Esta película ha bajado mucho su nota debido a los protagonistas, que no son más que las típicas adolescentes de cualquier película de miedo.
Pero por otro lado, no significa que a Slender le hayan hecho un mal homenaje. Fui a ver la película sin ninguna esperanza y más de una escena me ha hecho gritar y sobresaltar, y aviso que aborrezco todas esas películas de susto fácil. Y también muchas escenas perturbadoras, incluido las escenas donde salen las fotos reales de donde salió el creepypasta.

Después de ver la película, me quedé con una mala sensación en el cuerpo.

El argumento principal en el que está basada nunca consigue despegar, el ritmo es lento y, lo que es peor, termina convirtiéndose en un callejón sin salida de menos de 90 minutos que nunca consigue enganchar al espectador.

Parece que de nuevo nuestro mejor amigo a hecho la mejor película de los tiempos. Me ha encantado. No tengo ni palabras para describir esta pedazo obra maestra, todos sus personajes me encantaron y el drama de la película me a hecho llorar y he pasado un miedo que tuve que ir al baño cada dos por tres de lo mal que lo pasaba.


A por cierto estoy siendo lo más sarcástico que puedo. Lo único que me ha gustado de este pedazo de mierda fue el aspecto de Slender Man; ahí les doy un 10. Del resto ha hecho que se me quite las ganas de mirar películas 7-7. Menuda basura.

Esta película me dejó mal sabor de boca. Fue peor que comerme un caramelo amargo. Esta película es más mala que pegarle a un padre con un calcetín sudado en navidad.

Al inicio creí que sería una película para adolescentes, pero rápido fui consciente de lo equivocada que estaba. Durante los primeros 15 minutos no se muestra nada paranormal: tan solo unas chicas que, aburridas, deciden invocar a un demonio y... La cosa no sale como esperaban, porque, de no ser así, no habría película.

Fue tanto el terror que viví que tuve que pararla por la noche y continuarla con la luz del día.
El personaje principal es un alma atormentada que busca conectar con su juventud pasada a través de las chicas protagonistas, estableciendo puentes entre este mundo real y el onírico. Llega un momento en el que no sabes qué es real y qué no lo es. Es la versión moderna del Flautista de Hamelín, solo que en vez de ratas, se lleva almas.