Armageddon
5.7
93,908
Ciencia ficción. Fantástico. Drama. Acción. Romance
Un asteroide del tamaño del estado de Tejas apunta directamente hacia la Tierra. Los expertos de la NASA tan sólo encuentran una posible solución: enviar a un equipo de astronautas al espacio para que destruya el meteorito antes de que colisione con nuestro planeta. Para ello recurren a Harry S. Stamper, el mayor experto en perforaciones petrolíferas, y a su cualificado equipo de perforadores, para que aterricen en la superficie del ... [+]
23 de mayo de 2015
23 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Patochada, fantasmada, ridiculez, las películas de Michael Bay, el hombre del montaje de una escena por segundo, riza el rizo en este filme. Los despropósitos y los tópicos se agolpan y se pisan: el ruso borracho pero ingenioso, la estación espacial que se cae a pedazos, los miembros del equipo, que sabes cuales van a morir solo con verlos, el equipo de tierra y su solidaridad, la relación padre-hija... Y lo más absurdo es la visita al asteroide. Un dato técnico: el diámetro de un sondeo de investigación con la maquina que llevan no llega a los 500 mm, ¿como entra Bruce Willis?
Para reírse. Como Independence Day.
Para reírse. Como Independence Day.
2 de noviembre de 2018
2 de noviembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues Houston tenemos un problema...un grave problema. Porque si un asteroide gigante se acerca a La Tierra, si la única idea de la NASA es romperlo en dos con una explosión (¡!) y si se ha de convertir a un puñado de pendencieros perforadores de petróleo en astronautas (¡¡!!)...sí, señor, es un problema.
Vamos, que todo es un problema en esta película. De lógica, de sentido y de todo...aunque, eso sí, no de espectáculo.
Ver "Armageddon" tras tantos años me provocó una sensación similar a cuando revisioné "Godzilla", "Independence Day" o "Twister". De niño, esta megaproducción de ciencia-ficción y aventuras me dejaba pasmado, sin respiración, por su colección de brutales efectos especiales y sus momentos de acción, emoción y tensión, y me hacía reír con su humor tonto y de patio de instituto; ahora, ya con unos años más, pues no la he recibido del mismo modo, claro, por lo que creo que estas películas que uno ve de pequeño o en la preadolescencia deben quedarse allí, en el bonito recuerdo, pues se te puede derrumbar lo que tú creías que era un mito. Y "Armageddon" lo era, en serio.
Dos films hubo en 1.998 sobre un cuerpo del espacio que va a colisionar con el planeta, "Deep Impact" y esta que nos ocupa (ya se ha dado esto otras veces). La primera se estrenó en Mayo, la segunda en Julio; la primera es la cara dramática y emotiva de la moneda, la segunda es la cara bruta y desenfadada. Los señores Bruckheimer y Bay, que venían de hacerse multimillonarios después de colaborar en "La Roca", sabían bien como hacerle la competencia a la obra de Mimi Leder.
La jugada se inició cuando el presidente de Disney, Joe Roth, copió furtivamente el guión que Bruce J. Rubin estaba escribiendo para "Deep Impact" y la historia del clásico "The Green Slime", y decidió iniciar un proyecto de contraataque, al igual que hicieron los de la Fox para desbancar a "Dante's Peak", avalada por la Universal, sólo un año antes. Del guión de "Armageddon" (y ojo al dato porque esto sí es interesante) se encargaron nueve personas; pensarán que es increíble que para escribir esta basura estuvieran involucradas dieciocho manos, pero así es, y entre ellas nada menos que las de J.J. Abrams y Robert Towne (cualquiera lo diría...).
La historia es más bien sencilla: otra vez el Mundo va a ser destruido, no por una guerra nuclear o por un terremoto gigante, ni por una invasión alienígena, sino por un asteroide que viene a toda pastilla a estamparse contra nosotros, y ese rebaño de cabezas pensantes que es la NASA determina que hay que volar la piedra espacial. ¿Cómo? Poniendo una bomba atómica. ¿Dónde? Haciendo un agujero en la roca y echándola. ¿Quién lo hará? Un grupo de ocho perforadores del petróleo con las neuronas revolucionadas comandados por el durísimo Harry Stamper, un tradicional héroe americano de pies a cabeza, de esos que ya no quedan, vamos. El futuro de toda la Humanidad está en manos de estos magníficos del espacio, así que...que Dios nos coja confesados.
Como bien decía antes, películas como ésta suelen gustar más si se las deja en el entrañable recuerdo...y es que ese es el problema. A veces, ha habido directores de producciones de grandes presupuestos que han sabido compaginar perfectamente entretenimiento con sustancia y unas sólidas historias, pudiéndose citar a Ridley Scott, John McTiernan, Wolfgang Petersen o Jan DeBont (estos dos últimos cogidos por los pelos gracias a un par de títulos), sin embargo Michael Bay nunca se ha centrado en la sustancia o en la lógica de la historia, sino en el espectáculo, pues sus películas van dirigidas a adolescentes y adultos sin criterio que consideran el cine un medio con el que pasar el rato y poco más, dejando muy claro el objetivo del director: tratar al público como si fuesen niños.
Y "Armageddon" es espectáculo en el sentido más estricto de la palabra, en concreto 144 minutos de acción, efectos especiales, personajes estereotipados, una trama con más agujeros que la superficie lunar y unos diálogos de ridículos para arriba donde el rigor científico se deja a cien metros bajo tierra. Después del entrenamiento del grupo de Harry, donde nunca he visto decirse tantas gilipolleces, y tan juntas (parece que cualquier capullo puede ser astronauta), la cosa parece mejorar un poco cuando suben al espacio, aumentándose la carga dramática y emotiva, aunque el nivel de chistes y bromas no decrece.
Para adivinar como funciona el film sólo hay que fijarse en la escena inicial: cae el fragmento del asteroide en la ciudad y causa un destrozo de mil demonios pero, ¡ey!, ¡el perro del tipo que hemos visto antes está vivo dentro del boquete! Lo que yo diga, Michael Bay trata a su público como niños. La tropa que tenemos aquí es un reparto estelar en la línea del "all-star system" de los clásicas de catástrofes donde hallamos caras tan conocidas como las de Bruce Willis, Will Patton, Steve Buscemi, Michael C. Duncan, Keith David, Owen Wilson, Peter Stormare, Ben Affleck, Billy Bob Thornton y muchos más cuyo carisma queda por los suelos y cuyos diálogos no se creen ni ellos (eh, ¡la narración del principio la hace Charlon Heston!).
Liv Tyler, la hija del cantante de Aerosmith, siempre me ha parecido una horrorosa actriz; de hecho, hay un par de momentos serios en los que se ríe mientras dice sus diálogos. De esta peripecia patriótica hasta el tuétano (¿cuántas veces sale la bandera de barras y estrellas?) a ritmo de videoclip que se convirtió en uno de los films más lucrativos de los '90 con casi 600 millones de dólares recaudados, se salvan un par de secuencias emocionantes (¿quién no lloró con la despedida de A.J. y Harry?), la música de Trevor Rabin, los impresionantes efectos visuales y Willis, porque es muy grande, y porque si el planeta necesita un héroe pues quién mejor que él.
Ah, la mejor frase de la película se la lleva Owen Wilson: "Le diré una cosa que me cabrea cantidad: la gente que cree que Jethro Tull es sólo un componente del grupo". Impagable.
Vamos, que todo es un problema en esta película. De lógica, de sentido y de todo...aunque, eso sí, no de espectáculo.
Ver "Armageddon" tras tantos años me provocó una sensación similar a cuando revisioné "Godzilla", "Independence Day" o "Twister". De niño, esta megaproducción de ciencia-ficción y aventuras me dejaba pasmado, sin respiración, por su colección de brutales efectos especiales y sus momentos de acción, emoción y tensión, y me hacía reír con su humor tonto y de patio de instituto; ahora, ya con unos años más, pues no la he recibido del mismo modo, claro, por lo que creo que estas películas que uno ve de pequeño o en la preadolescencia deben quedarse allí, en el bonito recuerdo, pues se te puede derrumbar lo que tú creías que era un mito. Y "Armageddon" lo era, en serio.
Dos films hubo en 1.998 sobre un cuerpo del espacio que va a colisionar con el planeta, "Deep Impact" y esta que nos ocupa (ya se ha dado esto otras veces). La primera se estrenó en Mayo, la segunda en Julio; la primera es la cara dramática y emotiva de la moneda, la segunda es la cara bruta y desenfadada. Los señores Bruckheimer y Bay, que venían de hacerse multimillonarios después de colaborar en "La Roca", sabían bien como hacerle la competencia a la obra de Mimi Leder.
La jugada se inició cuando el presidente de Disney, Joe Roth, copió furtivamente el guión que Bruce J. Rubin estaba escribiendo para "Deep Impact" y la historia del clásico "The Green Slime", y decidió iniciar un proyecto de contraataque, al igual que hicieron los de la Fox para desbancar a "Dante's Peak", avalada por la Universal, sólo un año antes. Del guión de "Armageddon" (y ojo al dato porque esto sí es interesante) se encargaron nueve personas; pensarán que es increíble que para escribir esta basura estuvieran involucradas dieciocho manos, pero así es, y entre ellas nada menos que las de J.J. Abrams y Robert Towne (cualquiera lo diría...).
La historia es más bien sencilla: otra vez el Mundo va a ser destruido, no por una guerra nuclear o por un terremoto gigante, ni por una invasión alienígena, sino por un asteroide que viene a toda pastilla a estamparse contra nosotros, y ese rebaño de cabezas pensantes que es la NASA determina que hay que volar la piedra espacial. ¿Cómo? Poniendo una bomba atómica. ¿Dónde? Haciendo un agujero en la roca y echándola. ¿Quién lo hará? Un grupo de ocho perforadores del petróleo con las neuronas revolucionadas comandados por el durísimo Harry Stamper, un tradicional héroe americano de pies a cabeza, de esos que ya no quedan, vamos. El futuro de toda la Humanidad está en manos de estos magníficos del espacio, así que...que Dios nos coja confesados.
Como bien decía antes, películas como ésta suelen gustar más si se las deja en el entrañable recuerdo...y es que ese es el problema. A veces, ha habido directores de producciones de grandes presupuestos que han sabido compaginar perfectamente entretenimiento con sustancia y unas sólidas historias, pudiéndose citar a Ridley Scott, John McTiernan, Wolfgang Petersen o Jan DeBont (estos dos últimos cogidos por los pelos gracias a un par de títulos), sin embargo Michael Bay nunca se ha centrado en la sustancia o en la lógica de la historia, sino en el espectáculo, pues sus películas van dirigidas a adolescentes y adultos sin criterio que consideran el cine un medio con el que pasar el rato y poco más, dejando muy claro el objetivo del director: tratar al público como si fuesen niños.
Y "Armageddon" es espectáculo en el sentido más estricto de la palabra, en concreto 144 minutos de acción, efectos especiales, personajes estereotipados, una trama con más agujeros que la superficie lunar y unos diálogos de ridículos para arriba donde el rigor científico se deja a cien metros bajo tierra. Después del entrenamiento del grupo de Harry, donde nunca he visto decirse tantas gilipolleces, y tan juntas (parece que cualquier capullo puede ser astronauta), la cosa parece mejorar un poco cuando suben al espacio, aumentándose la carga dramática y emotiva, aunque el nivel de chistes y bromas no decrece.
Para adivinar como funciona el film sólo hay que fijarse en la escena inicial: cae el fragmento del asteroide en la ciudad y causa un destrozo de mil demonios pero, ¡ey!, ¡el perro del tipo que hemos visto antes está vivo dentro del boquete! Lo que yo diga, Michael Bay trata a su público como niños. La tropa que tenemos aquí es un reparto estelar en la línea del "all-star system" de los clásicas de catástrofes donde hallamos caras tan conocidas como las de Bruce Willis, Will Patton, Steve Buscemi, Michael C. Duncan, Keith David, Owen Wilson, Peter Stormare, Ben Affleck, Billy Bob Thornton y muchos más cuyo carisma queda por los suelos y cuyos diálogos no se creen ni ellos (eh, ¡la narración del principio la hace Charlon Heston!).
Liv Tyler, la hija del cantante de Aerosmith, siempre me ha parecido una horrorosa actriz; de hecho, hay un par de momentos serios en los que se ríe mientras dice sus diálogos. De esta peripecia patriótica hasta el tuétano (¿cuántas veces sale la bandera de barras y estrellas?) a ritmo de videoclip que se convirtió en uno de los films más lucrativos de los '90 con casi 600 millones de dólares recaudados, se salvan un par de secuencias emocionantes (¿quién no lloró con la despedida de A.J. y Harry?), la música de Trevor Rabin, los impresionantes efectos visuales y Willis, porque es muy grande, y porque si el planeta necesita un héroe pues quién mejor que él.
Ah, la mejor frase de la película se la lleva Owen Wilson: "Le diré una cosa que me cabrea cantidad: la gente que cree que Jethro Tull es sólo un componente del grupo". Impagable.
10 de octubre de 2020
10 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera incursión en el género de catástrofes del director Michael Bay, el famoso nacionalista estadounidense entusiasta de las explosiones, de las banderas ondeando dramáticamente a la puesta de sol y de las mujeres florero; con guion de J. J. Abrams, conocido por ser el responsable de Star Wars Episodio IX. ¿El resultado? Pues baste decir que ni el título está bien puesto, porque Armagedón es un lugar (el monte Megido) nombrado en el Apocalipsis y no el día del "fin de todas las cosas" según la Biblia, como afirman en esta película. Y no me importa mucho que las referencias bíblicas sean erróneas, pero es que Bay no da una.
Aparte de entretener, lo mínimo que puede pedírsele a una película de ciencia ficción es que, en el probable caso de que emplee algún concepto o término científico, no insulte descaradamente a su público, más aún si basa en ello todo su argumento; y Armageddon parte de la premisa de cómo detener el impacto de un asteroide, lo que además de ser interesante puede dar un muy buen resultado (científico y cinematográfico) si se hace bien. Sin embargo, este filme es tan absurdo que a su lado Deep Impact parece un episodio de Cosmos. El astronauta Chris Hadfield definió la ciencia de Armageddon como "atrozmente mala", en una película tan terrible que resulta "trágicamente cómica". Creo que nadie lo ha expresado mejor.
En fin, una vez más, la Tierra está en peligro y sólo una panda de auténticos tipos duros de la América más profunda puede salvarla... haciendo explotar cosas. Todo comienza cuando medio planeta recibe el impacto de millares de meteoritos. Por supuesto, en pantalla sólo vemos el efecto de este bombardeo en Nueva York, porque, por lo visto, antes del 11-S molaba ver los rascacielos de Manhattan estallar y derrumbarse. El motivo es la aproximación de un gigantesco asteroide. O cometa, porque tiene cola. En realidad, de todos los pormenores de la película éste es el más insignificante, pues no son pocos los asteroides con actividad cometaria (los centauros, por ejemplo) y la frontera entre lo que es estrictamente un cometa y un asteroide es algo difusa. Por otra parte, lo de causar ese bombardeo de meteoritos por atravesar el cinturón de asteroides sí es un disparate y no será el último.
Resulta que el pedrusco espacial es del "tamaño de Texas", lo que significa más de 1200 km (se supone que) de diámetro (sensiblemente mayor que Ceres, Orco, Salacia e incluso Sedna, y comparable a Makemake, Haumea, Gonggong y Quaoar). Con semejante tamaño su propia gravedad le habría conferido una forma esférica, cosa que no ocurre porque Bay no sabe lo que es el equilibrio hidrostático. Además, nos dicen que si impactara en el Pacífico produciría un tsunami de 5 km de altura. En realidad, cayera donde cayera, atravesaría la litosfera y la ola sería de roca fundida y vaporizada.
El gobierno de Estados Unidos (según la filmografía de Bay, el único país civilizado del mundo y gran esperanza de la humanidad) recurre a la NASA (y de paso le recriminan que no haya detectado el asteroide antes, algo meritorio teniendo en cuenta que tiene el tamaño de un planeta enano) y esta a su vez acude a Bruce Willis versión perforador de pozos petroleros. Lo típico, vamos.
En menos de dos semanas, las buenas gentes de la NASA preparan al equipo de colegas de Willis (una panda de gañanes de los que exhiben con orgullo sus carnés de la NRA y harían a Trump presidente vitalicio del mundo) para una misión que en cualquier universo remotamente parecido al nuestro sería un suicidio. El plan consiste en mandar a este pintoresco grupo al asteroide/cometa/planemo/loquesea en dos transbordadores espaciales (que aún se usaban) llamados Libertad e Independencia, porque nombres como Challenger, Discovery o Endeavour deben ser demasiado sutiles para Bay. Bueno, supongo que tienen que reivindicar que son libres e independientes ante una roca gigante. Una vez allí, no tendrán más que perforar 800 pies (para el mundo bárbaro, unos 240 metros), es decir, apenas arañar un poco la cáscara del pedrusco, y colocar una bomba nuclear para reventarlo. O sea, que la explosión se producirá a más de 600 km del centro y esperan partirlo en dos perfectas mitades ferruginosas que deberían separarse a más de 1000 km/h para evitar la colisión con la Tierra. Ya.
Por lo demás, pues lo esperable: deflagraciones en ausencia de oxígeno, sonido en un medio (la heliosfera) insuficientemente denso como para propagarlo, transbordadores que maniobran como un caza... y la velocidad en todas las pantallas en millas por hora. A la mierda el Sistema Internacional, ¡qué son americanos, hostia!
Creo que ha quedado claro que Bay se caga en la ciencia, vomita sobre ella, y vuelve a cagarse después. Y aunque no lo parezca no soy de echar a la hoguera a ninguna película de ciencia ficción sólo por tomarse algunas licencias (o habría que quemarlas todas), pero esto es reescribir la realidad de la forma más peregrina (y conveniente). Sobre todo porque era tan sencillo como poner un asteroide más pequeño, no ridiculizar a los científicos y respetar algunos detalles básicos. El caso es que hubo por ahí un consultor técnico al que Bay decidió no hacer ningún caso (sí, eso ocurrió).
Además y casi peor, no puede decirse que el resto de los componentes de la película funcionen (al menos no lo suficiente como para tapar todas las estupideces). Como no podía ser de otra forma con este cineasta, el montaje es un puñetero caos y el ritmo es frenético, tanto que llega a cansar. Bay no para de cambiar de plano y de escena para evitar que alguien tenga un segundo para pararse a pensar en lo que está viendo. Y todas y cada una de las escenas tienen varios (muchos, de hecho) de los siguientes elementos: frase lapidaria, chiste, referencia, explosión, música épica. El resultado es que Armageddon parece más un tráiler muy largo que una verdadera película.
(Sigue con algún spoiler poco importante porque la trama es tan predecible como parece)
Aparte de entretener, lo mínimo que puede pedírsele a una película de ciencia ficción es que, en el probable caso de que emplee algún concepto o término científico, no insulte descaradamente a su público, más aún si basa en ello todo su argumento; y Armageddon parte de la premisa de cómo detener el impacto de un asteroide, lo que además de ser interesante puede dar un muy buen resultado (científico y cinematográfico) si se hace bien. Sin embargo, este filme es tan absurdo que a su lado Deep Impact parece un episodio de Cosmos. El astronauta Chris Hadfield definió la ciencia de Armageddon como "atrozmente mala", en una película tan terrible que resulta "trágicamente cómica". Creo que nadie lo ha expresado mejor.
En fin, una vez más, la Tierra está en peligro y sólo una panda de auténticos tipos duros de la América más profunda puede salvarla... haciendo explotar cosas. Todo comienza cuando medio planeta recibe el impacto de millares de meteoritos. Por supuesto, en pantalla sólo vemos el efecto de este bombardeo en Nueva York, porque, por lo visto, antes del 11-S molaba ver los rascacielos de Manhattan estallar y derrumbarse. El motivo es la aproximación de un gigantesco asteroide. O cometa, porque tiene cola. En realidad, de todos los pormenores de la película éste es el más insignificante, pues no son pocos los asteroides con actividad cometaria (los centauros, por ejemplo) y la frontera entre lo que es estrictamente un cometa y un asteroide es algo difusa. Por otra parte, lo de causar ese bombardeo de meteoritos por atravesar el cinturón de asteroides sí es un disparate y no será el último.
Resulta que el pedrusco espacial es del "tamaño de Texas", lo que significa más de 1200 km (se supone que) de diámetro (sensiblemente mayor que Ceres, Orco, Salacia e incluso Sedna, y comparable a Makemake, Haumea, Gonggong y Quaoar). Con semejante tamaño su propia gravedad le habría conferido una forma esférica, cosa que no ocurre porque Bay no sabe lo que es el equilibrio hidrostático. Además, nos dicen que si impactara en el Pacífico produciría un tsunami de 5 km de altura. En realidad, cayera donde cayera, atravesaría la litosfera y la ola sería de roca fundida y vaporizada.
El gobierno de Estados Unidos (según la filmografía de Bay, el único país civilizado del mundo y gran esperanza de la humanidad) recurre a la NASA (y de paso le recriminan que no haya detectado el asteroide antes, algo meritorio teniendo en cuenta que tiene el tamaño de un planeta enano) y esta a su vez acude a Bruce Willis versión perforador de pozos petroleros. Lo típico, vamos.
En menos de dos semanas, las buenas gentes de la NASA preparan al equipo de colegas de Willis (una panda de gañanes de los que exhiben con orgullo sus carnés de la NRA y harían a Trump presidente vitalicio del mundo) para una misión que en cualquier universo remotamente parecido al nuestro sería un suicidio. El plan consiste en mandar a este pintoresco grupo al asteroide/cometa/planemo/loquesea en dos transbordadores espaciales (que aún se usaban) llamados Libertad e Independencia, porque nombres como Challenger, Discovery o Endeavour deben ser demasiado sutiles para Bay. Bueno, supongo que tienen que reivindicar que son libres e independientes ante una roca gigante. Una vez allí, no tendrán más que perforar 800 pies (para el mundo bárbaro, unos 240 metros), es decir, apenas arañar un poco la cáscara del pedrusco, y colocar una bomba nuclear para reventarlo. O sea, que la explosión se producirá a más de 600 km del centro y esperan partirlo en dos perfectas mitades ferruginosas que deberían separarse a más de 1000 km/h para evitar la colisión con la Tierra. Ya.
Por lo demás, pues lo esperable: deflagraciones en ausencia de oxígeno, sonido en un medio (la heliosfera) insuficientemente denso como para propagarlo, transbordadores que maniobran como un caza... y la velocidad en todas las pantallas en millas por hora. A la mierda el Sistema Internacional, ¡qué son americanos, hostia!
Creo que ha quedado claro que Bay se caga en la ciencia, vomita sobre ella, y vuelve a cagarse después. Y aunque no lo parezca no soy de echar a la hoguera a ninguna película de ciencia ficción sólo por tomarse algunas licencias (o habría que quemarlas todas), pero esto es reescribir la realidad de la forma más peregrina (y conveniente). Sobre todo porque era tan sencillo como poner un asteroide más pequeño, no ridiculizar a los científicos y respetar algunos detalles básicos. El caso es que hubo por ahí un consultor técnico al que Bay decidió no hacer ningún caso (sí, eso ocurrió).
Además y casi peor, no puede decirse que el resto de los componentes de la película funcionen (al menos no lo suficiente como para tapar todas las estupideces). Como no podía ser de otra forma con este cineasta, el montaje es un puñetero caos y el ritmo es frenético, tanto que llega a cansar. Bay no para de cambiar de plano y de escena para evitar que alguien tenga un segundo para pararse a pensar en lo que está viendo. Y todas y cada una de las escenas tienen varios (muchos, de hecho) de los siguientes elementos: frase lapidaria, chiste, referencia, explosión, música épica. El resultado es que Armageddon parece más un tráiler muy largo que una verdadera película.
(Sigue con algún spoiler poco importante porque la trama es tan predecible como parece)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Exceptuando las escenas de destrucción, la primera mitad de la película se reduce a la surrealista situación de un hatajo de garrulos que aprovechan para extorsionar al gobierno pidiendo por anticipado un montón de privilegios para no dejar morir a todo el mundo (y nadie es capaz de contestarles "pues moriréis vosotros también, gilipollas"), interrumpida por escenas aleatorias en clubes de striptease o en ranchos al atardecer (muy inspirador todo). Mientras que la segunda consiste en el mismo grupo, pero haciendo el cafre por el espacio. Posteriormente se une a ellos el único tripulante de la MIR (edición especial giratoria) que, obviamente es un cosmonauta ruso, o lo que Bay entiende por un ruso: un desequilibrado que arregla las cosas a golpes. Su papel responde al del alivio cómico molesto porque, por lo visto, en el grupo de perforadores no había bastantes.
Como puede adivinarse, ningún personaje se salva de ser un estereotipo, pero chirría especialmente que todos los personajes femeninos o sean jóvenes atractivas (Liv Tyler y Jessica Steen) de las que los hombres se pasarán la película comentando lo buenas que están, o sean amas de casa que descargan su amargura con sus sufridos maridos que se refieren a ellas por títulos tan cariñosos como "cruel y detestable harpía"; y cuando parece que el nivel de misoginia no puede ir a más, uno de los perforadores le suelta a una trabajadora de la NASA que debería dedicarse al sado-maso.
Ciertamente, los diálogos no son ninguna maravilla, en buena medida por esos intentos de humor metidos a la fuerza, y prácticamente hasta que despegan hay una gilipollez a cada minuto por cortesía de los perforadores. Eso sí, hay un chiste bastante gracioso (seguramente el único de toda la película): el cameo del propio Bay como científico de la NASA. Diálogos aparte, la trama en general es flojilla, sin que ocurra nada que sorprenda en ningún momento, excepto el incoherente desarrollo de personajes, como que Bruce Willis irrumpa en la película disparando a Ben Affleck y luego sean tan amigos (obviamente sus respectivos personajes, cuyos nombres no recuerdo); aunque le reconozco el mérito al equipo de guionistas de haber inventado el Willis ex machina: literalmente, pasan cosas porque Bruce Willis quiere, "porque si no, la hemos cagado". Pues vale.
En un desesperado intento de crear algún suspense, tenemos un último giro innecesario (por lo previsible de su resolución) referente a la bomba que los lleva a tener que cortar un cable en un dilema nivel Matrix: "¿Rojo o azul?" Claro, ¿por qué no? Llegados a ese punto habremos desconectado el córtex para evitar daños irreversibles. Y menos mal que las rocas gigantes del espacio (y la paciente humanidad) se esperan a que Bruce Willis termine de soltar su discurso. Sobredosis de sentimentalismo idiota, el mundo maravillado ante el heroísmo de USA y fin. Hemos sobrevivido a otra de Bay.
Resumiendo, Armageddon roza el completo desastre al tratarse de poco más que un tráiler estirado, vacuo, zafio y ruidoso, que supura americanismo y misoginia. Bay se luce durante 2 horas de explosiones, astropaletos, pseudoepicidad y frases ridículas en el que fue uno de sus primeros atentados audiovisuales y sentaría las bases del estilo de su cine (por llamarlo de alguna manera). A los fanáticos de la destrucción gratuita igual les entretiene, pero para el resto del público Armageddon tiene poco que ofrecer. Lo único salvable son los efectos visuales (decentes para 1998, aunque no han envejecido muy bien) y el trabajo de los actores y actrices que, a pesar de todo, no lo hacen mal.
Síntesis final "special Bay's edition":
Mola: Los símbolos de Estados Unidos, los discursos rimbombantes, los estereotipos, los tipos duros que hacen las cosas a su manera, las referencias bíblicas inoportunas, las tías buenas, el petróleo y las explosiones.
No mola: La ciencia, los planos de más de 3 segundos y las mujeres de más de 30 años.
Puntuación: ¡¡¡BOOM!!!
Como puede adivinarse, ningún personaje se salva de ser un estereotipo, pero chirría especialmente que todos los personajes femeninos o sean jóvenes atractivas (Liv Tyler y Jessica Steen) de las que los hombres se pasarán la película comentando lo buenas que están, o sean amas de casa que descargan su amargura con sus sufridos maridos que se refieren a ellas por títulos tan cariñosos como "cruel y detestable harpía"; y cuando parece que el nivel de misoginia no puede ir a más, uno de los perforadores le suelta a una trabajadora de la NASA que debería dedicarse al sado-maso.
Ciertamente, los diálogos no son ninguna maravilla, en buena medida por esos intentos de humor metidos a la fuerza, y prácticamente hasta que despegan hay una gilipollez a cada minuto por cortesía de los perforadores. Eso sí, hay un chiste bastante gracioso (seguramente el único de toda la película): el cameo del propio Bay como científico de la NASA. Diálogos aparte, la trama en general es flojilla, sin que ocurra nada que sorprenda en ningún momento, excepto el incoherente desarrollo de personajes, como que Bruce Willis irrumpa en la película disparando a Ben Affleck y luego sean tan amigos (obviamente sus respectivos personajes, cuyos nombres no recuerdo); aunque le reconozco el mérito al equipo de guionistas de haber inventado el Willis ex machina: literalmente, pasan cosas porque Bruce Willis quiere, "porque si no, la hemos cagado". Pues vale.
En un desesperado intento de crear algún suspense, tenemos un último giro innecesario (por lo previsible de su resolución) referente a la bomba que los lleva a tener que cortar un cable en un dilema nivel Matrix: "¿Rojo o azul?" Claro, ¿por qué no? Llegados a ese punto habremos desconectado el córtex para evitar daños irreversibles. Y menos mal que las rocas gigantes del espacio (y la paciente humanidad) se esperan a que Bruce Willis termine de soltar su discurso. Sobredosis de sentimentalismo idiota, el mundo maravillado ante el heroísmo de USA y fin. Hemos sobrevivido a otra de Bay.
Resumiendo, Armageddon roza el completo desastre al tratarse de poco más que un tráiler estirado, vacuo, zafio y ruidoso, que supura americanismo y misoginia. Bay se luce durante 2 horas de explosiones, astropaletos, pseudoepicidad y frases ridículas en el que fue uno de sus primeros atentados audiovisuales y sentaría las bases del estilo de su cine (por llamarlo de alguna manera). A los fanáticos de la destrucción gratuita igual les entretiene, pero para el resto del público Armageddon tiene poco que ofrecer. Lo único salvable son los efectos visuales (decentes para 1998, aunque no han envejecido muy bien) y el trabajo de los actores y actrices que, a pesar de todo, no lo hacen mal.
Síntesis final "special Bay's edition":
Mola: Los símbolos de Estados Unidos, los discursos rimbombantes, los estereotipos, los tipos duros que hacen las cosas a su manera, las referencias bíblicas inoportunas, las tías buenas, el petróleo y las explosiones.
No mola: La ciencia, los planos de más de 3 segundos y las mujeres de más de 30 años.
Puntuación: ¡¡¡BOOM!!!
31 de enero de 2021
31 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Armageddon, según la Bíblia la batalla final que terminará con todo lo que conocemos y nos salvará a todos. La película es una americanada, primero dios y luego América que salvará al mundo de una catástrofe sin cura, en este caso un asteroide. De primeras yo no la miraría, pero hace años que la ví y sí, me encantó, lloré como un niño pequeño, me emocionó muchísimo, el reparto es magnífico, para mi una de las mejores actuaciones de Bruce Willis, un clásico que vería cientos de veces sin cansarme. La canción "I don't wanna miss a thing" es una maravilla del rock y quizás la mejor de Aerosmith.
La trama sigue un buen patrón y en ningún momento se hace aburrida, aunque te imaginas mas o menos como acabará te metes a fondo en la película y sufres con los personajes como si tu vida fuera en ello, te emocionas, te cabreas, lloras de impotencia, etc, y eso amigos es lo que me gusta de una película, olvidarte de lo que te rodea y sumergirte en la película pensando que eres un personaje más, al fin y al cabo que seria el cine sino?
La película es espectacular digan lo que digan.
La trama sigue un buen patrón y en ningún momento se hace aburrida, aunque te imaginas mas o menos como acabará te metes a fondo en la película y sufres con los personajes como si tu vida fuera en ello, te emocionas, te cabreas, lloras de impotencia, etc, y eso amigos es lo que me gusta de una película, olvidarte de lo que te rodea y sumergirte en la película pensando que eres un personaje más, al fin y al cabo que seria el cine sino?
La película es espectacular digan lo que digan.
25 de septiembre de 2021
25 de septiembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
346/24(23/09/21) Apoteosis del cine catastrofista-apocalíptico-comercial palomitero de los 90, atomizado por este productor y director icónico Michael Bay, haciendo binomio con el megalómano productor Jerry Bruckheimer, de los que no engaña a nadie, si has visto sus dos primeros films (“Dos policías rebeldes” y “La Roca”), sabes a lo que te expones en su tercer largometraje (superproducción que brilla por todos los costados, estilo videoclipero, múltiples cortes, sonido atronador, slows, banda sonora potente, cámara nerviosa, picados, contrapicados, mucha artificiosidad, misoginia, adrenalina, testosterona, machismo, frases lapidarias. Mucha acción, con explosiones mayestáticas (esto ya remarcado desde su rabioso inicio con Nueva York sufriendo una lluvia de fuego sideral; estamos en un tiempo pre 11/S), humor tabernario, romanticismo idealizado, mucho patriotismo USA, la bandera de las barras y estrellas híper presente, y más) pero todo ello atomizado en su mejor film para mí, toda una oda al entretenimiento más escapista, un majestuoso espectáculo visual, un producto hecho por y para que el espectador desconecte y se vuelve a sentir un niño disfrutando con un paquete de palomitas mientras la magia del cien te engaña con una historia simplista, pero efectiva, con un guión recargado de tópicos pero maravillosamente encajados desde que no se toma en serio a sí mismo, toda una pléyade de estrellas de Hollywood puestas al servicio de emitir testosterona, probablemente no aguante el menor análisis científico, pero nadie se lo pide a las sagas de James Bond, Indiana Jones o Misión Imposible, quien se pone a sus pender a Superman porque la gente sea engañada por que se pone gafas y ya nadie lo reconoce. Esto es un puro y solaz pasatiempo, que es capaz de por muchas veces que la vea emocionarme cuando un niño ve en la tele a un astronauta que va subir a la nave y le dice a su madre que el ‘vendedor’ está en la tele, y ella emocionada (que lo había despachado de malas maneras el día anterior), le dice: ‘No es un vendedor. Es tu padre!’. Seré muy blandito (o tonto) pero hay varios momentos de estos.
Básicamente es ‘The Dirty Dozen’ (1967), donde los gañanes son 8, y su mansión con nazis a exterminar pasa aquí a ser un meteorito a volatilizar por el bien de la continuidad de la raza humana. Un grupo de perforadores fichados por la NASA (Bay contó con el apoyo total del ejército americano, rodando también en las instalaciones de la NASA y algunas de las bases militares más importantes del ejército estadounidense; no es raro pues es una alegato que da razón de ser a la NASA) para ir en misión cuasi-suicida a posarse sobre un meteorito, Dottie, del tamaño de Texas, para hacer un agujero de 3000 metros e introducir por el mismo una bomba, hacerla explotar y con ello hacer que no llegue a la Tierra, ah, y si por si fuera poco, solo tiene 18 días para formarse con cosmonautas y cumplir el objetivo antes de que el asteroide reviente el planeta. Todo ello capitaneado por un (extrañamente rubiales) Bruce Willis con su pose de duro impertérrita, con su indómito carisma; de lugarteniente será el encarnado por una estrella en auge entonces como Ben Affleck; de encargado de la misión de la NASA el mejor de todos e la interpretación como Billy Bob Thornton; la Liv Tyler (igual fue la imposición de su padre Steve Tyler de “Aerosmith” para hacer la canción del film “I Don't Want to Miss a Thing”), como hija de Willis y pareja de Affleck es mejorable (lo de que la dejen pulular por la NASA como si nada es de coña); Will Patton como el mejor amigo de Bruce, con un pasado velado con su ex e hijo pequeño; William Fichtner aportando su temple y actitud profesional como astronauta; Steve Buscemi como formidable alivio cómico, curiosamente está Peter Stormare como un astronauta de la vieja escuela soviética en la MIR, muy bueno con su actitud contestaría y estoica (ambos, Steve & Peter, mítica pareja de “Fargo”); Owen Wilson, Ken Hudson Campbell y (el gigantón) Michael Clarke Duncan, algo más al fondo con algún buen momento divertido.
El cine se inventó como espectáculo para amenizar, con el crecimiento del Séptimo Arte se profundizó para ser obras dramáticas para hacerte pensar. Una película donde USA se impone como ‘Salvador’ del mundo, este convidado de piedra ante la Aventura, visto cual anuncio de Coca Cola en varios montajes con gentes por todo el globo terráqueo (desde una granja americana, el Taj Mahal, la Catedral de Santa Sofía, una mezquita,...).
Pero esta cinta se atiene a ser un festín gamberro-juvenil que no pretende más que lo que consigue con creces, ya sé que tiene mil y un defectos (ya sé que no es creíble estos macarras se hagan astronautas en dos semanas, ya sé que en el espacio no se oyen las deflagraciones, ya sé que un transbordador de estos no maniobra tan rápido, ya sé que no es verosímil, como esquivan en la retaguardia del asteroide la estela de rocas, pero es que como yo la veo como una parodia de sí misma me lo paso en grande cada vez la revisiono, sobre todo cuando he visto la infravalorada cinta de Bay “Pain & Gain” (2013), donde se reía del Sueño Americano de modo ingenioso. No me creo que recargue tanto el metraje de parafernalia patriotera si no fuera que exagerando la caricaturiza, y se puede incluso reír los que veneran este aspecto.
Hasta nueve escritores trabajaron en el guión, cinco de los cuales están acreditados. Además de Robert Roy Pool (“Estallido”), Jonathan Hensleigh (“La Jungla de Cristal 3”), Tony Gilroy (“Nightcrawler”), Shane Salerno (“Salvajes”) y JJ Abrams (“Perdidos”), los escritores involucrados también incluyeron a Paul Attanasio, Ann Biderman, Scott Rosenberg y Robert Towne. Originalmente, era el guión de Hensleigh, basado en el original de Pool, el que había recibido luz verde de Touchstone. El entonces productor, Jerry Bruckheimer, contrató a la sucesión de escribas para reescribir y pulir.
Básicamente es ‘The Dirty Dozen’ (1967), donde los gañanes son 8, y su mansión con nazis a exterminar pasa aquí a ser un meteorito a volatilizar por el bien de la continuidad de la raza humana. Un grupo de perforadores fichados por la NASA (Bay contó con el apoyo total del ejército americano, rodando también en las instalaciones de la NASA y algunas de las bases militares más importantes del ejército estadounidense; no es raro pues es una alegato que da razón de ser a la NASA) para ir en misión cuasi-suicida a posarse sobre un meteorito, Dottie, del tamaño de Texas, para hacer un agujero de 3000 metros e introducir por el mismo una bomba, hacerla explotar y con ello hacer que no llegue a la Tierra, ah, y si por si fuera poco, solo tiene 18 días para formarse con cosmonautas y cumplir el objetivo antes de que el asteroide reviente el planeta. Todo ello capitaneado por un (extrañamente rubiales) Bruce Willis con su pose de duro impertérrita, con su indómito carisma; de lugarteniente será el encarnado por una estrella en auge entonces como Ben Affleck; de encargado de la misión de la NASA el mejor de todos e la interpretación como Billy Bob Thornton; la Liv Tyler (igual fue la imposición de su padre Steve Tyler de “Aerosmith” para hacer la canción del film “I Don't Want to Miss a Thing”), como hija de Willis y pareja de Affleck es mejorable (lo de que la dejen pulular por la NASA como si nada es de coña); Will Patton como el mejor amigo de Bruce, con un pasado velado con su ex e hijo pequeño; William Fichtner aportando su temple y actitud profesional como astronauta; Steve Buscemi como formidable alivio cómico, curiosamente está Peter Stormare como un astronauta de la vieja escuela soviética en la MIR, muy bueno con su actitud contestaría y estoica (ambos, Steve & Peter, mítica pareja de “Fargo”); Owen Wilson, Ken Hudson Campbell y (el gigantón) Michael Clarke Duncan, algo más al fondo con algún buen momento divertido.
El cine se inventó como espectáculo para amenizar, con el crecimiento del Séptimo Arte se profundizó para ser obras dramáticas para hacerte pensar. Una película donde USA se impone como ‘Salvador’ del mundo, este convidado de piedra ante la Aventura, visto cual anuncio de Coca Cola en varios montajes con gentes por todo el globo terráqueo (desde una granja americana, el Taj Mahal, la Catedral de Santa Sofía, una mezquita,...).
Pero esta cinta se atiene a ser un festín gamberro-juvenil que no pretende más que lo que consigue con creces, ya sé que tiene mil y un defectos (ya sé que no es creíble estos macarras se hagan astronautas en dos semanas, ya sé que en el espacio no se oyen las deflagraciones, ya sé que un transbordador de estos no maniobra tan rápido, ya sé que no es verosímil, como esquivan en la retaguardia del asteroide la estela de rocas, pero es que como yo la veo como una parodia de sí misma me lo paso en grande cada vez la revisiono, sobre todo cuando he visto la infravalorada cinta de Bay “Pain & Gain” (2013), donde se reía del Sueño Americano de modo ingenioso. No me creo que recargue tanto el metraje de parafernalia patriotera si no fuera que exagerando la caricaturiza, y se puede incluso reír los que veneran este aspecto.
Hasta nueve escritores trabajaron en el guión, cinco de los cuales están acreditados. Además de Robert Roy Pool (“Estallido”), Jonathan Hensleigh (“La Jungla de Cristal 3”), Tony Gilroy (“Nightcrawler”), Shane Salerno (“Salvajes”) y JJ Abrams (“Perdidos”), los escritores involucrados también incluyeron a Paul Attanasio, Ann Biderman, Scott Rosenberg y Robert Towne. Originalmente, era el guión de Hensleigh, basado en el original de Pool, el que había recibido luz verde de Touchstone. El entonces productor, Jerry Bruckheimer, contrató a la sucesión de escribas para reescribir y pulir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Comienza marcando las cartas en una secuencia apabullante de varios meteoritos cayendo sobre Manhattan y arrasando los rascacielos más emblemáticos, esto mezclado con humor negro ingenioso (con un perrito de por medio). Trs ello nos presenta a los protagonistas con caricaturesca secuencia en una plataforma petrolífera con chistosa persecución del prota al ‘novio’ de su hija’ a disparos, ello mientras llega visita de japoneses al lugar, a lo que sigue la llegada de un helicóptero reclamando en la NASA la presencia del prota, un caos maravillosamente coreografiado por Bay en pos del sentido lúdico. Luego entramos (tras el ‘apresamiento’ de los perforadores) en el adiestramiento del grupo, todo embestido de humor. Tenemos las locas demandas; el fin de semana pre-viaje (el jocoso préstamo, el club de striptease, la escena romántica, el tipo intentando ver a su hijo,...). Y en la última parte entramos en la odisea espacial (con prólogo en una toma larga a cámara lenta del equipo de Harry acercándose a la nave espacial cual “The Right Stuff”). Y aquí los problemas se encadenarán cual si la Ley de Murphy se atomizara cual tsunami en el espacio exterior. Con una paródica parada en una base espacial rusa, con un ‘esperpéntico’ regidor. Para en una explosiva salida del lugar centrarse en el meteoro, aquí si antes los niveles de credulidad debían estar ausentes, en este tramo ya es el sumun, pero los efectos visuales son tan buenos que entras y te dejas llevar en su acción atronadora, con accidentes, desafíos a la lógica, muertes, demencia, discursos épicos del POTUS, rebeliones (se da un superficial duelo entre el pensamiento civil y el marcial del ejército), y ya en el zenit sacrificios, el ‘despiporre’.
La puesta en escena es de las que no puedes negar de superproducción. Desde el excelente diseño de producción de Michael White (“La Roca”); La espectacular cinematografía nítida y luminosa de John Schwartzman (“Pearl Harbor” o “Seabiscuit”), creando composiciones vigorosas, que se funden con la acción de modo vibrante, entrelazado a la electrizante edición de Mark Goldblatt (“Terminator 2”, Chris Lebenzon (“Top Gun”), Glen Santilebury (“Drácula de Bram Stoker”), esto en miscelánea con los Homéricos efectos especiales capitaneados por los supervisores Pat McClung (“Aliens”) y Richard Hoover (“Blade Runner 20149), todo un alarde de inmersión, y todo esto adornado por la enérgica banda sonora de Trevor Rabin (“Enemy of the State”).
Spoiler:
Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): Cuando van a reclutar a Harry a la plataforma y Rockhound (Steve Buscemi) creyendo que van a detenerlo le dice a Harry que él creía la muchacha era mayor de edad (¿?); Ese Harry (Bruce Willis) diciéndole a A.J. (Ben Affleck) que no querría trabajar en este planeta con él, dejando a A.J. intrigado; La huida del ruso y A.J. de la Mir; La ‘guerra galaxiastica’ llegada de los perforadores a Dottie; El delirante salto sideral del ‘Armadillo’ manejado por A.J. por el asteroide, y con el colmo de que el ruso debe salir en pleno vuelo a apañar un desperfecto; Cuando tras Max (Ken Hudson Campbell) salir expulsado del asteroide, pierden toda esperanza de perforar y en el manido clímax del último segundo aparece el otro ‘Armadillo’ de A.J.; Cuando Harry acompaña a A.J. para el sacrificio y el primero le rompe el tubo del aire al segundo para que este vuelva con su hija; La última charla de Harry con su hija en tierra; Ese ruso Lev Andropov apañando la nave para que arranque al modo soviético, es decir, a golpes; El chistoso saludo del Colonel Willie Sharp (William Fichtner) a la hija de Harry de vuelta a Tierra, "Pido permiso para estrechar la mano de la hija del hombre más valiente que he conocido" (me decojoné);
Esta es una de esas películas que aun sabiendo de sus múltiples defectos me hacen sentir disfrutando con un Placer Culpable. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/09/armageddon.html
La puesta en escena es de las que no puedes negar de superproducción. Desde el excelente diseño de producción de Michael White (“La Roca”); La espectacular cinematografía nítida y luminosa de John Schwartzman (“Pearl Harbor” o “Seabiscuit”), creando composiciones vigorosas, que se funden con la acción de modo vibrante, entrelazado a la electrizante edición de Mark Goldblatt (“Terminator 2”, Chris Lebenzon (“Top Gun”), Glen Santilebury (“Drácula de Bram Stoker”), esto en miscelánea con los Homéricos efectos especiales capitaneados por los supervisores Pat McClung (“Aliens”) y Richard Hoover (“Blade Runner 20149), todo un alarde de inmersión, y todo esto adornado por la enérgica banda sonora de Trevor Rabin (“Enemy of the State”).
Spoiler:
Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): Cuando van a reclutar a Harry a la plataforma y Rockhound (Steve Buscemi) creyendo que van a detenerlo le dice a Harry que él creía la muchacha era mayor de edad (¿?); Ese Harry (Bruce Willis) diciéndole a A.J. (Ben Affleck) que no querría trabajar en este planeta con él, dejando a A.J. intrigado; La huida del ruso y A.J. de la Mir; La ‘guerra galaxiastica’ llegada de los perforadores a Dottie; El delirante salto sideral del ‘Armadillo’ manejado por A.J. por el asteroide, y con el colmo de que el ruso debe salir en pleno vuelo a apañar un desperfecto; Cuando tras Max (Ken Hudson Campbell) salir expulsado del asteroide, pierden toda esperanza de perforar y en el manido clímax del último segundo aparece el otro ‘Armadillo’ de A.J.; Cuando Harry acompaña a A.J. para el sacrificio y el primero le rompe el tubo del aire al segundo para que este vuelva con su hija; La última charla de Harry con su hija en tierra; Ese ruso Lev Andropov apañando la nave para que arranque al modo soviético, es decir, a golpes; El chistoso saludo del Colonel Willie Sharp (William Fichtner) a la hija de Harry de vuelta a Tierra, "Pido permiso para estrechar la mano de la hija del hombre más valiente que he conocido" (me decojoné);
Esta es una de esas películas que aun sabiendo de sus múltiples defectos me hacen sentir disfrutando con un Placer Culpable. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/09/armageddon.html
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