Al menos hoy no. "La historia del cine es pendular, quién sabe más adelante", concluyó con elocuencia el director de "Luces Rojas".

El juego es ahora más exigente, requiere que jóvenes directores deslicen sus ideas en productos capaces de competir, con unos códigos acordes al gran público. Ese es el tablero. "Lo imposible" no es perfecta (aunque raya a un nivel anormal para el estándar de las últimas películas de catástrofes), pero la perfección es, desde luego, lo menos importante en esta épica empresa.
10
14 de octubre de 2012
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada más fácil hay al hablar de Lo Imposible que entrar al trapo en el debate sobre si es culebrónica, si busca la lágrima fácil, si la música es manipuladora, si el guión maneja las emociones del público sin dejar espacio para la duda. Pero al final, sólo cabe hacerse una pregunta. O varias. ¿Es manipuladora una película que cuenta una historia tan inevitablemente emotiva como ésta? ¿Qué otra clase de música se le puede poner a un drama así, aparte de la que ha compuesto muy bien Fernando Velázquez? ¿Busca un guión sobre el tsunami del Pacífico la lágrima fácil, cuando lo más natural del mundo es llorar al ver una catástrofe de tal magnitud (es más... cuando muchos lloramos al ver las imágenes por televisión)?
Si la respuesta a esas preguntas es sí, y si éso es un fallo... pues ojalá hubiese más películas tan fallonas como Lo Imposible.
Porque Lo Imposible va camino de convertirse en clásico. Como La vida es bella, va camino de ser esa película que pone de acuerdo a casi todo el mundo, que emociona a casi todos y convence a casi todos. Imposible que sea de otro modo, cuando el guión de Sergio G. Sánchez rebosa tanto amor y emoción. Saber que ésta es la historia real de una familia española es tan increíble como milagroso es pensar que realmente terminó así. Es la suerte, en toda su magnitud, y por supuesto el amor de una madre por su hijo, de un padre por sus hijos. La película refleja todo éso, y gracias a Bayona se convierte en una experiencia inolvidable. Se ha hablado mucho del tono spielbergiano de la cinta, que ya estaba presente en El Orfanato, y lo cierto es que hay que reconocerle a Bayona esa misma elegancia y ese clasicismo a la hora de manejar las emociones y trabajar el encuadre que tiene el maestro Steven. Nadie diría que es su segunda película, y éso ya es decirlo todo. La fotografía, el montaje, el sonido y por supuesto los efectos visuales contribuyen de forma magistral, angustiante y terrible a hacernos partícipes del horror de la naturaleza. Especialmente memorable es la secuencia posterior al tsunami, protagonizada en solitario por Maria y Lucas.
Y qué sería de Maria y Lucas, los dos protagonistas, sin los actores que les dan vida. Tom Holland está simplemente extraordinario, regalando una actuación soberbia para alguien tan joven. Y Naomi Watts... lleva años siendo una de las mejores, pero quizás hasta ahora no habíamos podido verlo con tanta claridad. Tanto da que en gran parte del metraje apenas hable o se mueva. Sólo con los ojos y el cuerpo lo expresa todo, y éso sólo lo hacen las mejores. Ewan McGregor puede que a nivel general haya tenido interpretaciones mejores, pero sin duda esta película muestra el que es sin duda el instante cumbre de su filmografía, que no es otro que la ya famosa llamada de teléfono de su personaje a un familiar. Es un grandísimo actor, normalmente infravalorado en favor de otros con menos talento. Los otros niños, Samuel Joslin y Oaklee Pendergast, más que actores, son simplemente niños, y como tal dan una lección de naturalidad apabullante (es de agradecer que el guión no los haga repelentes sabihondos, sino pura y llanamente... niños). Muy destacable es también la breve intervención de Geraldine Chaplin, Marta Etura y todos los actores desconocidos que aportan su grano de arena.
En definitiva, cine en mayúsculas, del que se ve, se vive y se experimenta en carne propia, que sigue dando la razón a los que creemos que el cine español no tiene nada que envidiar al de ningún otro país (y antes de que salga algún listo diciendo que la película no es española... revisen los créditos, vean cómo todo el equipo es español, las productoras son españolas... sólo los actores y la lengua inglesa del guión no lo son), y que encumbra desde ya a Bayona como uno de los grandes.

Lo mejor: Todo, pero especialmente la extraordinaria dupla que forman una estratosférica Naomi Watts y Tom Holland.
Lo peor: Nada.
6
11 de octubre de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienzo por explicar el título : Sobresaliente para la primera parte, aprobado para las otras tres cuartas partes.

Cuando se acaba el tsunami, se acaba la película. Después de las escenas de la ola gigante, rodadas con excepcional maestría, la película se deshincha y poco a poco va dejando de interesar.

Por supuesto que Bayona es un buen director, que Naomi Watts siempre es una garantía de buen hacer, pero el conjunto es fallido. Hay un exceso de situaciones previsibles, unos protagonistas guapísimos incluso cubiertos de barro y de heridas, hasta las heridas les sientan bien!, unas peripecias que vemos venir y que no sorprenden a pesar de que la música subraye a cada momento lo que el espectador "debe sentir", y es que en el fondo nos da (al menos a mí) un poco igual el desarrollo porque no empatizamos con unos personajes planos de los que no se nos ha contado nada.

Para pasar el rato, vale.
9
11 de octubre de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces, el camino más complejo es el que parece más sencillo. Lo Imposible conmociona de manera absolutamente clara al centrar el punto de vista no en la espectacularidad sino en la humanidad. Sabemos que hay una ola, sabemos que hay una tragedia y sabemos su final. Y es justo ese punto de anuncio de lo inevitable lo que ya marca la pauta desde la primera escena.

Bayona controla de manera magistral una narración que lejos de ahondar en lo superficial aterriza en lo interno. La devastación física del territorio se traslada a los personajes sin piedad. Todo aquello que le pasa a María y Lucas nos importa porque cuenta lo que no le pasa a otros. La película se convierte así en un cruel juego de espejos. Si esa familia llega a un punto positivo el espectador capta que otra lo ha hecho al contrario.

Hubiera sido sencillo rodar tremendas escenas de muerte, colectivizar la tragedia en diversas escenas escabrosas o apurar más el momento tsunami para demostrar el potencial del efecto especial. Pero Bayona se contiene y ofrece una pincelada magistral, una elipsis que sobrepasa al espectador.

Los momentos de dolor y auténtica desesperación abundan. Uno se siente indefenso, pequeño. Pero al mismo tiempo ese dolor gráfico, tremendo y desolador, físico, se diluye no para volverse menor sino para volverse brutal. Las heridas físicas pasan incluso a ser heridas morales. Magistrales escenas que recuerdan que aún en las peores situaciones somos egoistas o tremendos planos que aniquilan la racionalidad mediante el reflejo de una mirada o la separación de una mano engrandecen el significado.

El espectador acaba agotado, lloroso, destrozado y débil. Todo el horror que ha presenciado es horror verdadero. No hay que ir más allá. Una herida, el miedo a la pérdida, la sensación de desorientación, el temor a no poder seguir o simplemente la incapacidad para resistir se presentan diáfanas y claras.

Muchos han dicho que la película hace trampas emotivas. Nada más lejos de la realidad. Es honesta porque verbaliza lo que sus personajes sienten. Si no lo hiciera convertiría el sentimiento real en algo especulativo. Pero Bayona conversa con el espectador haciendo que este siempre sepa qué piensan sus personajes.

En resumen, un viaje emocional devastador y terrible. Un tour de force entre empeñarnos en creernos todopoderosos y acabar siendo lo que somos: Una pequeña e indefensa parte al albur de la realidad natural. Impresionante es poco.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si hay escenas que marcan la película para mi no han sido las más espectaculares. Me quedo con los detalles. Ese hijo que comparte un ansiado refresco con su madre, un gajo de mandarina fresca como forma de normalizar la vida, una herida horrible que duele de verdad, un gesto de cariño al ser acogido o la tristeza infinita de un traveling sobre las víctimas de la tragedia. Tan rotundos, tan duros, tan verdaderos.
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