Pánico y locura en Las Vegas
1998 

6.8
57,806
10 de agosto de 2008
10 de agosto de 2008
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flipante, para bien o para mal. Miedo y asco en Las Vegas es inclasificable, no deja de ser un experimento fílmico que deslumbra y apasiona a unos, como causa rechazo a otros. El reto consiste en atreverse a introducirse en ella sin ningún tipo de prejuicios.
Terry Gilliam, fiel a su particular estilo, adapta la novela homónima de Hunter S.Thompson trasladándonos a una de las épocas más convulsas de la reciente historia americana a través de un prisma en el que realidad y ficción se confunden irremediablemente.
Con la guerra de Vietnam y el movimiento hippie de telón de fondo, se nos plantea una brusca inmersión en el mundo de las drogas y la depravación del “sueño” americano. Ese sueño americano se nos muestra como un espejismo que acaba con la autodestrucción de todo aquel que lo persigue. Se trata de un engaño que sólo se puede sobrellevar a base borracheras y cuelgues. Llamativo es que el lugar al que se acuda a buscar el sueño sea Las Vegas.
Dentro de esta peculiar crítica, es reseñable el desvarío en el que Johnny Depp ve a sus colegas periodistas como si fueran reptiles.
El film se mueve de forma, a priori, poco coherente. Se suceden imágenes y situaciones sin aparente lógica que llegan a confundir al espectador, llevadas a un ritmo muy alto que no concede tregua alguna. Así se nos acerca más a la percepción que tienen los personajes sobre lo que les rodea.
En este aspecto cobra importancia la pareja protagonista: Johnny Depp y Benicio del Toro, quienes se pasan toda la película intercambiándose los roles de buenas a primeras. Sus personajes son exageradamente histriónicos y compulsivos. Violentos y perdidos que producen cierta indignación y rechazo en el público, el cual ni se inmutaría ante sus posibles desgracias.
Cameos como los de Tobey Maguire o Christina Ricci son igualmente reflejo de una sociedad enferma y superficial.
Miedo y asco en Las Vegas es un arriesgado delirio que toma las drogas y sus efectos como hilo conductor, haciendo de ésta, una cinta de difícil comprensión y entendimiento más allá del simple morbo o atracción que generalmente producen las películas que se adentran en el campo de la drogadicción. Este es quizá uno de los mayores hándicaps del film de Terry Gilliam: el que uno no se moleste en profundizar y sólo se quede con las gracias de un par de drogadictos que van a hacer unos reportajes en Las Vegas.
No hay que llevarse a error y pensar que se trata de un film de dos “colgaos” y su adicción. Para eso ya hay otras tantas películas. Miedo y asco en Las Vegas es toda una metáfora acerca de una sociedad en un momento histórico marcado por ideas y realidades contrapuestas.
Una sociedad y problemas que bien podrían trasladarse a esta época.
Terry Gilliam, fiel a su particular estilo, adapta la novela homónima de Hunter S.Thompson trasladándonos a una de las épocas más convulsas de la reciente historia americana a través de un prisma en el que realidad y ficción se confunden irremediablemente.
Con la guerra de Vietnam y el movimiento hippie de telón de fondo, se nos plantea una brusca inmersión en el mundo de las drogas y la depravación del “sueño” americano. Ese sueño americano se nos muestra como un espejismo que acaba con la autodestrucción de todo aquel que lo persigue. Se trata de un engaño que sólo se puede sobrellevar a base borracheras y cuelgues. Llamativo es que el lugar al que se acuda a buscar el sueño sea Las Vegas.
Dentro de esta peculiar crítica, es reseñable el desvarío en el que Johnny Depp ve a sus colegas periodistas como si fueran reptiles.
El film se mueve de forma, a priori, poco coherente. Se suceden imágenes y situaciones sin aparente lógica que llegan a confundir al espectador, llevadas a un ritmo muy alto que no concede tregua alguna. Así se nos acerca más a la percepción que tienen los personajes sobre lo que les rodea.
En este aspecto cobra importancia la pareja protagonista: Johnny Depp y Benicio del Toro, quienes se pasan toda la película intercambiándose los roles de buenas a primeras. Sus personajes son exageradamente histriónicos y compulsivos. Violentos y perdidos que producen cierta indignación y rechazo en el público, el cual ni se inmutaría ante sus posibles desgracias.
Cameos como los de Tobey Maguire o Christina Ricci son igualmente reflejo de una sociedad enferma y superficial.
Miedo y asco en Las Vegas es un arriesgado delirio que toma las drogas y sus efectos como hilo conductor, haciendo de ésta, una cinta de difícil comprensión y entendimiento más allá del simple morbo o atracción que generalmente producen las películas que se adentran en el campo de la drogadicción. Este es quizá uno de los mayores hándicaps del film de Terry Gilliam: el que uno no se moleste en profundizar y sólo se quede con las gracias de un par de drogadictos que van a hacer unos reportajes en Las Vegas.
No hay que llevarse a error y pensar que se trata de un film de dos “colgaos” y su adicción. Para eso ya hay otras tantas películas. Miedo y asco en Las Vegas es toda una metáfora acerca de una sociedad en un momento histórico marcado por ideas y realidades contrapuestas.
Una sociedad y problemas que bien podrían trasladarse a esta época.
24 de julio de 2009
24 de julio de 2009
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aburridísima y olvidable película que no merece la pena ver más de una vez. Se acerca más a "Mentiras y gordas" que a "Trainspotting".
Contaba con bastante potencial y con tener una gran fotografía con una iluminación maravillosa, y una pareja de actores muy buenos como son Benicio Del Toro y Johnny Depp. Pero si Terry Gilliam se creía que solo por poner a dos drogatas haciendo tonterías aburridas la película iba ha hacerse atractiva y desternillante por arte de magia... pues no. Si no hay guión no hay nada, su simplona trama no logra interesar lo más mínimo, los personajes interesan aun menos, y para colmo ni siquiera el conjunto de la obra divierte. Si lo que quiere es hacer sentir la misma indiferencia que la sociedad siente hacia el colectivo de los "fumaos", pues enhorabuena. Porque al haber querido hacer unos personajes extremadamente payasetes y patéticos, se han pasado de rosca y no llegan a ser ni divertidos, ni empáticos ni nada. Tal vez sea rara, pero a mí las andanzas de estos dos drogatas por Las Vegas no consigueron captar mi atención, sus payasadas no me hacen ninguna gracia y sus chorradas no me importan lo más mínimo. Los chistes no pueden ser más poco elaborados (porque un tío tenga como apodo "la cerda" y lo repitan hasta la saciedad no me va a hacer gracia. Tampoco me hace mucha gracia en especial que reaccionen con lentitud o que tengan mono cada dos por tres).
El único punto positivo, a parte del aspecto técnico y de las actuaciones (que hacen lo que pueden con este pobre material), es la originalidad de mostrarnos las alucinaciones de la parejita. La verdad es que recrea bien las sensaciones de los efectos de algunas drogas... pero si pretendía ser algo gracioso y paródico, no lo logra.
Parece que la intención de "Miedo y asco en Las Vegas" era hacer una película para el recuerdo sobre personajes para el olvido... pero la cinta es tan olvidable como sus personajes. Será cuestión de gustos en el humor. A quien la gustara "Snatch", tal vez quede encantado con "Miedo y asco en Las Vegas" ya que su estilo es parecido (pero la obra de Guy Pearce cuadriplica a esta en gracia, mordazidad, parodia y frescura).
Lo mejor: La iluminación, la originalidad en las escenas de las alucinaciones.
Lo peor: Que no hace gracia en ningún momento.
Contaba con bastante potencial y con tener una gran fotografía con una iluminación maravillosa, y una pareja de actores muy buenos como son Benicio Del Toro y Johnny Depp. Pero si Terry Gilliam se creía que solo por poner a dos drogatas haciendo tonterías aburridas la película iba ha hacerse atractiva y desternillante por arte de magia... pues no. Si no hay guión no hay nada, su simplona trama no logra interesar lo más mínimo, los personajes interesan aun menos, y para colmo ni siquiera el conjunto de la obra divierte. Si lo que quiere es hacer sentir la misma indiferencia que la sociedad siente hacia el colectivo de los "fumaos", pues enhorabuena. Porque al haber querido hacer unos personajes extremadamente payasetes y patéticos, se han pasado de rosca y no llegan a ser ni divertidos, ni empáticos ni nada. Tal vez sea rara, pero a mí las andanzas de estos dos drogatas por Las Vegas no consigueron captar mi atención, sus payasadas no me hacen ninguna gracia y sus chorradas no me importan lo más mínimo. Los chistes no pueden ser más poco elaborados (porque un tío tenga como apodo "la cerda" y lo repitan hasta la saciedad no me va a hacer gracia. Tampoco me hace mucha gracia en especial que reaccionen con lentitud o que tengan mono cada dos por tres).
El único punto positivo, a parte del aspecto técnico y de las actuaciones (que hacen lo que pueden con este pobre material), es la originalidad de mostrarnos las alucinaciones de la parejita. La verdad es que recrea bien las sensaciones de los efectos de algunas drogas... pero si pretendía ser algo gracioso y paródico, no lo logra.
Parece que la intención de "Miedo y asco en Las Vegas" era hacer una película para el recuerdo sobre personajes para el olvido... pero la cinta es tan olvidable como sus personajes. Será cuestión de gustos en el humor. A quien la gustara "Snatch", tal vez quede encantado con "Miedo y asco en Las Vegas" ya que su estilo es parecido (pero la obra de Guy Pearce cuadriplica a esta en gracia, mordazidad, parodia y frescura).
Lo mejor: La iluminación, la originalidad en las escenas de las alucinaciones.
Lo peor: Que no hace gracia en ningún momento.
3 de septiembre de 2009
3 de septiembre de 2009
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que no soy el mayor fan de Terry Gilliam. Su cine siempre me ha parecido demasiado... ¿rebuscado?. Sí, creo que esa sería la palabra perfecta. Una vez vi "12 monos" y me quedé con una cara de gilipollas que hasta me dolía. No entendí ni media, pero es que ni media, de verdad. Con "Brazil" ya ni me atreví porqué me han dicho que es una paranoia demasiado grande y paso que me vuelva a doler.
La primera vez que vi "Miedo y asco en Las vegas" me reí un montón y me encantó. Era una época en la que yo también me drogaba bastante y tengo que decir que, siempre según mis propias experiencias, la interpretación de cada una de las drogas es perfecta. Por aquél entonces la vi como una simple comedia para yonkis donde dos personajes se pegaban el santo viaje cargados con un maletín lleno de drogas (coca, mezcalina, LSD, marihuana, etc...) y se metían de todo hasta las cejas. La verdad es que en esos momentos no le di la más mínima importancia a la parte dramática del film... ¡craso error!
Con el tiempo, y más visualizaciones, he ido descubriendo que "Miedo y asco en Las Vegas" no es un simple alegato de las drogas, ni mucho menos (tampoco seré yo el primero que niegue la vis cómica sobre este tema, pero no es solo eso). Para mi, este film esconde un dramático y melancólico recuerdo para todas aquellas personas (sobretodo del movimiento hippie) que, en la década de los 50, intentaron modificar el mundo en tiempos difíciles y no solo no lo consiguieron sino que además tuvieron serios problemas causados por las drogas. El mítico y bonito mensaje de "Haz el amor y no la guerra" puso a muchos hacía un camino de autodestrucción que se llevo muchas vida por delante. La película relata en los momentos más intimistas, como esos jóvenes (ahora más creciditos) pueden volverse igual o peor que los autodestructivos y egoístas mandamases de sus gobiernos.
Si bien es cierto que gran parte de la peli se sustenta en los momentos más drogatas y divertidos del film, también lo es que el mensaje que lleva inscrito es fabuloso y hasta cierto punto lacrimógeno. Tristemente no logro entender como hay mentes tan cortas que comparan la enorme calidad de "Miedo y asco en Las Vegas" con bodrios infumables como "How High" o "Dos colgaos muy fumaos". Por no mencionar las brutales y dantescas interpretaciones llevadas a cabo por Del Toro y Deep... la verdad es que compararme este par de gigantes del cine con dos raperos de mierda me parece de un desconocimiento cinéfilo exagerado. Les recomiendo a estas personas un segundo y atento visionado para absorver al 100% la grandeza de este film.
Una de mis 10 películas favoritas. Una obra maestra.
PD: A lo mejor hasta me replanteo lo de ver "Brazil" y le doy otra oportunidad a "12 monos", a ver que pasa.
PD2: Mensaje para Carlos Boyero. El imbécil eres tu, no me extraña que escribas en un periódico monarquico como El Mundo. Seguro que además eres del PP.
La primera vez que vi "Miedo y asco en Las vegas" me reí un montón y me encantó. Era una época en la que yo también me drogaba bastante y tengo que decir que, siempre según mis propias experiencias, la interpretación de cada una de las drogas es perfecta. Por aquél entonces la vi como una simple comedia para yonkis donde dos personajes se pegaban el santo viaje cargados con un maletín lleno de drogas (coca, mezcalina, LSD, marihuana, etc...) y se metían de todo hasta las cejas. La verdad es que en esos momentos no le di la más mínima importancia a la parte dramática del film... ¡craso error!
Con el tiempo, y más visualizaciones, he ido descubriendo que "Miedo y asco en Las Vegas" no es un simple alegato de las drogas, ni mucho menos (tampoco seré yo el primero que niegue la vis cómica sobre este tema, pero no es solo eso). Para mi, este film esconde un dramático y melancólico recuerdo para todas aquellas personas (sobretodo del movimiento hippie) que, en la década de los 50, intentaron modificar el mundo en tiempos difíciles y no solo no lo consiguieron sino que además tuvieron serios problemas causados por las drogas. El mítico y bonito mensaje de "Haz el amor y no la guerra" puso a muchos hacía un camino de autodestrucción que se llevo muchas vida por delante. La película relata en los momentos más intimistas, como esos jóvenes (ahora más creciditos) pueden volverse igual o peor que los autodestructivos y egoístas mandamases de sus gobiernos.
Si bien es cierto que gran parte de la peli se sustenta en los momentos más drogatas y divertidos del film, también lo es que el mensaje que lleva inscrito es fabuloso y hasta cierto punto lacrimógeno. Tristemente no logro entender como hay mentes tan cortas que comparan la enorme calidad de "Miedo y asco en Las Vegas" con bodrios infumables como "How High" o "Dos colgaos muy fumaos". Por no mencionar las brutales y dantescas interpretaciones llevadas a cabo por Del Toro y Deep... la verdad es que compararme este par de gigantes del cine con dos raperos de mierda me parece de un desconocimiento cinéfilo exagerado. Les recomiendo a estas personas un segundo y atento visionado para absorver al 100% la grandeza de este film.
Una de mis 10 películas favoritas. Una obra maestra.
PD: A lo mejor hasta me replanteo lo de ver "Brazil" y le doy otra oportunidad a "12 monos", a ver que pasa.
PD2: Mensaje para Carlos Boyero. El imbécil eres tu, no me extraña que escribas en un periódico monarquico como El Mundo. Seguro que además eres del PP.
5 de enero de 2012
5 de enero de 2012
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Terry Giliam no se arruga ante nada es un hecho demostrado. Que esto sea siempre positivo no está tan claro, y en vista de su irregular carrera la conclusión es que no de solo de originalidad estética puede vivir un cineasta. En este caso que nos ocupa, el tío Terry fundamenta su característica parafernalia visual en la nada más absoluta, en poco más que la anécdota que supone que dos merluzos vayan a las Vegas a hacer una cata principesca de drogas. En serio que no hay nada más, y una vez superado el asombro por los planos rebuscados, la psicodelia y las gansadas de Depp y del Toro solo queda un hastío de considerables proporciones. Siempre se puede decir que es un cine valiente, un experimento y ese tipo de cosas, pero a Gilliam le hace falta muuucho más calado intelectual para que estos productos pasen de ser gigantescas bromas, no siempre de buen gusto.
25 de diciembre de 2006
25 de diciembre de 2006
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo que el que la critica es que no la entiende. No es una obra narrativa, sino más bien descriptiva, con unas calidades pictóricas que resultan de lo más interesante de la película, remitiéndose a lo mejor del expresionismo. Ciertamente, puede saturar ya que realmente no es una obra de mero entretenimiento. El título, sin ir más lejos, resulta bastante ilustrativo de lo que el espectador se va a encontrar. Una explosión de impresiones impactantes y no precisamente edificantes, sin lugar a dudas, muy bien expresadas. Cuando uno se dispone a ver una película como ésta hay que tener muy claro que tipo de obra va a ver. No es una comedia ligera, sino todo lo contrario, una peli intensa en la que hay que meterse, porque sino, sencillamente te aburre. De hecho, es una peli perfecta para ver en plan sesión cinematográfica con alguien con el que haya el placer de debatir. Yo, personalmente, la disfruté.
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