La profesora de piano
2001 

7.3
24,421
27 de junio de 2009
27 de junio de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dura, cruda, dramática por momentos. Nuestros desequilibrios y embotamiento emocional nos lleva a buscar mecanismos de compensación nada aconsejables. La neurosis, la enajenación o la autodestrucción como algunos de los infiernos personales que nos acogen en esos momentos. ¿Canalizar las pulsiones o dejarlas vía libre? Excelsa Huppert, como de costumbre nadie me ha causado tanta grima en tan corto espacio de tiempo.
28 de marzo de 2007
28 de marzo de 2007
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por alguna extaña razón esta pelicula tiene algo hipnótico en su ritmo (¿será la música de Schumann?) que hace que se te pase bastante rápido.
El lado oscuro es la parte nuestra que no está visible al resto, es nuestro comportamiento a solas o en la intimidad con los más allegados. ¿Sabemos si nuestro compañero de trabajo es un maltratador, o si por el contrario, recoge gatitos abandonados?
Esta reflexión es extrapolable a cuaquier persona y representa el eje central de la película.
Si ya has visto alguna película de Haneke reconocerás fácilmente su estilo de dirección, deja respirar a los personajes y que las escenas se desarrollen con el menor montaje posible.
Isabelle Huppert está soberbia y borda a un personaje sumamente complejo; la madre también es de destacar, aunque sea de forma secundaria y breve; él en cambio está más normalito, pues su personaje no da tanto de sí como los otros.
Aquí es una recta profesora de piano consumidora de pornografía pero podía haber sido cualquier otra cosa.
Como es habitual en Haneke, también se ponen de manifiesto problemas como la soledad espiritual y pone en entredicho los valores morales sobre los cuales nos regimos, especialmente dentro de sociedades burguesas.
No sabría decir si es de lo mejor de Haneke, por que me resulta casi imposible calificarle, pero si es recomendable, aunque sólo sea por ver un estilo diferente y transgresor.
Y por supuesto, no podía faltar un final made in Haneke.
El lado oscuro es la parte nuestra que no está visible al resto, es nuestro comportamiento a solas o en la intimidad con los más allegados. ¿Sabemos si nuestro compañero de trabajo es un maltratador, o si por el contrario, recoge gatitos abandonados?
Esta reflexión es extrapolable a cuaquier persona y representa el eje central de la película.
Si ya has visto alguna película de Haneke reconocerás fácilmente su estilo de dirección, deja respirar a los personajes y que las escenas se desarrollen con el menor montaje posible.
Isabelle Huppert está soberbia y borda a un personaje sumamente complejo; la madre también es de destacar, aunque sea de forma secundaria y breve; él en cambio está más normalito, pues su personaje no da tanto de sí como los otros.
Aquí es una recta profesora de piano consumidora de pornografía pero podía haber sido cualquier otra cosa.
Como es habitual en Haneke, también se ponen de manifiesto problemas como la soledad espiritual y pone en entredicho los valores morales sobre los cuales nos regimos, especialmente dentro de sociedades burguesas.
No sabría decir si es de lo mejor de Haneke, por que me resulta casi imposible calificarle, pero si es recomendable, aunque sólo sea por ver un estilo diferente y transgresor.
Y por supuesto, no podía faltar un final made in Haneke.
12 de mayo de 2008
12 de mayo de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hace algún tiempo, algunos meses, tuve la oportunidad de alucinar y probar el amargo pero sugerente bocado de la angustia Hanekiana con la tremenda y espeluznante "Funny games", en esta ocasión, con "La pianista" vuelvo a "flipar" literalmente. No creo que haya otro verbo más apropiado o "culto"( pfff ) para resumir el cúmulo de sensaciones que he llegado a recibir por medio de mis receptores y neuronas sensitivas hasta llegar al tálamo y quedarme paralizado sin poder elaborar una respuesta contundente mientras presenciaba la historia, ni tampoco justo después. Esto es Michael Haneke, es así, hay que digerirlo, procesarlo lentamente, y sin ningún tipo de prisa, enjuiciar y valorar.
Aún así, si Funny Games es violencia pura y dura (con todos sus matices que no voy a analizar ahora), "La pianista" llega mucho más allá, es una gran película, con un número alto de elementos que la convierten en ello. Provocadora, atrevida, triste... cala hondo en nuestros sentimientos, es imposible el no comparar con la realidad, todo ello... el alma, la psicología, la educación, la sexualidad, el miedo al amor, el propio amor, la represión, el tiempo perdido, el talento y éxito profesionales eclipsados por los numerosos y propios fantasmas que asolan nuestras mentes, azotando con mayor fuerza en el virtuoso, dedicado en cuerpo y alma a ello, sacrificando una vida...dando lugar a otra oscura y sombría, paralela y desconocida...brutal.
Interpretaciones: sin palabras....Majestuosa actuación de Isabelle Huppert, y excelentes interpretaciones de Magimel y la veterana Annie Girardot. Guión tochísimo, dirección perfecta, fotografía perfecta, primeros planos excelentes, por ejemplo, los de la propia protagonista o esas imágenes excelentes del piano, mientras acompaña esa adecuadísima y preciosa banda sonora de música clásica.
Peliculón....claro que...todo depende del estómago de cada uno, y del conocer nuestros propios límites para ver y querer seguir viendo...la dureza y explicitud de las imágenes que rodó Haneke no son aptas para mentes sensibles...
Aún así, si Funny Games es violencia pura y dura (con todos sus matices que no voy a analizar ahora), "La pianista" llega mucho más allá, es una gran película, con un número alto de elementos que la convierten en ello. Provocadora, atrevida, triste... cala hondo en nuestros sentimientos, es imposible el no comparar con la realidad, todo ello... el alma, la psicología, la educación, la sexualidad, el miedo al amor, el propio amor, la represión, el tiempo perdido, el talento y éxito profesionales eclipsados por los numerosos y propios fantasmas que asolan nuestras mentes, azotando con mayor fuerza en el virtuoso, dedicado en cuerpo y alma a ello, sacrificando una vida...dando lugar a otra oscura y sombría, paralela y desconocida...brutal.
Interpretaciones: sin palabras....Majestuosa actuación de Isabelle Huppert, y excelentes interpretaciones de Magimel y la veterana Annie Girardot. Guión tochísimo, dirección perfecta, fotografía perfecta, primeros planos excelentes, por ejemplo, los de la propia protagonista o esas imágenes excelentes del piano, mientras acompaña esa adecuadísima y preciosa banda sonora de música clásica.
Peliculón....claro que...todo depende del estómago de cada uno, y del conocer nuestros propios límites para ver y querer seguir viendo...la dureza y explicitud de las imágenes que rodó Haneke no son aptas para mentes sensibles...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pianista y profesora de importancia, virtuosa, exigente consigo misma, y con la misma música y alumnos a los que imparte clase, todavía vive con su madre, de la cual, recibe más exigencia todavía, recibiendo un trato de adolescente a los 40 años aproximadamente, se palpa en el ambiente una represión de toda una vida y todavía consentida por la hija...tosca, fría ante las apariencias, en ella misma encierra una doble vida rodeada de pornografía y automutilación sadomasoquista sexual. Locura al fin y al cabo, quien sabe si por su educación, tanto en casa como en la exigencia profesional personal que le ha llevado a una dedicación exclusiva, su propia personalidad obsesa, o yo que sé...un cúmulo de todo..
Le llega la posibilidad del amor reencarnada en un alumno del que se siente atraída, pero sus propias fantasías que intenta llevar a cabo con este, la sumergen en un caos....
Hay escenas impactantes: la automutilación en vagina buscando no sé que placer, todas las situaciones entre los dos protagonistas, la agresión escondida a su alumna con los cristales....
Dureza
Le llega la posibilidad del amor reencarnada en un alumno del que se siente atraída, pero sus propias fantasías que intenta llevar a cabo con este, la sumergen en un caos....
Hay escenas impactantes: la automutilación en vagina buscando no sé que placer, todas las situaciones entre los dos protagonistas, la agresión escondida a su alumna con los cristales....
Dureza
31 de mayo de 2009
31 de mayo de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los músicos, manos ejercitadas que reciben directamente del cerebro la orden que maneja sus movimientos. Impulsos eléctricos les dotan de la maestría trabajada durante largos y costosos periodos de tiempo. El cerebro ordena a las manos: toca bien, simula que esta orden te la envía el alma.
Pasionales, enfermos de la perfección, antes de desafinar hay que dominar el instrumento. No todo el mundo puede destacar, una dedicación extrema y unas manos firmes a la vez que delicadas y ágiles deben mantener toda la armonía que la música necesita.
El piano, la complejidad hecha instrumento. Maravilla tanto su sonido como el movimiento de las manos sobre sus teclas negras y blancas. La partitura guía las notas, la intención con que se representan hacen de su sonido un continuo alegato universal. El que la pianista quiera mostrar.
El rostro de la pianista, sus ojos lanzan fuego, muestran dedicación, sus labios gritan lujuria pero hablan de la locura de los grandes pianistas de la historia. Pómulos que desean el ataque, el dolor, pero mantienen el saludable color de los genios. No existe la sonrisa, es un lujo que no se permite cualquiera, es una necesidad vulgar, una muestra de humanidad involuntaria que controlada, es perversa. Su frente oculta sus pensamientos. Más fuerte, más duro, más extremo... algún día.
Un único rostro para sus dos vidas, la intachable dedicación como profesora, la innegable exaltación de su cuerpo. Frecuencia y compás para los placeres más oscuros y personales. No existen límites en la represión más liberada. No es un secreto, es una entrega desmesurada a la espera de un igual al que dominar para que la domine.
Mientras tanto, los juegos peligrosos forman parte de la fachada, ese rostro intachable sólo vive de la genialidad y el ansia. Complejas mentiras, altivez visual, descarado comportamiento, pétrea sexualidad, doncella preparada para el látigo en silencio.
Dolor comparte, dolor recibe, dolor muestra. Lo compartimos sin comentarios, lo recibimos de frente, un golpe tras otro, nos muestra con total frialdad y sin ningún reparo todo lo que oculta el rostro impenetrable de la pianista, y sin pestañear siquiera seguimos sus movimientos por su compleja vida, dos mitades unidas profusamente, que despiertan en nosotros el desconcierto de nunca estar del todo preparados para meternos de lleno en las perversiones y placeres ajenos cuando el modo de narrarlo es tan contundente, porque a esta bacanal nadie estaba invitado y todos nos hemos entrometido. No existe la indiferencia ante el rostro de la pianista.
Pasionales, enfermos de la perfección, antes de desafinar hay que dominar el instrumento. No todo el mundo puede destacar, una dedicación extrema y unas manos firmes a la vez que delicadas y ágiles deben mantener toda la armonía que la música necesita.
El piano, la complejidad hecha instrumento. Maravilla tanto su sonido como el movimiento de las manos sobre sus teclas negras y blancas. La partitura guía las notas, la intención con que se representan hacen de su sonido un continuo alegato universal. El que la pianista quiera mostrar.
El rostro de la pianista, sus ojos lanzan fuego, muestran dedicación, sus labios gritan lujuria pero hablan de la locura de los grandes pianistas de la historia. Pómulos que desean el ataque, el dolor, pero mantienen el saludable color de los genios. No existe la sonrisa, es un lujo que no se permite cualquiera, es una necesidad vulgar, una muestra de humanidad involuntaria que controlada, es perversa. Su frente oculta sus pensamientos. Más fuerte, más duro, más extremo... algún día.
Un único rostro para sus dos vidas, la intachable dedicación como profesora, la innegable exaltación de su cuerpo. Frecuencia y compás para los placeres más oscuros y personales. No existen límites en la represión más liberada. No es un secreto, es una entrega desmesurada a la espera de un igual al que dominar para que la domine.
Mientras tanto, los juegos peligrosos forman parte de la fachada, ese rostro intachable sólo vive de la genialidad y el ansia. Complejas mentiras, altivez visual, descarado comportamiento, pétrea sexualidad, doncella preparada para el látigo en silencio.
Dolor comparte, dolor recibe, dolor muestra. Lo compartimos sin comentarios, lo recibimos de frente, un golpe tras otro, nos muestra con total frialdad y sin ningún reparo todo lo que oculta el rostro impenetrable de la pianista, y sin pestañear siquiera seguimos sus movimientos por su compleja vida, dos mitades unidas profusamente, que despiertan en nosotros el desconcierto de nunca estar del todo preparados para meternos de lleno en las perversiones y placeres ajenos cuando el modo de narrarlo es tan contundente, porque a esta bacanal nadie estaba invitado y todos nos hemos entrometido. No existe la indiferencia ante el rostro de la pianista.
8 de junio de 2012
8 de junio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puro Haneke. así es La Pianista...puro Haneke.
El director alemán es tal vez el director más provocador e implacable del cine de las últimas cuatro décadas.
No hay concesiones en su cine, cuyas historias (picadoras de carne humana), juegan siempre en el límite y más.
La pianista es una mezcla de todas sus películas pero también es personal y distinta.
Un meastra de piano que oculta una personalidad obsesiva, sádica y macabra. Esta maestra que sufre de la posesividad de su madre de la que huye y a la que vuelve constantemente, en una relación enfermiza y agobiante.
Palmas para la interpretación de Isabelle Huppert, enajenada, al borde del colapso.
Nuevamente Michael Haneke exhibiendo todo su repertorio, haciendo un cine que no se consigue en otros lares.
Y como siempre el "taladro mental" que viene una vez finalizado el film, donde el espectador intenta digerir todo lo que acaba de recibir de la pantalla.
Una vez más elogiar a este director que hace del cine una disciplina desgastante y escandalosa pero que ingresa en nuestro cuerpo como una lanza filosa, dejando siempre secuelas.
Bravo otra vez, Michael.
El director alemán es tal vez el director más provocador e implacable del cine de las últimas cuatro décadas.
No hay concesiones en su cine, cuyas historias (picadoras de carne humana), juegan siempre en el límite y más.
La pianista es una mezcla de todas sus películas pero también es personal y distinta.
Un meastra de piano que oculta una personalidad obsesiva, sádica y macabra. Esta maestra que sufre de la posesividad de su madre de la que huye y a la que vuelve constantemente, en una relación enfermiza y agobiante.
Palmas para la interpretación de Isabelle Huppert, enajenada, al borde del colapso.
Nuevamente Michael Haneke exhibiendo todo su repertorio, haciendo un cine que no se consigue en otros lares.
Y como siempre el "taladro mental" que viene una vez finalizado el film, donde el espectador intenta digerir todo lo que acaba de recibir de la pantalla.
Una vez más elogiar a este director que hace del cine una disciplina desgastante y escandalosa pero que ingresa en nuestro cuerpo como una lanza filosa, dejando siempre secuelas.
Bravo otra vez, Michael.
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