The Square
6.4
12,717
Comedia. Drama
Christian, mánager de un museo de arte contemporáneo, se encarga de una exhibición titulada "The Square" en la que hay una instalación que fomenta valores humanos y altruistas. Un día le roban el móvil y la cartera en plena calle, incidente que causará más consecuencias de las esperadas.
14 de febrero de 2022
14 de febrero de 2022
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El proceso de creación de la incomodidad por parte de los silencios que surgen de las alteradas interacciones sociales de "The Square", sobrepasan una puesta en escena cuidada y desbordante. La tensión de los personajes que se alinean en el hilo argumental sirve para sopesar las consecuenicas posibles de las acciones que nos plantean, pero siempre puede existir una vuelta de tuerca que rompa las piezas y desajuste las pautas preestablecidas.
14 de agosto de 2022
14 de agosto de 2022
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El sueco Ruben Östlund sube de nivel con "The Square". Y contra todo pronóstico, me ha subyugado.
En su momento "Fuerza mayor" (2014) me gustó, pero me dejó algo frío. Fruto de lo cual tardé tanto en afrontar su siguiente trabajo. Y ahora me arrepiento de la tardanza. Aunque más vale tarde que nunca.
Muchas lecturas se pueden hacer, y se hacen, de "The Square". Más allá del pensamiento que podríamos denominar como cánon, quiero resaltar un par de pinceladas que me han llamado poderosamente la atención, y que no os he visto subrayar tanto.
La primera: el día a día es nuestra mayor performance.
La segunda: el cine de Ruben Östlund, al final, siempre versa sobre cabezas de familia perdiendo el respeto de su prole. O visto de otra manera: las nuevas generaciones son las únicas con capacidad para enmendar los errores de las anteriores.
No daré más la turra, supongo que mi nota habla por mi.
En su momento "Fuerza mayor" (2014) me gustó, pero me dejó algo frío. Fruto de lo cual tardé tanto en afrontar su siguiente trabajo. Y ahora me arrepiento de la tardanza. Aunque más vale tarde que nunca.
Muchas lecturas se pueden hacer, y se hacen, de "The Square". Más allá del pensamiento que podríamos denominar como cánon, quiero resaltar un par de pinceladas que me han llamado poderosamente la atención, y que no os he visto subrayar tanto.
La primera: el día a día es nuestra mayor performance.
La segunda: el cine de Ruben Östlund, al final, siempre versa sobre cabezas de familia perdiendo el respeto de su prole. O visto de otra manera: las nuevas generaciones son las únicas con capacidad para enmendar los errores de las anteriores.
No daré más la turra, supongo que mi nota habla por mi.
9 de abril de 2024
9 de abril de 2024
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The square es una película muy interesante tanto por las formas como por los contenidos. Östlund tiene un ritmo cinematográfico especial, pausado, pero no monótono ni cansino. El tiempo de sus películas le imprime una pátina de verosimilitud a escenas y planteamientos. Deja que nuestras ideas se filtren, se agranden, se transformen mientras vemos lo que nos propone.
En cuanto al contenido, el sueco le corta un traje al payo blanco biempensante, a esos que necesitan imponerse y racionalizar la bonhomía porque no les sale natural (esto vale para la socialdemocracia sueca y para los simpáticos propietarios de Más Madrid). De paso, le corta otro traje al narcisismo del personal (en ese sentido, me alegro de que un narcisista como Boyero no entienda la película, lo mismo que no la entienden muchos otros narcisistas, que dejan sus detritos en las críticas), al mundillo del arte contemporáneo, al del marketing...
Luego subyacen otros temas, para mí, tratados magistralmente, como el papel en el que quedan los hijos en este tipo de familias y sociedades, los miedos típicos de la clase media actual o la contradicción (irresoluble ética y políticamente) entre llevar una vida privilegiada occidental y querer ser un auténtico filántropo, una persona digna.
En fin, The square es una película diferente y aborda temas importantes con un enfoque honesto y crítico. Es un oasis en el frívolo rodillo del cine.
En cuanto al contenido, el sueco le corta un traje al payo blanco biempensante, a esos que necesitan imponerse y racionalizar la bonhomía porque no les sale natural (esto vale para la socialdemocracia sueca y para los simpáticos propietarios de Más Madrid). De paso, le corta otro traje al narcisismo del personal (en ese sentido, me alegro de que un narcisista como Boyero no entienda la película, lo mismo que no la entienden muchos otros narcisistas, que dejan sus detritos en las críticas), al mundillo del arte contemporáneo, al del marketing...
Luego subyacen otros temas, para mí, tratados magistralmente, como el papel en el que quedan los hijos en este tipo de familias y sociedades, los miedos típicos de la clase media actual o la contradicción (irresoluble ética y políticamente) entre llevar una vida privilegiada occidental y querer ser un auténtico filántropo, una persona digna.
En fin, The square es una película diferente y aborda temas importantes con un enfoque honesto y crítico. Es un oasis en el frívolo rodillo del cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay un fallo garrafal, garrafal, en la película, que a mí casi me arruina la cinta entera: la escena del mono en la cena, que se va estirando hasta límites absurdos... hasta que los sobrepasa. Que una performance acabe casi en violación de una mujer (por no hablar de las agresiones a otros asistentes) y que esa situación no marque la vida del responsable (el director del museo y programador) ni tenga más repercusión es un despropósito, sobre todo porque, hasta entonces, la película era totalmente verosímil.
11 de noviembre de 2017
11 de noviembre de 2017
10 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un 7-Eleven es el centro neurálgico de las operaciones marginales/comerciales del desnortado y atontado protagonista (¿álter ego del director?). Y con ello no puedo, lo siento, con el corazón, que con el alma no puedo, evitar recordar un equipo ciclista de los USA que allí o mejor allá por los años ochenta tenía un cartel de lujo. En concreto me levanto y aplaudo por Raúl Alcalá y Andy Hampsteen (son los que ahora recuerdo). El primero fue un cometa fugaz (en el ochenta y nueve voló en una contrarreloj y poco después casi desapareció). El segundo, un sólido corredor de gestas incontables, aunque sin llamar demasiado la atención ni alzar la voz (nombro la mítica etapa del Gavia y todos a callar -ni los tercios de Flandes hubieran soportado aquel día de frío glacial y tanta adversidad en tierras italianas con Breukink, el fino holandés, de por medio). Fue, quizás, la otra cara del más destacado y espectacular Greg LeMond. Y ambos, los padres del tiburón felón Lance Armstrong. En mis entrañas están muchas de esas etapas. Son ya parte de mi sangre. Un hurra por ellos.
El absurdo no se puede contar a través de más absurdo. Eso es un error de novato. Solo supone flojera, fofas situaciones, ridículos resultados. Es justo al contrario. Debe ser tratado con exquisito y feroz rigor cirujano, desmenuzado minuciosamente, expurgado y calificado con denuedo, hasta que no quede nada de dispersión o consuelo. Es el único modo. Es lo mismo que pasa a la hora de escribir. Lo contrario de lo que se piensa, me refiero a que requiere, la escritura, si es buena de veras, y salvaje y a contracorriente y virulenta y revulsiva y lasciva, exige un autor espartano, de clausura, un monje claretiano que no gaste ni un gramo de fuerza en tontas distracciones, en vicios menores. Lo cual no ciñe su vida los trescientos sesenta y cinco días de año, también caben, toda virtud demanda sus numerosas excepciones, escapadas, huidas a lo oscuro, severas depresiones, decadencias morrocotudas, saborear el túnel, perderte y destruirte para poder volver más fuerte y sabio y nuevo.
En la sala de proyecciones en la que este humilde escribidor estaba, también se encontraba una buena mujer de risa generosa, exuberante, sin prejuicios ni vergüenza la exhibía, su constante alegría, a todo el que quería. Y eso me hizo darme cuenta de una cosa que ya había olvidado: el continente hace el contenido, el contexto crea la obra, las carcajadas de la buena señora provocaron en mí, por imitación y contagio y descubrimiento, también cierta gracia, logré entender el humor soterrado, escondido pero muy evidente, que se me había quedado desvaído, desangelado y un poco como desapercibido en esta obra o coso, sueco.
Nada tienen que ver estos tres párrafos consecutivos. Lo sé. ¿Importa?
El absurdo no se puede contar a través de más absurdo. Eso es un error de novato. Solo supone flojera, fofas situaciones, ridículos resultados. Es justo al contrario. Debe ser tratado con exquisito y feroz rigor cirujano, desmenuzado minuciosamente, expurgado y calificado con denuedo, hasta que no quede nada de dispersión o consuelo. Es el único modo. Es lo mismo que pasa a la hora de escribir. Lo contrario de lo que se piensa, me refiero a que requiere, la escritura, si es buena de veras, y salvaje y a contracorriente y virulenta y revulsiva y lasciva, exige un autor espartano, de clausura, un monje claretiano que no gaste ni un gramo de fuerza en tontas distracciones, en vicios menores. Lo cual no ciñe su vida los trescientos sesenta y cinco días de año, también caben, toda virtud demanda sus numerosas excepciones, escapadas, huidas a lo oscuro, severas depresiones, decadencias morrocotudas, saborear el túnel, perderte y destruirte para poder volver más fuerte y sabio y nuevo.
En la sala de proyecciones en la que este humilde escribidor estaba, también se encontraba una buena mujer de risa generosa, exuberante, sin prejuicios ni vergüenza la exhibía, su constante alegría, a todo el que quería. Y eso me hizo darme cuenta de una cosa que ya había olvidado: el continente hace el contenido, el contexto crea la obra, las carcajadas de la buena señora provocaron en mí, por imitación y contagio y descubrimiento, también cierta gracia, logré entender el humor soterrado, escondido pero muy evidente, que se me había quedado desvaído, desangelado y un poco como desapercibido en esta obra o coso, sueco.
Nada tienen que ver estos tres párrafos consecutivos. Lo sé. ¿Importa?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esta larga película tiene muchos meandros y pocos desarrollos (es lo que pedimos los espectadores vulgares). Toca muchos palos, actuales, refulgentes, indudables. Podría contar unos cuantos: nos domina una casta nueva, una generación emergente, una pandilla de descerebrados que invade internet y que nos coloniza con vídeos disparatados, lobotomizados. Bien. Primer punto. Vayamos con el segundo. El Arte moderno, esto ya es otro tópico consabido, es una memez y un timo, hecho por zoquetes y dirigido por y para cenutrios, valga la redundancia zangolotina. Ahora el tercero. Vivimos en un mundo desproporcionado, histérico, contrahecho: a más llevarse las manos a la cabeza por todo, a más colectivos, como plaga de langosta, vulnerables y siempre ofendidos y quejosos y tan activos, mayor frialdad, pasotismo y desinterés de la mayoría de le gente. A más denuncias y rasgarse las vestiduras, mayor cinismo, desvergüenza, hipocresía y caradura por parte de los que montan las exposiciones sin exposición y dirigen el cotarro acatarrado. ¿Son vasos comunicantes las tantas reclamaciones de las mil asociaciones (¿subvencionadas?) y los enchufes, el dinero, los altos mandos, los discursos políticos, los gerifaltes del arte y demás mequetrefes que tienen las manos y los bolsillos por qué no decirlos llenos, el alma vacía y el cerebro hueco? No diría (yo) que no. ¿Son los amos del mundo estos tahúres de medio pelo o nada más que simples capataces, esbirros del poder que marean a la gente, todos bufones, emisarios del mal o montón de mierda indistinguible? Va a ser que sí.
El caso es que parece seguro que triunfa, estamos inmersos como cabestros en una nueva, mayúscula y omnímoda censura. No tan evidente como ha habido otras, pero igual de grotesca, puritana e ideológica. Lo triste es que casi todo lo que hemos planteado, en esta película atisbado, se le puede atribuir a la misma obra, la cual peca de cobardía, dar mil rodeos para nada (a los espectadores simples nos gustan las concreciones), callar casi todo (que nos lo den todo masticado pedimos irritados) y de cubrirse con mil máscaras bobas que ocultan lo más gordo. El director nos ha ofrecido un bosquejo amorfo, no se ha atrevido, o no ha sido capaz de llegar al verdadero meollo. Por lo tanto, es más síntoma que análisis, más enfermedad que diagnóstico.
Una/otra más gran oportunidad perdida. Una enorme decepción. Llanto por un arte en mal estado, banal, timorato, cagón y asustado.
Dos actores de series inolvidables: la Moss de "Mad Men", el West de "The Wire", y dos escenas de entre tanta morralla (de la historia del simpático chaval y su queja en la escalera... ); la del preservativo sospechoso de mala praxis y la del simio humano de comportamiento tan susceptible. Están bien, pero saben a poco, a filfa finalmente, como todo lo demás.
Vale.
El caso es que parece seguro que triunfa, estamos inmersos como cabestros en una nueva, mayúscula y omnímoda censura. No tan evidente como ha habido otras, pero igual de grotesca, puritana e ideológica. Lo triste es que casi todo lo que hemos planteado, en esta película atisbado, se le puede atribuir a la misma obra, la cual peca de cobardía, dar mil rodeos para nada (a los espectadores simples nos gustan las concreciones), callar casi todo (que nos lo den todo masticado pedimos irritados) y de cubrirse con mil máscaras bobas que ocultan lo más gordo. El director nos ha ofrecido un bosquejo amorfo, no se ha atrevido, o no ha sido capaz de llegar al verdadero meollo. Por lo tanto, es más síntoma que análisis, más enfermedad que diagnóstico.
Una/otra más gran oportunidad perdida. Una enorme decepción. Llanto por un arte en mal estado, banal, timorato, cagón y asustado.
Dos actores de series inolvidables: la Moss de "Mad Men", el West de "The Wire", y dos escenas de entre tanta morralla (de la historia del simpático chaval y su queja en la escalera... ); la del preservativo sospechoso de mala praxis y la del simio humano de comportamiento tan susceptible. Están bien, pero saben a poco, a filfa finalmente, como todo lo demás.
Vale.
25 de enero de 2018
25 de enero de 2018
8 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
FATAL, de lo peor que he visto en mucho tiempo, a decir verdad mis expectativas eran altas, dado el triunfo de esta película en Cannes, pero no entiendo el porque de tanto premio y buenas criticas, la escena del poster me parece, desagradable, misogina, y sobre todo humillante para el ser humano en general, debo admitir que solo por esa escena yo de jurado hasta la hubiera descalificado de cualquier competecion, no se que pensaba el director al escribirla
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