Relaciones peligrosas
1988 

7.6
24,927
Drama
Francia, siglo XVIII. La perversa y fascinante marquesa de Merteuil (Glenn Close) planea vengarse de su último amante con la ayuda de su viejo amigo el Vizconde de Valmont (John Malkovich), un seductor tan amoral y depravado como ella. Una virtuosa mujer casada, Madame de Tourvel (Michelle Pfeiffer), de la que Valmont se enamora, se verá involucrada en las insidiosas maquinaciones de la marquesa.
18 de noviembre de 2018
18 de noviembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ciertamente uno piensa viendo esta pelicula lo poco que hemos cambiado, intrigas, infidelidades, maldades y veleidades varias se suceden de un modo mas parejo a nuestro tiempo del que a primera vista pudiera parecer.
En los tiempos actuales hemos cambiado las cartas, las llaves y los mensajeros por los perfiles, los hastags y los passwords, pero en esencia son otros medios puestos al servicio de los mismos fines: la estima, la envidia y la seduccion entre otros.
Hecha esta preliminar reflexion, cabría decir que la película tiene una excelente ambientación, que la trama es efectiva, se palpa el drama; el montaje por su lado, es notable. Me habría gustado más si el manejo de la cámara fuera algo más arriesgado o si hubieran jugado algo más con la banda sonora, que por lo demás cumple y ayuda a imprimir dramatismo.
Son particularmente destacables las interpretaciones, a las que poco cabría reprochar; si bien es cierto que las mismas pueden parecer en ocasiones particularmente afectadas, ello sin embargo se encuadra bien en el marco de la época de que tratamos.
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En los tiempos actuales hemos cambiado las cartas, las llaves y los mensajeros por los perfiles, los hastags y los passwords, pero en esencia son otros medios puestos al servicio de los mismos fines: la estima, la envidia y la seduccion entre otros.
Hecha esta preliminar reflexion, cabría decir que la película tiene una excelente ambientación, que la trama es efectiva, se palpa el drama; el montaje por su lado, es notable. Me habría gustado más si el manejo de la cámara fuera algo más arriesgado o si hubieran jugado algo más con la banda sonora, que por lo demás cumple y ayuda a imprimir dramatismo.
Son particularmente destacables las interpretaciones, a las que poco cabría reprochar; si bien es cierto que las mismas pueden parecer en ocasiones particularmente afectadas, ello sin embargo se encuadra bien en el marco de la época de que tratamos.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Final merecido para ambos desdichados, la marquesa y el vizconde que caen bajo el peso de la desgracia entretejida por sus recíprocos desmanes.
La moraleja es que no se puede jugar a hacer daño a una pluralidad de seres humanos y salir indemne de tal actuar.
Todo se desliza en la película cuesta abajo, no se hace sino progresivo daño sin que en ningún momento se atisbe nada bueno a resultas de la concatenación de maldades de los protagonistas; ambos se creen muy inteligentes pero no hacen sino empeorar situaciones ajenas, y a la sazón su propia situación; y ello no de un modo leve sino extremadamente gravoso, acarreando la muerte al vizconde y la muerte social a la marquesa, amén de la perdida para ambos de sus respectivos grandes amores.
Podíamos disparar y no errar mucho el tiro asegurando que nuestros protagonistas se creian más listos de lo que resultaron ser.
Concluyendo:
Una película notable con buen vestuario, buenas interpretaciones y una historia intrigante para el recuerdo
La moraleja es que no se puede jugar a hacer daño a una pluralidad de seres humanos y salir indemne de tal actuar.
Todo se desliza en la película cuesta abajo, no se hace sino progresivo daño sin que en ningún momento se atisbe nada bueno a resultas de la concatenación de maldades de los protagonistas; ambos se creen muy inteligentes pero no hacen sino empeorar situaciones ajenas, y a la sazón su propia situación; y ello no de un modo leve sino extremadamente gravoso, acarreando la muerte al vizconde y la muerte social a la marquesa, amén de la perdida para ambos de sus respectivos grandes amores.
Podíamos disparar y no errar mucho el tiro asegurando que nuestros protagonistas se creian más listos de lo que resultaron ser.
Concluyendo:
Una película notable con buen vestuario, buenas interpretaciones y una historia intrigante para el recuerdo
28 de febrero de 2020
28 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las Amistades Peligrosas es una máquina del tiempo para viajar al pasado y una representación milimétrica del capricho, soberbia y falsedad de la aristocracia del siglo XVII. Glenn Close y John John Malkovich llevan las riendas, con una naturaleza maniática, cínica y capaces de ser odiados y amados al mismo tiempo. A grandes rasgos, es una película entretenida y muy interesante, con su interpretación como principal atractivo.
20 de enero de 2006
20 de enero de 2006
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta peli es perfecta en muchísimos sentidos, en primer lugar porque combina un drama de época, con el clásico juego de la venganza sumado las pasiones y actitudes reprimidas de una época, todo ello de una manera espectacular.
Este atrayente drama, cuenta con una prodigioisa ambientación y por sobre todo un guión soberbio que explora en un clásico de la literatura de manera magistral. Todos sus temas se ven en la pantalla: los celos, el odio, el amor, la venganza, la traición, el sexo y la lujuria.
Con la magnífica dirección del gran Stephen Fraers, con una ambientación deslumbrante y un elenco avasallante. Con la inmensa Glenn Close a la cabeza, que no hay palabras para definir su papel, tan mala y perversa, insuperable. El gran John Malcovich, sin duda fue el intérprete ideal para éste personaje. Michelle Pfeiffer esta espléndida en su trbajada composición y cabe destacar lo que sería el puntapié inicial de la carrera de la sensacional Uma Thurman, quién trasluce las viscitudes de su personaje y además esta hermosa.
Gran film, sencillamente una obra maestra.
Este atrayente drama, cuenta con una prodigioisa ambientación y por sobre todo un guión soberbio que explora en un clásico de la literatura de manera magistral. Todos sus temas se ven en la pantalla: los celos, el odio, el amor, la venganza, la traición, el sexo y la lujuria.
Con la magnífica dirección del gran Stephen Fraers, con una ambientación deslumbrante y un elenco avasallante. Con la inmensa Glenn Close a la cabeza, que no hay palabras para definir su papel, tan mala y perversa, insuperable. El gran John Malcovich, sin duda fue el intérprete ideal para éste personaje. Michelle Pfeiffer esta espléndida en su trbajada composición y cabe destacar lo que sería el puntapié inicial de la carrera de la sensacional Uma Thurman, quién trasluce las viscitudes de su personaje y además esta hermosa.
Gran film, sencillamente una obra maestra.
9 de julio de 2011
9 de julio de 2011
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Hermoso, lindo, precioso, único, bello GUION?, ¿es todo lo que se puede comentar?, ¿alguien ha leído el libro?.
Es una pena que a este increíble film no se lo convalide justamente con su mismo ser, el libro.
El libro están fácil de leer y al mismo tiempo tan actual, que NO SE NECESITA GUION para hacer de este una película. Parecería ser que el autor del libro es Stephen Frears y no Choderlos De Laclos, según los comentarios que he leído.
La primera vez que vi esta cinta, simplemente me encanto, era por su simpleza de explicar lo que todos tenemos dentro, no sabia siquiera que existiera un libro, que por casualidades de la vida llego a mis manos, inmediatamente lo leí, la película quedo en segundo plano, pero eso sí, siempre poniendo en escena, en mi mente, cada momento de esta ya que es casi exacta al libro.
La forma epistolar que fue escrito el libro es impresionante y nada cansina, inclusive muy útil (así aprendí a escribir una carta), el relato es tan actual, histórico y también futurista.
Aprendí de este filme, pero mas de su esencia, el libro.
Un ejemplo.
CARTA LXVIII.
Extracto.
El vizconde de Valmont a la presidenta de Tourvel.
"Muy señora mía, ¿cómo he de poder responder a la última carta de vmd.?. ¿Cómo me atreveré a ser franco, cuando mi sinceridad puede perderme?. No importa; es preciso, y tendré valor para ello. Yo me digo y me repito que vale la pena más merecerle a vmd. que lograrla, y aunque deba vmd. rehusarme siempre una dicha que desearé sin cesar, es preciso probar a lo menos que mi corazón la merecía."
Es una pena que a este increíble film no se lo convalide justamente con su mismo ser, el libro.
El libro están fácil de leer y al mismo tiempo tan actual, que NO SE NECESITA GUION para hacer de este una película. Parecería ser que el autor del libro es Stephen Frears y no Choderlos De Laclos, según los comentarios que he leído.
La primera vez que vi esta cinta, simplemente me encanto, era por su simpleza de explicar lo que todos tenemos dentro, no sabia siquiera que existiera un libro, que por casualidades de la vida llego a mis manos, inmediatamente lo leí, la película quedo en segundo plano, pero eso sí, siempre poniendo en escena, en mi mente, cada momento de esta ya que es casi exacta al libro.
La forma epistolar que fue escrito el libro es impresionante y nada cansina, inclusive muy útil (así aprendí a escribir una carta), el relato es tan actual, histórico y también futurista.
Aprendí de este filme, pero mas de su esencia, el libro.
Un ejemplo.
CARTA LXVIII.
Extracto.
El vizconde de Valmont a la presidenta de Tourvel.
"Muy señora mía, ¿cómo he de poder responder a la última carta de vmd.?. ¿Cómo me atreveré a ser franco, cuando mi sinceridad puede perderme?. No importa; es preciso, y tendré valor para ello. Yo me digo y me repito que vale la pena más merecerle a vmd. que lograrla, y aunque deba vmd. rehusarme siempre una dicha que desearé sin cesar, es preciso probar a lo menos que mi corazón la merecía."
27 de enero de 2019
27 de enero de 2019
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
181/21(31/12/2018) Obra Maestra del Séptimo Arte este absorbente drama histórico enmarcado en Francia poco antes de su Revolución, y con ello proyectando como el hedonismo y superficialidad de su clase noble se autodestruyó y provocó la caída de la aristocracia, 30 años después de su estreno no ha perdido un ápice de frescura. Film dirigido por un Stephen Frears en estado de gracia y guionizado por Christopher Hampton basándose en su obra teatral “Les liaisons dangereuses” (ganadora de un Tony, dirigida por Howard Davies y con Lindsay Duncan, Alan Rickman y Juliet Stevenson), adaptación de la polémica novela epistolar francesa del siglo XVIII homónima de Pierre Choderlos de Laclos publicada en 1782. Primera adaptación cinematográfica en inglés de la novela. Frears adapta el libreto haciendo un thriller ingenioso, ácido, con dosis de comedia, con intrigas, pasiones, obsesiones, venganzas, engaños, infidelidades, duelos, donde los protagonistas Valmont y la Marquesa convierten su aburrimiento en un tablero de ajedrez para vampirizar sexualmente a los que le rodean, con juegos de manipulación artera cercanos a las estrategias de guerra. Esto alegóricamente reflejado en su fascinante inicio cuando vemos como el séquito visten, peinan y maquillan a la pareja protagónica de modo metódico, cual guerreros, con su armadura, solo que en este caso sus armas son la seducción y el objetivo incautos sugestionables. Donde este mundo de decadente es el caldo de cultivo para la hipocresía, el culto a las falsas apariencias, donde la reputación es el bien más preciado, todo esto conjugado con la vanidad, la inocencia, la picardía, la represión sexual, el narcisismo, provocan una coctel en el que los protagonistas se mueven cual Maestro de Marionetas a su antojo. Todo desarrollado con un ritmo fluido, con ambientación sibarita que recuerda a la kubrickiana “Barry Lyndon”, aunque en este caso el director de Leicester dando la prominencia de las panorámicas a los actores con primeros prodigiosos primeros planos que sacan lo mejor de las gloriosas actuaciones y de sus hondos diálogos. La película tuvo siete nominaciones a los Oscar, incluida a Película y ganó tres; a Guión (adaptado) Christopher Hampton; Diseño de vestuario James Acheson y Diseño de producción Stuart Craig, no lo alcanzaron a Actriz Glenn Close, a Actriz de reparto Michelle Pfeiffer; y Puntuación original George Fenton. Siendo un escándalo no estuviera en la terna la realización de Frears (entre otros estuvo Mike Nichols por la mediocre “Armas de mujer”), y tampoco Malkovich (lo estuvo Tom Hanks por la infantiloide “Big”), con su encarnación de la manipulación y seducción.
La cinta es uno de los mejores reflejos de la decadencia moral de los albores del SXVIII, que sin nombrarlo pudo llevar a la Revolución Francesa. Su superficialidad, ociosidad, hedonismo, donde las apariencias y reputación lo eran todo, pero por debajo reinaba la hipocresía social. En este caso la pareja protagonista lo refleja con fulgor, dos nobles a los que el dinero no les es problema, la marquesa y el vizconde, amorales aburridos de una sociedad pusilánime, deciden jugar a ser pícaros, donde los peones son inocentes, con los que se maquinará con sus sentimientos, sus pasiones, su virtud, dos sátiros para los que los sentimientos son algo caduco, conquistar amores cuan más prohibidos sean más placer, sus dardos estarán motivados por retos, por venganzas, por el tedio.
La pareja se erige en cirujanos del Infierno en que hincaran sus bisturís en una sociedad rancia, reprimida sexualmente y a la vez soterradamente libertina, donde los vicios, inquietudes sexuales, candidez, virginidades, castidades, vanidades, serán el caldo de cultivo que terminará por explotarles en la cara a los Maestros de Marionetas. Este binomio mueve los hilos de los de su alrededor, con arrogancia y condescendencia, exponiendo una sociedad en podredumbre moral, pero en este mar encrespado en el que pescan y dañan a incautos pueden llegar a ser arrollados por las pasiones incontroladas. La Marquesa y el Vizconde son tal para cual, dos réptiles autodestructivos que encandilan con sus armas, con sus juegos, con su altivez, dos personas que en realidad odian ser presos del amor, por ello batallan en contra de sus corazones arrojando a quien aman en brazos de otras personas, para demostrarse engañosamente que son asentimentales.
Glenn Close encarna con gran carácter a la fría y manipuladora Marquesa de Merteuil, dejando huella desde el principio cuando la vemos apretada en esos vestidos con escotes tan apretados que parece que va a reventar y dejando una sonrisa y mirada pícara al espejo, mujer inteligente, retorcida, vanidosa, hipócrita, vengativa, intrigante, celosa, especie de hada madrina mala que en su trono intenta que nadie sea “más guapa” que ella, degustando sus jugosos diálogos, manteniendo duelos formidables con Malkovich, con el que tiene una química arrolladora. Para el recuerdo queda su escena final (spoiler); John Malkovich como el Vizconde Valmont está sencillamente épico, he leído que no le pegaba el rol de galán, pues lo disimula muy bien. No se puede ser más carismático, libertino, lujurioso, seductor, artero, simpático, juguetón, corruptor de inocentes, disfruta de su fama de mujeriego conquistador, no le importan los corazones rotos, si no como llegar a ellos, y luego abandonarlos por el siguiente reto. El actor se transmuta con un lenguaje corporal sublime, con amaneramiento, en sus andares, en sus labios de pico que pone, en su modo de sentarse, en su forma de hablar, en su sátira sonrisa mordiéndose el labio, un su modo de tener bronca, un delito que no fuera siquiera nominado al Oscar; Y como he dicho entre los dos una compenetración que retumba mucho después de acabar el metraje, además Malkovich también tiene chispa romántica con la Pfeiffer.
La cinta es uno de los mejores reflejos de la decadencia moral de los albores del SXVIII, que sin nombrarlo pudo llevar a la Revolución Francesa. Su superficialidad, ociosidad, hedonismo, donde las apariencias y reputación lo eran todo, pero por debajo reinaba la hipocresía social. En este caso la pareja protagonista lo refleja con fulgor, dos nobles a los que el dinero no les es problema, la marquesa y el vizconde, amorales aburridos de una sociedad pusilánime, deciden jugar a ser pícaros, donde los peones son inocentes, con los que se maquinará con sus sentimientos, sus pasiones, su virtud, dos sátiros para los que los sentimientos son algo caduco, conquistar amores cuan más prohibidos sean más placer, sus dardos estarán motivados por retos, por venganzas, por el tedio.
La pareja se erige en cirujanos del Infierno en que hincaran sus bisturís en una sociedad rancia, reprimida sexualmente y a la vez soterradamente libertina, donde los vicios, inquietudes sexuales, candidez, virginidades, castidades, vanidades, serán el caldo de cultivo que terminará por explotarles en la cara a los Maestros de Marionetas. Este binomio mueve los hilos de los de su alrededor, con arrogancia y condescendencia, exponiendo una sociedad en podredumbre moral, pero en este mar encrespado en el que pescan y dañan a incautos pueden llegar a ser arrollados por las pasiones incontroladas. La Marquesa y el Vizconde son tal para cual, dos réptiles autodestructivos que encandilan con sus armas, con sus juegos, con su altivez, dos personas que en realidad odian ser presos del amor, por ello batallan en contra de sus corazones arrojando a quien aman en brazos de otras personas, para demostrarse engañosamente que son asentimentales.
Glenn Close encarna con gran carácter a la fría y manipuladora Marquesa de Merteuil, dejando huella desde el principio cuando la vemos apretada en esos vestidos con escotes tan apretados que parece que va a reventar y dejando una sonrisa y mirada pícara al espejo, mujer inteligente, retorcida, vanidosa, hipócrita, vengativa, intrigante, celosa, especie de hada madrina mala que en su trono intenta que nadie sea “más guapa” que ella, degustando sus jugosos diálogos, manteniendo duelos formidables con Malkovich, con el que tiene una química arrolladora. Para el recuerdo queda su escena final (spoiler); John Malkovich como el Vizconde Valmont está sencillamente épico, he leído que no le pegaba el rol de galán, pues lo disimula muy bien. No se puede ser más carismático, libertino, lujurioso, seductor, artero, simpático, juguetón, corruptor de inocentes, disfruta de su fama de mujeriego conquistador, no le importan los corazones rotos, si no como llegar a ellos, y luego abandonarlos por el siguiente reto. El actor se transmuta con un lenguaje corporal sublime, con amaneramiento, en sus andares, en sus labios de pico que pone, en su modo de sentarse, en su forma de hablar, en su sátira sonrisa mordiéndose el labio, un su modo de tener bronca, un delito que no fuera siquiera nominado al Oscar; Y como he dicho entre los dos una compenetración que retumba mucho después de acabar el metraje, además Malkovich también tiene chispa romántica con la Pfeiffer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Frears dirige con un pulso sólido comienza desarrollando una comedia de época, para ir tornando gradualmente en un drama sobre sentimientos desatados. Con una fluidez narrativa exquisita, componiendo escenas magnéticas, mezclando diferentes tonos, con ese toque tan alegórico de que algunas escenas acontezcan en un la ópera, lugar donde se escenifican tragedias, o el arranque donde queda patente metafóricamente este mundo hedonista de superficialidad estética tras lo que se esconde un submundillo de pasiones desatadas, de crueldades, de promiscuidad latente, de máscaras de maquillaje que intentan esconder la verdadera personalidad, que cual retrato de Dorian Grey, tras su escaparate de belleza se haya la corrupción del alma.
Michelle Pfeiffer está magnífica como Madame Tourvel, es la tiene el rol más difícil, lo borda con una belleza y naturalidad espléndida, derrocha sensibilidad, melancolía, amor, frustración, en un arco de desarrollo estremecedor, con mirada que modula para expresar emociones, es la pureza un muro que Valmont quiere derribar, una actuación de una intensidad con picos trémulos, radiante; Uma Thurman como Cecile está correcta, le falta algo de candidez en expresividad, pero derrocha sensualidad a sus insultantes 18 añitos, todo un hito salivable para los erotómanos verla desnuda en el que fue una de sus primeras apariciones en cine; Keanu Reeves como Le Chevalier Raphael Danceny es un error de casting, el lunar del film, tan soso e empanao que da grima, tan guapo como chirriante; Swoosie Kurtz está bien como la madre de Cecile, Madame de Volanges; Destacar a la veterana (83 años) Mildred Natwick como la tía de Valmont, Madame de Rosemond, en su última aparición en cine tiene una de las mejores frases de la película, “El amor nunca hace felices a quienes más lo merecen. Los hombres disfrutan con la felicidad que sienten; nosotras sólo con la que damos. Ellos son incapaces de entregarse a una sola persona. Esperar que el amor nos haga felices es causa segura de sufrimiento”.
Puesta en escena gloriosamente detallista, ayudando sobremanera a entender este microcosmos de pomposidad fatua, con un memorable diseño de producción del tri-oscarizado Stuart Craig (lo ganó tres veces, por “El Hombre Elefante”, “El paciente inglés” y esta que me ocupa), llevándonos a parajes de Francia hermosos en la región de Île-de-France, en el norte de Francia y muchos de sus castillos y palacios, y en los Studios Joinville, con un mobiliario y decoración cuada al detalle; a esto se añade un diseño de vestuario fastuoso de otro tri-oscarizado, James Acheson (“El último Emperador”, “Restauration” y esta “Amistades peligrosas”), siendo elemento fundamental para emitir este micromundo concupiscente; todo esto atomizado por la fascinante cinematografía de Philippe Rousselot (“Big Fish”), componiendo estampas de una belleza superlativa tanto en los exteriores, con tomas que enaltecen la ostentación del tiempo, como en interiores jugando con la luz tenue que nace de las velas, ensalzando el barroquismo decadente, con primeros y esplendorosos primeros planos que potencian la expresividad; La música es compuesta por el londinense George Fenton (“Atrapado en el tiempo”), sabiendo adaptarse con mimo al tono de la historia, sumando temas de compositores clásicos como Antonio Vivaldi , Johann Sebastian Bach , George Frideric Handel y Christoph Willibald Gluck.
En resumen, una de las Obras Maestras que residen en el Olimpo del Séptimo Arte, donde se funden los elementos en estado de gracia para emocionar y provocar al espectador. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/01/las-amistadespeligrosas.html
Michelle Pfeiffer está magnífica como Madame Tourvel, es la tiene el rol más difícil, lo borda con una belleza y naturalidad espléndida, derrocha sensibilidad, melancolía, amor, frustración, en un arco de desarrollo estremecedor, con mirada que modula para expresar emociones, es la pureza un muro que Valmont quiere derribar, una actuación de una intensidad con picos trémulos, radiante; Uma Thurman como Cecile está correcta, le falta algo de candidez en expresividad, pero derrocha sensualidad a sus insultantes 18 añitos, todo un hito salivable para los erotómanos verla desnuda en el que fue una de sus primeras apariciones en cine; Keanu Reeves como Le Chevalier Raphael Danceny es un error de casting, el lunar del film, tan soso e empanao que da grima, tan guapo como chirriante; Swoosie Kurtz está bien como la madre de Cecile, Madame de Volanges; Destacar a la veterana (83 años) Mildred Natwick como la tía de Valmont, Madame de Rosemond, en su última aparición en cine tiene una de las mejores frases de la película, “El amor nunca hace felices a quienes más lo merecen. Los hombres disfrutan con la felicidad que sienten; nosotras sólo con la que damos. Ellos son incapaces de entregarse a una sola persona. Esperar que el amor nos haga felices es causa segura de sufrimiento”.
Puesta en escena gloriosamente detallista, ayudando sobremanera a entender este microcosmos de pomposidad fatua, con un memorable diseño de producción del tri-oscarizado Stuart Craig (lo ganó tres veces, por “El Hombre Elefante”, “El paciente inglés” y esta que me ocupa), llevándonos a parajes de Francia hermosos en la región de Île-de-France, en el norte de Francia y muchos de sus castillos y palacios, y en los Studios Joinville, con un mobiliario y decoración cuada al detalle; a esto se añade un diseño de vestuario fastuoso de otro tri-oscarizado, James Acheson (“El último Emperador”, “Restauration” y esta “Amistades peligrosas”), siendo elemento fundamental para emitir este micromundo concupiscente; todo esto atomizado por la fascinante cinematografía de Philippe Rousselot (“Big Fish”), componiendo estampas de una belleza superlativa tanto en los exteriores, con tomas que enaltecen la ostentación del tiempo, como en interiores jugando con la luz tenue que nace de las velas, ensalzando el barroquismo decadente, con primeros y esplendorosos primeros planos que potencian la expresividad; La música es compuesta por el londinense George Fenton (“Atrapado en el tiempo”), sabiendo adaptarse con mimo al tono de la historia, sumando temas de compositores clásicos como Antonio Vivaldi , Johann Sebastian Bach , George Frideric Handel y Christoph Willibald Gluck.
En resumen, una de las Obras Maestras que residen en el Olimpo del Séptimo Arte, donde se funden los elementos en estado de gracia para emocionar y provocar al espectador. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/01/las-amistadespeligrosas.html
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