Americanada de turno protagonizada y dirigida por Clint Eastwood. Aquí interpreta al sargento de artillería de los marines americanos Tom Highway, apodado Gunny. Un veterano de la guerra de Corea y del Vietnam con una vida social totalmente echada a perder. Es destinado a una compañía con una tropa llena de vagos, fracasados, sinvergüenzas y maleantes. Poco a poco, a base de meterles caña y demostrarles quien es el jefe, les va poniendo en su sitio. Una historia un tanto estúpida pero entretenida.

Tiene muchas cosas malas... el machismo en estado puro, típico americano en este tipo de películas. La enfermedad patriota. Y quizás, lo peor de todo, es que ya se sabe cómo acabará desde le minuto 1, muy predecible todo, pero hasta el último detalle, con lo que se pierde interés.

Lo mejor, es el mismo Clin y su humor, que aquí está en estado puro, pero que ni con esas hace aguantar toda la película un interés mínimo.

Seguramente, después de esta película, el ejército americano reclutaría un montón de gente, ¿será una especia de propaganda subliminal?

No se muy bien porque pero la película me tiene un aire a la Chaqueta Metálica.
Esta segunda vez que la he visto me ha gustado más que la primera.
La película es floja en cuanto en argumento y lo único que se saca en claro es que hagas las cosas como se supone que se tienen que hacer no como te han dicho que las hagas.

Película muy de autor. Sí señor, eso no se le puede negar, en ella Clint Eastwood demuestra, sin disfraz de ningún tipo, la persona que es verdaderamente, un fascista chauvinista, imperialista, racista, militarista y machista. Hasta al propio ejército americano le pareció excesiva y no quiso tener nada que ver con el engendro, los muy hipócritas. Está bien para que la vean los que admiran por moda al supuesto sensible autor. Y es que en todas sus películas, también en las más recientes, tras burdos camuflajes seudoprogresistas, el fascismo del que fue alcalde por el Partido Republicano, del que todavía se confiesa votante, es evidente. Y para terminar, un recuerdo emocionado para Maurice Bishop, dirigente progresista y democrático de Granada asesinado por el imperialismo.