El asesinato de Richard Nixon
2004 

6.3
5,878
12 de julio de 2006
12 de julio de 2006
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevaba ya mucho tiempo queriendo ver esta película ya que Sean Penn es uno de actores en la actualidad en los que confio plenamente. Además, había leído bastante información de la película y tenía una pinta cojonuda, de película más que notable. Tras verla puedo decir que me ha decepcionado bastante pero que por lo menos es interesante.
El ritmo de la película es lento. Pero si yo ya le pierdo el interés al film en varios momentos lo hace en ocasiones un coñazo. Pero por suerte si que cuenta con alguna que otra escena de lo más interesante. Pero no las suficientes para hacer mucho mejor a la película.
Sean Penn está cómo siempre. Pero ni de coña se puede comparar con el Travis Bickle de Mr. De Niro (igual que no se puede comparar esta película con "Taxi Driver" de "Dios" Scorsese, no hay color). Me han comentado amigos que han leído en cierta revista de cine que Penn tiene demasiados tics. En ocasiones puede pero vamos que tampoco es para tanto. Naomi Watts también me ha gustado en su papel. La chica cumple. Don Cheadle tampoco espereís verle mucho, su papel es secundario. Y el resto, cómo suelo decir, hace lo suyo.
El debutante director combina momentos en los que se nota que es un novato con muy pocos de brillantez. El ritmo pesado mezclado con la perdida de interés en varios momentos hacen que el director no haya realizado su trabajo todo lo bien que a él le hubiera gustado. Pero bueno tampoco hay que quejarse, si Hollywood no lo acaba devorando es un director que puede tener un buen futuro. Muchos pagarían por tener un debut así.
Pues bueno, tras todo esto, sólo decir que es más atractivo el titulo de la película que la película en si. Está alejada del típico producto américano pero aún así el resultado final es de decepción.
El ritmo de la película es lento. Pero si yo ya le pierdo el interés al film en varios momentos lo hace en ocasiones un coñazo. Pero por suerte si que cuenta con alguna que otra escena de lo más interesante. Pero no las suficientes para hacer mucho mejor a la película.
Sean Penn está cómo siempre. Pero ni de coña se puede comparar con el Travis Bickle de Mr. De Niro (igual que no se puede comparar esta película con "Taxi Driver" de "Dios" Scorsese, no hay color). Me han comentado amigos que han leído en cierta revista de cine que Penn tiene demasiados tics. En ocasiones puede pero vamos que tampoco es para tanto. Naomi Watts también me ha gustado en su papel. La chica cumple. Don Cheadle tampoco espereís verle mucho, su papel es secundario. Y el resto, cómo suelo decir, hace lo suyo.
El debutante director combina momentos en los que se nota que es un novato con muy pocos de brillantez. El ritmo pesado mezclado con la perdida de interés en varios momentos hacen que el director no haya realizado su trabajo todo lo bien que a él le hubiera gustado. Pero bueno tampoco hay que quejarse, si Hollywood no lo acaba devorando es un director que puede tener un buen futuro. Muchos pagarían por tener un debut así.
Pues bueno, tras todo esto, sólo decir que es más atractivo el titulo de la película que la película en si. Está alejada del típico producto américano pero aún así el resultado final es de decepción.
30 de diciembre de 2007
30 de diciembre de 2007
0 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fundamentalmente no me creo el personaje de Penn. Tengo la sensación de que está tan exagerado como la propia interpretación que hace el actor. Eso me ha provocado que en ningún momento me he identificado ni he comprendido a este loco.
Algunos hablan de que esto significa lo contrario al sueño americano; ¡venga hombre! si esto sucedió en la realidad, ese hombre era un loco de principio a fin; no se hizo así por la falta de oportunidades ni nada parecido; estaba como una chota.
La película es lenta y aburrida: el personaje y su evolución a la perdición y decadencia, ganan la partida a la historia, hasta el punto de que no hay historia.
Algunos hablan de que esto significa lo contrario al sueño americano; ¡venga hombre! si esto sucedió en la realidad, ese hombre era un loco de principio a fin; no se hizo así por la falta de oportunidades ni nada parecido; estaba como una chota.
La película es lenta y aburrida: el personaje y su evolución a la perdición y decadencia, ganan la partida a la historia, hasta el punto de que no hay historia.
16 de septiembre de 2006
16 de septiembre de 2006
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta difícil saber qué pretende esta especie de "biopic", aparte de matar al espectador (de aburrimiento, se entiende). Con la excepción de los títulos de crédito, y alguna imagen del paisaje aislada, no recuerdo un solo plano en el que no salga Sean Penn.
Y al principio la cosa no va mal: Penn está contenido, y parece representar a un hombre inseguro que sale de una mala racha y va intentando poco a poco sacar la cabeza del pozo. Pero, claro, sólo lo parece, porque esto no es un relato de autosuperación, sino de autodestrucción. Lo que pasa es que, al menos a mí, este hundimiento de Sam Bicke en la desesperación me importó bien poco.
Y es que a uno le cuesta identificarse con un personaje al cual todo le parece mal, y que encima está rodeado de meras fotocopias de personajes, porque en este film se dan todos los tópicos: el amigo fiel, y a la sazón, negro oprimido; el vendedor que engaña a los clientes; la ex-mujer del susodicho Bicke (¿qué le aportaba este papel insulso a Naomi Watts?) que pasa de él...
Para más inri, las ideas que expresa nerviosamente Penn (el cáncer del sistema, el racismo de los líderes, la opresión del proletariado...) son tan panfletarias, que más parece una caricatura que un personaje real (quién sabe, quizás eran cosas de la "dramatización" de los hechos). Si a esto sumamos que al amigo Bicke le entra la idea de matar a Nixon de una escena a otra, por las buenas, y que Sean Penn empieza a mostrar esos clásicos tics faciales, la cosa empeora por momentos.
La dirección varía entre el estilo de pseudo-documental y planos varios de las arrugas de Penn, aparte de introducir todos los elementos tópicos: ambientes cerrados para demostrar la opresión del sistema, planos lejanos para mostrar su soledad, voces en off para decir lo que no puede mostrar con imágenes...
Es de esperar que bajo esta fachada no se esconda ningún mensaje, porque parecerá que cualquiera que no se encuentra a gusto con su vida o con el estado de las cosas es un psicópata a punto de hacer una locura (fíjense que los demás personajes no parecen darse cuenta de cómo tienen que humillarse para sobrevivir, pobrecitos). Ojalá todo parecido con la realidad sea, esta vez más que nunca, una mera coincidencia. Y hasta eso sería preocupante.
Y al principio la cosa no va mal: Penn está contenido, y parece representar a un hombre inseguro que sale de una mala racha y va intentando poco a poco sacar la cabeza del pozo. Pero, claro, sólo lo parece, porque esto no es un relato de autosuperación, sino de autodestrucción. Lo que pasa es que, al menos a mí, este hundimiento de Sam Bicke en la desesperación me importó bien poco.
Y es que a uno le cuesta identificarse con un personaje al cual todo le parece mal, y que encima está rodeado de meras fotocopias de personajes, porque en este film se dan todos los tópicos: el amigo fiel, y a la sazón, negro oprimido; el vendedor que engaña a los clientes; la ex-mujer del susodicho Bicke (¿qué le aportaba este papel insulso a Naomi Watts?) que pasa de él...
Para más inri, las ideas que expresa nerviosamente Penn (el cáncer del sistema, el racismo de los líderes, la opresión del proletariado...) son tan panfletarias, que más parece una caricatura que un personaje real (quién sabe, quizás eran cosas de la "dramatización" de los hechos). Si a esto sumamos que al amigo Bicke le entra la idea de matar a Nixon de una escena a otra, por las buenas, y que Sean Penn empieza a mostrar esos clásicos tics faciales, la cosa empeora por momentos.
La dirección varía entre el estilo de pseudo-documental y planos varios de las arrugas de Penn, aparte de introducir todos los elementos tópicos: ambientes cerrados para demostrar la opresión del sistema, planos lejanos para mostrar su soledad, voces en off para decir lo que no puede mostrar con imágenes...
Es de esperar que bajo esta fachada no se esconda ningún mensaje, porque parecerá que cualquiera que no se encuentra a gusto con su vida o con el estado de las cosas es un psicópata a punto de hacer una locura (fíjense que los demás personajes no parecen darse cuenta de cómo tienen que humillarse para sobrevivir, pobrecitos). Ojalá todo parecido con la realidad sea, esta vez más que nunca, una mera coincidencia. Y hasta eso sería preocupante.
5 de octubre de 2006
5 de octubre de 2006
1 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, pues aquí tenemos una película lenta, muy lenta, en la que, como admirador de Sean Penn, he aguantado sin quitarla por su interpretación más que buena ante un desarrollo tan malo, tanto en el guión como en la dirección. Y es que entender los moralismos americanos cuando no se vive allí e intentar ponernos en sus delicadas pieles es bastante complicado. Supongo que lo mismo les ocurrirá a ellos cuando vean “El crimen de Cuenca”, “ Soldados de Salamina” etc… Creo que por eso estas películas pierden la mayoría de los puntos cuando salen de su país natal. Me parece, sencillamente, aburrida.
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