Calle Mayor
8.0
9,667
Drama
Los habitantes de una pequeña ciudad provinciana viven atrapados en sus rancias tradiciones y costumbres. En ese opresivo ambiente, Isabel, una mujer soltera de 35 años, se siente fracasada por no haberse casado. Juan y su grupo de amigos, que combaten el aburrimiento imaginando bromas pesadas, hacen creer a Isabel que Juan está enamorado de ella y que le va a pedir que se case con él. (FILMAFFINITY)
6 de septiembre de 2015
6 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así a primeras puede parecer un interesante retrato de la España franquista, aunque muchos diríamos que más bien es un interesante retrato de la condición humana en sus diversas vertientes.
El ser humano, tan ruín cuando se divierte a costa de las debilidades de sus semejantes, tan necio cuando se siente el centro del universo, tan mezquino cuando mira con indiferencia las injusticias ajenas...
Sin embargo puede también ser entrañable cuando se sabe perdido, cuando no encuentra su lugar en el mundo, cuando se siente irremediablemente solo y aún así se resigna con la elegancia de quien resiste con dignidad...Quizás un día se encienda otra vez esa chispa que le devuelva sus ilusiones, sus pasiones, sus ganas de vivir...
Un cuento triste, real, vigente todavía y siempre. Te hace pensar, te hace revisar ciertos episodios de tu vida, te hace querer ser mejor persona...ahí es nada.
Hay películas tristes que hacen que te sientas contento por haberte topado con ellas. Quien me lo iba a decir a mi, una noche de un lunes por la 2...
El ser humano, tan ruín cuando se divierte a costa de las debilidades de sus semejantes, tan necio cuando se siente el centro del universo, tan mezquino cuando mira con indiferencia las injusticias ajenas...
Sin embargo puede también ser entrañable cuando se sabe perdido, cuando no encuentra su lugar en el mundo, cuando se siente irremediablemente solo y aún así se resigna con la elegancia de quien resiste con dignidad...Quizás un día se encienda otra vez esa chispa que le devuelva sus ilusiones, sus pasiones, sus ganas de vivir...
Un cuento triste, real, vigente todavía y siempre. Te hace pensar, te hace revisar ciertos episodios de tu vida, te hace querer ser mejor persona...ahí es nada.
Hay películas tristes que hacen que te sientas contento por haberte topado con ellas. Quien me lo iba a decir a mi, una noche de un lunes por la 2...
9 de septiembre de 2015
9 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejando de lado los numerosos tics fellinianos como las miradas de mimo a lo Gelsomina de la protagonista, con el ánimo de mostrar candidez, como la figura del personaje-conciencia resignada en su biblioteca (en este caso creo que se adelantó al Fellini de la "Dolce Vita" y sí le va bien), la música italianizante un poco burlesque, o música de jazz en el puti-club que no me parece muy realista, y el tema de los "vitelloni", que sí le va bien y los retrata tan bien como Fellini y el usa el pivote del tren del destino,
la obra es magna porque consigue crear un ambiente hermoso y oscuro, pintar las idas y venidas sin sentido de las piezas de una sociedad enteramente subsumida, marionetas no sólo ignorantes de serlo, sino que defienden su jaula. El miedo hace milagros, y las exageradas risas de los personajes-rebaño son una huida hacia adelante en una vida carente de acicates auténticos. Bardem se apoya visualmente, para operar tal alegato, en los contrastes luz-oscuridad, muy importantes. Todos los personajes, no sólo la víctima, sino los verdugos, son rehenes a la postre de "la calle mayor, la iglesia, los seminaristas...", la horrible cerrazón en que lo militar y lo eclesiástico se únen íntimamente para tener a la sociedad entera agarrotada en sus manos y que la cinta de la historia transcurra en negativo..
la obra es magna porque consigue crear un ambiente hermoso y oscuro, pintar las idas y venidas sin sentido de las piezas de una sociedad enteramente subsumida, marionetas no sólo ignorantes de serlo, sino que defienden su jaula. El miedo hace milagros, y las exageradas risas de los personajes-rebaño son una huida hacia adelante en una vida carente de acicates auténticos. Bardem se apoya visualmente, para operar tal alegato, en los contrastes luz-oscuridad, muy importantes. Todos los personajes, no sólo la víctima, sino los verdugos, son rehenes a la postre de "la calle mayor, la iglesia, los seminaristas...", la horrible cerrazón en que lo militar y lo eclesiástico se únen íntimamente para tener a la sociedad entera agarrotada en sus manos y que la cinta de la historia transcurra en negativo..
13 de marzo de 2016
13 de marzo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una magnífica película, postal y cuadro. Destaca la sociedad española de aquellos años. También los de ahora, no te creas. Esa escena, paseando por la calle mayor, saludando a todo el mundo, da vértigo y terror.
Por otra parte, da pena ver cómo una simple broma puede acabar con la vida de una persona.
Pero la felicidad de ella es impagable. Llena la pantalla cada vez que aparece. Una maravillosa actuación.
Por otra parte, da pena ver cómo una simple broma puede acabar con la vida de una persona.
Pero la felicidad de ella es impagable. Llena la pantalla cada vez que aparece. Una maravillosa actuación.
22 de enero de 2020
22 de enero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No ha cambiado mucho la vida en esa ciudad de provincias –mi Logroño, con permiso de Cuenca y Palencia, nunca ha lucido tan bonito y triste como aquí– donde Juan Antonio Bardem sitúa la acción en su 'Calle Mayor'. Porque así son los pueblos grandes venidos a más, cárceles donde las apariencias y el continuo escrutinio del vecino están a la orden del día.
Pero no todo va a ser malo. Como Betsy Blair, dignísima, la calle Portales, el café Moderno, el Círculo, la plaza del Mercado, la iglesia de San Bartolomé o la concatedral de Santa María de la Redonda continúan en pie y en todo su esplendor, quizás para recordarnos que hubo –el de la infancia y la inocencia– un tiempo mejor. Y que puede que, como dice Federico (Yves Massard) en un momento de la cinta, la verdad esté ahí, en esa ciudad "y tantas como ella [...] y aún más allá, en el campo".
"Mi país está, sobre todo, aquí".
Pero no todo va a ser malo. Como Betsy Blair, dignísima, la calle Portales, el café Moderno, el Círculo, la plaza del Mercado, la iglesia de San Bartolomé o la concatedral de Santa María de la Redonda continúan en pie y en todo su esplendor, quizás para recordarnos que hubo –el de la infancia y la inocencia– un tiempo mejor. Y que puede que, como dice Federico (Yves Massard) en un momento de la cinta, la verdad esté ahí, en esa ciudad "y tantas como ella [...] y aún más allá, en el campo".
"Mi país está, sobre todo, aquí".
5 de septiembre de 2022
5 de septiembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque hoy en día se hagan muy buenas películas en nuestro país, de vez en cuando apetece volver a los clásicos y respirar cine puro, testigo de una época en la que los procesos eran mucho más artesanales y las tramas y los personajes eran radicalmente opuestas a lo que vemos ahora. Décadas antes del boom del cine social durante la transición, en España ya se hacían películas de denuncia, sin embargo sus mensajes por necesidad debían ser mucho más sutiles e implícitos para sortear las tijeras de la censura. Es el caso de films como Bienvenido, Míster Marshall o El espíritu de la colmena, que hábilmente satirizaban y retraban la alienación franquista cuando el dictador aún vivía. En esa línea se encuentra la película Calle Mayor (Juan Antonio Bardem, 1956), cuya crítica se centra más en la clase social que en la política.
El metraje de Calle Mayor, de apenas 90 minutos, es suficiente para ofrecernos un demoledor retrato general de los estereotipos y las convenciones sociales que dominaban el día a día de la España más gris. En la película apenas vemos dos personajes dotados de ética y sentido común, sin embargo sus opiniones son despreciadas e ignoradas sistemáticamente en favor de continuar con la «broma». En cambio, los señoritos de provincias son los claros dominadores del día a día de la ciudad, aunque a diferencia de otras películas como Los santos inocentes aquí la maldad tiene un componente más sutil, no está asociada a ninguna clase social como sí ocurría con los terratenientes de la obra de Mario Camus. En Calle Mayor se respira vanidad, no desprecio de clase.
Aunque apenas exista un componente ideológico en los personajes, a su director Juan Antonio Bardem rodar esta película le costó quince días en la cárcel. El tío, por parte de madre, del famoso actor Javier Bardem fue detenido mientras rodaba en Palencia acusado de un delito de opinión, coincidiendo con unos meses de gran agitación social en la España de Franco. Gracias a su fama y a la presión internacional fue finalmente liberado y pudo proseguir el rodaje, aunque cambió Palencia por Logroño motivado por el gran recelo imperante en la ciudad castellana. Debido a este cambio, a lo largo de la cinta vemos icónicos lugares de la capital riojana como escenarios de la ficción, tales como el Café Moderno, la Calle Portales o la Concatedral de Sta. Mª de la Redonda. Parte de la grabación se realizó en la ciudad de Cuenca también, por lo que el aire a ciudad de provincias está muy bien logrado aunque los escenarios sean heterogéneos.
El reparto está encabezado por la actriz estadounidense Betsy Blair en el papel de Isabel, cuya interpretación resulta especialmente conmovedora a pesar de que sus diálogos estén doblados en estudio. La relevancia que obtuvo Bardem con algunos de sus films anteriores le permitió contratar a esta actriz que, dotada de un gran lenguaje gestual, especialmente en los ojos, transmite a la perfección todas las emociones por las que pasa la protagonista, de desesperanza, a alegría o tristeza profunda. En el papel de Juan está el actor asturiano José Suárez y en el de el amigo sensato el franco-alemán Yves Massard. Ambos están correctos, aunque consciente de sus menores dotes interpretativas el director consigue dotar de profundidad a sus personajes gracias a unos estupendos planos y movimientos de cámara como la escena del hueco del ascensor o la de Juan perdido por los arrabales de la ciudad. En el resto de aspectos de la producción destaca la fantástica banda sonora, con acordes de violín que resultan muy emotivos y de acuerdo a la época.
CONCLUSIÓN
La película Calle Mayor es, sin duda, todo un clásico del cine español que merece la pena valorar. Una cinta testigo de una época en la que la vida era quizás más sencilla, pero definitivamente mucho más gris. Las calles y cafés, el vestuario, la forma de hablar, hasta las caras de los personajes se nota que son de otro tiempo. Sus diálogos han logrado traspasar generaciones con frases tan demoledoras como esta de Juan, el personaje coprincipal: «la quiero, no sé, como se quiere a un perrito o a un niño enfermo, la tengo lástima, es inocente, sin protección alguna, a veces me alegra ver que es feliz solo porque se cree que la quiero».
Calle Mayor logró éxito en su día pues muchos vieron la cinta como una crítica soterrada a la dictadura franquista. En el Festival de Cine de Venecia, el más antiguo del mundo, ganó el premio FIPRESCI otorgado por la crítica internacional, lo que consolidó el gran prestigio de su director. Fue preseleccionada por España para los Óscar pero finalmente no obtuvo nominación, probablemente por la misma razón que le ha ocurrido a El buen patrón este año: el marcado carácter costumbrista español de ambos guiones. Sea como fuere, Calle Mayor se puede reproducir actualmente mediante streaming en las plataformas FlixOlé y Prime Video.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/04/calle-mayor-cruel-romance-franquista.html
El metraje de Calle Mayor, de apenas 90 minutos, es suficiente para ofrecernos un demoledor retrato general de los estereotipos y las convenciones sociales que dominaban el día a día de la España más gris. En la película apenas vemos dos personajes dotados de ética y sentido común, sin embargo sus opiniones son despreciadas e ignoradas sistemáticamente en favor de continuar con la «broma». En cambio, los señoritos de provincias son los claros dominadores del día a día de la ciudad, aunque a diferencia de otras películas como Los santos inocentes aquí la maldad tiene un componente más sutil, no está asociada a ninguna clase social como sí ocurría con los terratenientes de la obra de Mario Camus. En Calle Mayor se respira vanidad, no desprecio de clase.
Aunque apenas exista un componente ideológico en los personajes, a su director Juan Antonio Bardem rodar esta película le costó quince días en la cárcel. El tío, por parte de madre, del famoso actor Javier Bardem fue detenido mientras rodaba en Palencia acusado de un delito de opinión, coincidiendo con unos meses de gran agitación social en la España de Franco. Gracias a su fama y a la presión internacional fue finalmente liberado y pudo proseguir el rodaje, aunque cambió Palencia por Logroño motivado por el gran recelo imperante en la ciudad castellana. Debido a este cambio, a lo largo de la cinta vemos icónicos lugares de la capital riojana como escenarios de la ficción, tales como el Café Moderno, la Calle Portales o la Concatedral de Sta. Mª de la Redonda. Parte de la grabación se realizó en la ciudad de Cuenca también, por lo que el aire a ciudad de provincias está muy bien logrado aunque los escenarios sean heterogéneos.
El reparto está encabezado por la actriz estadounidense Betsy Blair en el papel de Isabel, cuya interpretación resulta especialmente conmovedora a pesar de que sus diálogos estén doblados en estudio. La relevancia que obtuvo Bardem con algunos de sus films anteriores le permitió contratar a esta actriz que, dotada de un gran lenguaje gestual, especialmente en los ojos, transmite a la perfección todas las emociones por las que pasa la protagonista, de desesperanza, a alegría o tristeza profunda. En el papel de Juan está el actor asturiano José Suárez y en el de el amigo sensato el franco-alemán Yves Massard. Ambos están correctos, aunque consciente de sus menores dotes interpretativas el director consigue dotar de profundidad a sus personajes gracias a unos estupendos planos y movimientos de cámara como la escena del hueco del ascensor o la de Juan perdido por los arrabales de la ciudad. En el resto de aspectos de la producción destaca la fantástica banda sonora, con acordes de violín que resultan muy emotivos y de acuerdo a la época.
CONCLUSIÓN
La película Calle Mayor es, sin duda, todo un clásico del cine español que merece la pena valorar. Una cinta testigo de una época en la que la vida era quizás más sencilla, pero definitivamente mucho más gris. Las calles y cafés, el vestuario, la forma de hablar, hasta las caras de los personajes se nota que son de otro tiempo. Sus diálogos han logrado traspasar generaciones con frases tan demoledoras como esta de Juan, el personaje coprincipal: «la quiero, no sé, como se quiere a un perrito o a un niño enfermo, la tengo lástima, es inocente, sin protección alguna, a veces me alegra ver que es feliz solo porque se cree que la quiero».
Calle Mayor logró éxito en su día pues muchos vieron la cinta como una crítica soterrada a la dictadura franquista. En el Festival de Cine de Venecia, el más antiguo del mundo, ganó el premio FIPRESCI otorgado por la crítica internacional, lo que consolidó el gran prestigio de su director. Fue preseleccionada por España para los Óscar pero finalmente no obtuvo nominación, probablemente por la misma razón que le ha ocurrido a El buen patrón este año: el marcado carácter costumbrista español de ambos guiones. Sea como fuere, Calle Mayor se puede reproducir actualmente mediante streaming en las plataformas FlixOlé y Prime Video.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/04/calle-mayor-cruel-romance-franquista.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El argumento de Calle Mayor nos sitúa en una indeterminada ciudad española de provincias, según el narrador «podría ser una ciudad cualquiera, en cualquier provincia de cualquier país». En esa pequeña ciudad un grupo de amigos, sin más aficiones que echar la partida y frecuentar los bares, busca nuevas formas de divertirse alejadas de la clásica y gris rutina en la que la cuadrilla vive inmersa. Por otro lado está Isabel, una mujer soltera, de 35 años, que vive una rutina diferente pero igual de monótona, porque llena sus días de paseo por la Calle Mayor u observando por la ventana a la espera de encontrar a un hombre que se interese por ella. Todas sus conocidas están ya casadas y ella quiere hacer lo mismo, y así tener hijos antes de que se le pase el arroz. Es en esas cuando uno de los hombres del grupo de amigos, llamado Juan, la conoce en la estación de tren. Aunque ella sea algo mayor que él se nota que se gustan, pero de vuelta en el bar y por presión de los amigos él cree que ella es poquita cosa. Es en esas que de forma cruel y por puro divertimento los colegas le sugieren continuar con el romance en forma de farsa, dispuestos a gastarle una broma pesada a la muchacha usando de cebo al hombre que tanto anhela. Pasados los días la ilusión crece en la mente de Isabel y los remordimientos en la de Juan, lo que conduce a la trama a un final trágico y descorazonador.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here