El hombre más buscado
2014 

6.2
9,628
Thriller
Un inmigrante, mitad checheno y mitad ruso, llega a la comunidad islámica de Hamburgo reclamando la herencia de su padre. A partir de ese momento despierta el interés de las agencias de seguridad alemana y norteamericana, que están decididas a averiguar cuál es la verdadera identidad de ese hombre: si se trata de una víctima oprimida o de un extremista con tendencias violentas. (FILMAFFINITY)
19 de octubre de 2017
19 de octubre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
244/15(17/10/17) Cinta interesante para mí sobre todo por ser la última interpretación del gran Philip Seymour Hoffman antes de su muerte, falleció el 2 de febrero de 2014 (encontrado muerto en su apartamento de Manhattan por una sobredosis de cocaína mezclada con heroína, tenía 46 años), siendo estrenado este film en el Festival de Sundance el 19 de enero del mismo año, dos semanas después de su defunción. Este fenomenal actor merecía mejor producción, aunque él hace valido aquello de no hay papeles malos, si no actores mediocres, da lustre a un rol desangelado, le imprime carácter y sentido trágico de hondura moral. Dirige el holandés Anton Corjbin, con guión de Andrew Bovell (“Lantana” o “Al límite”), con aportaciones en el diálogo de Stephen Cornwell (“Message from the King”o “Sin identidad”), adaptando la novela homónima de 2008 del inglés John LeCarre (pseudónimo de David John Moore Cornwell). La dirección se pasa de asceta y sobria, ya se sabe que LeCarré ("Tinker Tailor Soldier Spy" o “El jardinero fiel”), no es amante de la acción y el ritmo (no hay persecuciones, tiroteos, explosiones, peleas, muertos,… ni siquiera una pizca de épica o anti-épica), olvídense de los Bond, Ethan Hunt, o Jason Bourne, más enfocado en sus obras a la descripción geopolítica amoral en que se mueven los aparatos anti-terroristas, pero esto no es óbice para haber incrustado algo de ritmo, de intensidad, de tensión, y es que todo se siente plano, sin emoción, lineal, sin sorpresas, sin alma, derivando en una película (lo peor que se puede decir) aburrida. Te sientes en medio de un relato que se mueve de modo letárgico, donde apenas pasa nada, y lo que ocurre lo hace a modo ralentí, viéndose venir de lejos, donde la sensación de telefilm liso es constante, solo atractivo por los duelos que tiene Hoffman con la gran Robin Wright, y es que para colmo se sienten infrautilizados los formidables Willem Dafoe, Daniel Brühl, y muy mal ubicada Rachel McAdams, esto repercute con que conforme pasan los minutos en que te de igual lo que les pase a los protagonistas, la indiferencia se une a la modorra que provocan el cansino paso de los minutos, hacía sentirnos en un permanente anticlímax, anhelando que ocurra algo que nos saque del sopor.
La ambientación es adecuada para emitir una atmósfera pesada y grisácea ambigua moralmente, algo muy LeCarré, estableciendo en su arranque un entramado de organizaciones antiterroristas en el tablero de la convulsa Hamburgo (nos cuentan que fue allí donde se planearon los atentados del 11-S), en este escenario se cruzan varias agencias de inteligencia intentando cazar posibles terroristas, nos sumergen en sus diferentes intrigas, en el modo de sabotearse unas a otras, en sus resquemores, en el vampirismo de unas a otras. Pero esto ya lo habíamos visto en otras cintas más atractivas, con mejor ritmo, con relaciones personales mejor delineadas, aquí meros arquetipos deslucidos, donde las motivaciones de los terroristas pasan a ser un mero McGuffin inane, y es que da igual para LeCarré que sean islamistas o sean comunistas (Issa no posee personalidad política), aquí carece de importancia, la ambigüedad (a)moral con la que se juega queda difusa, al no sentirnos empatizados pro lo que vemos, no hay tensión o intriga que por ejemplo provoque la premura contrarreloj de un atentado, todo se siente liviano y plúmbeo, de una frialdad Antártica.
Casos grimantes son: El personaje del banquero encarnado por Willem Dafoe es un mero apósito que rellena tiempo sin más motivo que dar más metraje, y es que resulta desviante de la atención, con esa especie de enamoramiento platónico con Rachel McAdams que no va a ningún lado, con esa escena con su esposa en su casa para veamos la relación flemática que tiene con ella, pero para qué esto? Esto repercuten que un fabuloso actor como Dafoe se sienta confuso en su rol de otro día en la oficina; La relación del rol encarnado por McAdams queda chirriante, no se sabe qué hace de abogada en bici por Hamburgo de potenciales refugiados políticos, parece que este sola, cuando debiera pertenecer a alguna organización, pero parece ella no rinde cuentas a nadie. Luego está su relación con el checheno Issa (correcto Grigoriy Dobrygin), hay una tensión sexual entre ellos que no va más allá de miradas y gestos, qué sentido tiene esto? La secuestran los de Günther (Hoffman) y tras un rato con ellos encerrada decide colaborar con estos, otro sin sentido, más allá de porque lo dicta el guión, orgánicamente penoso; Hay un hijo de un afamado benefactor islamista que trabaja para los servicios secretos alemanes, de donde le viene su motivación, para incluso traicionar a su padre? No hay deux machine, simplemente (otra vez) porque lo dicta el guión.
Philip Seymour Hoffman en su testamento actoral es la razón para verla cinta, para aguantar tramos tediosos, encarnando con hondura y mundo interior atormentado a su Günther Bachmann, con tez pálida, desaliñado, orondo, pesimista, cansado, hastiado, melancólico, actuación intensa fascinante, matizada, sutil, elegiaca crepuscular que tras su muerte puede verse con un tono amargo que podía anteceder en una sub-lectura freudiana como especie de ocaso de su vida (spoiler); Consigue dar notable réplica la estupenda Robin Wright que en sus escasos ententes consigue dar luz a una film apagado.
La ambientación es adecuada para emitir una atmósfera pesada y grisácea ambigua moralmente, algo muy LeCarré, estableciendo en su arranque un entramado de organizaciones antiterroristas en el tablero de la convulsa Hamburgo (nos cuentan que fue allí donde se planearon los atentados del 11-S), en este escenario se cruzan varias agencias de inteligencia intentando cazar posibles terroristas, nos sumergen en sus diferentes intrigas, en el modo de sabotearse unas a otras, en sus resquemores, en el vampirismo de unas a otras. Pero esto ya lo habíamos visto en otras cintas más atractivas, con mejor ritmo, con relaciones personales mejor delineadas, aquí meros arquetipos deslucidos, donde las motivaciones de los terroristas pasan a ser un mero McGuffin inane, y es que da igual para LeCarré que sean islamistas o sean comunistas (Issa no posee personalidad política), aquí carece de importancia, la ambigüedad (a)moral con la que se juega queda difusa, al no sentirnos empatizados pro lo que vemos, no hay tensión o intriga que por ejemplo provoque la premura contrarreloj de un atentado, todo se siente liviano y plúmbeo, de una frialdad Antártica.
Casos grimantes son: El personaje del banquero encarnado por Willem Dafoe es un mero apósito que rellena tiempo sin más motivo que dar más metraje, y es que resulta desviante de la atención, con esa especie de enamoramiento platónico con Rachel McAdams que no va a ningún lado, con esa escena con su esposa en su casa para veamos la relación flemática que tiene con ella, pero para qué esto? Esto repercuten que un fabuloso actor como Dafoe se sienta confuso en su rol de otro día en la oficina; La relación del rol encarnado por McAdams queda chirriante, no se sabe qué hace de abogada en bici por Hamburgo de potenciales refugiados políticos, parece que este sola, cuando debiera pertenecer a alguna organización, pero parece ella no rinde cuentas a nadie. Luego está su relación con el checheno Issa (correcto Grigoriy Dobrygin), hay una tensión sexual entre ellos que no va más allá de miradas y gestos, qué sentido tiene esto? La secuestran los de Günther (Hoffman) y tras un rato con ellos encerrada decide colaborar con estos, otro sin sentido, más allá de porque lo dicta el guión, orgánicamente penoso; Hay un hijo de un afamado benefactor islamista que trabaja para los servicios secretos alemanes, de donde le viene su motivación, para incluso traicionar a su padre? No hay deux machine, simplemente (otra vez) porque lo dicta el guión.
Philip Seymour Hoffman en su testamento actoral es la razón para verla cinta, para aguantar tramos tediosos, encarnando con hondura y mundo interior atormentado a su Günther Bachmann, con tez pálida, desaliñado, orondo, pesimista, cansado, hastiado, melancólico, actuación intensa fascinante, matizada, sutil, elegiaca crepuscular que tras su muerte puede verse con un tono amargo que podía anteceder en una sub-lectura freudiana como especie de ocaso de su vida (spoiler); Consigue dar notable réplica la estupenda Robin Wright que en sus escasos ententes consigue dar luz a una film apagado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Con final crepuscular premonitorio me refiero a ese final en que Günther-Hoffman se baja del coche despotrica por la sucia jugada que le han hecho y se aleja, dejando en plano fijo el auto vacío, como si la pantalla de cine antecediera a su fallecimiento, dejándonos huérfanos de cómo al coche de la presencia de uno de los mejores actores de su generación, cuando aún le quedaba mucho por darnos, lástima.
Incoherencia: Issa Karpov entra ilegalmente en Hamburgo (Alemania) para reclamar la herencia bancaria de su padre muerto. Primera duda que me cabe es como su progenitor, si violó a su madres se supone que era un tipo cruel y asentimental, como reconoció a su hijo bastardo? Y luego, Issa resulta que reclama la fortuna de padre, pero luego decide que quiere la plata porque es dinero sucio, pero si esto lo sabía antes. Por qué primero lo quiere y después no? Ridículo, como diría Homer Simpson “Fue un capricho pasajero”.
En conjunto cinta de espionaje que aporta nada, nada de reflexión original, ninguna escena a recordar, ninguna idea sugerente, insípida, y siolo salvable del naufragio total por Philip Seymour Hoffman. Fuerza y honor!!!
Incoherencia: Issa Karpov entra ilegalmente en Hamburgo (Alemania) para reclamar la herencia bancaria de su padre muerto. Primera duda que me cabe es como su progenitor, si violó a su madres se supone que era un tipo cruel y asentimental, como reconoció a su hijo bastardo? Y luego, Issa resulta que reclama la fortuna de padre, pero luego decide que quiere la plata porque es dinero sucio, pero si esto lo sabía antes. Por qué primero lo quiere y después no? Ridículo, como diría Homer Simpson “Fue un capricho pasajero”.
En conjunto cinta de espionaje que aporta nada, nada de reflexión original, ninguna escena a recordar, ninguna idea sugerente, insípida, y siolo salvable del naufragio total por Philip Seymour Hoffman. Fuerza y honor!!!
24 de abril de 2020
24 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película que nos ocupa es un relato de espías basado en la novela homónima de John Le Carré y al mismo tiempo se inspira en una historia real.
El cine de espías es un género sobre-saturado en Hollywood. A mí personalmente me ocurre un poco como con las películas basadas en la 2ª Guerra Mundial: Tanta película y tanta visión del conflicto me aburre. Y me da mucha pereza ponerme a ver alguna película de alguno de estos dos géneros.
Por suerte, ‘El Hombre Más Buscado’ tiene un as en la manga: su PROTAGONISTA, Philip Seymour Hoffman. El film de Corbijn es un relato de espionaje con un argumento muy convencional. Habla sobre cómo las agencias de inteligencia aprovechan y fabrican oportunidades y cebos para dar caza a los peces gordos del terrorismo internacional. El tratamiento de los planos y los escenarios por parte del director es formal, impecable, pero en cuanto a historia no se nos ofrece nada destacable. Pero la corta filmografía de Corbijn orbita alrededor de un elemento central: el hombre solitario. Dicho elemento está presente tanto en ‘Control’ (Ian Curtis sentía una horrible sensación de soledad a pesar del éxito creciente y de todos los que le rodeaban), como, de manera más evidente, en ‘El Americano’. Y ese solitario, en la película que nos ocupa, resulta ser un actor como Philip Seymour Hoffman. Su monumental interpretación es la que nos mantiene fijados a la butaca. Hoffman consigue que queramos conocer más y más sobre este personaje, suerte de “loser”, animal en vías de extinción dentro de las agencias de inteligencia internacionales (alemana en este caso), que sobre el propio relato en sí. La historia, es cierto, tiene un final digno de ser visto al menos una vez, pero de nuevo gracias a ÉL.
Aparte de Hoffman, y a pesar que la película completa un reparto pleno de nombres ilustres como Rachel McAdams, Willem Dafoe (quizá la réplica más destacable) o Robin Wright, estos quedan ensombrecidos por una historia al uso y, sobre todo, por la figura de ese tipo solitario, taciturno y entrañable que dibuja un actor que dejó, con interpretaciones como la que nos ocupa, un vacío irreemplazable. Nunca llorar la pérdida de un actor estuvo tan justificado...
El cine de espías es un género sobre-saturado en Hollywood. A mí personalmente me ocurre un poco como con las películas basadas en la 2ª Guerra Mundial: Tanta película y tanta visión del conflicto me aburre. Y me da mucha pereza ponerme a ver alguna película de alguno de estos dos géneros.
Por suerte, ‘El Hombre Más Buscado’ tiene un as en la manga: su PROTAGONISTA, Philip Seymour Hoffman. El film de Corbijn es un relato de espionaje con un argumento muy convencional. Habla sobre cómo las agencias de inteligencia aprovechan y fabrican oportunidades y cebos para dar caza a los peces gordos del terrorismo internacional. El tratamiento de los planos y los escenarios por parte del director es formal, impecable, pero en cuanto a historia no se nos ofrece nada destacable. Pero la corta filmografía de Corbijn orbita alrededor de un elemento central: el hombre solitario. Dicho elemento está presente tanto en ‘Control’ (Ian Curtis sentía una horrible sensación de soledad a pesar del éxito creciente y de todos los que le rodeaban), como, de manera más evidente, en ‘El Americano’. Y ese solitario, en la película que nos ocupa, resulta ser un actor como Philip Seymour Hoffman. Su monumental interpretación es la que nos mantiene fijados a la butaca. Hoffman consigue que queramos conocer más y más sobre este personaje, suerte de “loser”, animal en vías de extinción dentro de las agencias de inteligencia internacionales (alemana en este caso), que sobre el propio relato en sí. La historia, es cierto, tiene un final digno de ser visto al menos una vez, pero de nuevo gracias a ÉL.
Aparte de Hoffman, y a pesar que la película completa un reparto pleno de nombres ilustres como Rachel McAdams, Willem Dafoe (quizá la réplica más destacable) o Robin Wright, estos quedan ensombrecidos por una historia al uso y, sobre todo, por la figura de ese tipo solitario, taciturno y entrañable que dibuja un actor que dejó, con interpretaciones como la que nos ocupa, un vacío irreemplazable. Nunca llorar la pérdida de un actor estuvo tan justificado...
5 de octubre de 2022
5 de octubre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene algo de las películas de Jason Bourne. Y un poco, también, de Misión imposible. Y es que EL HOMBRE MÁS BUSCADO, una historia de suspense, sospechosos y deslealtades, participa, con sutil eclecticismo, de todos esos argumentos que, desde tiempo inmemorial, pueden mantener al espectador a lo largo de dos horas en una tensa y amena espera.
Fantástico Philip Seymour Hoffman, quien fuma como en Capote y era soberano. Bien Willem Dafoe y Daniel Brühl, que apenas sale; y en su línea Rachel McAdams, tan bella como incompetente. Robin Wright, ya nunca la Princesa prometida y cada vez menos Jenny Curran, en ese pronunciado descenso hacia lo intrascendente.
Buena trama de espías, la de EL HOMBRE MÁS BUSCADO. Una trama que no ha necesitado de armas ni fogonazos y que habla de barracudas y tiburones, especies que para muchos, como el terrorismo para casi todos, suponen lo más peliagudo de un ámbito, de un entorno, que debería ser hermoso.
Fantástico Philip Seymour Hoffman, quien fuma como en Capote y era soberano. Bien Willem Dafoe y Daniel Brühl, que apenas sale; y en su línea Rachel McAdams, tan bella como incompetente. Robin Wright, ya nunca la Princesa prometida y cada vez menos Jenny Curran, en ese pronunciado descenso hacia lo intrascendente.
Buena trama de espías, la de EL HOMBRE MÁS BUSCADO. Una trama que no ha necesitado de armas ni fogonazos y que habla de barracudas y tiburones, especies que para muchos, como el terrorismo para casi todos, suponen lo más peliagudo de un ámbito, de un entorno, que debería ser hermoso.
24 de septiembre de 2014
24 de septiembre de 2014
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de acción sin acción, está toda en el devenir de unos personajes con sentimientos atrapados por la maquinaria del poder y por la forma de ser de las cosas. Nadie puede poner un pie fuera del tiesto, todo tiene que estar en su sitio, atado y bien atado.
La vida es así, un cúmulo de situaciones donde todos trabajamos para que las cosas salgan bien pero las cosas salen como tienen que salir o como otros quieren que salgan.
Hay tensión, mucha, en la política internacional, porque está llevada por seres que no dejan el más mínimo margen a la humanidad, ni al romanticismo, ni al humanismo. Al final, todos son tan malos y terroristas como el que se inmola en un mercado de Bagdag porque no dejan paso a nada que no sea el control y el poder sobre los demás
La vida es muy engañosa y da igual que hagas las cosas bien si alguien por encima, o por debajo, o simplemente rastrero, decide lo contrario
Excelente película con un magistral P.S. Hoffman y unos secundarios nada desdeñables. Lo que más me gustó es que no te deja ni frío ni indiferente, en este mundo gris donde los gobiernos llamados demócratas son los principales terroristas no hay sitio para la bondad, ni para las cosas bien hechas, ni para el romanticismo, ni para la solidaridad, ni para la duda y el quizás: o estás conmigo o contra mí y en ese caso te pisaré porque soy más fuerte que tú aunque por delante lleve a inocentes, mis dudas son más importantes que tus certezas y te callas. Esa frustación es el momento álgido de la interpretación de Hoffman y no puedes más que sentirte identificado
La vida es así, un cúmulo de situaciones donde todos trabajamos para que las cosas salgan bien pero las cosas salen como tienen que salir o como otros quieren que salgan.
Hay tensión, mucha, en la política internacional, porque está llevada por seres que no dejan el más mínimo margen a la humanidad, ni al romanticismo, ni al humanismo. Al final, todos son tan malos y terroristas como el que se inmola en un mercado de Bagdag porque no dejan paso a nada que no sea el control y el poder sobre los demás
La vida es muy engañosa y da igual que hagas las cosas bien si alguien por encima, o por debajo, o simplemente rastrero, decide lo contrario
Excelente película con un magistral P.S. Hoffman y unos secundarios nada desdeñables. Lo que más me gustó es que no te deja ni frío ni indiferente, en este mundo gris donde los gobiernos llamados demócratas son los principales terroristas no hay sitio para la bondad, ni para las cosas bien hechas, ni para el romanticismo, ni para la solidaridad, ni para la duda y el quizás: o estás conmigo o contra mí y en ese caso te pisaré porque soy más fuerte que tú aunque por delante lleve a inocentes, mis dudas son más importantes que tus certezas y te callas. Esa frustación es el momento álgido de la interpretación de Hoffman y no puedes más que sentirte identificado
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Creo que "terror" es lo que siente la abogada en las últimas escenas de la película y no hay ni armas, ni bombardeos, ni asesinos, ni musulmanes ... ni el más leve rasguño de nadie, pero ella, y yo también, sintió terror provocado por los terroristas oficiales del reino disfrazados de salvadores de la paz
11 de julio de 2015
11 de julio de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinaria adaptación de la novela de J. Le Carré. Sobresalientes todas las interpretaciones y, en especial, la de P. Seymour Hoffman. Impecable puesta en escena y deslumbrante final. Una de las mejores cintas del género de todos los tiempos.
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