La dama de Shanghai
1947 

7.7
13,181
Cine negro. Intriga
Michael O'Hara (Orson Welles), un marinero irlandés, entra a trabajar en un yate a las órdenes de un inválido casado con una mujer fatal (Rita Hayworth) y queda atrapado en una maraña de intrigas y asesinatos. (FILMAFFINITY)
4 de julio de 2015
4 de julio de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La dama de Shanghai de Orson Welles es un film de intriga y cine negro basado en un marinero que es contratado gracias a la mediación de una mujer, para navegar en un yate propiedad de un abogado de prestigio que está inválido y es el marido de dicha mujer. Dirigida con un ritmo enérgico y con un estilo enrevesado y algo enrarecido, es una obra magnífica en su desarrollo, técnica y definición para satisfacer a los cinéfilos clásicos más exigentes, ya que su implacable historia mantiene al público expectante y lo sacude con un entramado arrollador que no dejará a nadie indiferente tras su visionado, concluyendo uno de los films más destacables de la filmografía del director y actor Orson Welles para deleite del público en general.
La fotografía en blanco y negro hace gran uso de los claroscuros en un evocador trabajo que te transporta a cada lugar visitado, logrando un espléndido trabajo que es cautivador por estar estéticamente plagado de matices. La música es estimulante e inquieta en las escenas oportunas, añadiendo también emotividad gracias a unas bellas melodías que dan confort cuando es requerido, logrando así un buen acompañamiento musical según la acción. Los planos y movimientos de cámara consuman una labor técnica personal y propia del director a través del uso de la cámara en mano, avanti, retroceso, panorámicos, grúas, primeros y primerísimos planos, generales, plano-contraplanos, seguimiento, reconocimiento y travellings que saca lo mejor de las interpretaciones y la acción.
Las actuaciones son convincentes y deslumbrantes. Como protagonistas Orson Welles trabaja con profundidad en un contundente papel y Rita Hayworth está sensual y concluyente como femme fatale, siendo remarcables los acompañamientos de Everett Sloane, Glenn Anders, Ted de Corsia y Erskine Sanford entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones variados según el personaje, su oficio y condición, pasando de informales a distinguidos en una correcta labor que junto con los decorados de interiores y los exteriores de transportan a cada lugar visitado.
El guion, escrito por Orson Welles y basado en la novela de Sherwood King, es extraño y complicado de seguir en su sombría trama e inesperados giros argumentales que hacen difícil su seguimiento, labor por la cual mantiene al público absorto en su historia y pendiente de su desenlace para satisfacer al público más exigente, ya que contiene todos los elementos necesarios de cine negro para cumplir ampliamente con lo que expone. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off dinámica y explicativa para poner al público en situación, siendo el resto insidiosa e intrigante en un clásico e insinuante trabajo. Cabe destacar también, el montaje lineal y acompasado que hace el ritmo del film rápido y mete gran historia en apenas hora y media.
En definitiva, la considero una obra imperecedera e indispensable en el cine negro y en la filmografía del director, por ser extrañamente atractiva y enrevesada en la exposición de una trama sucia y con unos giros argumentales inesperados que mantienen hábilmente al espectador atento todo el film. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que convierten a La dama de Shanghai, en un film soberbio y bien trabajado por uno de los mejores directores y actores que ha dado el séptimo arte.
La fotografía en blanco y negro hace gran uso de los claroscuros en un evocador trabajo que te transporta a cada lugar visitado, logrando un espléndido trabajo que es cautivador por estar estéticamente plagado de matices. La música es estimulante e inquieta en las escenas oportunas, añadiendo también emotividad gracias a unas bellas melodías que dan confort cuando es requerido, logrando así un buen acompañamiento musical según la acción. Los planos y movimientos de cámara consuman una labor técnica personal y propia del director a través del uso de la cámara en mano, avanti, retroceso, panorámicos, grúas, primeros y primerísimos planos, generales, plano-contraplanos, seguimiento, reconocimiento y travellings que saca lo mejor de las interpretaciones y la acción.
Las actuaciones son convincentes y deslumbrantes. Como protagonistas Orson Welles trabaja con profundidad en un contundente papel y Rita Hayworth está sensual y concluyente como femme fatale, siendo remarcables los acompañamientos de Everett Sloane, Glenn Anders, Ted de Corsia y Erskine Sanford entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones variados según el personaje, su oficio y condición, pasando de informales a distinguidos en una correcta labor que junto con los decorados de interiores y los exteriores de transportan a cada lugar visitado.
El guion, escrito por Orson Welles y basado en la novela de Sherwood King, es extraño y complicado de seguir en su sombría trama e inesperados giros argumentales que hacen difícil su seguimiento, labor por la cual mantiene al público absorto en su historia y pendiente de su desenlace para satisfacer al público más exigente, ya que contiene todos los elementos necesarios de cine negro para cumplir ampliamente con lo que expone. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off dinámica y explicativa para poner al público en situación, siendo el resto insidiosa e intrigante en un clásico e insinuante trabajo. Cabe destacar también, el montaje lineal y acompasado que hace el ritmo del film rápido y mete gran historia en apenas hora y media.
En definitiva, la considero una obra imperecedera e indispensable en el cine negro y en la filmografía del director, por ser extrañamente atractiva y enrevesada en la exposición de una trama sucia y con unos giros argumentales inesperados que mantienen hábilmente al espectador atento todo el film. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que convierten a La dama de Shanghai, en un film soberbio y bien trabajado por uno de los mejores directores y actores que ha dado el séptimo arte.
3 de abril de 2018
3 de abril de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De un modo un tanto incidental, un hombre termina contratado para trabajar en el yate de un abogado lisiado y su mujer rusa, con la que tendrá un affaire. El problema se suscita cuando el socio del letrado le proponga un exótico plan para que lo "asesine" y, ya fuera de escena, poder percibir una potente suma derivada del pago de la aseguradora. Sin embargo, esto no es más que el proemio de una enrevesada historia que tendrá más de un giro complejo...el film tiene un gran argumento, una arquitectura guionística notable, carismáticas actuaciones, secuencias de primeros planos de un refinado esteticismo...a todo esto, hay que añadirle como frutilla de la torta un impensado final, realmente a toda orquesta. Muy recomendable.
20 de junio de 2018
20 de junio de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante, aunque algo irregular, muestra de cine negro firmado por Orson Welles, que contiene las virtudes y defectos de este autor. Como virtudes, resaltar algunas escenas brillantes y originales( la escena en el parque de atracciones...). Como defectos, tiene escenas que rozan la puerilidad, rodadas con su afectación característica que, en este caso, perjudica a la historia. Con un poco más de humildad, esta simple pero enrevesada intriga, habría escalado muchos puestos.
Desde luego, no tiene comparación con otras obras de temática parecida con femme fatale incluída, como Perdición, El halcón maltés o El sueño eterno, por poner algunos ejemplos.
Rita Hayworth, cumple su ambivalente papel, aunque sólo se limita a aguantar primeros planos, en los que sale bellísima por cierto y Everett Sloane también compone un personaje que nos resulta por momentos inquietante.
Pero el guión, que se nota que procede de una baratita novela negra, está lleno de altibajos y lo mismo te ofrece momentos y diálogos de altura, que luego cae en picado en la escena siguiente, resultándote los personajes y la situaciones, afectadas y grandilocuentes, convirtiéndose en una caricatura de sí misma.
Tampoco el personaje de Orson Welles me ha parecido adecuado para él. Siendo el narrador de la voz en off, nos avisa constantemente que es un estúpido, haciendo que, en consecuencia, el espectador de la película prevea rápidamente, el lío en que se va a meter y la zanahoria que va a morder.
No obstante, aunque en mi opinión si está un poco sobrevalorada, no puedo dejar de recomendarla porque las escenas de altura, son realmente fascinantes.
Desde luego, no tiene comparación con otras obras de temática parecida con femme fatale incluída, como Perdición, El halcón maltés o El sueño eterno, por poner algunos ejemplos.
Rita Hayworth, cumple su ambivalente papel, aunque sólo se limita a aguantar primeros planos, en los que sale bellísima por cierto y Everett Sloane también compone un personaje que nos resulta por momentos inquietante.
Pero el guión, que se nota que procede de una baratita novela negra, está lleno de altibajos y lo mismo te ofrece momentos y diálogos de altura, que luego cae en picado en la escena siguiente, resultándote los personajes y la situaciones, afectadas y grandilocuentes, convirtiéndose en una caricatura de sí misma.
Tampoco el personaje de Orson Welles me ha parecido adecuado para él. Siendo el narrador de la voz en off, nos avisa constantemente que es un estúpido, haciendo que, en consecuencia, el espectador de la película prevea rápidamente, el lío en que se va a meter y la zanahoria que va a morder.
No obstante, aunque en mi opinión si está un poco sobrevalorada, no puedo dejar de recomendarla porque las escenas de altura, son realmente fascinantes.
5 de marzo de 2020
5 de marzo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda una de las obras más recordadas de Orson Welles es esta extraña y fascinante historia de cine negro con una irresistible Rita Hayworth, que derrocha sensualidad por los cuatro costados con ese bañador negro demostrando sus habilidades en el salto al agua.
De una belleza irrepetible es esa clase de mujer por la que sí se entiende que un hombre pueda perder la cabeza. Interpreta a una femme fatale que engatusa al personaje de Wells y acabará enredándole en un asunto de lo más turbio.
Hay una trama de misterio en torno a un asesinato sobre la identidad del asesino. El argumento se enreda con múltiples subtramas que se siguen con interés si se está atento y el clímax final tiene lugar en la famosa sala de espejos de un parque de atracciones cerrado.
De una belleza irrepetible es esa clase de mujer por la que sí se entiende que un hombre pueda perder la cabeza. Interpreta a una femme fatale que engatusa al personaje de Wells y acabará enredándole en un asunto de lo más turbio.
Hay una trama de misterio en torno a un asesinato sobre la identidad del asesino. El argumento se enreda con múltiples subtramas que se siguen con interés si se está atento y el clímax final tiene lugar en la famosa sala de espejos de un parque de atracciones cerrado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Finalmente era el personaje de Rita la que planeaba, junto a su cómplice y amigo de su marido, asesinarlo cargándole el muerto a un Welles perdidamente enamorado. Pero todos terminan matándose unos a otros echando los planes a perder.
12 de junio de 2020
12 de junio de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie puede negar que esta película, cinematográficamente hablando, tiene secuencias que son consideradas parte de la historia del séptimo arte, pero a la vez tiene otras más que forman parte del maravilloso mundo chismoso de Hollywood.
Cuando Welles y Hayworth lo protagonizaron estaban separados, y esto se nota en algunas secuencias, en las que existe cierta frialdad entre ellos, pero no sabes si está hecho a drede o es culpa del montaje (que da para hacer una crítica aparte)
El montaje es un auténtico tiovivo, en el que nos encontramos multitud de saltos en el tiempo que quedan encajados de forma extraña. Las desavenencias entre los productores y Welles fueron siempre algo de dominio público, pero en este largometraje parecen acrecentarse aún más. A la película le faltan casi diez minutos de metraje para poder dar continuidad a las tramas y que no queden inconexas (cosa que ocurre).
A pesar de todo Welles volvió a rizar el rizo, aunque le quedaron algunos flecos para realizar una obra maestra.
Cuando Welles y Hayworth lo protagonizaron estaban separados, y esto se nota en algunas secuencias, en las que existe cierta frialdad entre ellos, pero no sabes si está hecho a drede o es culpa del montaje (que da para hacer una crítica aparte)
El montaje es un auténtico tiovivo, en el que nos encontramos multitud de saltos en el tiempo que quedan encajados de forma extraña. Las desavenencias entre los productores y Welles fueron siempre algo de dominio público, pero en este largometraje parecen acrecentarse aún más. A la película le faltan casi diez minutos de metraje para poder dar continuidad a las tramas y que no queden inconexas (cosa que ocurre).
A pesar de todo Welles volvió a rizar el rizo, aunque le quedaron algunos flecos para realizar una obra maestra.
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