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El secreto de sus ojos

Thriller. Intriga. Drama Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
Críticas 547
Críticas ordenadas por utilidad
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10
27 de octubre de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La reciente película de Juan José Campanella es un excelente trabajo de cómo ver nuestra propia vida. El cineasta nos pone el ejemplo de muestra: La de Benjamín Espósito (Ricardo Darin) a través de una novela policíaca que escribe él mismo. En este contexto, encontramos situaciones emocionales, que no sabemos si son del escritor o del personaje Ricardo Morales y Diana Coloto (Soledad Villamil).

Pero es que tiene que ser así (recordemos cuando Espósito le habla a la abogada de “Ver su propia vida”). Y es como sentencia más adelante el personaje: “En la novela, no hace falta escribir la verdad”. Eso es correcto porque el escritor subraya (y que valga la tautología) la verdad verdadera.

Siguiendo los cánones en la creación de los personajes en la novela negra, según Raymond Chandler en “Peces de colores”, nos adentramos en el método objetivo (nos muestra a los personajes como si estuvieran dentro de un escenario) y subjetivo (nos adentramos en los pensamientos y en las emociones del personaje) para llevar la cronología del caso.

Estamos pues ante una inteligente película bien contada por el cineasta argentino Campanella (“El hijo de la novia”). Sobre todo porque vale la pena precisar que la historia plantea las sutiles deshonestidades del género de las que habla Chandler. Mary Roberts Rinehart hizo notar que el interés de una novela policíaca consistía en que tenía dos historias en una: la historia de lo que había ocurrido y la historia de lo que parecía haber ocurrido. Al menos para este cronista es lo que observó en “El secreto de sus ojos”.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)
10
24 de enero de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debemos ser justos con el cine, los amantes del séptimo arte tenemos la tarea de pregonar con enorme satisfacción los elementos que pueden separar la mediocridad predominante de la genialidad mas oficiosa, por eso cuando aparecen riquezas artísticas del tipo El secreto de sus ojos uno siente, con orgullo de espectador, la obligación de recomendar, aplaudir, adular y deificar, los valores básicos que reglan lo que se reconoce, desde los parámetros cinematográficos, como una obra emocionante. En la nueva cinta de Juan José Campanella se dan, en una feliz unión de compromiso, las claves del éxito de lo que viene a llamarse el “toque” Campanella, un director que ha sido muy capaz de transmitir nostalgia y sentimientos en una filmografía inconstante la cual en ocasiones se ha complementado con elevadas dosis de glucosa, pero con una especial inclinación al melodrama de personajes, a la participación de los esquemas norteamericanos donde se pueden juntar, en un idioma universal, el mejor canto porteño con la escuela del cineasta clásico que siempre se cuida de tratar con mimo a sus historias.

El secreto de sus ojos raspa con un afeitado impecable los anteriores y esporádicos defectos de la carrera de Campanella para convertir, en este su último trabajo, el mejor ejemplo de sencillez y amor al corazón de una trama excelentemente construida, mejor adaptada de la romántica novela de Eduardo Sacheri, con unos actores prodigiosos, con un profesional control de los resortes técnicos y, especialmente, con la mejor de las predisposiciones para no ceder en el empeño, loable y honesto, de no frustrar al oyente que, sentado en una butaca se deja manipular con gusto por Campanella, y adentrarse en los reductos de un guion de líneas horizontales que se va encontrando por el camino numerosos picos entrecruzados de unas almas vinculadas con el pasado y presente (un montaje que juega con maña y astucia dando una lección de complicidad narrativa), de 25 años de supervivencia.

Hay una secuencia deslumbrante, insólita en nuestro cine, la del enorme plano secuencia (trucado o no, poco importa), en el estadio de futbol donde se desarrollará una escena clave dentro del relato y que rompe de manera impresionante la contención visual del resto de la película. Campanella fascina explícitamente uno de los momentos circenses más espectaculares del 2009 (seguramente haría palidecer de celos al propio Brian De Palma si pudiera contemplar un planazo como el que se ha marcado Campanella),pero no separa lo que guarda implícito en su intriga sentimental, en sus episodios de intima belleza, de paseos por la soledad y la muerte, de coloración noir (o deberíamos decir marrón, la tonalidad expandida por las estanterías de esas cuatro paredes de una gris oficina de justicia, de la cual la fotografía de Félix Monti extrae milagros),y, por supuesto, de sincronización meditada de una humanidad inmejorable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un crimen será el comienzo de un folio en blanco en donde las teclas de una vieja Olivetti – casi el MacGuffin de la crónica del éxodo interino del personaje de Darín – van siendo acariciadas por las manos cansadas de un jubilado agente judicial que tendrá que recomponer los dolorosos recuerdos de su vida. Es de recibo volver a valorar el esforzado lucro que su realizador consigue de sus intérpretes, con especial admiración por una Soledad Villamil primorosa – atentos al interrogatorio, a sus miradas humedecidas, o a la despedida en la estación de tren, otra set piece para el recuerdo - y de un secundario afanoso del valor de Guillermo Francella – junto a Ricardo Darín componen instantes mágicos que alternan, con la habilidad habitual del cine argentino, el drama con la comedia – y también el manto detallista y cultivado del conjunto del metraje. Con estas circunstancias, y con la realidad de habernos enternecidos con uno de los estrenos mas importantes que ha proporcionado la industria hispanoamericana en décadas, un devoto de las buenas causas se pavonea de tener todavía los ojos acuosos por haber experimentado uno de los viajes más hermosos de cuantos han sido ofertados por el bonaerense creador de El hijo de la novia.

LO MEJOR: La complicada conjunción de géneros y su amplia gama de matices (se tocan temas y sensaciones extremas que van desde la obsesión, el rencor, el desamor, hasta una interesante denuncia del sistema judicial), nos advierte que, aún intentando abarcar tanto, nada resulta prescindible. Los trascendentes, literarios diálogos que Campanella pone en boca de sus actores nunca pecan de pomposos, aún siendo dificilísimo provocar naturalidad de ellos – “No pienses más. Si sigue así va a tener mil pasados y ningún futuro”, Pablo Rago (novio de la víctima) a Darín en un apunte concreto de la cinta -.

La verificación de que es posible un cine masivo e inteligente que sea capaz de llegar a numerosos sectores demográficos, que guste tanto a critica como a público, y con académica proyección internacional (la cual, crucemos los dedos, podría colarla, con ecuanimidad, en la terna por el Oscar a la mejor película de habla no inglesa).

LO PEOR: La envidia que suscita el que en España (esta es una coproducción Hispano-Argentina), no consumemos obras tan redondas y sensibles como esta, y que muchos la consideren peyorativamente almibarada.
9
1 de febrero de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy pocas cosas nuevas se pueden añadir a una película, que ha día de hoy ya acumula mas de doscientas criticas, pero no me quiero quedar ausente y deseo agradecer a todos aquellos que llevaron a la pantalla tan majestuosa obra.
El secreto de tus ojos, es de esas historias que te calan muy adentro, que se acaba la proyección y sigue metida en tu cabeza durante mucho tiempo, te atrapa con ese halo de misterio y pasión contenida que rezuma por los cuatro costados.
Una obra imperecedera, de la que se seguirá hablando mucho tiempo, independientemente de que los premios y festivales le hagan justicia.
Todo en ella esta impregnado de buen cine, el guión, el montaje, la dirección ,la fotografía, las interpretaciones, sobre todo la de ese animal de la escena, que es Ricardo Darín.
En conjunto una muy grata sorpresa. Muy recomendable. Un largometraje visualmente perfecto, sabroso en su contenido y que destila aroma de cine bien trabajado.
9
23 de febrero de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, esta es la mejor película que ví a lo largo del 2009. Juan José Campanella firmó una obra maestra, pero Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, Javier Godino y Pablo Rago también.

"El Secreto de Sus Ojos" es una historia de amor. Es una historia de serie negra. Es una historia de venganza. "El Secreto de Sus Ojos" es una comedia. Ella es todo eso, y más.

Ifinitas influencias de los más grandes, clásicos y modernos conforman un estilo increíble salido de la mente de Campanella. Conforman una preciosa historia, rodada con una maestría, imaginación y brillo inpresionantes. La fotografía deslumbra, y las imágenes y lo que contienen, descoyuntan al espectador.

Las interpretaciones de todos los protagonistas son naturales, creíbles. Destilan química entre ellos... (lo que transmite la pareja protagonista es más que amor).

Decorados, diálogos, ritmo, giros, detalles como el de la máquina de escribir o el "temo" escrito en medio de la noche, el hilado de toda la historia...

Todos los factores son sobresalientes, y dejan un montón de recuerdos en la memoria, como solo hacen las obras maestras. Planos que se quedan grabados, sensaciones que transmite y que intentas revivir pasados meses de haber visto la película...

CINE, con mayúsculas, que mezcla géneros, influencias, estilos... Una cinta inolvidable.
9
10 de octubre de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía muchos años desde que el cine latinoamericano no se alzaba con el Oscar a la mejor película extranjera. El largo periodo de escasez de reconocimientos llegó a su fin en febrero de este año cuando la reciente película de Juan José Campanella lograba el codiciado premio.
Ambientada en dos diferentes épocas de Argentina, el Secreto de sus ojos, es un film de intriga que consigue plasmar en la pantalla una historia intensa, dramática, romántica y dura. Nos cuenta cómo Benjamín Espósito empieza a escribir una novela basada en un caso muy interesante que en su juventud (bueno, ni tan joven) le tocó investigar.
El film se construye en base a esos recuerdos, los cuáles consiguen manifestarse de forma cronológica y sucesiva, dándole sentido al film para que este sea más llevadero. La película nos muestra además una historia de amor que es prácticamente muda, pero que se grita a voces, brindándonos simplemente al final la posibilidad de percibir lo que tanto se deseaba (el final no pudo ser mejor con Ricardo Darin dejando toda cobardía a un lado y dispuesto a mostrar sus sentimientos).
El secreto de sus ojos es un compendio innato de sentimientos y emociones; el film respira cine durante todos los minutos que transcurre la proyección. Juan Jose Campanella se consagra como un director nutrido de inteligencia en la puesta en escena; un realizador que logra transmitir con profundidad la tensión, el drama, la versatilidad en las emociones de sus actores y los momentos de romance y fragilidad (ver escenas inolvidables como la del elevador, o la de la despedida de Irene y Benjamín en la estación de trenes). El secreto de sus ojos respeta a un cine de antaño y convencional que vuelve a marcar el eje de la connotación cinematográfica en los últimos años, aquel que se había perdido, pero que a través de este monumental ejemplo se vuelve a reivindicar.
El guión roza la perfección. Una adaptación dinámica, consistente, y sobre todo bien estructurada es lo que nos presenta el libreto de Campanella con Eduardo Sacheri. El apartado actoral es otro elemento que se destaca: Ricardo Darín encarnando a Benjamín Espósito, un hombre que vive los recuerdos como en el presente, encasillado en su profuso ayer y víctima de un amor limitado por su cobardía; Soledad Villamil, interpretando a Irene Menendez, que es, por su parte, una mujer segura y decidida, con principios e ideales que acompaña a Esposito en su aventura; es el amor escondido de este ultimo; Francisco Francella, que encarna a un gran amigo de Darín y alcohólico y que se convierte en el chivo expiatorio que salva de una u otra forma la vida de su compañero. La banda sonora contribuye además de manera escencial en el metraje de la cinta; y la fotografía también se destaca merecidamente. Si de verdad se desea disfrutar de un film bueno, dinámico, inteligentemente realizado y con una historia profunda, esta es una de esas peliculas indicadas.
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