Las dos caras de la verdad
7.3
34,337
Intriga. Drama
Martin Vail (Richard Gere), un ambicioso abogado de Chicago, es capaz de aceptar cualquier caso con tal de salir en la prensa. Un día decide ocuparse de uno que parece imposible de ganar: la defensa de Aaron (Edward Norton), un joven que es acusado del asesinato del arzobispo de Chicago, tras ser detenido mientras huía del escenario del crimen. (FILMAFFINITY)
19 de junio de 2009
19 de junio de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gregory Hoblit vuelve a sorprendernos, de buena manera, con esta gran intriga judicial, que es más de lo que parece ser, que imprime una calidad más que buena durante todo el metraje y que posee un sorprendente y escalofriante reclamo final que te pega al asiento y te hace reflexionar.
Un thriller inusual, sorprendente, entretenido y muy recomendable.
Un thriller inusual, sorprendente, entretenido y muy recomendable.
31 de agosto de 2012
31 de agosto de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El debut de Ed Norton no ha podido ser mejor para demostrar lo que vale. Su actuación me parece soberbia, así sin más. El mostrar una enfermedad mental tan terrible me parece argumento suficiente para concluír que la película es interesante. No tiene ningún mérito cinematográfico, pero el guión me dejó huella, tanta que al día de hoy la tengo en mi mente. Pero lo realmente bueno ha sido el dar la oportunidad a este gran actor Norton.
11 de julio de 2013
11 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un respetado y ambicioso abogado televisa en las noticias el caso del asesinato del arzobispo de Chicago a manos de un presunto joven que, empapado en sangre, intenta desafortunadamente escapar de la policía. El abogado (representado por Richard Gere) no duda ni un segundo en llamar por teléfono para apropiarse con lo que será el reto de su carrera profesional.
Así se presenta “Las dos caras de la verdad”, una película que parece ser la típica peli de un caso judicial. Pero, personalmente, creo que es una de esas películas que todo el mundo debería de ver antes de morir por dos razones (sí, sólo, dos razones… pero son tan buenas, que no necesita ningún matiz más para ser un peliculón).
La primera de ellas, el papelazo de Edward Norton, el presunto asesino. Si no fuera por su increíble papel, hoy en día nadie se acordaría de esta película. Su nominación a los Óscar a mejor actor secundario es mucho más que merecida. Bajo mi punto de vista, creo que el personaje principal de la peli (Richard Gere) queda eclipsado por el secundario.
Y el otro punto a favor es que tiene un final totalmente inesperado. Personalmente, siempre he tenido predilección por aquellas películas que no te imaginas cómo van a acabar y, cuando lo hacen, piensas “qué buena, no me lo esperaba”.
Como punto negativo, lo único que se me ocurre, es que si alguien no ha visto este film y lo ve, igual no le parece que tenga un final tan insospechado. Pero cabe decir a favor ella que es del año 1996 y que, para su época, es toda una revelación.
Por estas dos razones, voy a añadir “Las dos caras de la verdad” a la lista de mis recomendaciones personales. Espero que os guste u os haya gustado tanto como a mí.
Más críticas en:
http://criticasdeapie.wordpress.com/
Así se presenta “Las dos caras de la verdad”, una película que parece ser la típica peli de un caso judicial. Pero, personalmente, creo que es una de esas películas que todo el mundo debería de ver antes de morir por dos razones (sí, sólo, dos razones… pero son tan buenas, que no necesita ningún matiz más para ser un peliculón).
La primera de ellas, el papelazo de Edward Norton, el presunto asesino. Si no fuera por su increíble papel, hoy en día nadie se acordaría de esta película. Su nominación a los Óscar a mejor actor secundario es mucho más que merecida. Bajo mi punto de vista, creo que el personaje principal de la peli (Richard Gere) queda eclipsado por el secundario.
Y el otro punto a favor es que tiene un final totalmente inesperado. Personalmente, siempre he tenido predilección por aquellas películas que no te imaginas cómo van a acabar y, cuando lo hacen, piensas “qué buena, no me lo esperaba”.
Como punto negativo, lo único que se me ocurre, es que si alguien no ha visto este film y lo ve, igual no le parece que tenga un final tan insospechado. Pero cabe decir a favor ella que es del año 1996 y que, para su época, es toda una revelación.
Por estas dos razones, voy a añadir “Las dos caras de la verdad” a la lista de mis recomendaciones personales. Espero que os guste u os haya gustado tanto como a mí.
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18 de enero de 2015
18 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las dos caras de la verdad de Gregory Hoblit es un drama judicial de intriga basado en el juicio de un joven monaguillo que es culpado de matar a su arzobispo y que es defendido gratuitamente por un abogado de prestigio. Dirigida con un ritmo reposado y con un estilo que se basa en lo indagatorio, es una obra fenomenal con varios giros argumentales que dejan al público boquiabierto y que va de menos a más hasta alcanzar un final brillante que no se olvida y que perdura aun con el paso del tiempo, siendo además el film que lanzó a la fama al gran actor Edward Norton, concluyendo así un film penetrante y digno de elogio para toda clase de públicos.
La fotografía es evocadora y competente en sus imágenes impactantes que desconciertan al público y añaden misterio, al ser estas estéticamente sombrías y estar repleta de matices idóneos para el film. La música es hipnótica y turbadora con alguna canción inolvidable que atrae al público y lo estimula, cautivando e inquietando con sus melodías llenas de profundidad e intriga. Los planos y movimientos de cámara consuman un bien elaborado trabajo técnico que exprime lo mejor de las interpretaciones mediante el uso del reconocimiento, plano-contraplanos, primera persona, generales, cámara en mano, avanti y subjetivos.
Las actuaciones son deslumbrantes y están repletas de personalidad. Como protagonistas Richard Gere está genuino y carismático en un papel a su medida, Laura Linney está remarcable y convincente en su tarea y Edward Norton trabaja con oscuridad psicológica y brillo en uno de sus mejores papeles, siendo creíbles los acompañamientos de John Mahoney, Alfre Woodard y Frances McDormand entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios elegantes e impolutos por un lado y humildes por otro, marcando claramente la diferencia de clases sociales y con unos buenos decorados que te transportan eficazmente.
El guion, escrito por Steve Shagan y Ann Biderman y basado en la novela de William Diehl, es absorbente al exponer una trama sustanciosa que va de menos a más hasta alcanzar un final digno de elogio. Cumpliendo así, con un film inesperadamente penetrante por el juicio y sus giros argumentales que es recordado aún con el paso de los años, sobre todo por la enorme interpretación de Edward Norton que a partir de ahí se convirtió en una de las estrellas jóvenes imprescindibles del séptimo arte. Esto se lleva a cabo con una narrativa intrigante e insidiosa que con tono equilibrado se hace sugestivo a cada personaje con mucha expresividad.
En definitiva, la considero una obra inmortal y esencial dentro del género y de las películas sobre juicios por cautivar a toda clase de públicos al antojo del director, cumpliendo notablemente como uno de esos films que son citados en muchas ocasiones por tener en su interior unos sobresalientes giros argumentales. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música, planos, vestuarios y narrativa que hacen de Las dos caras de la verdad, una cinta penetrante que machaca al público y deja gran sensación tras su visionado.
La fotografía es evocadora y competente en sus imágenes impactantes que desconciertan al público y añaden misterio, al ser estas estéticamente sombrías y estar repleta de matices idóneos para el film. La música es hipnótica y turbadora con alguna canción inolvidable que atrae al público y lo estimula, cautivando e inquietando con sus melodías llenas de profundidad e intriga. Los planos y movimientos de cámara consuman un bien elaborado trabajo técnico que exprime lo mejor de las interpretaciones mediante el uso del reconocimiento, plano-contraplanos, primera persona, generales, cámara en mano, avanti y subjetivos.
Las actuaciones son deslumbrantes y están repletas de personalidad. Como protagonistas Richard Gere está genuino y carismático en un papel a su medida, Laura Linney está remarcable y convincente en su tarea y Edward Norton trabaja con oscuridad psicológica y brillo en uno de sus mejores papeles, siendo creíbles los acompañamientos de John Mahoney, Alfre Woodard y Frances McDormand entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios elegantes e impolutos por un lado y humildes por otro, marcando claramente la diferencia de clases sociales y con unos buenos decorados que te transportan eficazmente.
El guion, escrito por Steve Shagan y Ann Biderman y basado en la novela de William Diehl, es absorbente al exponer una trama sustanciosa que va de menos a más hasta alcanzar un final digno de elogio. Cumpliendo así, con un film inesperadamente penetrante por el juicio y sus giros argumentales que es recordado aún con el paso de los años, sobre todo por la enorme interpretación de Edward Norton que a partir de ahí se convirtió en una de las estrellas jóvenes imprescindibles del séptimo arte. Esto se lleva a cabo con una narrativa intrigante e insidiosa que con tono equilibrado se hace sugestivo a cada personaje con mucha expresividad.
En definitiva, la considero una obra inmortal y esencial dentro del género y de las películas sobre juicios por cautivar a toda clase de públicos al antojo del director, cumpliendo notablemente como uno de esos films que son citados en muchas ocasiones por tener en su interior unos sobresalientes giros argumentales. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música, planos, vestuarios y narrativa que hacen de Las dos caras de la verdad, una cinta penetrante que machaca al público y deja gran sensación tras su visionado.
25 de marzo de 2020
25 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejando a un lado la buena actuación de Norton, que por lo que veo es de sobra conocido por todos en esta película, conociendo los principales datos de la película que se enuncian al principio puedes llegar a saber que va a pasar casi hasta el final. Asesinato de un arzobispo, principal sospechoso un monaguillo ¿Cuál será el presunto móvil? Trama llena de estereotipos, facilmente advinas que pasa en 3/4 de película. Hablo desde el desconocimiento de si en 1996 esto era una trama brillante pero a día de hoy, en 2020 diría que una película con esta trama se salvaría por los pelos por su final. Quitando la gran actuación de Norton y, por qué no decirlo, notable de Gere, a esta película le sobra 1 hora de duración si solo de la historia contada en si se tratase, no por mala si no por totalmente transparente. (1ª crítica escrita, soy novel en esto.)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El sospechoso, que actúa bastante extraño y tiene que citarse en la carcel con una psiquiatra, dice haber una tercera persona en la escena del crimen, pero todo apunta a que era muy complicado que eso hubiera pasado ¿Quién será supuestamente esa tercera persona que solo dice haber visto él? La trama la conoce cualquier persona viendo 10 mins de pelicula y con un mínimo de cultura en cuanto a estereotipos de doble personalidad y de la iglesia con los monaguillos. Lo único que puede coger de sorpresa es un final con un giro de 180º justos, ni uno más ni uno menos, lo cual quizá puede hacerlo previsible a la mente de los más avispados, pero sinceramente yo no lo vi venir, más que nada porque no me lo esperaba de esta historia tan lineal.
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