Kill Bill. Volumen 2
2004 

7.7
142,382
14 de julio de 2013
14 de julio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pareja de enamorados dispuestos para casarse. Así comienza una de las películas más sangrientas de Quentin Tarantino. Guión y dirección propio. Ciertamente le faltó el sarcasmo propio Tarantiniano. Pero, ese ballet de espadachines que protagoniza la revivida novia, Uma Thurman, bien vale por todo. La violencia extrema de Tarantino queda reflejada con creces. Como sabes que es una película, pues no sufres, si no que te regocijas y disfrutas.
12 de septiembre de 2013
12 de septiembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kill Bill: volumen 2, es una perfecta continuación, pero a su vez es una película muy diferente a la anterior, las dos son en su conjunto muy buenas y separadas también.
La primera me gustó por tener ese toque perverso y cruel sobre las artes marciales y el western barato unidas al estilo del cómic, su poderosa fuerza visual y su intenso ritmo la hacen una película muy especial para los amantes del género.
La segunda parte parece una película totalmente diferente, como si nada tuviese que ver con la primera pero sin embargo funciona muy bien.
La película es lenta en su mayor parte, pero inteligente, se centra más en los personajes que en la acción, al contrario, la acción pasa muy rápido y es corta, el análisis psicológico de sus matones es lo mejor de todo, son todos ellos una gran basura social.
Es una película pausada pero intensa, me interesa mucho las razones del porque cada uno actúa así, porque son matones y disfrutan con ello, no se adentra demasiado en la psicología del psicópata pero interesa su análisis es bueno.
Tarantino demuestra que también sabe dirigir a los actores.
Se mueve entre lo absurdo e imposible (como la escena del cementerio) y lo real, como el enfrentamiento entre los dos matones, al final de todo me gusta y mucho, creo incluso que es mejor que la primera aunque no se pueden comparar, aunque son dos película unidas, son películas muy diferentes.
La primera me gustó por tener ese toque perverso y cruel sobre las artes marciales y el western barato unidas al estilo del cómic, su poderosa fuerza visual y su intenso ritmo la hacen una película muy especial para los amantes del género.
La segunda parte parece una película totalmente diferente, como si nada tuviese que ver con la primera pero sin embargo funciona muy bien.
La película es lenta en su mayor parte, pero inteligente, se centra más en los personajes que en la acción, al contrario, la acción pasa muy rápido y es corta, el análisis psicológico de sus matones es lo mejor de todo, son todos ellos una gran basura social.
Es una película pausada pero intensa, me interesa mucho las razones del porque cada uno actúa así, porque son matones y disfrutan con ello, no se adentra demasiado en la psicología del psicópata pero interesa su análisis es bueno.
Tarantino demuestra que también sabe dirigir a los actores.
Se mueve entre lo absurdo e imposible (como la escena del cementerio) y lo real, como el enfrentamiento entre los dos matones, al final de todo me gusta y mucho, creo incluso que es mejor que la primera aunque no se pueden comparar, aunque son dos película unidas, son películas muy diferentes.
2 de septiembre de 2019
2 de septiembre de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucha gente considera que el cóctel de violencia, diálogo y acción es la tormenta perfecta del maestro, el único, el que ha creado escuela. Porque lo ha hecho, y negarlo es casi una blasfemia al cine contemporáneo. Y si, ese cóctel es preciso, porque es verdad. Es su don (y a veces su maldición, aunque muy pocas y contadas).
De esos tres aspectos que actúan a modo de pilares en su cine sin duda es el diálogo el que más brilla y maravilla, hace reír y fascina. Y es por eso que el volumen II de la extravagante Kill Bill es una obra maestra, y bastante por encima de la primera parte.
Cuando en el primer acto la conjura de la acción, la sangre y la estética pop mandan en la trama, nos gusta lo que vemos, ya que amamos los fetiches setenteros y sesenteros del bueno de Quentin, como también su devoción a lo kitsch, lo exagerado y sin duda lo mitificado. Pero es en el segundo cuando, salve la expresión, eyaculamos cinefilia por nuestros poros. El segundo y más genuino acto es lento, pero no pesado; sus diálogos, largos y extensos, portan una sabiduría y un sentido humano tan potente como sus geniales capítulos, cada cual más brillante.
Decir que alguno de ellos son de lo mejor que Tarantino ha regalado al cine no es exegerar ni lo más mínimo. Hablamos de arte mayor.
Seguramente la segunda parte perdería peso sin las características de la primera, y viceversa. Ese ying y yang conviven de forma harmónica cerrando así, a mi opinión, el top 3 de Quentin Tarantino.
Verla es un auténtico gozo, y sentirla un placer incomensurable.
De esos tres aspectos que actúan a modo de pilares en su cine sin duda es el diálogo el que más brilla y maravilla, hace reír y fascina. Y es por eso que el volumen II de la extravagante Kill Bill es una obra maestra, y bastante por encima de la primera parte.
Cuando en el primer acto la conjura de la acción, la sangre y la estética pop mandan en la trama, nos gusta lo que vemos, ya que amamos los fetiches setenteros y sesenteros del bueno de Quentin, como también su devoción a lo kitsch, lo exagerado y sin duda lo mitificado. Pero es en el segundo cuando, salve la expresión, eyaculamos cinefilia por nuestros poros. El segundo y más genuino acto es lento, pero no pesado; sus diálogos, largos y extensos, portan una sabiduría y un sentido humano tan potente como sus geniales capítulos, cada cual más brillante.
Decir que alguno de ellos son de lo mejor que Tarantino ha regalado al cine no es exegerar ni lo más mínimo. Hablamos de arte mayor.
Seguramente la segunda parte perdería peso sin las características de la primera, y viceversa. Ese ying y yang conviven de forma harmónica cerrando así, a mi opinión, el top 3 de Quentin Tarantino.
Verla es un auténtico gozo, y sentirla un placer incomensurable.
12 de agosto de 2007
12 de agosto de 2007
10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de causar una oleada de muerte y destrucción, la mujer anteriormente conocida como Mia Wallace sigue su camino de venganza que la llevará hasta el que paga las facturas, al cual le tiene más odio cada vez, ya que se da cuenta de que su superhéroe favorito es Superman (y si llega a ser el Capitán América, ni os cuento).
La segunda parte de ese festival de mutilaciones que era "Kill Bill", en parte decepcionó a los que esperábamos "Kill Bill 2", pues rompía totalmente con el ritmo, el desarrollo y el género del anterior. Si la primera destacaba por su velocidad vertiginosa, su escasez de diálogos, su tono desenfadado y su montón de desmembramientos y sangre, en esta se pisaba el freno estético, y se daba importancia a los diálogos y a los duelos de miradas, agarrándose más al western que a otra cosa, y sin las cantidades exageradísimas de sangre de la anterior, ni sus multitudinarias batallas, ni nada.
Lo malo es que los diálogos no son siempre de la frescura deseada, consiguiendo aburrir en un par de ocasiones. La tensión de los silencios a veces se desvanece, y los parones de ritmo no ayudan. Sin embargo, cuando se combina el western con el género de las artes marciales, sale ganando. Personajes también estrambóticos, como en su antecesora, y del todo carismáticos. Luchas que unen el wuxia, el chambara y algún género chino más, con sabor añejo (la lucha contra el maestro barbas, gran personaje), o tan esperpénticas como divertidas (la de la caravana).
Mucho más seria, pero con un punto de socarronería, y sobretodo, enfocada al homenaje de ese cine que le gusta a Tarantino, como la anterior. Una notable conclusión a esa historia de venganza, si bien no está al nivel de su apertura. Con secuencias dignas de elogio, algunas frases rompedoras, una banda sonora con temas de Morricone que sin duda aportan un mucho a la cinta, etcétera, lo más recomendable es verla olvidándose de la anterior, porque esta secuela es bastante más diferente de la primera que "Aliens: El regreso" de "Alien: El octavo pasajero".
La segunda parte de ese festival de mutilaciones que era "Kill Bill", en parte decepcionó a los que esperábamos "Kill Bill 2", pues rompía totalmente con el ritmo, el desarrollo y el género del anterior. Si la primera destacaba por su velocidad vertiginosa, su escasez de diálogos, su tono desenfadado y su montón de desmembramientos y sangre, en esta se pisaba el freno estético, y se daba importancia a los diálogos y a los duelos de miradas, agarrándose más al western que a otra cosa, y sin las cantidades exageradísimas de sangre de la anterior, ni sus multitudinarias batallas, ni nada.
Lo malo es que los diálogos no son siempre de la frescura deseada, consiguiendo aburrir en un par de ocasiones. La tensión de los silencios a veces se desvanece, y los parones de ritmo no ayudan. Sin embargo, cuando se combina el western con el género de las artes marciales, sale ganando. Personajes también estrambóticos, como en su antecesora, y del todo carismáticos. Luchas que unen el wuxia, el chambara y algún género chino más, con sabor añejo (la lucha contra el maestro barbas, gran personaje), o tan esperpénticas como divertidas (la de la caravana).
Mucho más seria, pero con un punto de socarronería, y sobretodo, enfocada al homenaje de ese cine que le gusta a Tarantino, como la anterior. Una notable conclusión a esa historia de venganza, si bien no está al nivel de su apertura. Con secuencias dignas de elogio, algunas frases rompedoras, una banda sonora con temas de Morricone que sin duda aportan un mucho a la cinta, etcétera, lo más recomendable es verla olvidándose de la anterior, porque esta secuela es bastante más diferente de la primera que "Aliens: El regreso" de "Alien: El octavo pasajero".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Destaco las luchas con el maestro barbas (qué personaje más cabrito) y el posterior entrenamiento durísimo, la pelea de la caravana, con esas espadas apenas manejables, la agobiante secuencia del enterramiento y posterior huida, y por supuesto, el nombre de la técnica definitiva: los 5 puntos para hacer estallar un corazón. Totalmente delirante. Una lástima que el estallido no conlleve una explosión de vísceras, porque habría ganado mucho. Más aún viendo la cantidad de sangre de la anterior (por eso digo de verla olvidándose de la otra).
11 de octubre de 2007
11 de octubre de 2007
10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Algo básico en la mitología de Tarantino es que cada superdirector tiene su alter ego: Stanley Kubrik no es otro que Carlos Boyero disfrazado. McG se llama Joseph McGinty Nichol, cuando el director se despierta por las mañanas sólo es Joseph McGinty Nichol, tiene que acortarse unas cuantas letras para convertirse en McG. Y esa es la característica que hace de Tarantino algo único.
Tarantino no se convirtió en Tarantino, sino que nació como Tarantino. Cuando se despierta cada mañana es Tarantino. Su alter ego es Tarantino y su traje, ese cutre que lleva a todas las galas y a Cannes, es la prenda en la que estaba envuelto cuando le encontraron los Weinstein siendo un novato. Ésa es su ropa. Lo demás, las referencias, los plagios, los autohomenajes son su disfraz.
Es el disfraz que Tarantino se pone para ser uno más entre nosotros."
Tarantino no se convirtió en Tarantino, sino que nació como Tarantino. Cuando se despierta cada mañana es Tarantino. Su alter ego es Tarantino y su traje, ese cutre que lleva a todas las galas y a Cannes, es la prenda en la que estaba envuelto cuando le encontraron los Weinstein siendo un novato. Ésa es su ropa. Lo demás, las referencias, los plagios, los autohomenajes son su disfraz.
Es el disfraz que Tarantino se pone para ser uno más entre nosotros."
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