El hombre más buscado
2014 

6.2
9,628
Thriller
Un inmigrante, mitad checheno y mitad ruso, llega a la comunidad islámica de Hamburgo reclamando la herencia de su padre. A partir de ese momento despierta el interés de las agencias de seguridad alemana y norteamericana, que están decididas a averiguar cuál es la verdadera identidad de ese hombre: si se trata de una víctima oprimida o de un extremista con tendencias violentas. (FILMAFFINITY)
19 de julio de 2015
19 de julio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía mucho que no veía una de espías y ésta me parecía una buena opción para solucionarlo. La verdad es que la primera parte satisfizo muy bien mi necesidad, pero llega a un punto en el que la película se ralentiza hasta prácticamente detenerse. Perdí por completo el interés hasta que en los compases finales, cuando vuelven a ocurrir cosas interesantes, lo recuperé.
Phili Seymour Hoffman lo hace también como siempre, al igual que Rachel McAdams y Willem Dafoe. Sólo destacar el estilo que imprime el director a la película, con un atmósfera entre deprimente y seria, y una especial atención a la arquitectura de Hamburgo.
Phili Seymour Hoffman lo hace también como siempre, al igual que Rachel McAdams y Willem Dafoe. Sólo destacar el estilo que imprime el director a la película, con un atmósfera entre deprimente y seria, y una especial atención a la arquitectura de Hamburgo.
16 de febrero de 2016
16 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película. Philip Seymour Hoffman realiza un trabajo impecable (el mundo del cine perdió a un verdadero grande). El guión es estupendo y cada escena está bien calculada. Es fácil meterse en la historia, una vez te atrapa no te suelta hasta el final. La disfruté mucho. Es una de las mejores películas que he visto este año.
17 de enero de 2017
17 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rachel McAdams, siempre maravillosa, es una entregada protectora de una ONG que se niega a ceder ante la presión de los servicios secretos que sospechan de un hombre inocente, mitad checheno y ruso, que huye de un país y de su vínculo con aosciaciones islamistas.
El hombre es casi literalmente una encarnación de la geopolítica reciente: dolor, rastros de armas, olvido parcial. La película, que adapta una novela de John Le Carré, se centra en el hombre que trata de evitar que este inocente sea capturado en vano, un agente que quiere ser ético al que da vida Philip Seymour Hoffman.
Es entretenida y más o menos prudentemente escrita; capta los matices de las novelas de LeCarré y transcurre en la Europa post-Bourne llena de trenes y pisos francos.
El hombre es casi literalmente una encarnación de la geopolítica reciente: dolor, rastros de armas, olvido parcial. La película, que adapta una novela de John Le Carré, se centra en el hombre que trata de evitar que este inocente sea capturado en vano, un agente que quiere ser ético al que da vida Philip Seymour Hoffman.
Es entretenida y más o menos prudentemente escrita; capta los matices de las novelas de LeCarré y transcurre en la Europa post-Bourne llena de trenes y pisos francos.
26 de febrero de 2017
26 de febrero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es esta una película emotiva, pues es un último homenaje a dos grandes del cine: por un lado ese enorme actor que fue –y seguirá siendo en las películas que rodó desde 1994- Philip Seymour Hoffman; y otro lamentablemente desaparecido también en 2014 fue Willem Dafoe, otro actor singular de la pantalla desde principios de los años ochenta, que interpreta en este film un personaje inquietante. Philip Seymour Hoffman que parecía anunciar su inminente final, pues no creo haber visto nunca a Hoffman tan abatido, fumando a discreción, bebiendo todo el tiempo, más gordo de lo habitual, la respiración costosa y agitada, sucio, descuidado en la vestimenta, etc. Ya sé que alguien dirá que son cosas del guión, y sin embargo, su papel de importante agente de la inteligencia, un hombre abatido por su historial de fracasos y muerte, parecía salirle a Hoffman de muy dentro de su ser.
Después de tres años de “El topo”, nos encontramos una nueva adaptación de una novela de John Le Carré; adaptación templada, sobria a la par que diligente, circunspecta, localizada como digo en un Hamburgo como para salir corriendo de allí, una ciudad bajo nubes plomizas. Como escribe Boyero: “La estética y el tono que utiliza Corbijn en ese Hamburgo portuario y grafitero, poblado por servicios especiales, contraespionaje, CIA, que se zancadillean entre ellos y no dudan en sacrificar a un inocente si tiene pinta de talibán, es poderosa”. Una película donde apenas hay más acción que la acción interna de la paranoia y de un Hoffman tabaquista, alcohólico, personaje obsesivo y sufriente, y supuestamente mal oliente. Aunque eso sí, el film está cargado de tirantez y suspense.
La novela de Le Carré tiene su punto de arranque en el malestar político y de los servicios de inteligencia, motivado por los atentados del 11-S como telón de fondo. La historia sigue a un hombre medio checheno y medio ruso, de firmes convicciones religiosas, torturado en Rusia y que llega a la comunidad islámica de Hamburgo en busca de amparo. Pero a la vez, también reclama la herencia de su padre, una herencia que él no quiere para él, por considerarla un dinero sucio. La mirada de los Cuerpos de Seguridad de Estados Unidos y Alemania acecha al joven, sin que se sepa bien quién es él, si una víctima de la represión Rusa, un hombre cualquiera o un integrista peligroso. Sólo se sabe que necesita llegar a un lugar seguro y tener una tarjeta de residencia u otro papel para poseer una identidad.
En Hamburgo, el checheno conocerá a una joven, Annabel, una abogada alemana idealista y defensora de los derechos humanos. Él la contrata para que le arregle los papeles e impida su deportación, y para ello deberán enfrentarse al heredero del banco Brue Frères de Hamburgo, un británico entrado en años que se encuentra a punto de una quiebra, y a la vez, será perseguido por los Servicios de Inteligencia de uno y otro país, Alemania y EE.UU., y en ese embrollo de intereses encontrados, un desenlace imprevisto y despiadado.
Como hemos dicho, dirección de Anton Corbjn y guión de Andrew Bovell impecables. La música también me ha parecido excelente, y cómo acompaña el piano y la música a media luz al film. La fotografía es otro de los puntales de esta neblinosa película. Amén de la puesta en escena.
Pero claro, tenemos al personaje, al detective o agente Günter Bachmann, que parece enteramente un rol cortado a la medida de Hoffman. Incluso he leído que el director Corbijn cuenta que cuando acabó el rodaje, el actor firmaba los correos electrónicos como Günter: ¡así de identificado estaba con el personaje! Como si la piel de Günter Bachmann hubiera envuelto definitivamente a Hoffman y éste hubiera quedado atrapado en el personaje. Un personaje evidentemente suicidal, terminal, lanzado pendiente abajo hacia su autodestrucción. Como decía, da hasta pavor escuchar en la versión original la respiración pesada de Hoffman que esconde una lucha y un malestar en su interior. Y entonces se tiene la sensación de que entre Hoffman y el personaje Günter frustrado y solitario, no hay distancia.
Tampoco, la verdad, se ve bien a Willen Dafoe, pues no es solo que en la película su negocio bancario no fuera bien, sino que su mirada y sus gestos también aparecían mortecinos y angustiados. Y qué triste suerte que al igual que Hoffman acabaría en breve sus días en este fatídico año de 2014 para el mundo actoral. Y por supuesto ambos hacen memorables interpretaciones.
El resto de actores están muy bien igualmente. Lo único que siento es que mi admirada Nina Hoss haya quedado en un segundo plano pues creo que no era su papel y además porque Hoffman fagocita sus apariciones. Luego tenemos un elenco brillante con actores y actrices como Rachel McAdams, joven actriz que brilla a la misma altura que sus compañeros de escena; un Robin Wright excelente que decide hacer su más arriesgado cambio de imagen; y junto a ellos, secundarios de relumbrón como Daniel Brühl, Martin Wuttke, Rainer Bock, Mehdi Dehbi, Homayoun Ershadi o Neil Malik Abdullah entre otros.
Película de intriga, sí; de lúgubre entorno, también; buena en muchos sentidos, igualmente. Pero creo que es ante todo una película, antesala de la muerte anunciada de Philip Seymour Hoffman, un actor al que el calificativo de genial le queda corto. Y es que parece que Philip dijo: “pues me voy a colocar delante de las cámaras para despedirme”. Y como sabemos, la despedida fue brutal: en soledad, en su desamparo y en su angustia que debía ser muy grandes, y clavándose literalmente un puñal de heroína en las venas. Descanse en paz.
Después de tres años de “El topo”, nos encontramos una nueva adaptación de una novela de John Le Carré; adaptación templada, sobria a la par que diligente, circunspecta, localizada como digo en un Hamburgo como para salir corriendo de allí, una ciudad bajo nubes plomizas. Como escribe Boyero: “La estética y el tono que utiliza Corbijn en ese Hamburgo portuario y grafitero, poblado por servicios especiales, contraespionaje, CIA, que se zancadillean entre ellos y no dudan en sacrificar a un inocente si tiene pinta de talibán, es poderosa”. Una película donde apenas hay más acción que la acción interna de la paranoia y de un Hoffman tabaquista, alcohólico, personaje obsesivo y sufriente, y supuestamente mal oliente. Aunque eso sí, el film está cargado de tirantez y suspense.
La novela de Le Carré tiene su punto de arranque en el malestar político y de los servicios de inteligencia, motivado por los atentados del 11-S como telón de fondo. La historia sigue a un hombre medio checheno y medio ruso, de firmes convicciones religiosas, torturado en Rusia y que llega a la comunidad islámica de Hamburgo en busca de amparo. Pero a la vez, también reclama la herencia de su padre, una herencia que él no quiere para él, por considerarla un dinero sucio. La mirada de los Cuerpos de Seguridad de Estados Unidos y Alemania acecha al joven, sin que se sepa bien quién es él, si una víctima de la represión Rusa, un hombre cualquiera o un integrista peligroso. Sólo se sabe que necesita llegar a un lugar seguro y tener una tarjeta de residencia u otro papel para poseer una identidad.
En Hamburgo, el checheno conocerá a una joven, Annabel, una abogada alemana idealista y defensora de los derechos humanos. Él la contrata para que le arregle los papeles e impida su deportación, y para ello deberán enfrentarse al heredero del banco Brue Frères de Hamburgo, un británico entrado en años que se encuentra a punto de una quiebra, y a la vez, será perseguido por los Servicios de Inteligencia de uno y otro país, Alemania y EE.UU., y en ese embrollo de intereses encontrados, un desenlace imprevisto y despiadado.
Como hemos dicho, dirección de Anton Corbjn y guión de Andrew Bovell impecables. La música también me ha parecido excelente, y cómo acompaña el piano y la música a media luz al film. La fotografía es otro de los puntales de esta neblinosa película. Amén de la puesta en escena.
Pero claro, tenemos al personaje, al detective o agente Günter Bachmann, que parece enteramente un rol cortado a la medida de Hoffman. Incluso he leído que el director Corbijn cuenta que cuando acabó el rodaje, el actor firmaba los correos electrónicos como Günter: ¡así de identificado estaba con el personaje! Como si la piel de Günter Bachmann hubiera envuelto definitivamente a Hoffman y éste hubiera quedado atrapado en el personaje. Un personaje evidentemente suicidal, terminal, lanzado pendiente abajo hacia su autodestrucción. Como decía, da hasta pavor escuchar en la versión original la respiración pesada de Hoffman que esconde una lucha y un malestar en su interior. Y entonces se tiene la sensación de que entre Hoffman y el personaje Günter frustrado y solitario, no hay distancia.
Tampoco, la verdad, se ve bien a Willen Dafoe, pues no es solo que en la película su negocio bancario no fuera bien, sino que su mirada y sus gestos también aparecían mortecinos y angustiados. Y qué triste suerte que al igual que Hoffman acabaría en breve sus días en este fatídico año de 2014 para el mundo actoral. Y por supuesto ambos hacen memorables interpretaciones.
El resto de actores están muy bien igualmente. Lo único que siento es que mi admirada Nina Hoss haya quedado en un segundo plano pues creo que no era su papel y además porque Hoffman fagocita sus apariciones. Luego tenemos un elenco brillante con actores y actrices como Rachel McAdams, joven actriz que brilla a la misma altura que sus compañeros de escena; un Robin Wright excelente que decide hacer su más arriesgado cambio de imagen; y junto a ellos, secundarios de relumbrón como Daniel Brühl, Martin Wuttke, Rainer Bock, Mehdi Dehbi, Homayoun Ershadi o Neil Malik Abdullah entre otros.
Película de intriga, sí; de lúgubre entorno, también; buena en muchos sentidos, igualmente. Pero creo que es ante todo una película, antesala de la muerte anunciada de Philip Seymour Hoffman, un actor al que el calificativo de genial le queda corto. Y es que parece que Philip dijo: “pues me voy a colocar delante de las cámaras para despedirme”. Y como sabemos, la despedida fue brutal: en soledad, en su desamparo y en su angustia que debía ser muy grandes, y clavándose literalmente un puñal de heroína en las venas. Descanse en paz.
4 de junio de 2017
4 de junio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena película a la que te vas enganchando según van pasando los minutos.
Muy bien interpretada, con un guión solido y con ritmo.
Con inesperados giros.
Dejando que el peso de la película recaiga sobre los actores y actrices, sin caer en superfluos efectos especiales.
Una película para ver y dejarse ser vista.
Muy bien interpretada, con un guión solido y con ritmo.
Con inesperados giros.
Dejando que el peso de la película recaiga sobre los actores y actrices, sin caer en superfluos efectos especiales.
Una película para ver y dejarse ser vista.
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