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El abogado del diablo

Intriga. Terror Kevin Lomax (Keanu Reeves) es un joven y brillante abogado que nunca ha perdido un caso. Vive en Florida y es feliz junto a su esposa Mary Ann (Charlize Theron). Un día, recibe la visita de un abogado de Nueva York que representa a un poderoso bufete que tiene la intención de contratarlo. Al frente de la prestigiosa empresa se encuentra John Milton (Al Pacino), un hombre mundano, brillante y carismático, que alberga planes muy oscuros ... [+]
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8
20 de agosto de 2023 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que reconocer que Al Pacino nunca ha sido santo de mi devoción, quizás porque nunca lo había visto actuar en versión original. Su voz es la mejor aliada de esos ojos alucinados, minerales, capaces de atravesar la pantalla y sentarse a comer palomitas contigo en el sofá. Supremo. Esto me recuerda la necesidad de revisar de vez en cuando mis filias y fobias, porque a menudo se puede acabar, como me ha pasado en este caso, arropando una sorpresa de las que te alegran el día.

El personaje de la madre del abogado me parece insufrible y totalmente innecesario. Sé que esa gente existe, sé que algunos son hasta buenas personas, pero en una película como ésta, me sobran. Los austeros efectos especiales, muy contenidos y apropiados. Me sobra quizás, también, el del agua bendita, más que nada porque me hizo más gracia que otra cosa. Me recordó a Jim Carrey abriendo el Mar Rojo en su sopa XD

Menudencias aparte, la película me ha parecido "redonda". Y no veo en ella una crítica ácida sobre el mundo jurídico, como están diciendo por aquí, no, yo veo una crítica, no ácida, sino perfectamente justa, sobre el ser humano. Han escogido el entorno legal por ser para muchos, junto con el entorno político (¿no es lo mismo?) el oficio donde más claramente se percibe esa horrenda capacidad para la mezquindad de la que, por desgracia, estamos dotados.

Con Keanu Reeves nunca he conectado, pero me parece que está bastante correcto en esta cinta, y Charlize está "divina", tan divina que fue el objeto primordial del ataque del "Maligno" :-) "Todo cuadra", que dirían los magufos.

Sigo en spoiler porque voy a "spoilear" a base de bien. Abstenéos los que aún no hayáis visto la peli.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Dedico mi comentario spoileador a mis compañeros comentaristas que han sonreído aliviados porque "todo era un sueño", "como en los Serrano", dicen, vamos a ver:

Primero, el personaje de Reeves no estaba "dormido", se asomó al espejo porque se enfrentaba a un dilema demoledor: poner todo su indiscutible talento a los pies de un degenerado peligroso (un pedófilo que llegó a masturbarse en el mismo tribunal, otro exceso que yo eliminaría) y conseguir salvarlo de la cárcel, y salvar también así su impecable reputación de tiburón de las leyes; o poner todo ese talento a los pies de la Justicia, de la verdadera Justicia. En ese momento no estaba soñando, estaba enfrentándose a sus demonios, pero no fueron (no pudieron ser) los demonios los que le obsequiaron con la gracia de ver lo que pasaría si se vendía a las tinieblas. ¿Por qué esto está tan claro? Porque en la escena final, la última antes de créditos, el amigo periodista consigue convencerlo para salir en titulares como un "luchador por las buenas causas", pero el rostro del amigo periodista se transforma en el último segundo, en el del odiado y diabólico Padre, que se eleva triunfador (también físicamente le mira desde lo alto de la escalera, recurso acertadísimo) porque el Hijo ha sucumbido a la vanidad "my favorite sin"... No fue un sueño. Todo fue real. Simplemente, se le otorgó el privilegio de ver el futuro y, en función de lo que vio en ese futuro, nuestro protagonista (como un nuevo George Bailey) actuó en consecuencia. Al fin y al cabo, es una peli americana.

También dedico mi comentario spoiler a mis compañeros comentaristas que han sonreído aliviados cuando un Al Pacino en estado de gracia comparte a grito pelado con su hijo y con el espectador "información privilegiada" sobre la naturaleza de Dios y nos vende los rasgos de una deidad cruel, chapuzas y titiritera muy del gusto de los directores ateos de las últimas décadas (recordemos al espeluznante "dios niño" de Ridley Scott en "Exodus, gods and kings") ... Pero algo falla en esta propuesta y, por tanto, en la aceptación de la misma: el personaje Milton ha estado mintiendo desde que empezó la película, mintió al hacer creer a Lomax que no le conocía de nada, mintió al esconderle su verdadero parentesco, mintió al esconderle sus verdaderas intenciones, mintió a sus otros empleados, mintió al fingir que no conocía a la madre de Lomax, mintió sobre todo a TODOS, excepto, quizás, a su querida y demoníaca retoña pelirroja. En fin, que el Diablo miente, señores, lo hace porque está en su naturaleza, porque tiende a ello como el árbol tiende a crecer y la hiena a rapiñar. No por nada ha sido bautizado por innumerables credos y tradiciones milenarias como "El Padre de la Mentira".

El espectador lo sabe, o debería saberlo por pocas nociones de teología básica que tenga. El espectador está dispuesto a aceptar que el Diablo, por serlo, mentirá siempre que la mentira le proporcione algún rédito suculento, y rara vez no lo hace. Pero cuando describe a Dios, hete aquí que el espectador arroja a la pantalla sus propios prejuicios aconfesionales y suspende, no la credulidad, sino la incredulidad. Cuando describe a Dios, Milton dice la Verdad. Tiene que decirla ¿Cierto? Nos gusta lo que dice, nos gusta cómo describe a Dios, así que eso SÍ tiene que ser verdad...

O no, porque, ¿a quién convendría más difundir una leyenda negra sobre el supuesto carácter real de Dios que a su más ferviente Enemigo?

Y aquí va la pregunta del millón: Si la entidad sobrenatural que concedió a Lomax la oportunidad de ver el futuro y, por tanto, corregir su actitud presente, no fue el Diablo (¿cómo podría serlo? No podía jugar si mostraba todas sus cartas) si no fue él... ¿Quién fue? ¿Quién le ayudó?

Me quito el sombrero ante todos los que han colaborado para crear esta obra majestuosa que juega tan feroz e inadvertidamente con los idearios más arraigados del inocente y siempre adoctrinable espectador. Bravo.

Ana Márquez
7
8 de febrero de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comentamos hoy una película de Taylor Hackford que este año precisamente cumple el vigésimo segundo aniversario de su estreno. Se trata de un producto comercial de Hollywood con un reparto de lujo, encabezado por Keanu Reeves, Charlize Theron y un soberbio (como siempre) Al Pacino. Tanto su título inglés como la traducción en latinoamérica es "El abogado del diablo", para mi gusto bastante más acertado que el que se le puso aquí en España. La película presenta varias temáticas teológico-morales que hacen muy recomendable su visionado. Antes del análisis de la película, dos detalles curiosos: el primero, la lujosa casa en la 5ª Avenida de New York del protagonista que encarna al diablo (Milton) fue cedida para la grabación por un emergente Donald Trump, quien 19 años después se convertiría en presidente de los EE.UU. El segundo es respecto la BSO, que incluye temas de los Rolling Stones, Frank Sinatra y... del almeriense Tomatito, interpretando a la guitarra el tema "A mi tío El Niño Miguel".

Centrándonos en el argumento de la película, éste consiste en la contratación de los servicios como abogado del prometedor joven Kevin Lomax (Keanu Reeves) por parte de John Milton (Al Pacino). Lo que al principio se presenta como la mejor noticia de su vida poco a poco va teniendo consecuencias desastrosas para Kevin y su mujer Mary Ann (Charlize Theron) hasta el punto de destrozar por completo sus vidas.

Diseccionando un poco la película podemos decir que su línea argumental es doble. Por un lado, se intenta reflejar el mundo de la abogacía (especialmente en New York), en el que lo único que interesa a la mayoría de sus protagonistas es subir en el escalafón y ganar juicios a toda costa, aún a pesar de utilizar recursos inmorales. En palabras de Milton, "Los abogados son los ministros del diablo". El guión no escatima en aportar elementos negativos como testigos falsos, perjurios, chantajes, corrupción... todo con tal de ganar un juicio. La película es en este sentido una crítica feroz a este sistema de vida inhumano y deshumanizador. Dentro de este mundo jurídico, el film explora además el hábitat más sagrado de la persona (la conciencia), donde el libre albedrío de cada persona se la juega y cada uno se debe plantear la siguiente cuestión: ¿es moralmente correcto defender por dinero a quien a ciencia cierta se sabe que es culpable y de quien se puede presuponer que en caso de quedar absuelto seguirá delinquiendo? No me parece una pregunta menor y agradezco a Dios no haber tenido en mi vida personal que responderla en primera persona.

Unido a ello se presenta el tema de la presencia real del demonio en el mundo, que mueve a su antojo los hilos de la corrupción y es capaz de envenenar el corazón de las personas para que lo adoren a él como único dios verdadero. Para ello utiliza multitud de recursos (dinero, poder, sexo, prestigio, violencia...), aunque John Milton -el personaje representado por Al Pacino- lo resume en uno: hacer creer a cualquier persona que su único dios es él mismo, engordando su vanidad, su narcisismo y su soberbia. en sus propias palabras: "Es mejor reinar en el infierno que servir en el cielo". Me parece una perspectiva bastante acertada de cómo actúa el mal en el mundo, ya que la raíz de todo pecado suele ser un acto de egoísmo o desobediencia a la voluntad de Dios, tal y como sugiere el pecado original del Paraíso del Edén.
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spoiler:
Dado que es una película antigua me gustaría comentar también su final sin pretensión de ser spoiler. Aunque más bien habría que hablar de "sus finales", ya que a mi juicio hay tres finales en uno. Al menos son tres giros en la historia que descolocan al espectador continuamente, consiguiendo mantenerlo enganchado hasta el último segundo de la película.

- El "primer final" es la resolución del conflicto entre el diablo, Kevin y su hermanastra Christabella. Kevin descubre la verdadera identidad de Milton con este "cómico" diálogo:

Kevin Lomax: "¿Quién eres?"
John Milton: "Oh, tengo tantos nombres..."
K.L.: "Satanás".
J.M.: "Llámame papá".

Es entonces cuando Kevin decide usar su libertad (libre albedrío) para suicidarse, arruinando así los planes del diablo de que conciban un hijo entre ambos. El suicidio supone un acto reprochable moralmente, pero ciertamente se presenta como la única escapatoria posible frente a la trampa que el diablo plantea a Kevin. El pecado aparece, por lo tanto, como un mal menor que busca un fin superior, la derrota de Satanás. Una perspectiva que no deja de ser curiosa aunque moralmente desconcertante.

- El "segundo final" lo podríamos catalogar como un final feliz con moralina, ya que quiere transmitir que todo lo que ha visto el espectador hasta ese momento es una fantasía, una imaginación o ensoñación de Kevin. Se trata como digo de un "happy end" por el que Kevin renuncia a su prestigiosa vida de abogado por salvar su alma y su matrimonio. Cambiando el curso de los hechos y no defendiendo a un culpable, Kevin quiere evitar que su visión anterior se haga realidad. Creo que este final se justifica por la crudeza del "primer final" (con dos suicidios) ya que permite suspirar al espectador aliviado tras una fuerte carga emocional mantenida durante toda la película.

- El "tercer final", a su vez, vuelve a impactar al espectador. La cara del periodista que habla con Kevin y Mary Ann en la escena final de la película se transforma lentamente en la de Milton -el diablo-, quien con sus palabras finales ("Vanidad, definitivamente mi pecado favorito") da a entender que si bien se han alterado sus planes iniciales dispone de suficiente tiempo y ganas como para seguir tentando por caminos diversos. Me parece un final justo y coherente con la teología y con nuestra misma experiencia cotidiana, que demuestra que una batalla ganada o una tentación superada no son sino el principio de otras nuevas que están por venir.

Otra curiosidad "teológica": los corredores que persiguen al personaje Eddie Barzoon cuando corre por el parque llevan los 4 una sudadera de color distinto, coincidentes con los colores de los caballos de los cuatro jinetes del Apocalipsis: Blanco (peste), rojo (guerra), negro (hambre) y verde (muerte, la que lleva Milton...)

En definitiva, me parece una excelente película que es muy aprovechable tanto a nivel cinematográfico como a nivel espiritual, aportando material a la reflexión personal del espectador, que puede empatizar con el protagonista tanto en su faceta pecadora (durante gran parte de la película) como en su redención final.

Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
5
15 de diciembre de 2012
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo escuché a un crítico de cine comentar que si tuviera que evaluar esta "Pactar con el diablo" le daría un 10 a los tres primeros cuartos y un 4 al último de ellos, dejándola en un 7 en conjunto. Y lo decía porque si el cuerpo de la película era fabuloso, el final era un completo desastre. Más tarde comprobé que tenía razón, aunque sólo fuera en parte, pues si bien el desenlace es muy malo, el resto de la cinta no es para tirar cohetes. Lo peor de este intento de Taylor Hackford es que no funciona. Por ejemplo, trata de jugar con la intriga de lo que está pasando, pero con este título, no sé a quién pretende engañar. Por otro lado, diría que está llena de MacGuffins, tramas que no van a ningún lado, como todos los juicios que vemos, hasta el punto de que hora y media de haber comenzado, no tenemos ni idea de lo que va este trabajo.

Siendo generosos, la idea de la que parte el director me parece bastante buena pero no está bien tratada. Tal y como ha sido enfocada no hacía ninguna falta darle este toque sobrenatural, incluyendo esas caras diabólicas que aparecen de sopetón, sin que sepamos bien cómo interpretarlas. Simplemente con la ambición y la maldad humana teníamos suficiente. No obstante, si te empeñas en darle protagonismo al Maligno, entonces tendría que haber dibujado Hackford una figura mucho más tétrica, inquietante y mayestática y no ese colega enrollado, vividor y rebelde que casi siempre parece. Y eso que no he comentado el lío del final completamente fuera de lugar, un absurdo con pretensiones filosóficas que destroza cualquier intento de hacer pasar "Pactar con el diablo" por una película seria. Para esto, "El corazón del ángel" de Alan Parker (1987).

Aún así, el argumento de esta obra es tan sugerente que te pasas sus cerca de dos horas y media pegado a la pantalla, incluso el final es tan bueno que deja un agradable sabor de boca. Además, están los actores. Por ejemplo, Al Pacino está estupendo, por más que su personaje sea bastante tonto. Keanu Reeves, en su salsa. Yo en cambio me quedo con la guapísima Charlize Theron, ante cuya presencia, Connie Nielsen parece fea. Por cierto, que la tentación aquí resulta hasta ridícula, porque ¿quien va a preferir a la Nielsen teniendo a la sudafricana? Y hablando de belleza, lo le queda mejor a Charlize es el pelo negro y largo, como se ve en el recuerdo en "AEON Flux". Por cierto, que la danesa Connie parece que ha mejorado con la edad. Aquí está regular y sin embargo en "La cosecha del hielo" del 2005 y con 40 años está espectacular. Comprobadlo y veréis.
6
15 de marzo de 2009
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Virtudes: buenos actores, el interés de siempre por ver a Al Pacino, contemplar la belleza y el talento de Charlize Theron, una factura formal irreprochable, un guión eficaz...

Defectos: los mismos trucos y las mismas trampas, la misma estructura narrativa de siempre, la misma fotografía de tarjeta postal de siempre, los mismos efectos especiales de siempre, el mismo toque de solemnidad y profundidad falsa para que el espectador medio piense que ha visto algo realmente bueno.

No sugiere, no exige, no propone. Da unidireccionalmente. Cine comercial, bien hecho.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un abogado entra en una gran empresa que dirige el diablo en persona. El diablo es, además, su propio padre. La película, sin embargo, sin ser extraordinaria, es mejor que este resúmen.
3
1 de junio de 2013
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hombre, si no has leído el libro la película es entretenida pero si lo has leído no hay color....aparte que no hay ni rastro de un montón de personajes importantes cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia: por ejemplo el que se empieza a oler algo raro en el libro es el abogado mientras que su mujer sigue abducida por el mundo del lujo y la nesfasta influencia de sus amigas, en la películas es al revés.

El final nada que ver con el del libro, tampoco nos habla del pasado del protagonistas salvo el juicio donde le "captan" para el bufete, luego no podemos ver el antes y el después: de un despachito modesto a "la creme de la creme".

¿Y que el diablo es su padre?, invención pura y dura del guionista.

Eso sí, soberbio el discurso final de Al Pacino, es quizá lo único que para mí merece la pena de la película.
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