Carancho
6.5
9,930
Drama. Thriller
Después de haber perdido su licencia, el abogado Sosa (Ricardo Darín) ingresa en una sociedad ilegal que se encarga de provocar accidentes automovilísticos para estafar a las aseguradoras. El destino hace que un día Sosa conozca a Luján (Martina Gusmán), una médica de un hospital de Buenos Aires. (FILMAFFINITY)
18 de julio de 2016
18 de julio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El argentino Pablo Trapero (Mundo Grúa; Leonera) contó con la presencia de su esposa Martina Gusman (que le ejerce también de productora ejecutiva en algunas de sus películas) y el consolidado Ricardo Darín para dirigirlos en un thriller de denuncia en que de un modo sórdido plasma con realismo de un hecho en cuestión: los accidentes de tráfico y el dinero que se genera tras el papeleo de las compañías aseguradoras. Es aquí donde juega un papel destacable el Carancho (que también se alude a una especie de ave de rapiña) denominativo atribuido a los abogados sin licencia (en Argentina, sin matrícula) que se emplean para todo tipoi de tejemanejes y en éste concreto a fin de desplumara dichas compañías con el fin de beneficiarse por su cuenta usándose del accidentado.
El carancho que interpreta Ricardo Darín es Sosa, un hombre que intenta redimirse de sus pecados. Quiere recuperar su licencia y quiere desquitarse de la Fundación, el bufete ilegal en el que trabaja día y noche. Por lo que vé en Luján (Martina Gusman) una doctora de urgencias aquejada por el insomnio y las drogas, como su clara confidente, ya que más allá de su interés, sus encuentros se convierten cada vez en más casuales en los lugares de accidentes en que coinciden. Ella interviniendo a las víctimas y él tomando nota.
Como los personajes de una película de Martin Scorsese, Sosa y Luján intentarán salvarse de una comprometedora como peligrosa situación por lo que la temática gira bruscamente desde el planteamiento a la situación en que desembocará. Pablo Trapero sin embargo ha querido mostrar una crónica dura de una pesquisas provocada por un nuevo tipo de delincuencia antes de alcanzar de lleno al thriller de reclamo policíaco.
El carancho que interpreta Ricardo Darín es Sosa, un hombre que intenta redimirse de sus pecados. Quiere recuperar su licencia y quiere desquitarse de la Fundación, el bufete ilegal en el que trabaja día y noche. Por lo que vé en Luján (Martina Gusman) una doctora de urgencias aquejada por el insomnio y las drogas, como su clara confidente, ya que más allá de su interés, sus encuentros se convierten cada vez en más casuales en los lugares de accidentes en que coinciden. Ella interviniendo a las víctimas y él tomando nota.
Como los personajes de una película de Martin Scorsese, Sosa y Luján intentarán salvarse de una comprometedora como peligrosa situación por lo que la temática gira bruscamente desde el planteamiento a la situación en que desembocará. Pablo Trapero sin embargo ha querido mostrar una crónica dura de una pesquisas provocada por un nuevo tipo de delincuencia antes de alcanzar de lleno al thriller de reclamo policíaco.
29 de agosto de 2021
29 de agosto de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ricardo Darín es uno de los grandes actores contemporáneos, con un increíble talento para mimetizarse en las películas que participa y hacer suyos los personajes que interpreta. Parece una perogrullada, porque damos por hecho que esos conceptos de transformación y adaptación son inherentes a la profesión de actor, pero ¿cuántas veces hemos visto películas protagonizadas por actores de moda o supuestos grandes intérpretes donde realmente no vemos al personaje sino al actor haciendo del personaje, a fulanito haciendo de asesino, a menganito disfrazado de héroe, a pepita caracterizada como lo que sea? Darín, en cambio, tiene el don (que no es hereditario, Chino) de fundirse con naturalidad con su personaje y pasar a ser una única entidad. Dicho de otra forma, tengo (como supongo que tenemos todos) una lista de intérpretes de los que asumimos que, hagan lo que hagan, va a merecer la pena ir a verlo… pero que si lo pensamos bien es porque asimilamos su participación en el reparto de la película a un determinado tipo de cine de nuestro interés. Tom Cruise sin ir más lejos. Pagaría la entrada, real o metafórica, por cualquiera de sus películas, pero no tanto por sus dotes interpretativas (que no son desdeñables), sino porque sé que nunca participaría en un truño y que tengo entretenimiento asegurado con él.
En el caso de Ricardo Darín, es el único caso de actor (que me venga ahora mismo a la cabeza) que valga el precio de la entrada únicamente por un talento que lleva sus películas a otra dimensión. “Carancho” es un ejemplo. Una película de temática interesante, mezcla de intriga y protesta social (una combinación con la que no suelo simpatizar demasiado), bien hecha, pero a la que no dedicaría tiempo ni dinero… de no ser por la posibilidad de ver a Darín desplegar su talento. Y en su entorno, además. Porque vale que el tío es tan bueno que le hemos visto sacar adelante sus papeles en producciones españolas donde, digan lo que digan, no siempre un acento argentino encaja en la trama. Pero verle hacer de argentino en Argentina, madre mía, es como estar dentro de la película, formando parte de la acción. Es como que nos hace argentinos a toque porque consigue que el impacto cultural (esa sensación de descoloque que pasa a veces cuando vemos películas latinoamericanas y nos parece raro que hablen nuestro idioma, pero con una pronunciación, en unos ambientes y con unos comportamientos muy peculiares) tienda a cero.
En “Carancho” vamos al ritmo que nos marca Darín. Nos reímos, nos entristecemos, nos inquietamos, nos indignamos y, en general, nos emocionamos según como enfoque tal o cual escena. Luego, también es verdad, que el resto del reparto acompaña, la dirección técnica es potente, creando una ambientación cotidianamente oscura e intrigante, y el guion toca muchos palos sin dejarse llevar por la tentación de lanzar mensajes ideológicos o puyas políticas en determinadas situaciones que, en España, no se habrían dejado pasar sin su correspondiente píldora populista. Todo ello construye una película interesante, amena y sólida, a la que merece la pena darle una oportunidad porque es raro que decepcione.
En el caso de Ricardo Darín, es el único caso de actor (que me venga ahora mismo a la cabeza) que valga el precio de la entrada únicamente por un talento que lleva sus películas a otra dimensión. “Carancho” es un ejemplo. Una película de temática interesante, mezcla de intriga y protesta social (una combinación con la que no suelo simpatizar demasiado), bien hecha, pero a la que no dedicaría tiempo ni dinero… de no ser por la posibilidad de ver a Darín desplegar su talento. Y en su entorno, además. Porque vale que el tío es tan bueno que le hemos visto sacar adelante sus papeles en producciones españolas donde, digan lo que digan, no siempre un acento argentino encaja en la trama. Pero verle hacer de argentino en Argentina, madre mía, es como estar dentro de la película, formando parte de la acción. Es como que nos hace argentinos a toque porque consigue que el impacto cultural (esa sensación de descoloque que pasa a veces cuando vemos películas latinoamericanas y nos parece raro que hablen nuestro idioma, pero con una pronunciación, en unos ambientes y con unos comportamientos muy peculiares) tienda a cero.
En “Carancho” vamos al ritmo que nos marca Darín. Nos reímos, nos entristecemos, nos inquietamos, nos indignamos y, en general, nos emocionamos según como enfoque tal o cual escena. Luego, también es verdad, que el resto del reparto acompaña, la dirección técnica es potente, creando una ambientación cotidianamente oscura e intrigante, y el guion toca muchos palos sin dejarse llevar por la tentación de lanzar mensajes ideológicos o puyas políticas en determinadas situaciones que, en España, no se habrían dejado pasar sin su correspondiente píldora populista. Todo ello construye una película interesante, amena y sólida, a la que merece la pena darle una oportunidad porque es raro que decepcione.
24 de septiembre de 2010
24 de septiembre de 2010
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le había puesto 5, cambié a 4 y me sobra cambio, sólo porque trabaja Darín, que es el único que se salva de la quema.
Historia? si la hay, es de medio pelo.
Actuaciones, lo dicho, Darín es el único "actor" de la película, ya que el capo mafioso es in creíble, sus matones son mejores; y la co protagonista es muy floja, pero más me llamó la atención fué en el momento de los créditos, cuando veo que ella misma -la actriz- fue quien realizó la producción ejecutiva.
Ritmo de la película, muy lenta; tuve que adelantar.
Ricardo tal vez se comprometió con ese trabajo antes de "El secreto...", un buen actor como él no debería tener esos gafes de aceptar estar en esas pelis.
Historia? si la hay, es de medio pelo.
Actuaciones, lo dicho, Darín es el único "actor" de la película, ya que el capo mafioso es in creíble, sus matones son mejores; y la co protagonista es muy floja, pero más me llamó la atención fué en el momento de los créditos, cuando veo que ella misma -la actriz- fue quien realizó la producción ejecutiva.
Ritmo de la película, muy lenta; tuve que adelantar.
Ricardo tal vez se comprometió con ese trabajo antes de "El secreto...", un buen actor como él no debería tener esos gafes de aceptar estar en esas pelis.
28 de marzo de 2011
28 de marzo de 2011
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo a los que califican esta película como buena. Si esta película es buena, apaga y vámonos... La vi porque pensaba, después de leer algunas críticas, que sería tan buena al menos como "El secreto de sus ojos" o "El baile de la victoria". Nada que ver con ellas. El guión y la historia es muy deficiente. Nada creíble. Un sinsentido. Desagradable. Aburrida a más no poder. Quien quiera malgastar su tiempo y torturarse soportando un bodrio de película que la vea. Los que no, sed inteligentes y ahorraros el sufrimiento.
23 de junio de 2010
23 de junio de 2010
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente una sorpresa. No pensé que Darín metería otra gran película inmediatamente después de "El Secreto de sus Ojos". Atrapante de principio a fin, con buen ritmo, no decae nunca, mostrando un submundo del que uno sospecha pero desconoce. Excelentes actuaciones (Qué más se puede decir de Darín !!). Le pongo un 8 porque no me gustó el final. No obstante altamante recomendable.
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