El guerrero solitario
7.2
34,830
7 de julio de 2013
7 de julio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sargento de artillería Thomas Highway (Clint Eastwood) es un veterano de las guerras de Vietnam y Corea que en el ocaso de su carrera desea entrenar a una nueva generación de soldados que no ven la importancia de un duro y recio entrenamiento.
El film está descansa en un incidente real, la invasión de la isla de Granada en el 1983 por parte de los Estados Unidos, Barbados, Jamaica y otras naciones caribeñas en respuesta a un golpe de estado, derrotando la resistencia granadina y cubana.
El film cuenta con varios detalles muy propios, y es lo que la hace tan particular.
El uso excesivo del lenguaje soez y vulgar es el distintivo del film, lo poco agrada y lo mucho empalaga, desde el mismo principio marca la película, para luego irse suavizando o convertir al cinéfilo en parte del mismo.
El film cuenta con la participacion de toda una estrella de cine, Marsha Mason, quien ha sido nominada en cuatro ocasiones al Oscar por "Cinderella Liberty" (1973), "The Goodbye Girl" (1977), "Chapter Two" (1979) y "Only When I Laugh" (1981).
Parte de la película se rodó en la isla de Granada, en donde se dieron los verdaderos hechos de la trama.
El personaje de Thomas Highway fue uno real que participo en el frente de guerra, por lo cual obtuvo la medalla de Honor por sus acciones heroicas.
La película tuvo un presupuesto de $15 millones y generó por venta de taquillas la cantidad de $79 millones, más $22 millones por la venta de alquiler en los videoclubes, además recibió tres nominaciones a diferentes premios en festivales de cine, de los cuales ganó dos de ellos.
El film está descansa en un incidente real, la invasión de la isla de Granada en el 1983 por parte de los Estados Unidos, Barbados, Jamaica y otras naciones caribeñas en respuesta a un golpe de estado, derrotando la resistencia granadina y cubana.
El film cuenta con varios detalles muy propios, y es lo que la hace tan particular.
El uso excesivo del lenguaje soez y vulgar es el distintivo del film, lo poco agrada y lo mucho empalaga, desde el mismo principio marca la película, para luego irse suavizando o convertir al cinéfilo en parte del mismo.
El film cuenta con la participacion de toda una estrella de cine, Marsha Mason, quien ha sido nominada en cuatro ocasiones al Oscar por "Cinderella Liberty" (1973), "The Goodbye Girl" (1977), "Chapter Two" (1979) y "Only When I Laugh" (1981).
Parte de la película se rodó en la isla de Granada, en donde se dieron los verdaderos hechos de la trama.
El personaje de Thomas Highway fue uno real que participo en el frente de guerra, por lo cual obtuvo la medalla de Honor por sus acciones heroicas.
La película tuvo un presupuesto de $15 millones y generó por venta de taquillas la cantidad de $79 millones, más $22 millones por la venta de alquiler en los videoclubes, además recibió tres nominaciones a diferentes premios en festivales de cine, de los cuales ganó dos de ellos.
24 de marzo de 2014
24 de marzo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Argumento:
El sargento Tom Highway, veterano de las guerras de Vietnam y Corea, vuelve a los Estados Unidos para llevar a cabo una misión nada fácil: instruir a un grupo de novatos desmotivados e indisciplinados para convertirlos en auténticos marines. (FILMAFFINITY)
Juicio:
Entretenida y divertida película de marines con Clint Eastwood al frente tanto en la dirección, como en la actuación. Eastwood nos entrega una conseguida y eficaz película, de esas que no te sueles cansar de ver y contenedora de momentos carismáticos y frescos. Sin dudas, es el protagonista (el propio Eastwood) el que lleva la película sobre sus hombros gracias a su sobriedad y a sus desternillantes y soeces diálogos.
El sargento Tom Highway, veterano de las guerras de Vietnam y Corea, vuelve a los Estados Unidos para llevar a cabo una misión nada fácil: instruir a un grupo de novatos desmotivados e indisciplinados para convertirlos en auténticos marines. (FILMAFFINITY)
Juicio:
Entretenida y divertida película de marines con Clint Eastwood al frente tanto en la dirección, como en la actuación. Eastwood nos entrega una conseguida y eficaz película, de esas que no te sueles cansar de ver y contenedora de momentos carismáticos y frescos. Sin dudas, es el protagonista (el propio Eastwood) el que lleva la película sobre sus hombros gracias a su sobriedad y a sus desternillantes y soeces diálogos.
1 de noviembre de 2015
1 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película como El Sargento de Hierro no debería gustarme, en especial por ese mensaje tan americano y militarista que tiene, pero es indudable que el carisma con el que está escrito e interpretado el personaje de Eastwood es suficiente para arrastrarnos durante las dos horas de película.
No se trata de una de las mejores películas bélicas de la historia, pero sin duda es una de las más entretenidas que hay.
No se trata de una de las mejores películas bélicas de la historia, pero sin duda es una de las más entretenidas que hay.
20 de mayo de 2016
20 de mayo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clint es Clint. Ha hecho cientos de cosas, tanto de actor como de director. Ha tocado varios géneros y algunas de sus películas son tan diferentes entre sí como Rossy de Palma y Jennifer Lawrence. Pero, aunque por eso no se merezca una etiqueta, Clint pega mucho de tipo duro. Empezó con el “spaghetti-western” y se popularizó con la saga de Harry el sucio, así que la primera imagen que siempre se nos viene a la mente es la de un hombre de pocas palabras, chulo y duro, a lo que contribuye de manera exagerada su habitual voz de doblaje en castellano: Constantino Romero.
Aquí está como pez en el agua en un papel arquetípico. Es el típico sargento cascarrabias y comparable a un macho cabrío que se lo hace pasar bastante mal a sus reclutas de instrucción.
Hay una cosa que me llama mucho la atención. Siempre había creído que esta película era posterior a la famosa chaqueta de Kubrick, y que se habían basado en ella, pero acabo de comprobarlo y no es así. Más mérito aún tiene entonces este argumento cargado de frases muy malsonantes y al mismo tiempo muy divertidas, de las que dan ganas de aplaudir a la pantalla aunque nadie nos escuche. Mientras peor lo pasan estos aspirantes a soldados con su “jefe”, más nos divertiremos e incluso reiremos como espectadores. Además, por muy mala leche que tenga, siempre nos seguirá cayendo bien, porque Clint es Clint. La película es larga y también gasta algo de tiempo en ofrecer un lado más amable del protagonista cuando no está de servicio, y para colmo también llegamos a ver una buena secuencia bélica.
Quitando al gran Clint, es muy gracioso también Mario Van Puebles. Uno de los momentos en los que más me río es cuando dice los títulos de sus canciones. Desternillante.
Es una película tremendamente divertida, y que conste que está hecha en serio. No es que sea una comedia involuntaria, sino que sus situaciones y sobre todo sus frases geniales la cargan de un sentido del humor muy peculiar. Tiene a partes iguales humor, drama y guerra. No es tan magistral como la de Kubrick (cuya comparación me parece inevitable), pero está bastante bien.
Por cierto, vaya estropicio con la traducción del título. Suele pasar.
Aquí está como pez en el agua en un papel arquetípico. Es el típico sargento cascarrabias y comparable a un macho cabrío que se lo hace pasar bastante mal a sus reclutas de instrucción.
Hay una cosa que me llama mucho la atención. Siempre había creído que esta película era posterior a la famosa chaqueta de Kubrick, y que se habían basado en ella, pero acabo de comprobarlo y no es así. Más mérito aún tiene entonces este argumento cargado de frases muy malsonantes y al mismo tiempo muy divertidas, de las que dan ganas de aplaudir a la pantalla aunque nadie nos escuche. Mientras peor lo pasan estos aspirantes a soldados con su “jefe”, más nos divertiremos e incluso reiremos como espectadores. Además, por muy mala leche que tenga, siempre nos seguirá cayendo bien, porque Clint es Clint. La película es larga y también gasta algo de tiempo en ofrecer un lado más amable del protagonista cuando no está de servicio, y para colmo también llegamos a ver una buena secuencia bélica.
Quitando al gran Clint, es muy gracioso también Mario Van Puebles. Uno de los momentos en los que más me río es cuando dice los títulos de sus canciones. Desternillante.
Es una película tremendamente divertida, y que conste que está hecha en serio. No es que sea una comedia involuntaria, sino que sus situaciones y sobre todo sus frases geniales la cargan de un sentido del humor muy peculiar. Tiene a partes iguales humor, drama y guerra. No es tan magistral como la de Kubrick (cuya comparación me parece inevitable), pero está bastante bien.
Por cierto, vaya estropicio con la traducción del título. Suele pasar.
12 de diciembre de 2016
12 de diciembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
241/10(10/12/16) Envejecido film del gran Clint Eastwood, hija de la década de los 80, prolija en productos patrioteros muy del ideario justiciero de la era Ronald Reagan, una oda a la testosterona, a las buenas que son las guerras para despertar buenos sentimientos (ataque de cinismo), cinta hecha a mayor gloria de Eastwood, en un rol que se siente en su salsa, uno de sus películas icónicas, pero no de sus mejores (ni de lejos), donde su aire de duro, de malhablado, de rudo, pero trasluciendo buen corazón, es aprovechado por el actor y director para con frases punzantes dejar huella en su primer tercio. Posee un buen arranque, enganchando en la presentación de ese entrañable chusquero que por boca tiene una ametralladora de tacos que encadenan de modo delirante chistes homófobos y misoginia, provocando las sonrisas en el espectador, pero en cuanto la saturación de este recurso cómico debe dejar lugar a una narración orgánica se desequilibra, no tiene nada original que contar, nada resulta fresco, si humorístico, pero no genuino, lo del veterano teniendo que instruir a imberbes, chocando las generaciones, y que al final unos y otros se tomaran cariño está más visto que la luna, la trama es de lo más vista y previsible. Lo bueno es la energía vital y el desparpajo con que lo cuenta, y como no hay ansias de pretenciosidad, solo ser un pasarrato escapista, lo consigue, y es que compararla con “Oficial y caballero” o “La chaqueta metálica” sería hacerle un flaco favor. El guion de James Carabatsos (“Atrapados sin salida”), Dennis Hackin (“Bronco Billy”), y Joseph Stinson (“Ciudad muy caliente”), es destacado en su artillería (nunca mejor dicho) de frases lapidarias, pero falto en dar algo de trasfondo, si acaso en banalizar de modo cuasi-caricaturesco el ambiente militar, y lo que es el colmo la guerra, ello en una la recreación de una batalla chusca, he visto a mi hijo en más peligro en la piscina de bolas del McDonalds, quedando en conjunto como un entretenimiento vacío. Curiosamente, aunque pueda parecerlo, la cinta no fue del agrado del ejército USA, ello debido al lenguaje malsonante del protagonista y al retrato negligente de los mandos militares.
Film aparentemente bélico, pero que tiene su fuerte en el humor, en la deslenguada boca del sargento protagonista, con frases para el recuerdo, en una actuación poderosa y carismática que arrolla con imponente facilidad, riéndose de los demás y de sí mismo (divertido ese toque de que le guste leer Cosmopolitan para entender algo a las mujeres), enmarcado en universo machista donde prima lo blanco y negro, los valientes y los cobardes, los buenos y malos, los simpáticos y los rígidos, escenario donde la mujer es solo un accesorio para los descansos del guerrero, porque aunque quieran vendernos a la ex de Highway como dura, en realidad todos sabemos cómo acabará.
Eastwood dirige con ritmo vibrante, desarrollo que no engaña (tampoco sorprende) a nadie, da lo que se espera, sin arriesgar un ápice, siguiendo lugares comunes en el polifacético artista de San Francisco, hablándonos de modo trivial del sentido del deber (castrense), de la lealtad, de la amistad, de la integridad, del otoño de los años, del sentido que para cada uno tiene la vida, del choque generacional. Asimismo hace un estudio de personalidad del protagonista (el mismo), exhibido como un anacronismo en tiempos de paz, es un tiburón que necesita de la acción para sobrevivir, tipo autoritario que paradójicamente le cuesta obedecer, expresándose de modo soez y ordinario (si hoy la hicieran estaría vetada por asociaciones de gays, no recuerdo un film tan agresivo contra los homosexuales en el modo en que ríen de ellos), un soldado convertido en una máquina de guerra, que en tiempos de paz está fuera de sitio, debe fogar peleándose con unos y otros (termina en varias ocasiones en calabozos), tipo que vive anclado en el pasado, en los códigos de antaño, y sobre esta personalidad se teje este sencilla historia. También subyace una ácida visión de los mandos, una dura crítica a que las academias militares no son lo mejor, que lo bueno es la experiencia de campo, una agria mirada a la juventud desorientada que necesita de referentes para encauzarse, viniendo a decirnos que le hace falta mano dura para guiarla.
Pero lo malo es la trivialidad con que se toman la vida castrense, como si de un parque temático, donde puedes retar a tus superiores a duelo de puñetazos como si nada, puedes insubordinarte y nada, vas a la guerra y te lo pasas pipa, una visión almibarada del belicismo, donde los malos comunistas son vistos como decorado sin alma (incluso provistos de habanos los cadáveres para el sargento ávido de puros buenos), donde una batalla es recreada como una salida de campo para salvar a bellas rubias en pelotas, y cuando vuelves del “camping” te están esperando las chavalas (buenísimas) con la lujuria ansiosa de ser calmada, eres un héroe y no mereces menos (ataque de cinismo). Los secundarios son unos estereotipos ajados, el sargento duro chusquero pero de buen corazón, el amigo leal con el que hablan de sus batallitas (nunca mejor dicho), los mandos que saben mucha teoría pero nada de práctica y que le hacen la vida imposible al protagonista, el “motor mouth” (secundario graciosete, que normalmente es negro, que no para de hablar), antiguo amor con el que intenta reconciliarse el héroe, pretendiente memo de esta (para que todos empaticemos mejor con que debe levantársela por el bien de ella), y todos con menos profundidad que un plato plano, con situaciones que se mueven entre lo rutinario, lo previsible y lo ridículo, un microuniverso donde los dilemas morales son inexistentes, la duda es nula, los machos son muy machos, las mujeres se mojan las bragas por los soldados, una idealización sonrojante del mundo militar, una extraordinaria campaña para que los imberbes jóvenes USA se alisten en el ejército. (sigue en spoiler por falta de espacio)
Film aparentemente bélico, pero que tiene su fuerte en el humor, en la deslenguada boca del sargento protagonista, con frases para el recuerdo, en una actuación poderosa y carismática que arrolla con imponente facilidad, riéndose de los demás y de sí mismo (divertido ese toque de que le guste leer Cosmopolitan para entender algo a las mujeres), enmarcado en universo machista donde prima lo blanco y negro, los valientes y los cobardes, los buenos y malos, los simpáticos y los rígidos, escenario donde la mujer es solo un accesorio para los descansos del guerrero, porque aunque quieran vendernos a la ex de Highway como dura, en realidad todos sabemos cómo acabará.
Eastwood dirige con ritmo vibrante, desarrollo que no engaña (tampoco sorprende) a nadie, da lo que se espera, sin arriesgar un ápice, siguiendo lugares comunes en el polifacético artista de San Francisco, hablándonos de modo trivial del sentido del deber (castrense), de la lealtad, de la amistad, de la integridad, del otoño de los años, del sentido que para cada uno tiene la vida, del choque generacional. Asimismo hace un estudio de personalidad del protagonista (el mismo), exhibido como un anacronismo en tiempos de paz, es un tiburón que necesita de la acción para sobrevivir, tipo autoritario que paradójicamente le cuesta obedecer, expresándose de modo soez y ordinario (si hoy la hicieran estaría vetada por asociaciones de gays, no recuerdo un film tan agresivo contra los homosexuales en el modo en que ríen de ellos), un soldado convertido en una máquina de guerra, que en tiempos de paz está fuera de sitio, debe fogar peleándose con unos y otros (termina en varias ocasiones en calabozos), tipo que vive anclado en el pasado, en los códigos de antaño, y sobre esta personalidad se teje este sencilla historia. También subyace una ácida visión de los mandos, una dura crítica a que las academias militares no son lo mejor, que lo bueno es la experiencia de campo, una agria mirada a la juventud desorientada que necesita de referentes para encauzarse, viniendo a decirnos que le hace falta mano dura para guiarla.
Pero lo malo es la trivialidad con que se toman la vida castrense, como si de un parque temático, donde puedes retar a tus superiores a duelo de puñetazos como si nada, puedes insubordinarte y nada, vas a la guerra y te lo pasas pipa, una visión almibarada del belicismo, donde los malos comunistas son vistos como decorado sin alma (incluso provistos de habanos los cadáveres para el sargento ávido de puros buenos), donde una batalla es recreada como una salida de campo para salvar a bellas rubias en pelotas, y cuando vuelves del “camping” te están esperando las chavalas (buenísimas) con la lujuria ansiosa de ser calmada, eres un héroe y no mereces menos (ataque de cinismo). Los secundarios son unos estereotipos ajados, el sargento duro chusquero pero de buen corazón, el amigo leal con el que hablan de sus batallitas (nunca mejor dicho), los mandos que saben mucha teoría pero nada de práctica y que le hacen la vida imposible al protagonista, el “motor mouth” (secundario graciosete, que normalmente es negro, que no para de hablar), antiguo amor con el que intenta reconciliarse el héroe, pretendiente memo de esta (para que todos empaticemos mejor con que debe levantársela por el bien de ella), y todos con menos profundidad que un plato plano, con situaciones que se mueven entre lo rutinario, lo previsible y lo ridículo, un microuniverso donde los dilemas morales son inexistentes, la duda es nula, los machos son muy machos, las mujeres se mojan las bragas por los soldados, una idealización sonrojante del mundo militar, una extraordinaria campaña para que los imberbes jóvenes USA se alisten en el ejército. (sigue en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se suma tramo final de guerra birria en su dirección, cutre en medios se disponen, maximizado por modo de encararlo de los soldados, provoca en el público tensión e intensidad bajo cero, frialdad, nada del horror y la deshumanización, todo heroísmo y camaradería, cursillo acelerado hacia la madurez y buenos sentimientos (ataque de cinismo). Ni siquiera mantiene arriba el ritmo, estropeándolo con una subtrama romántica forzada, chirriante, estorbo que ralentiza, para colmo como se desarrolla es caótica, deviniendo en un comportamiento de ella de veleta, y es que le sobran minutos que habrían dado más fluidez y dado solidez al conjunto, por sobrarle está de más la irrisoria ya comentada batalla final, un esperpento.
Clint Eastwood es el sol del film, lo acapara todo, la luzbrillo que da sentido al metraje, su atronadora personalidad impregna da fotograma, con vis cómica seca, catarata de frases malsonantes, mirada que te atraviesa, porte de duro, incluso es capaz de darle matices, y algo de hondura e introspectiva (no mucha), loable esfuerzo. El resto de secundarios quedan opacados por su titánica presencia, Marsha Mason como su ex hace lo que puede con un arquetipo plano, si a caso resaltar los divertidos momentos que tiene Clint con Mario Van Peebles, mostrando buena química entre ellos, como su delirante encuentro en el bus, resto mero atrezo para apoyarse Eastwood.
La puesta en escena no pasa de correcta, se nota falta de medios, buen diseño de producción de Edward C. Carfagno (“Ben-Hur”) rodándose en varios cuarteles USA y en Puerto Rico (recreación de Grenada), aunque notándose la frugalidad en los pocos soldados se ven el cuartel. La fotografía de Jack N. Green (“Sin perdón”) cumple el trámite de dar vigor a la acción y lustre a la actuación de Clint, sumándose la música de aires marciales del Lennie Niehaus, añadiéndose tres temas escritos por Mario Van Peebles.
Spoiler:
El sargento Highway y su tsunami de frases para la eternidad:
“Soy el sargento de artillería Highway. He bebido más cerveza, he meado más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos vosotros juntos, capullos”
"Os voy a hacer falta hasta para haceros una paja"
"Estoy aquí para comunicaros que la vida tal como la habéis conocido ha terminado. Más vale que os vayáis al pueblo esta noche a reíros y a hacer el gilipollas, o a restregar vuestras pichitas contra vuestras novias, o a meterla en cualquier agujero, pero sea lo que sea hacedlo porque mañana a las seis de la mañana, vuestros culos serán míos"
"Con el debido respeto, señor, se me están empezando a inflar los cojones"
"Yo como alambre de espinas y meo napalm, y puedo traspasar el culo de una pulga de un tiro a 200 metros"
"Quédate ahí y descansa, luego te enseñaré lo que es el dolor”
“Basta con una sacudida de las pollas señoras, dos ya es una paja”
"Jones, aunque estemos agarrados de la mano no por ello vamos a compartir saliva en las duchas”
Diálogos descacharrantes:
Policía: "Te voy a meter una multa de cojones. Yo no hago descuentos a soldados"
Highway: "Qué lástima, tu mujer sí los hace"
Steve Jones: "Habrás oído hablar de mí, soy Steve Jones, el conde del funk, el duque del cool, el ayatolá del rock and roll"
Highway: "Cállate hippie!"
Dueño del Bar Palace: "Yo muerdo las pollas y las escupo"
Highway: "Ah sí, entonces lo mejor será que te tumbe sobre esa mesa y te dé por culo" - Sargento
Dueño del Bar Palace: "Qué has dicho?"
Highway: "Así podrás ir a tu casa con una sonrisa en la cara y presumiendo de que acabas de cepillarte a un tío cojonudo"
En conjunto, sumado bueno (lo hay), y malo (lo hay), queda un entretenido producto que al final se alarga en innecesario tramo bélico que estropea bastantes aciertos anteriores. Queda insustancial pero divertida a ratos propuesta del bueno de Clint Eastwood. Fuerza y honor!!!
Podéis leer más sobre el film en: http://tomregan.blogspot.com/2016/12/el-sargento-dehierro.html
Clint Eastwood es el sol del film, lo acapara todo, la luzbrillo que da sentido al metraje, su atronadora personalidad impregna da fotograma, con vis cómica seca, catarata de frases malsonantes, mirada que te atraviesa, porte de duro, incluso es capaz de darle matices, y algo de hondura e introspectiva (no mucha), loable esfuerzo. El resto de secundarios quedan opacados por su titánica presencia, Marsha Mason como su ex hace lo que puede con un arquetipo plano, si a caso resaltar los divertidos momentos que tiene Clint con Mario Van Peebles, mostrando buena química entre ellos, como su delirante encuentro en el bus, resto mero atrezo para apoyarse Eastwood.
La puesta en escena no pasa de correcta, se nota falta de medios, buen diseño de producción de Edward C. Carfagno (“Ben-Hur”) rodándose en varios cuarteles USA y en Puerto Rico (recreación de Grenada), aunque notándose la frugalidad en los pocos soldados se ven el cuartel. La fotografía de Jack N. Green (“Sin perdón”) cumple el trámite de dar vigor a la acción y lustre a la actuación de Clint, sumándose la música de aires marciales del Lennie Niehaus, añadiéndose tres temas escritos por Mario Van Peebles.
Spoiler:
El sargento Highway y su tsunami de frases para la eternidad:
“Soy el sargento de artillería Highway. He bebido más cerveza, he meado más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos vosotros juntos, capullos”
"Os voy a hacer falta hasta para haceros una paja"
"Estoy aquí para comunicaros que la vida tal como la habéis conocido ha terminado. Más vale que os vayáis al pueblo esta noche a reíros y a hacer el gilipollas, o a restregar vuestras pichitas contra vuestras novias, o a meterla en cualquier agujero, pero sea lo que sea hacedlo porque mañana a las seis de la mañana, vuestros culos serán míos"
"Con el debido respeto, señor, se me están empezando a inflar los cojones"
"Yo como alambre de espinas y meo napalm, y puedo traspasar el culo de una pulga de un tiro a 200 metros"
"Quédate ahí y descansa, luego te enseñaré lo que es el dolor”
“Basta con una sacudida de las pollas señoras, dos ya es una paja”
"Jones, aunque estemos agarrados de la mano no por ello vamos a compartir saliva en las duchas”
Diálogos descacharrantes:
Policía: "Te voy a meter una multa de cojones. Yo no hago descuentos a soldados"
Highway: "Qué lástima, tu mujer sí los hace"
Steve Jones: "Habrás oído hablar de mí, soy Steve Jones, el conde del funk, el duque del cool, el ayatolá del rock and roll"
Highway: "Cállate hippie!"
Dueño del Bar Palace: "Yo muerdo las pollas y las escupo"
Highway: "Ah sí, entonces lo mejor será que te tumbe sobre esa mesa y te dé por culo" - Sargento
Dueño del Bar Palace: "Qué has dicho?"
Highway: "Así podrás ir a tu casa con una sonrisa en la cara y presumiendo de que acabas de cepillarte a un tío cojonudo"
En conjunto, sumado bueno (lo hay), y malo (lo hay), queda un entretenido producto que al final se alarga en innecesario tramo bélico que estropea bastantes aciertos anteriores. Queda insustancial pero divertida a ratos propuesta del bueno de Clint Eastwood. Fuerza y honor!!!
Podéis leer más sobre el film en: http://tomregan.blogspot.com/2016/12/el-sargento-dehierro.html
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