Magical Girl
7.1
27,012
Drama. Thriller
Luis (Luis Bermejo), profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el último deseo de su hija Alicia (Lucía Pollán), una niña de 12 años enferma de cáncer terminal: tener el vestido oficial de la serie japonesa de dibujos animados "Mágical Girl Yukiko". El elevado precio del vestido llevará a Luis a intentar encontrar el dinero de forma desesperada cuando conoce a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva joven casada que sufre ... [+]
10 de febrero de 2015
10 de febrero de 2015
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustó la película. Espléndidos los actores: Sacristán, Lennie, Bermejo...Preciosa la fotografiaa, la iluminación de los diversos espacios...
Y el argumento? Bien, intenso, duro, muy logrado. Conforme avanza, más prendido queda uno por la historia, que es complicada, aunque bien estructurada. Sorprendente.
Pero sobre el argumento, que me gustó, me quedó la duda de si se había cortado una pequeña parte de la cinta. Hay un episodio -que no vemos, pero que se supone que sabemos de qué se trata-, que te deja con un gran interrogante, porque es muy importante para la comprensión global de la historia.
Otro detalle, no menos importante, es la poco clara dicción de algunos de los actores. Excepto José Sacristán, que es un actor excelente en todos sentidos y que es actor de teatro y, por lo tanto voz clara y perfecta dicción. Bermejo también, bastante, pero muchas frases de los demás actores quedan tan ahogadas o bajas de tono que no resulta fácil saber qué están diciendo. No me refiero, naturalmente, a los momentos en qué, por el rol que desempeñan, es imposible decir bien las palabras...
Opino que un buen actor, una buena actriz, se caracterizan también por la buena dicción, que forma parte importante de su actuación.
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Y el argumento? Bien, intenso, duro, muy logrado. Conforme avanza, más prendido queda uno por la historia, que es complicada, aunque bien estructurada. Sorprendente.
Pero sobre el argumento, que me gustó, me quedó la duda de si se había cortado una pequeña parte de la cinta. Hay un episodio -que no vemos, pero que se supone que sabemos de qué se trata-, que te deja con un gran interrogante, porque es muy importante para la comprensión global de la historia.
Otro detalle, no menos importante, es la poco clara dicción de algunos de los actores. Excepto José Sacristán, que es un actor excelente en todos sentidos y que es actor de teatro y, por lo tanto voz clara y perfecta dicción. Bermejo también, bastante, pero muchas frases de los demás actores quedan tan ahogadas o bajas de tono que no resulta fácil saber qué están diciendo. No me refiero, naturalmente, a los momentos en qué, por el rol que desempeñan, es imposible decir bien las palabras...
Opino que un buen actor, una buena actriz, se caracterizan también por la buena dicción, que forma parte importante de su actuación.
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12 de abril de 2015
12 de abril de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me voy a andar por las ramas, Magical Girl es una película rara. No voy a usar ningún otro eufemismo para definirla porque es lo que es y además se enorgullece de serlo.
Cada cual interpreta su rareza como quiere y como esta es mi crítica, pues os cuento lo que yo he visto:
- Es cierto que omite muchas partes muy interesantes de la historia, pero eso no me parece mal, creo que lo que pretende es tratar al espectador como un ser inteligente capaz de completar el puzle.
-Pretende transmitir una realidad lo más cercana posible por tediosa e inútil que esta sea, esto hace que se alargue en metraje. De este aspecto lo que menos me ha gustado han sido los silencios interminables en las conversaciones.
-Cuenta una historia intrigante y muy bien elaborada ( otra cosa es que a cada uno le guste la forma en que lo cuenta).
Ahora tú decides, pero yo te recomiendo verla porque como dice la canción "nunca el tiempo es perdido" y puede que te lleves una grata sorpresa.
Cada cual interpreta su rareza como quiere y como esta es mi crítica, pues os cuento lo que yo he visto:
- Es cierto que omite muchas partes muy interesantes de la historia, pero eso no me parece mal, creo que lo que pretende es tratar al espectador como un ser inteligente capaz de completar el puzle.
-Pretende transmitir una realidad lo más cercana posible por tediosa e inútil que esta sea, esto hace que se alargue en metraje. De este aspecto lo que menos me ha gustado han sido los silencios interminables en las conversaciones.
-Cuenta una historia intrigante y muy bien elaborada ( otra cosa es que a cada uno le guste la forma en que lo cuenta).
Ahora tú decides, pero yo te recomiendo verla porque como dice la canción "nunca el tiempo es perdido" y puede que te lleves una grata sorpresa.
22 de junio de 2017
22 de junio de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leía hace poco en la crítica de cierta película mítica de Ingmar Bergman que hay cineastas que cuentan y cineastas que dicen. Algo tan simple y evidente y aun así tan desconocido por buena parte del público. La dictadura de la literatura, lo llamo yo (esta vez sin copiarle el término a nadie). Hay gente que lo primero que hace al plantarse delante de un cuadro es preguntarse “qué significa” antes de mirarlo, o que no disfruta de determinada música (no olvidemos, la disciplina artística abstracta por excelencia) porque no la “entiende”. Y claro, “una buena película es la que cuenta una buena historia”. Ese axioma que automáticamente obvia cualquier otro tipo de cine cuya ambición no sea contar una historia. De forma linear, clara y cerrada, por supuesto, como un buen best-seller. Que es lo primero que se le pasa a uno por la cabeza cuando lee a alguien evidencia los puntos negativos de Magical Girl basándose en la falta de verosimilitud, en la poca lógica de algunas situaciones y en la falta de claridad y de coherencia (i.e. falta de escena final en la que el prota mira a cámara mientras empiezan a repetirse escenas clave de la película desde otro punto de vista para explicarnos de forma pedagógica e inequívoca la trama y el sentido de todo). Cuando uno busca en una obra algo que no hay y no lo encuentra acaba considerando que es la obra, y no su punto de vista, lo que falla.
Mundo. Demonio. Carne. Los tres enemigos del alma. Aquellos que acechan al hombre para atraerle al lado tenebroso y separarle de dios. Quizás los títulos de los tres capítulos traigan algo más de luz sobre el sentido (que no significado) de esta película realmente insólita y un tanto incomprendida. Vermut brilla en su representación de un mundo sórdido y desesperado, fruto de un modelo de sociedad en quiebra en que los individuos acaban perdiendo su sentido de la realidad y de la consecuencia de sus actos. En tres capítulos, con tres historias paralelas, logra transmitir esa sensación de podredumbre, de egoísmo (ni la pobre niña parece salvarse de un entorno en que todo el mundo quiere algo), de desesperación ante la falta de respuestas fáciles para poder seguir adelante. También de desorientación, de ese miedo que nos bloquea al vernos en situaciones excepcionales ante las cuales realmente no sabemos qué hacer, que nos lleva a reacciones extremas, pero también incomprensibles, inesperadas y absurdas.
Mundo. Demonio. Carne. Que por supuesto es también el título de un disco de Los Brincos. Reconozco que se me escapó la risa al ver el segundo rótulo a mitad de película y, en mi condición de desconocimiento ateo del concepto del párrafo anterior, lo identifiqué automáticamente con el grupo de pop cañí más brillante de los 60. Porque sí, hay mucho humor en Magical Girl, detalle que también parece escaparse de la mayoría de las críticas. Eso sí, humor negro, negrísimo, lacónico y absurdo. Sí que aciertan los que ven aquí un cierto paralelismo con las películas de Aki Kaurismäki; como nuestro rockabilly finlandés favorito, Vermut no está interesado tanto en representar la realidad como en crear una propia, absurda y grotesca pero profundamente coherente con sus principios (a las películas no hay que exigirlas verosimilitud por defecto, hay que exigirles coherencia interna) como forma para transmitir sus impresiones vitales.
Aunque si hay una comparación a coladero es sin duda con Luis Buñuel, especialmente en su etapa mejicana, esa en la que los dramas se le volvían cómicos y las comedias acababan estremeciendo. No es casualidad que Diamond Flash, el primer largo de Vermut, tuviese la etiqueta “surrealismo” al final de la ristra de géneros en que la clasificaban. Magical Girl ha perdido la etiqueta pero sólo aparentemente; aunque tampoco hay nada aquí que puede denominarse estrictamente surrealista, Vermut usa sus principios: sugerir y transmitir en lugar de contar. Y lo que sugiere y transmite Magical Girl es la visión de Vermut sobre esta sociedad, una sociedad extraña y turbia, atormentada y sádica, atada por lazos de sometimiento interno que poco a poco van socavando nuestra alma hasta convertirnos en peones sin conciencia. Y, por supuesto, profundamente absurda. Y lo hace de una forma poderosa, apabullante a veces en su sencillez y con un perfecto manejo de los recursos cinematográficos. Magical Girl no es una buena historia; es mejor. Una obra realmente insólita, incomprendida y absorbente. Si, al final, dos más dos siguen siendo cuatro.
Mundo. Demonio. Carne. Los tres enemigos del alma. Aquellos que acechan al hombre para atraerle al lado tenebroso y separarle de dios. Quizás los títulos de los tres capítulos traigan algo más de luz sobre el sentido (que no significado) de esta película realmente insólita y un tanto incomprendida. Vermut brilla en su representación de un mundo sórdido y desesperado, fruto de un modelo de sociedad en quiebra en que los individuos acaban perdiendo su sentido de la realidad y de la consecuencia de sus actos. En tres capítulos, con tres historias paralelas, logra transmitir esa sensación de podredumbre, de egoísmo (ni la pobre niña parece salvarse de un entorno en que todo el mundo quiere algo), de desesperación ante la falta de respuestas fáciles para poder seguir adelante. También de desorientación, de ese miedo que nos bloquea al vernos en situaciones excepcionales ante las cuales realmente no sabemos qué hacer, que nos lleva a reacciones extremas, pero también incomprensibles, inesperadas y absurdas.
Mundo. Demonio. Carne. Que por supuesto es también el título de un disco de Los Brincos. Reconozco que se me escapó la risa al ver el segundo rótulo a mitad de película y, en mi condición de desconocimiento ateo del concepto del párrafo anterior, lo identifiqué automáticamente con el grupo de pop cañí más brillante de los 60. Porque sí, hay mucho humor en Magical Girl, detalle que también parece escaparse de la mayoría de las críticas. Eso sí, humor negro, negrísimo, lacónico y absurdo. Sí que aciertan los que ven aquí un cierto paralelismo con las películas de Aki Kaurismäki; como nuestro rockabilly finlandés favorito, Vermut no está interesado tanto en representar la realidad como en crear una propia, absurda y grotesca pero profundamente coherente con sus principios (a las películas no hay que exigirlas verosimilitud por defecto, hay que exigirles coherencia interna) como forma para transmitir sus impresiones vitales.
Aunque si hay una comparación a coladero es sin duda con Luis Buñuel, especialmente en su etapa mejicana, esa en la que los dramas se le volvían cómicos y las comedias acababan estremeciendo. No es casualidad que Diamond Flash, el primer largo de Vermut, tuviese la etiqueta “surrealismo” al final de la ristra de géneros en que la clasificaban. Magical Girl ha perdido la etiqueta pero sólo aparentemente; aunque tampoco hay nada aquí que puede denominarse estrictamente surrealista, Vermut usa sus principios: sugerir y transmitir en lugar de contar. Y lo que sugiere y transmite Magical Girl es la visión de Vermut sobre esta sociedad, una sociedad extraña y turbia, atormentada y sádica, atada por lazos de sometimiento interno que poco a poco van socavando nuestra alma hasta convertirnos en peones sin conciencia. Y, por supuesto, profundamente absurda. Y lo hace de una forma poderosa, apabullante a veces en su sencillez y con un perfecto manejo de los recursos cinematográficos. Magical Girl no es una buena historia; es mejor. Una obra realmente insólita, incomprendida y absorbente. Si, al final, dos más dos siguen siendo cuatro.
10 de enero de 2023
10 de enero de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se atribuye a Hitchcook una frase que viene a decir que se puede hacer sufrir a los espectadores durante un rato, pero que finalmente hay que dar la satisfacción de salvar al bueno para que no se marchen enfadados del cine.
Esta máxima que, consciente o inconscientemente se viene aplicando durante toda la historia a cierto género de cine, es obviada por Carlos Vermut hasta el punto de elevar la apuesta por un sufrimiento cada vez mayor, llevando al espectador a una experiencia extraña que se mueve entre la contemplación de una obra de arte y el congojo.
Esta máxima que, consciente o inconscientemente se viene aplicando durante toda la historia a cierto género de cine, es obviada por Carlos Vermut hasta el punto de elevar la apuesta por un sufrimiento cada vez mayor, llevando al espectador a una experiencia extraña que se mueve entre la contemplación de una obra de arte y el congojo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sin embargo, aunque saltarse "las reglas" pueda conducir a la excelencia, como se acaba de explicar, también puede llevar al vacío, como ocurre por el hecho de que la película no cuente qué ocurrió entre el profesor y su alumna para que él acabara en la cárcel.
Porque la elipsis narrativa sirve para dejar a la imaginación del espectador una trama de la que se conoce el desenlace (el cuarto del lagarto negro es un buen ejemplo), pero no puede servir para dejar un espacio irresuelto en el guion, porque el guion no pertenece al espectador, sino a su autor, y un guion con vacíos es un guion inacabado.
La película es dura hasta el extremo, puede no ser una experiencia agradable, sin embargo es una obra mayor de la que es imposible abstraerse una vez visionada.
Enhorabuena.
Porque la elipsis narrativa sirve para dejar a la imaginación del espectador una trama de la que se conoce el desenlace (el cuarto del lagarto negro es un buen ejemplo), pero no puede servir para dejar un espacio irresuelto en el guion, porque el guion no pertenece al espectador, sino a su autor, y un guion con vacíos es un guion inacabado.
La película es dura hasta el extremo, puede no ser una experiencia agradable, sin embargo es una obra mayor de la que es imposible abstraerse una vez visionada.
Enhorabuena.
5 de agosto de 2019
5 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que se me ha venido a la cabeza con el título es el género anime Shoujo de chicas mágicas, pero viendo la portada he desechado esa idea. Hasta que he visto el inicio de la peli y me he llevado una sorpresa, además de las referencias en las amigas de Sailor moon y Sakura. No me esperaba esto para nada, me gusta este tipo de guiños, no estoy muy acostumbrado.
Me ha recordado mucho a Tarantino (con un toque de Lynch o puede que mejor a Lanthimos) tanto en el guión, montaje, partes de música, como en el patetismo mezclado con tragedia de sus personajes en determinados momentos, aunque no en su ritmo.
Las interpretaciones son todas muy buenas, me ha sorprendido sobre todo Luis bermejo que no estoy acostumbrado a verlo así. Barbara y Sacristán no hace falta ni mencionarlos.
Tiene un claro componente de crítica social, sobre todo a lo relacionado con la política, me quedo con una frase que tiene varias lecturas (como la propia peli) que me ha encantado.
"Guárdalo en la constitución, que ese no lo van a coger", tiene unos puntos cómicos muy buenos.
Me ha recordado mucho a Tarantino (con un toque de Lynch o puede que mejor a Lanthimos) tanto en el guión, montaje, partes de música, como en el patetismo mezclado con tragedia de sus personajes en determinados momentos, aunque no en su ritmo.
Las interpretaciones son todas muy buenas, me ha sorprendido sobre todo Luis bermejo que no estoy acostumbrado a verlo así. Barbara y Sacristán no hace falta ni mencionarlos.
Tiene un claro componente de crítica social, sobre todo a lo relacionado con la política, me quedo con una frase que tiene varias lecturas (como la propia peli) que me ha encantado.
"Guárdalo en la constitución, que ese no lo van a coger", tiene unos puntos cómicos muy buenos.
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