Viridiana
8.1
29,699
Drama
Don Jaime (Fernando Rey), un viejo hidalgo español, vive retirado y solitario en su hacienda desde la muerte de su esposa, ocurrida el mismo día de la boda. Un día recibe la visita de su sobrina Viridiana (Silvia Pinal), novicia en un convento, que tiene un gran parecido con su mujer. Basada libremente en la novela "Halma", de Benito Pérez Galdós. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2011
18 de mayo de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viridiana es una obra maestra de la perversidad, que junto con Lolita de Kubrick y Nabokov son los máximos exponentes de la perversión en un alarde de simpleza, sin tener que recurrir a lo grotesco o a la violencia física al estilo de Lars von Trier en alguno de sus trabajos.
Mayor es el mérito. Sin apenas mostrar, Berlanga lo dice todo en esta relación tío-sobrina, en la llegada de ella, en la obsesión de él. El dolor y la tragedia pueden estar en un vestido de boda, en un juego de cartas, en una última cena.
Sin duda la censura jugó un papel fundamental. En el intento de evitarla (finalmente fue censurada aunque en principio contó con el apoyo del régimen), Buñuel incita más que muestra, y hace que la imaginación juegue un papel fundamental, y la perversidad alcanza su mayor hito.
Palabra del hijo “…había un dibujante allí [en México] que hizo una caricatura en la que mi padre le deja un paquete a Franco que se llama Viridiana. Se aleja riendo y ¡Bum!, le explota a Franco en la cara. Eso hizo mi padre con esta película: meterle una bomba a la dictadura”.
Mayor es el mérito. Sin apenas mostrar, Berlanga lo dice todo en esta relación tío-sobrina, en la llegada de ella, en la obsesión de él. El dolor y la tragedia pueden estar en un vestido de boda, en un juego de cartas, en una última cena.
Sin duda la censura jugó un papel fundamental. En el intento de evitarla (finalmente fue censurada aunque en principio contó con el apoyo del régimen), Buñuel incita más que muestra, y hace que la imaginación juegue un papel fundamental, y la perversidad alcanza su mayor hito.
Palabra del hijo “…había un dibujante allí [en México] que hizo una caricatura en la que mi padre le deja un paquete a Franco que se llama Viridiana. Se aleja riendo y ¡Bum!, le explota a Franco en la cara. Eso hizo mi padre con esta película: meterle una bomba a la dictadura”.
1 de agosto de 2012
1 de agosto de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos caemos en el pecado, todos tenemos tentaciones y en Viridiana esto se recoge de una forma mordaz, constantemente alegórica, pero cercenando cabezas. Porque Viridina (y sus piernas) desenmascaran al ser humano, incluyéndose ella en esa relación. Viridiana es ante todo un conjunto de metáforas visuales ideadas por una mente privilegiada y ácida, llenas de genialidad, que en cada visionado te permite descubrir alguna nueva a destacar en este amplio listado: 1. El gato cazando al ratón, 2.La Monja inexperta tratando de ordeñar la ubre. 3. El crucifijo-navaja, 4. La monja vestida de novia 5. La partida de tute. 6. La cuerda de saltar (cinturón y horca) 7. El rezo del ángelus al ritmo de los obreros… pero sobre todo la gran escena de la bacanal de mendigos y la ‘foto’ final en la postura de la última cena con el Aleluya de Haendel de fondo… magistral.
Buñuel destapa las miserias humanas en un filme en el que roza el surrealismo pero que tiene un guión claro y una historia que contar con un enorme trasfondo detrás. La crítica a la iglesia y a la beatería es durísima y mantuvo al Vaticano cabreado durante bastante tiempo. Es osada, gamberra y descarada sin descuidar el guión ya que el hilo de la historia es perfectamente perceptible y está definido incluso para un público que no quiera mirar más allá pues cada escena de la obra tiene una doble lectura lo que la convierte en una película especialmente apta para malpensantes, y para los que gustan de leer entre líneas. El reparto es también magnífico y las interpretaciones ‘divinas’ que enmarcados por los objetos de alta simbología que Buñuel les pone en los planos alcanzan evocaciones determinantes para la comprensión última del filme. La obra culmen del cine español y una cinta imprescindible (alabado sea el cine).
http://palomitasconchoco.wordpress.com
Buñuel destapa las miserias humanas en un filme en el que roza el surrealismo pero que tiene un guión claro y una historia que contar con un enorme trasfondo detrás. La crítica a la iglesia y a la beatería es durísima y mantuvo al Vaticano cabreado durante bastante tiempo. Es osada, gamberra y descarada sin descuidar el guión ya que el hilo de la historia es perfectamente perceptible y está definido incluso para un público que no quiera mirar más allá pues cada escena de la obra tiene una doble lectura lo que la convierte en una película especialmente apta para malpensantes, y para los que gustan de leer entre líneas. El reparto es también magnífico y las interpretaciones ‘divinas’ que enmarcados por los objetos de alta simbología que Buñuel les pone en los planos alcanzan evocaciones determinantes para la comprensión última del filme. La obra culmen del cine español y una cinta imprescindible (alabado sea el cine).
http://palomitasconchoco.wordpress.com
6 de octubre de 2013
6 de octubre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
154/02(04/09/13) El iconoclasta cineasta aragonés Luis Buñuel tras lustros fuera de España volvió para realizar una Obra Maestra transgresora y políticamente incorrecta que arremete contra el papanatismo religioso. El director compone una sátira mordaz, aguda y honda rebosante de simbolismo, con imágenes de dobles lecturas cargadas de cinismo, exhibe su pesimista visión de un mundo donde la redención y reinserción es algo impostado e imposible, el ser humano es un lobo para el hombre. El límite de caracteres me impide hacer la sinopsis.
Buñuel y Julio Alejandro de Castro (colaborador habitual de Buñuel) adaptaron libremente un relato de Benito Pérez Galdós, ‘Halma’, especie de continuación de ‘Nazarín’, el censor de turno ordenó solo cambiar el final, el original terminaba con Viridiana entrando en el dormitorio de Jorge y cerrándose la puerta tras ella, Buñuel se las ingenió para dar un final aún más incisivo. La cinta se alzó con la palma de Oro en Cannes, pero un artículo del periódico del Vaticano la tachó de anticatólica y supuso su prohibición en España y el despido del censor.
Luis Buñuel hace una introspección sobre las ambigüedades de la Condición Humana, radiografía las obsesiones, las complejidades, las contradicciones, arremete contra la acomodada burguesía, la hipocresía del catolicismo que prefiere dar caridad cristiana y no educar, el clásico no me des un pescado, enséñame a pescar. Buñuel ahonda en la retorcida naturaleza del ser humano y sus seseos explorando el erotismo soterrado, el fetichismo, la necrofilia, la violación, el voyeurismo, y lo hace con un caustico humor negro, impresionante. La historia puede ser vista como el despertar de la inocencia de una idealista y buenista joven, el advenimiento a la verdadera vida, Viridiana es el vehículo virginal que hace todo se desate y explote su candidez es la catarsis de lo que ocurre ella seduce con su belleza a Jaime, le hace caso al ponerse el vestido de novia, y en la otra trama es la inductora del despiporre final trayendo a la finca a los mendigos, y todo ella lo hace desde la pura bondad, pensando que las consecuencias de su buenismo cristiano harán el mundo un poco mejor, pero ella en su ingenuidad no sabe que la sociedad está repleta de lobos con piel de cordero. Primero chocará con la lascivia de Jaime y después con el materialismo pragmático del libertino Jorge, una lucha donde Buñuel deja bien claro de parte de quien está. Esto lo consigue con una ambientación absorbente, seca, adusta, para imbuirnos de secuencias que rozan el surrealismo sombrío cuando no se zambullen en él. Buñuel nos expone un controvertido cuadro donde a la vez critica la pobreza y nos ataca por querer ayudar a las víctimas.
La cinta está partida en dos, las dos comienzan por fetichismos buñuelianos, los pies de una niña saltando a la comba (los pies son elemento recurrente en el film, los zapatos de mujer que se pone Jaime o los del ahorcado), símbolo de la pureza, y acaban en un intento de violación (emparejando la sofisticación maquiavélica de la burguesía con el salvajismo de los pobres), en la primera media hora conocemos a Viridiana y su retorcida relación con su perverso tío Don Jaime, el reflejo de una burguesía anquilosada, estancada, decadente, Jaime siente pasión enfermiza por su sobrina y aúna en su alma un conflicto por la forma en que ganarla, esto sucede en un increscendo lúgubre sofocante, la expiación de sus pecados le llevaran a su autoinmolación, en la segunda parte Viridiana se siente culpable, deja el convento y cree poder redimirse socorriendo a mendigos, pero su místico idealismo se enfrentará a Jorge, personifica el progreso (en contra partida de Jaime) de los nuevos tiempos, en el otro lado del ring está Viridiana con sus vagabundos, cree dar de comer a ‘Bambi’, cuando en realidad son la ‘Bestia’, sus pretendida pedagogía de que hagan lo que sepan queda en contraposición maravillosa en el montaje donde rezan el Ángelus en el campo, mientras nos intercalan fotogramas de obreros reformando la finca, la beatería más arcaica frente a la modernidad. Son dos Universos paralelos, uno el material y el otro el intangible del Espiritual.
Las dobles lecturas: En el clímax finalde la violación, Viridiana se aferra al mango de la comba, como turbadora es la escena en que Viridiana intenta ordeñar una vaca (es virgen en esto de ordeñar…), o cuando Jorge se apiada de un perro que malvive arrastrado por un carro, se lo compra al dueño y justo en ese momento se cruza otro perro extenuado arrastrado por otro carro, alegoría tragicómica sobre como la inutilidad del altruismo, para Viridiana los mendigos son el perro, aunque en este caso le muerden la mano, estos recursos y muchos más dejan entrever el corrosivo humor de Buñuel, tipo que no creía en la ayuda sin más, son las subvenciones de hoy en día, lo que hay que cambiar es la sociedad, aunque discrepo en cierta medida de esto, puedo ser demagógico pero en un sentido radical de esta visión me viene a la mente el Holocausto, lo que hizo Oskar Shindler es un acto de inutilidad pues el salvo ‘solo a centenares de judíos’, murieron millones, quien salva una vida (aún de un animal) salva una porción de este decrepito mundo. Impactantes las metáforas visuales que hace con los animales, como la abeja sacada del agua símbolo de la compasión por el necesitado, la paloma que despluman símbolo de la pérdida de la inocencia, el gato que es presa del gato símbolo de la fuerza del fuerte sobre el débil, el toro negro simbólico del deseo sexual, momento que precede a un intento de violación.
Buñuel hace patente su ateísmo arremetiendo contra la religión, exponiendo su atávico y maquiavélico comportamiento, las monjas, las novicias, el kit de Viridiana con la corona de espinas, clavos y cruces, su devoción, sus oraciones, su fe inquebrantable, o el apócrifo crucifijo que se convierte en navaja, alegoría de los peligros beatos… (continua sin)
Buñuel y Julio Alejandro de Castro (colaborador habitual de Buñuel) adaptaron libremente un relato de Benito Pérez Galdós, ‘Halma’, especie de continuación de ‘Nazarín’, el censor de turno ordenó solo cambiar el final, el original terminaba con Viridiana entrando en el dormitorio de Jorge y cerrándose la puerta tras ella, Buñuel se las ingenió para dar un final aún más incisivo. La cinta se alzó con la palma de Oro en Cannes, pero un artículo del periódico del Vaticano la tachó de anticatólica y supuso su prohibición en España y el despido del censor.
Luis Buñuel hace una introspección sobre las ambigüedades de la Condición Humana, radiografía las obsesiones, las complejidades, las contradicciones, arremete contra la acomodada burguesía, la hipocresía del catolicismo que prefiere dar caridad cristiana y no educar, el clásico no me des un pescado, enséñame a pescar. Buñuel ahonda en la retorcida naturaleza del ser humano y sus seseos explorando el erotismo soterrado, el fetichismo, la necrofilia, la violación, el voyeurismo, y lo hace con un caustico humor negro, impresionante. La historia puede ser vista como el despertar de la inocencia de una idealista y buenista joven, el advenimiento a la verdadera vida, Viridiana es el vehículo virginal que hace todo se desate y explote su candidez es la catarsis de lo que ocurre ella seduce con su belleza a Jaime, le hace caso al ponerse el vestido de novia, y en la otra trama es la inductora del despiporre final trayendo a la finca a los mendigos, y todo ella lo hace desde la pura bondad, pensando que las consecuencias de su buenismo cristiano harán el mundo un poco mejor, pero ella en su ingenuidad no sabe que la sociedad está repleta de lobos con piel de cordero. Primero chocará con la lascivia de Jaime y después con el materialismo pragmático del libertino Jorge, una lucha donde Buñuel deja bien claro de parte de quien está. Esto lo consigue con una ambientación absorbente, seca, adusta, para imbuirnos de secuencias que rozan el surrealismo sombrío cuando no se zambullen en él. Buñuel nos expone un controvertido cuadro donde a la vez critica la pobreza y nos ataca por querer ayudar a las víctimas.
La cinta está partida en dos, las dos comienzan por fetichismos buñuelianos, los pies de una niña saltando a la comba (los pies son elemento recurrente en el film, los zapatos de mujer que se pone Jaime o los del ahorcado), símbolo de la pureza, y acaban en un intento de violación (emparejando la sofisticación maquiavélica de la burguesía con el salvajismo de los pobres), en la primera media hora conocemos a Viridiana y su retorcida relación con su perverso tío Don Jaime, el reflejo de una burguesía anquilosada, estancada, decadente, Jaime siente pasión enfermiza por su sobrina y aúna en su alma un conflicto por la forma en que ganarla, esto sucede en un increscendo lúgubre sofocante, la expiación de sus pecados le llevaran a su autoinmolación, en la segunda parte Viridiana se siente culpable, deja el convento y cree poder redimirse socorriendo a mendigos, pero su místico idealismo se enfrentará a Jorge, personifica el progreso (en contra partida de Jaime) de los nuevos tiempos, en el otro lado del ring está Viridiana con sus vagabundos, cree dar de comer a ‘Bambi’, cuando en realidad son la ‘Bestia’, sus pretendida pedagogía de que hagan lo que sepan queda en contraposición maravillosa en el montaje donde rezan el Ángelus en el campo, mientras nos intercalan fotogramas de obreros reformando la finca, la beatería más arcaica frente a la modernidad. Son dos Universos paralelos, uno el material y el otro el intangible del Espiritual.
Las dobles lecturas: En el clímax finalde la violación, Viridiana se aferra al mango de la comba, como turbadora es la escena en que Viridiana intenta ordeñar una vaca (es virgen en esto de ordeñar…), o cuando Jorge se apiada de un perro que malvive arrastrado por un carro, se lo compra al dueño y justo en ese momento se cruza otro perro extenuado arrastrado por otro carro, alegoría tragicómica sobre como la inutilidad del altruismo, para Viridiana los mendigos son el perro, aunque en este caso le muerden la mano, estos recursos y muchos más dejan entrever el corrosivo humor de Buñuel, tipo que no creía en la ayuda sin más, son las subvenciones de hoy en día, lo que hay que cambiar es la sociedad, aunque discrepo en cierta medida de esto, puedo ser demagógico pero en un sentido radical de esta visión me viene a la mente el Holocausto, lo que hizo Oskar Shindler es un acto de inutilidad pues el salvo ‘solo a centenares de judíos’, murieron millones, quien salva una vida (aún de un animal) salva una porción de este decrepito mundo. Impactantes las metáforas visuales que hace con los animales, como la abeja sacada del agua símbolo de la compasión por el necesitado, la paloma que despluman símbolo de la pérdida de la inocencia, el gato que es presa del gato símbolo de la fuerza del fuerte sobre el débil, el toro negro simbólico del deseo sexual, momento que precede a un intento de violación.
Buñuel hace patente su ateísmo arremetiendo contra la religión, exponiendo su atávico y maquiavélico comportamiento, las monjas, las novicias, el kit de Viridiana con la corona de espinas, clavos y cruces, su devoción, sus oraciones, su fe inquebrantable, o el apócrifo crucifijo que se convierte en navaja, alegoría de los peligros beatos… (continua sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Siendo el sumun de su sentido ácido-cómico la irreverente parodia del cuadro ‘La Última Cena’ de Da Vinci, un ICONO por derecho propio del Séptimo Arte, con los mendigos y en posición de Jesús un ciego, simbolismo buñueliano de la ceguera eclesial, y mientras seguimos con la irreverencia, escuchamos en un tocadiscos ‘El Mesias’ de Handel, de apóstoles tullidos, leprosos, retrasados mentales, furcias, cojos, enanos, asesinos, violadores, es el negativo de la fotografía Davinciana, tras este manejo de los home-less se halla el mensaje encriptado de que los pobres necesitan tanto de la Iglesia como la Iglesia de estos.
La puesta en escena es prodigiosa con un escenario casi de ensoñación bizarra, está la sobresaliente dirección artística de Francisco Canet (‘Bienvenido Mr. Marshall’), enaltecido por la fotografía de José F. Aguayo (‘Tristana’) en glorioso b/n, jugando con los claroscuros e inspirándose sobre todo en el Goya de las Pinturas Negras. El montaje de Pedro Del rey (‘La celestina’) tiene una gran importancia, sobre todo en el estupendo tramo en que se yuxtaponen imágenes de rezos con trabajadores que obran, recordando al maestro ruso Eisenstein, consiguiendo un efecto inquietante. A esto se suma la música de Gustavo Pittaluga (‘Los Olvidados’ o ‘El Baile’), de resonancias clásicas, la 9ª sinfonía de Beethoven, ‘Requiem’ de Mozart, añadiéndosele música cinegética que canaliza sensaciones, ‘El Mesias’ de Handel o la última que suena, un rock and roll ‘Shake Your Cares Away’, definitorio de la catarsis sufrida por Viridiana.
Hay escenas de un fuerte calado emocional, algunas ya las he comentado, otras: la de Don Jaime travistiéndose de mujer con la ropa de su difunta esposa, la inquietante de Viridiana sonámbula arrojando ovillos de lana al fuego y recogiendo cenizas que verterá en la cama de Don Jaime, el turbador tramo de la seducción de Don Jaime hacia Viridiana, con el vestido de novia y la droga de por medio, con Viridiana postrada en cama mientras Don Jaime …, de aroma a Edgar Alan Poe, y por supuesto la cena de los mendigos, bacanal hedonista paroxística, donde los siete Pecados Capitales explotan, la carne como alimento y como deseo lascivo, la guinda es su glorioso epílogo (spoiler), donde la moraleja buñuelina toma sentido.
Los actores están extraordinarios, una Silvia Pinal sublime, aunando inocencia y erotismo soterrado, muy sensual como se baja las medias, además de transmitir gran complejidad su rol, impresionante en el epílogo. Fernando Rey colosal como burgués fetichista que combate en su ser con el deseo y la represión, destila una gran humanidad, emite amargura vital. Paco Rabal es el carisma en persona, su empatía desborda la pantalla, su fuerte personalidad es un terremoto. Margarita Lozano como Ramona está espléndida en su complicado personaje. Reseñar el primer papel de Teresita Rabal (hija de Paco Rabal) con 9 nueve años en cine.
Un HITO OBRA MAESTRA del cine que el tiempo no hace más que agrandar su leyenda, una delas más grandes cintas hispanas hechas nunca. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El epílogo transcurre tras el intento de violación a Viridiana que Jorge con ingenio ha evitado, Viridiana se ve vencida por un mundo podrido, vemos su cabello suelto en alegoría de haber soltado sus amarras beatas y de dejar llevarse por sus instintos, en el dormitorio de Jorge suena música de rock (signo de la catarsis sufrida por los personajes), suena la puerta y Ramona va a ocultarse pero él se lo impide, no cree estar haciendo algo malo, abre y es Viridiana que no dice palabra, Jorge la introduce en el cuarto, ella ve a Ramona y se sorprenden las dos, y Jorge las pone a las con é a jugar a las cartas y dice su famosa frase sibilina <No me lo vas a creer, pero la primera vez que la vi me dije, mi prima acabará jugando a tute conmigo>, alegoría de un trío sexual, emparejado esto con el final de ‘El apartamento’ de Billy Wilder, hecha un año antes, no sé si por casualidad o adrede.
La puesta en escena es prodigiosa con un escenario casi de ensoñación bizarra, está la sobresaliente dirección artística de Francisco Canet (‘Bienvenido Mr. Marshall’), enaltecido por la fotografía de José F. Aguayo (‘Tristana’) en glorioso b/n, jugando con los claroscuros e inspirándose sobre todo en el Goya de las Pinturas Negras. El montaje de Pedro Del rey (‘La celestina’) tiene una gran importancia, sobre todo en el estupendo tramo en que se yuxtaponen imágenes de rezos con trabajadores que obran, recordando al maestro ruso Eisenstein, consiguiendo un efecto inquietante. A esto se suma la música de Gustavo Pittaluga (‘Los Olvidados’ o ‘El Baile’), de resonancias clásicas, la 9ª sinfonía de Beethoven, ‘Requiem’ de Mozart, añadiéndosele música cinegética que canaliza sensaciones, ‘El Mesias’ de Handel o la última que suena, un rock and roll ‘Shake Your Cares Away’, definitorio de la catarsis sufrida por Viridiana.
Hay escenas de un fuerte calado emocional, algunas ya las he comentado, otras: la de Don Jaime travistiéndose de mujer con la ropa de su difunta esposa, la inquietante de Viridiana sonámbula arrojando ovillos de lana al fuego y recogiendo cenizas que verterá en la cama de Don Jaime, el turbador tramo de la seducción de Don Jaime hacia Viridiana, con el vestido de novia y la droga de por medio, con Viridiana postrada en cama mientras Don Jaime …, de aroma a Edgar Alan Poe, y por supuesto la cena de los mendigos, bacanal hedonista paroxística, donde los siete Pecados Capitales explotan, la carne como alimento y como deseo lascivo, la guinda es su glorioso epílogo (spoiler), donde la moraleja buñuelina toma sentido.
Los actores están extraordinarios, una Silvia Pinal sublime, aunando inocencia y erotismo soterrado, muy sensual como se baja las medias, además de transmitir gran complejidad su rol, impresionante en el epílogo. Fernando Rey colosal como burgués fetichista que combate en su ser con el deseo y la represión, destila una gran humanidad, emite amargura vital. Paco Rabal es el carisma en persona, su empatía desborda la pantalla, su fuerte personalidad es un terremoto. Margarita Lozano como Ramona está espléndida en su complicado personaje. Reseñar el primer papel de Teresita Rabal (hija de Paco Rabal) con 9 nueve años en cine.
Un HITO OBRA MAESTRA del cine que el tiempo no hace más que agrandar su leyenda, una delas más grandes cintas hispanas hechas nunca. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El epílogo transcurre tras el intento de violación a Viridiana que Jorge con ingenio ha evitado, Viridiana se ve vencida por un mundo podrido, vemos su cabello suelto en alegoría de haber soltado sus amarras beatas y de dejar llevarse por sus instintos, en el dormitorio de Jorge suena música de rock (signo de la catarsis sufrida por los personajes), suena la puerta y Ramona va a ocultarse pero él se lo impide, no cree estar haciendo algo malo, abre y es Viridiana que no dice palabra, Jorge la introduce en el cuarto, ella ve a Ramona y se sorprenden las dos, y Jorge las pone a las con é a jugar a las cartas y dice su famosa frase sibilina <No me lo vas a creer, pero la primera vez que la vi me dije, mi prima acabará jugando a tute conmigo>, alegoría de un trío sexual, emparejado esto con el final de ‘El apartamento’ de Billy Wilder, hecha un año antes, no sé si por casualidad o adrede.
12 de abril de 2014
12 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Viridiana" supuso el regreso de Buñuel a España. Como cualquier hijo pródigo, es muy posible que presidiese su ánimo el anhelo de callar algunas bocas y satisfacer demasiadas sensibilidades. De ello se resiente una cinta francamente ambiciosa que adolece, no obstante- o quizá por ello-, de cierta irregularidad.
En efecto, "Viridiana" alterna deslumbrantes momentos de genialidad y pasajes en los que la tensión fílmica decae de manera preocupante, llegando incluso a rozar el tedio más insoportable. Carlos Saura, investido de autoridad crítica en materia "buñueliana" desde tiempos inmemoriales, hace hincapié en los sesenta años que el genio de Calanda contaba a la sazón, como justificando- o excusando- los posibles "pecadillos" en que pudiera incurrir la que se quería- y se porfía en querer- obra maestra de nuestro cineasta más reputado. En mi opinión, es precisamente ahí donde radica el mayor error de "Viridiana", en su indisimulado deseo de sentar cátedra. Ni mucho menos puede culparse a una edad, la sesentena, que, por muy corrida que esté- sin duda, el caso de Buñuel-, anda más cercana de la madurez artística que de la demencia senil.
Sí estoy de acuerdo con Saura, por otra parte, en su apreciación respecto a la clara división de la película en dos mitades. La primera se centra en la obsesión enfermiza por su sobrina que embarga al decadente aristócrata encarnado por un excelente Fernando Rey. La naturaleza eminentemente surrealista de esta primera parte se pone de manifiesto en infinidad de referencias oníricas, religiosas y, sobretodo, fetichistas. Para la segunda mitad- de menor calidad, creo-, el tótem masculino es sustituido. Encontramos aquí a un Francisco Rabal en plena forma, seductor y dicharachero, que no logra, sin embargo, hacer remontar el vuelo de una trama lastrada en exceso por un artificioso intento- vano, a todas luces- de dotar a la historia con una denuncia social en la línea de "Las Hurdes, tierra sin pan" o "Los olvidados" que ni funciona ni viene a cuento. Sólo la escena final, esa inolvidable Última Cena celebrada por unos mendigos muy alejados del ideal católico del "pobre", reencauza la peligrosa deriva moralizante en que había caído la historia, empalmándola con la frescura surrealista de su primera mitad.
En cuanto a la mojigata Silvia Pinal, resulta igualmente enojosa a lo largo de todo el metraje. Pese a su adorable rostro, la melena oxigenada y los denodados esfuerzos por refrenar su acento mexicano.
En efecto, "Viridiana" alterna deslumbrantes momentos de genialidad y pasajes en los que la tensión fílmica decae de manera preocupante, llegando incluso a rozar el tedio más insoportable. Carlos Saura, investido de autoridad crítica en materia "buñueliana" desde tiempos inmemoriales, hace hincapié en los sesenta años que el genio de Calanda contaba a la sazón, como justificando- o excusando- los posibles "pecadillos" en que pudiera incurrir la que se quería- y se porfía en querer- obra maestra de nuestro cineasta más reputado. En mi opinión, es precisamente ahí donde radica el mayor error de "Viridiana", en su indisimulado deseo de sentar cátedra. Ni mucho menos puede culparse a una edad, la sesentena, que, por muy corrida que esté- sin duda, el caso de Buñuel-, anda más cercana de la madurez artística que de la demencia senil.
Sí estoy de acuerdo con Saura, por otra parte, en su apreciación respecto a la clara división de la película en dos mitades. La primera se centra en la obsesión enfermiza por su sobrina que embarga al decadente aristócrata encarnado por un excelente Fernando Rey. La naturaleza eminentemente surrealista de esta primera parte se pone de manifiesto en infinidad de referencias oníricas, religiosas y, sobretodo, fetichistas. Para la segunda mitad- de menor calidad, creo-, el tótem masculino es sustituido. Encontramos aquí a un Francisco Rabal en plena forma, seductor y dicharachero, que no logra, sin embargo, hacer remontar el vuelo de una trama lastrada en exceso por un artificioso intento- vano, a todas luces- de dotar a la historia con una denuncia social en la línea de "Las Hurdes, tierra sin pan" o "Los olvidados" que ni funciona ni viene a cuento. Sólo la escena final, esa inolvidable Última Cena celebrada por unos mendigos muy alejados del ideal católico del "pobre", reencauza la peligrosa deriva moralizante en que había caído la historia, empalmándola con la frescura surrealista de su primera mitad.
En cuanto a la mojigata Silvia Pinal, resulta igualmente enojosa a lo largo de todo el metraje. Pese a su adorable rostro, la melena oxigenada y los denodados esfuerzos por refrenar su acento mexicano.
4 de abril de 2022
4 de abril de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buñuel es un provocador nato, alguien que nos hace remover las conciencias. Suele tocar en sus películas algunos temas que forman parte de sus obsesiones: las perversiones sexuales y su opuesto las represiones sexuales; la religión y sus valores asociados (caridad, santidad...); etc, En muchas películas de Buñuel, sobre todo de sus últimos 20 años, la protagonista femenina refleja toda una amalgama de complejas contradicciones; son personajes fascinantes, misteriosos, imprevisibles, oscuros. Viridiana, nombre de la protagonista femenina de esta película, es uno de esos personajes: atrapada entre sus idearios de novicia de un convento y lo que le sucede en la vida fuera de éste una vez abandona la vida monacal. En la lucha/tensión idea vs. realidad siempre vence la realidad, pero se puede hacer mucha literatura observando los distintos caminos del desengaño y por ende del drama existencial.
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