John Wick 2: Un nuevo día para matar
2017 

6.4
26,066
Acción. Thriller
El legendario asesino John Wick (Keanu Reeves) se ve obligado a salir del retiro por un exasociado que planea obtener el control de un misterioso grupo internacional de asesinos. Obligado a ayudarlo por un juramento de sangre, John emprende un viaje a Roma lleno de adrenalina estremecedora para pelear contra los asesinos más peligrosos del mundo. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2017
7 de noviembre de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor película con Keanu Reeves desde "Matrix". La mejor película de acción que he visto en muchísimo tiempo, con una de las tramas mejor ejecutadas en más tiempo aún. Y una de las mejores secuelas independientes de los últimos años. Eso es "John Wick: Pacto de sangre". Si ya la dirección es magistral, la fotografía bellísima y te deja incluso con ganas de más, no hay lugar a dudas para coronarla con matrícula de honor.
15 de abril de 2020
15 de abril de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me van a perdonar pero no se lo compro. Las buenas críticas cosechadas por esta franquicia me resultan del todo incomprensibles. Con la primera le concedí cierto crédito puramente por el apartado visual, pero con la mosca tras la oreja. Citaba a Shoot'em Up como arquetipo de cine de acción descerebrado pero disfrutable porque desde el minuto uno se sabía que aquello no iba en serio. Pero lo de este John Wick de verdad que se me escapa.
La guinda es el torpón de Keanu Reeves, inexpresivo hasta la exasperación, cuyo personaje es tratado como una suerte de super héroe (sus habilides son, desde luego, propias de uno) moviéndose por esa especie civilización paralela poblada en exclusiva por asesinos, y que es incapaz de reproducir las peleas coreografiadas al estilo del cine asiático. Aunque sin duda lo peor es ese aura de solemnidad que lo impregna todo cuando lo que pide el producto es convertirse en carne de parodia.
Y luego tiene unas caidas de ritmo cuando no hay tiros verdaderamente brutales. En fin, una saga heredera directa de las macarradas ochenteras de la Cannon y Dino de Laurentiis (me viene a la memoria Ejecutor de Schwarzenegger, aunque me vale cualquiera de Chuck Norris o Michael Dudikoff), ahora que toda aquella morralla se reivindica por el solo hecho de ser una antigualla. De verdad, si quieren ver cine de acción adrenalinico con la misma factura técnica pero sin la sensación de que les toman por imbéciles les recomiendo las dos partes de The Raid. Más no puedo añadir.
La guinda es el torpón de Keanu Reeves, inexpresivo hasta la exasperación, cuyo personaje es tratado como una suerte de super héroe (sus habilides son, desde luego, propias de uno) moviéndose por esa especie civilización paralela poblada en exclusiva por asesinos, y que es incapaz de reproducir las peleas coreografiadas al estilo del cine asiático. Aunque sin duda lo peor es ese aura de solemnidad que lo impregna todo cuando lo que pide el producto es convertirse en carne de parodia.
Y luego tiene unas caidas de ritmo cuando no hay tiros verdaderamente brutales. En fin, una saga heredera directa de las macarradas ochenteras de la Cannon y Dino de Laurentiis (me viene a la memoria Ejecutor de Schwarzenegger, aunque me vale cualquiera de Chuck Norris o Michael Dudikoff), ahora que toda aquella morralla se reivindica por el solo hecho de ser una antigualla. De verdad, si quieren ver cine de acción adrenalinico con la misma factura técnica pero sin la sensación de que les toman por imbéciles les recomiendo las dos partes de The Raid. Más no puedo añadir.
23 de octubre de 2020
23 de octubre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil, pero intentaré no repetir demasiado conceptos ya desarrollados en la crítica de la primera parte.
La segunda de la saga de John Wick conserva los puntos fuertes de la original, pero los potencia. Tiene más acción, pero sin saturar. Tiene nuevas y espectaculares localizaciones, pero se llega a ellas de manera coherente, no son simplemente un decorado que alguien consideró bonito. Da por cerrada la historia que narró en “JW: Otro día para matar” y rehúsa estirarla, exprimirla o aprovecharse de ella de cualquiera de las múltiples maneras habituales, empezando una nueva trama tan convincente como la anterior (no tan conmovedora, porque eso es imposible, pero muy eficiente). Cuando parecía imposible superar la perfección técnica en las coreografías de las peleas y tiroteos, la película da un nuevo paso adelante con secuencias increíbles que mantienen, por increíble que parezca, la clase y la elegancia en algo tan crudo como matar.
No había debilidades destacables en la primera y no las hay en esta “JW: pacto de sangre”. Si acaso pierde su factor sorpresa porque ya sabemos de qué va la cosa y ciertos elementos, como el hotel Continental, ya no llaman tanto la atención, pero no pierde la capacidad de sorprender con nuevas y llamativas formas de matar. Ni de crear tensión. Ni de generar vínculos y empatizar con un asesino profesional. Me costaba creerlo mientras la veía, pero es una de esas pocas veces donde la segunda parte mejora a la primera. Y creo que es la primera vez en la que veo que este fenómeno se extiende a la crítica profesional, que sigue valorando positivamente la saga, y al público generalista que pide más.
La segunda de la saga de John Wick conserva los puntos fuertes de la original, pero los potencia. Tiene más acción, pero sin saturar. Tiene nuevas y espectaculares localizaciones, pero se llega a ellas de manera coherente, no son simplemente un decorado que alguien consideró bonito. Da por cerrada la historia que narró en “JW: Otro día para matar” y rehúsa estirarla, exprimirla o aprovecharse de ella de cualquiera de las múltiples maneras habituales, empezando una nueva trama tan convincente como la anterior (no tan conmovedora, porque eso es imposible, pero muy eficiente). Cuando parecía imposible superar la perfección técnica en las coreografías de las peleas y tiroteos, la película da un nuevo paso adelante con secuencias increíbles que mantienen, por increíble que parezca, la clase y la elegancia en algo tan crudo como matar.
No había debilidades destacables en la primera y no las hay en esta “JW: pacto de sangre”. Si acaso pierde su factor sorpresa porque ya sabemos de qué va la cosa y ciertos elementos, como el hotel Continental, ya no llaman tanto la atención, pero no pierde la capacidad de sorprender con nuevas y llamativas formas de matar. Ni de crear tensión. Ni de generar vínculos y empatizar con un asesino profesional. Me costaba creerlo mientras la veía, pero es una de esas pocas veces donde la segunda parte mejora a la primera. Y creo que es la primera vez en la que veo que este fenómeno se extiende a la crítica profesional, que sigue valorando positivamente la saga, y al público generalista que pide más.
10 de mayo de 2017
10 de mayo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
He sentido curiosidad todo el rato, y no me ha parecido predecible. No supe en que iba a desencadenar hasta el final. Keanu Reeves hace un trabajo extraordinario con las escenas de acción, y la mayoría de los personajes secundarios me suscitaban curiosidad, y no tenian un perfil perfectamente definido.
5 de junio de 2017
5 de junio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
110/23(30/05/17) Notable secuela del thriller de culto de 2014 de Chad Stahelski (la primera co-dirigida junto a David Leitch, este enfrascado en la secuela de “Deadpool” se queda fuera), con formidable Keanu Reeves de estoico protagonista, su inexpresividad le queda bordada al personaje (cual Schwarzenegger a “Terminator”). El factor sorpresa está fuera, pero como buena continuación da más de lo mismo pero atomizado, aprovecha y expande lo que quedó en los márgenes para enriquecer su tenue trama, para dar más vida a esta sociedad secreta de sicarios flemáticos, con sus trajes elegantes (blindados), sus monedas de oro, su santuario a modo de Hotel Continental, sus exquisitos comercios donde se aprovisionan de armas cual comprador de buen vino, universo propio muy comicquero. Cinta de acción hiperrealista con una violencia desbordada en su imaginación mordaz, donde los muertos son un tsunami incontable, con largas peleas maravillosamente coreografiadas y filmadas, apenas hay cortes de cámara, mezcla la escenografía de encuadres impresionantes, sonido, música, para proporcionar deleite sensorial al espectador, una banda sonora más potente que la pretérita se amolda de modo divino a las secuencias otorga un aura de ritmo fascinante, con fotografía aún mejor, y con guion de Derek Kolstad (mismo que la primera) más exiguo en sus vericuetos, pero más veloz en su desarrollo frenético, se extirpa lo superfluo, lo accesorio, si en la primera era vengarse de los que robaron su coche y mataron a su perro, aquí simple y llanamente supervivencia del protagonista, nada de romances forzados de cara a la galería, lo importante es la huida hacia adelante mediante una odisea de luchas, persecuciones, tiroteos, muertes, y ello con una imaginación que traspasa la pantalla en su inventiva queriendo sorprender al espectador, ello aderezado con un sentido del humor oscuro pero incisivo. Un entretenimiento de los que te deja un tremendo sabor de boca, nada de reflexiones o moralejas, aquí es acción brutal, elegante, disparatada, una danza de la ultra-violencia (“La naranja mecánica”) apoteósica, de principio a fin. Se nota la procedencia del realizador, doble de acción que trabajó junto a Keanu Reeves en “Matrix”, con el que hizo buenas migas y lo convenció para su debut, con un film de bajo presupuesto alcanzó unos tremendos réditos en taquilla, con lo que ha habido secuela con más presupuesto y también más éxito comercial, con lo que ya se ha anunciado la tercera parte. Como bien he leído por ahí podría haber sido la secuela que rodara James Cameron por lo “Terminator” buen film, al que siguió “Terminator 2”, más de lo mismo pero mejor.
Empieza ya de modo prodigioso visualmente, sobre un rascacielos neoyorkino se proyecta la inmensa imagen en blanco y negro de la climática persecución de “El moderno Sherlock Holmes (1924)” de Buster Keaton, la cámara desciende repentinamente para centrarse en la persecución real que se desarrolla a pie de calle, queriendo quitar el realizador toda trascendencia dramática a lo que vamos a ver, anulando toda seriedad, se vanagloria de ser un tributo al slapstick, con lo que todo es posible; vemos una moto perseguida por un coche a gran velocidad, el auto da alcance a la moto, que la golpea y rueda por el suelo, el coche se para, la puerta se abre y de él sale un hombre, la cámara enfoca al suelo, solo vemos sus zapatos aras, pero los que vimos la primigenia sabemos es el hierático John Wick “The Boogeyman”.
La cinta cual vertiginosa subida en la montaña rusa, compuesta de vaivenes en modo escenas de acción brillantes, rodados con pulso estético-diáfano excelente, donde la acción de otras películas es revoltijo mareante de cortes y giros donde se pierde la perspectiva a casi producir ataques epilépticos, aquí priman las largas secuencias donde la visualidad es cristalina, combates radiantes de vigor y originalidad, ballet perfectamente orquestado de mamporros, se prodiga el protagonista en inmovilizar al malo con su cuerpo, y mientras se carga a varios de los otros malos, para acto seguido pegar un tiro en la cabeza al retenido, akelarre perturbador, con seguridad y sin titubear pega tiros en la testa una vez tras otra, delirante, tiros milimétricos con todo tipo de armas, cuchilladas, lápices letales, salpicando constante de sangre, llega a la pantalla, pero sin caer en lo gore, encadenados de situaciones resultan toda una lección de sincronías, un despliegue armonioso que se fusiona de forma punzante con la música haciendo brotar secuencias de originalidad y haciendo palpitar al espectador de placer, provocando que no pueda despegar la vista de la pantalla. Qué más da que su hondura y personajes sean clichés, el realizador solo pretende que pases un rato desenfadado y sumergido en un mudo paralelo, donde disfrutará el que guste de la acción distendida espléndidamente desarrollada, una experiencia vibrante.
La puesta en escena resulta sibarita para emitir el clima hiperbólico del relato, con un fenomenal diseño de producción de Kevin Kavanaugh (“El Caballero Oscuro”), rodando en Montreal ([Canadá]; St-Catherine Street, Place-des-Arts Metro, Palais des congrès de Montréal), Roma (Italia) y Nueva York (USA), con escenarios potentes como el concierto en medio de unas ruinas romanas; la habitación de Gianna D’Antonio, rodeada de velas, con esa enorme bañera termal, o las catacumbas por las que huye Wick en la balacera, o el clímax en medio del laberinto de espejos (homenaje a “La dama de Shanghai” [1947] de O. Welles), todo esto enaltecido por la sobresaliente fotografía Dan Laustsen (“Silent Hill”), jugando con la luz tenue, contraluces (catacumbas), luces de neón, con inquietante luz ultravioleta, ajustándose a la acción de modo magno, transmitiendo peleas con nitidez y brío, resaltando en cada lar un tipo de luminidad diferente, siendo gloriosa el rush final en el laberinto de espejos, componiendo hermosas postales de la milenaria Roma… (sigue en spoiler)
Empieza ya de modo prodigioso visualmente, sobre un rascacielos neoyorkino se proyecta la inmensa imagen en blanco y negro de la climática persecución de “El moderno Sherlock Holmes (1924)” de Buster Keaton, la cámara desciende repentinamente para centrarse en la persecución real que se desarrolla a pie de calle, queriendo quitar el realizador toda trascendencia dramática a lo que vamos a ver, anulando toda seriedad, se vanagloria de ser un tributo al slapstick, con lo que todo es posible; vemos una moto perseguida por un coche a gran velocidad, el auto da alcance a la moto, que la golpea y rueda por el suelo, el coche se para, la puerta se abre y de él sale un hombre, la cámara enfoca al suelo, solo vemos sus zapatos aras, pero los que vimos la primigenia sabemos es el hierático John Wick “The Boogeyman”.
La cinta cual vertiginosa subida en la montaña rusa, compuesta de vaivenes en modo escenas de acción brillantes, rodados con pulso estético-diáfano excelente, donde la acción de otras películas es revoltijo mareante de cortes y giros donde se pierde la perspectiva a casi producir ataques epilépticos, aquí priman las largas secuencias donde la visualidad es cristalina, combates radiantes de vigor y originalidad, ballet perfectamente orquestado de mamporros, se prodiga el protagonista en inmovilizar al malo con su cuerpo, y mientras se carga a varios de los otros malos, para acto seguido pegar un tiro en la cabeza al retenido, akelarre perturbador, con seguridad y sin titubear pega tiros en la testa una vez tras otra, delirante, tiros milimétricos con todo tipo de armas, cuchilladas, lápices letales, salpicando constante de sangre, llega a la pantalla, pero sin caer en lo gore, encadenados de situaciones resultan toda una lección de sincronías, un despliegue armonioso que se fusiona de forma punzante con la música haciendo brotar secuencias de originalidad y haciendo palpitar al espectador de placer, provocando que no pueda despegar la vista de la pantalla. Qué más da que su hondura y personajes sean clichés, el realizador solo pretende que pases un rato desenfadado y sumergido en un mudo paralelo, donde disfrutará el que guste de la acción distendida espléndidamente desarrollada, una experiencia vibrante.
La puesta en escena resulta sibarita para emitir el clima hiperbólico del relato, con un fenomenal diseño de producción de Kevin Kavanaugh (“El Caballero Oscuro”), rodando en Montreal ([Canadá]; St-Catherine Street, Place-des-Arts Metro, Palais des congrès de Montréal), Roma (Italia) y Nueva York (USA), con escenarios potentes como el concierto en medio de unas ruinas romanas; la habitación de Gianna D’Antonio, rodeada de velas, con esa enorme bañera termal, o las catacumbas por las que huye Wick en la balacera, o el clímax en medio del laberinto de espejos (homenaje a “La dama de Shanghai” [1947] de O. Welles), todo esto enaltecido por la sobresaliente fotografía Dan Laustsen (“Silent Hill”), jugando con la luz tenue, contraluces (catacumbas), luces de neón, con inquietante luz ultravioleta, ajustándose a la acción de modo magno, transmitiendo peleas con nitidez y brío, resaltando en cada lar un tipo de luminidad diferente, siendo gloriosa el rush final en el laberinto de espejos, componiendo hermosas postales de la milenaria Roma… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
… Todo esto maximizado por la edición de Evan Schiff (“A.I.”), que imprime electricidad sin caer en caótico montaje de mil cortes en una pelea donde se pierde uno. El ecléctico score corre a cargo de Tyler Bates (“300”), y Joel J. Richard (“Shrek”), siendo elemento fundamental para aumentar la sensación adrenalítica constante, fusionándose con la acción de modo neurálgico, con momentos tan furiosos como el del tramo del concierto en las ruinas romanas.
Keanu Reeves nacio para este rol, su laconismo, estoicismo, rostro inexpresivo, hacen que se funda de modo sublime con el personaje, su temple, elegancia, y sobre todo su fisicidad (con 52 años) es impresionante, el entrenamiento previo stajonovista de Reeves practicando judo y el jiu-jitsu brasileño se refleja de modo tremendo en los fotogramas, lleva el peso del film con carisma y energía; Ian McShane aporta su porte regio y Don de gentes, un gentleman que deja poso regio; Lawrence Fishburne en apenas unos minutos produce un ataque de melancolía Matrix; Common está bien como el más duro adversario de Wick, compartiendo una divertida copa en la barra del bar del Continental; Ruby Rose como la sicaria muda compone un curioso y turbador personaje; Claudia Gerini encarna con un aura de tragedia griega notable a su rol de mafiosa altiva y elegante; Riccardo Scamarcio es uno de los lunares del film, un malo malísimo que no está la altura del gran Wick, un tipo sin alma ni carácter, error!; Lance Riddick cumple con el taciturno rol de gerente del hotel; Franco Nero es presencia agradecida pero cuasi-testimonial como director del Hotel Continental de Roma.
Momentos recordables: El rally de persecuciones en coche y peleas para conseguir su Mustang 1969 John Wick; Todo el impresionante tramo en la nocturna Roma, una travesía avasalladora de principio a fin, todo lo que sucede en la habitación de Gianna, con ella metiéndose toda bella en su desnudez en la piscina-terma, y cortándose las venas, turbadoramente poético; Todo lo que va del encuentro con Cassian, tiroteos en medio de la muchedumbre de un concierto pop, el viaje a modo de videojuego por las catacumbas, donde Wick cada ciertos tramos cambia de arma, con sombras persiguiéndole (tremendo); Acabando el tramo con la pelea con Cassian, virulenta; Con el epílogo de tener que parar al irrumpir en el santuario hotel Continental, con lo que los dos deciden tomarse una copa por los viejos tiempos, hilarante; El descacharrante tramo de Wick en Nueva York, con toda la Orden de sicarios tras él, peleas cascoporro, tiroteos, por la gran manzana, siendo culmen su encuentro con Cassian, comienza con una balacera en la fuente Memorial Lincoln, hay un tiroteo a distancia con silenciador divertidísimo por el metro sin que la gente se entere, acaban en una pelea en el interior de un vagón; El clímax que comienza en una exposición de arte contemporáneo, las m iradas de Santino y Wick se cruzan, en medio de sarao la gente se percata y les hacen un aclarado, iniciándose un big bang de peleas, tiroteos y muertes sin fin, con el zenit en un enorme salón de espejos, donde la tensión se multiplica; El epílogo escalofriante en una fuente del Central Park, una charla entre Wick y Winston, con este último demostrando su poder cuando hace una llamada telefónica y las decenas de personas que les rodean de modo anárquico, aparentemente paseando se paran sus celulares suena…
Por supuesto que es un film donde la intensidad dramática es escasa, pues lo previsible (no por la acción) es nota predominante, sabes al héroe siempre seguirá, pero esto le importa de poco a nada al realizador, él ha creado un puro entretenimiento de los que arraiga por el disfrute que provoca. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: http://conloslumiereempezo.blogspot.com/2017/06/john-wick-2.html
Keanu Reeves nacio para este rol, su laconismo, estoicismo, rostro inexpresivo, hacen que se funda de modo sublime con el personaje, su temple, elegancia, y sobre todo su fisicidad (con 52 años) es impresionante, el entrenamiento previo stajonovista de Reeves practicando judo y el jiu-jitsu brasileño se refleja de modo tremendo en los fotogramas, lleva el peso del film con carisma y energía; Ian McShane aporta su porte regio y Don de gentes, un gentleman que deja poso regio; Lawrence Fishburne en apenas unos minutos produce un ataque de melancolía Matrix; Common está bien como el más duro adversario de Wick, compartiendo una divertida copa en la barra del bar del Continental; Ruby Rose como la sicaria muda compone un curioso y turbador personaje; Claudia Gerini encarna con un aura de tragedia griega notable a su rol de mafiosa altiva y elegante; Riccardo Scamarcio es uno de los lunares del film, un malo malísimo que no está la altura del gran Wick, un tipo sin alma ni carácter, error!; Lance Riddick cumple con el taciturno rol de gerente del hotel; Franco Nero es presencia agradecida pero cuasi-testimonial como director del Hotel Continental de Roma.
Momentos recordables: El rally de persecuciones en coche y peleas para conseguir su Mustang 1969 John Wick; Todo el impresionante tramo en la nocturna Roma, una travesía avasalladora de principio a fin, todo lo que sucede en la habitación de Gianna, con ella metiéndose toda bella en su desnudez en la piscina-terma, y cortándose las venas, turbadoramente poético; Todo lo que va del encuentro con Cassian, tiroteos en medio de la muchedumbre de un concierto pop, el viaje a modo de videojuego por las catacumbas, donde Wick cada ciertos tramos cambia de arma, con sombras persiguiéndole (tremendo); Acabando el tramo con la pelea con Cassian, virulenta; Con el epílogo de tener que parar al irrumpir en el santuario hotel Continental, con lo que los dos deciden tomarse una copa por los viejos tiempos, hilarante; El descacharrante tramo de Wick en Nueva York, con toda la Orden de sicarios tras él, peleas cascoporro, tiroteos, por la gran manzana, siendo culmen su encuentro con Cassian, comienza con una balacera en la fuente Memorial Lincoln, hay un tiroteo a distancia con silenciador divertidísimo por el metro sin que la gente se entere, acaban en una pelea en el interior de un vagón; El clímax que comienza en una exposición de arte contemporáneo, las m iradas de Santino y Wick se cruzan, en medio de sarao la gente se percata y les hacen un aclarado, iniciándose un big bang de peleas, tiroteos y muertes sin fin, con el zenit en un enorme salón de espejos, donde la tensión se multiplica; El epílogo escalofriante en una fuente del Central Park, una charla entre Wick y Winston, con este último demostrando su poder cuando hace una llamada telefónica y las decenas de personas que les rodean de modo anárquico, aparentemente paseando se paran sus celulares suena…
Por supuesto que es un film donde la intensidad dramática es escasa, pues lo previsible (no por la acción) es nota predominante, sabes al héroe siempre seguirá, pero esto le importa de poco a nada al realizador, él ha creado un puro entretenimiento de los que arraiga por el disfrute que provoca. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: http://conloslumiereempezo.blogspot.com/2017/06/john-wick-2.html
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