El beso del asesino
6.4
5,761
Cine negro
Un boxeador rescata a una cantante de las lascivas garras de su jefe. Intriga y melodrama para una película de bajo presupuesto producida, dirigida, escrita, fotografiada y montada por Stanley Kubrick. (FILMAFFINITY)
29 de diciembre de 2024
29 de diciembre de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Antes de convertirse en uno de los cineastas más influyentes de todos los tiempos, Stanley Kubrick ya mostraba su genio en El beso del asesino. Este segundo largometraje es un ejemplo fascinante de cómo un cineasta novato podía hacer mucho con tan poco.
En esta historia de cine negro, seguimos a Davey Gordon, un boxeador en decadencia, y Gloria, una cantante atrapada en una peligrosa relación con su jefe. Cuando Davey intenta rescatarla, ambos se ven arrastrados a un mundo de violencia, traición y desesperación. Es un melodrama sencillo pero efectivo, donde Kubrick ya empezaba a dejar su huella.
Lo más impresionante de El beso del asesino es cómo Kubrick, con un presupuesto limitado, demuestra su habilidad como narrador visual. Cada encuadre está cuidadosamente compuesto, desde los callejones oscuros hasta las peleas de boxeo, con una fotografía en blanco y negro que evoca el cine noir clásico.
Aunque la trama es sencilla, aquí ya vemos los destellos de la obsesión de Kubrick por el detalle y su fascinación por los dilemas humanos. La edición y los movimientos de cámara, todos realizados por él mismo, reflejan un control absoluto sobre su obra, anticipando la grandeza que estaba por venir.
El beso del asesino es más que una curiosidad en la filmografía de Kubrick. Es un testimonio de cómo un director joven puede transformar las limitaciones en una virtud, entregando una obra que captura la esencia del cine negro mientras experimenta con el lenguaje visual.
Puede que no sea tan conocida como 2001: Una odisea del espacio o El resplandor, pero El beso del asesino es un recordatorio de que incluso al principio de su carrera, Kubrick ya era un maestro en construcción. Si eres fanático del cine noir o simplemente quieres ver los primeros pasos de un genio, esta es película es imprescindible.
En esta historia de cine negro, seguimos a Davey Gordon, un boxeador en decadencia, y Gloria, una cantante atrapada en una peligrosa relación con su jefe. Cuando Davey intenta rescatarla, ambos se ven arrastrados a un mundo de violencia, traición y desesperación. Es un melodrama sencillo pero efectivo, donde Kubrick ya empezaba a dejar su huella.
Lo más impresionante de El beso del asesino es cómo Kubrick, con un presupuesto limitado, demuestra su habilidad como narrador visual. Cada encuadre está cuidadosamente compuesto, desde los callejones oscuros hasta las peleas de boxeo, con una fotografía en blanco y negro que evoca el cine noir clásico.
Aunque la trama es sencilla, aquí ya vemos los destellos de la obsesión de Kubrick por el detalle y su fascinación por los dilemas humanos. La edición y los movimientos de cámara, todos realizados por él mismo, reflejan un control absoluto sobre su obra, anticipando la grandeza que estaba por venir.
El beso del asesino es más que una curiosidad en la filmografía de Kubrick. Es un testimonio de cómo un director joven puede transformar las limitaciones en una virtud, entregando una obra que captura la esencia del cine negro mientras experimenta con el lenguaje visual.
Puede que no sea tan conocida como 2001: Una odisea del espacio o El resplandor, pero El beso del asesino es un recordatorio de que incluso al principio de su carrera, Kubrick ya era un maestro en construcción. Si eres fanático del cine noir o simplemente quieres ver los primeros pasos de un genio, esta es película es imprescindible.
14 de enero de 2025
14 de enero de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Impresionante relato en negro, enraizado en aquellas viejas cintas tan en negro de los cuarenta, con narrador y narradas con el más encantador de los cinismos, que seguramente fueron el "pelargón supervitaminado", el mágico sustento, con que echó los dientes Kubrick, hacia un oficio para el que había nacido. Pero en "El beso del asesino" no sólo se aprecia la belleza de aquellas viejas narraciones, directas, acidas y socarronas sino que despunta ese punto, propio, de innovación, en cada plano que desborda intensidad cinematográfica, en cada secuencia, entre callejones despoblados, entre calles sucias en medio de una ciudad que pareciera abandonada, en una ciudad donde sus habitantes son únicos para ocuparse sólo de sus propios asuntos... Pero a la vez, y también, transcurren sus secuencias por avenidas desbordadas de Neón, repletas de tráfico y paseantes nocturnos, de una ciudad que pareciese que nunca duerme...
..Y dentro del ambiente siempre sórdido de una de éstas; cruzan sus vidas, una chica aparentemente liberada (pero con una historia triste que, en un interludio, nos narrará), un boxeador fracasado (con raíces en algún lugar rural) y un empresario de la noche (atrapado en sus malos instintos) que habita la fina línea de lo legal y lo ilegal. Y cogidos en un triángulo amoroso, desigual, y nada equilátero, se conducirán hacia su destino; un destino con resultado, también, desigual.
Claramente es una producción de muy bajo presupuesto, rodada fuera de estudio, rodada en las propias avenidas, en las mismas calles, en míseros callejones, en apartamentos baratos y con actores prácticamente desconocidos (algunos, amiguetes, como Frank Silvera). Pero con todo ello se obtiene una película cuya fotografía no denota ninguna fragilidad, cuyos planos atrapan la mirada del espectador, y aunque ninguno de los intérpretes seduce totalmente a la cámara (salvo en algunas lascivas miradas de Silvera), se manejan, todos, y en todo momento, con gran dignidad...
..Y dentro del ambiente siempre sórdido de una de éstas; cruzan sus vidas, una chica aparentemente liberada (pero con una historia triste que, en un interludio, nos narrará), un boxeador fracasado (con raíces en algún lugar rural) y un empresario de la noche (atrapado en sus malos instintos) que habita la fina línea de lo legal y lo ilegal. Y cogidos en un triángulo amoroso, desigual, y nada equilátero, se conducirán hacia su destino; un destino con resultado, también, desigual.
Claramente es una producción de muy bajo presupuesto, rodada fuera de estudio, rodada en las propias avenidas, en las mismas calles, en míseros callejones, en apartamentos baratos y con actores prácticamente desconocidos (algunos, amiguetes, como Frank Silvera). Pero con todo ello se obtiene una película cuya fotografía no denota ninguna fragilidad, cuyos planos atrapan la mirada del espectador, y aunque ninguno de los intérpretes seduce totalmente a la cámara (salvo en algunas lascivas miradas de Silvera), se manejan, todos, y en todo momento, con gran dignidad...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
..Y contra todo pronóstico, nos encontramos, casi boquiabiertos, con un final feliz, donde el chico y la chica se besan en una estación de tren, de donde partirán hacia un, "..y comieron perdices".
24 de mayo de 2007
24 de mayo de 2007
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curisos que una película tan corta (poco más de una hora de metraje) tenga tanta carga arguemental como ésta; y es que Kubrick en sus inicios sí que iba al grano.
Un empresario encaprichado de una de sus trabajadoras, contempla un encuentro casual de ésta con un boxeador. Celoso, obligará más tarde a la chica a contemplar el combate televisado de aquél, mientras él se regocija de la paliza que recibe el ya veterano púgil. A partir de ahí, el luchador hace migas con la chica y el empresario con alma de gangster hace todo lo posible para impedirlo.
Kubrick mostraba ya a esta altura su genio y atrevimiento, como en la iluminación de escenas, el contrapicado de la escena del combate, el inusual plano abierto de la persecución por los tejados de Nueva York, y la escena en la que se lanza un vaso directamente hacia la cámara. Poco más en un film construido a base de flashbacks con un finale innecesariamente dulcificado.
Un empresario encaprichado de una de sus trabajadoras, contempla un encuentro casual de ésta con un boxeador. Celoso, obligará más tarde a la chica a contemplar el combate televisado de aquél, mientras él se regocija de la paliza que recibe el ya veterano púgil. A partir de ahí, el luchador hace migas con la chica y el empresario con alma de gangster hace todo lo posible para impedirlo.
Kubrick mostraba ya a esta altura su genio y atrevimiento, como en la iluminación de escenas, el contrapicado de la escena del combate, el inusual plano abierto de la persecución por los tejados de Nueva York, y la escena en la que se lanza un vaso directamente hacia la cámara. Poco más en un film construido a base de flashbacks con un finale innecesariamente dulcificado.
29 de noviembre de 2022
29 de noviembre de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero no por mucho más. El guión es muy simple, la trama algo ramplona y los intérpretes más que medianos. El recurso de la voz en off resulta anodino. Y falta ritmo, sobre todo en la resolución.
Algún que otro alarde en la manera de rodar, en planos imaginativos, pero se ve que Kubrick estaba empezando. La escena del callejón, que es de las más atractivas, se resuelve mal.
La siguiente película, “Atraco perfecto” está mucho más conseguida.
Una media de 6,4 es justa, porque no cae en el efecto fama. No todo Kubrick es bueno.
La he vuelto a ver el mismo día que veía, por cuarta vez, “Senderos de gloria”. La diferencia es abismal. Y, por cierto, en “Senderos” no hay caprichitos de planos pintorescos, como aquí, sino sencillamente gran cine.
Algún que otro alarde en la manera de rodar, en planos imaginativos, pero se ve que Kubrick estaba empezando. La escena del callejón, que es de las más atractivas, se resuelve mal.
La siguiente película, “Atraco perfecto” está mucho más conseguida.
Una media de 6,4 es justa, porque no cae en el efecto fama. No todo Kubrick es bueno.
La he vuelto a ver el mismo día que veía, por cuarta vez, “Senderos de gloria”. La diferencia es abismal. Y, por cierto, en “Senderos” no hay caprichitos de planos pintorescos, como aquí, sino sencillamente gran cine.
23 de octubre de 2006
23 de octubre de 2006
6 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguien me hubiese dicho: "no, mejor que no la veas", yo corro y la veo. La curiosidad por saber qué hizo el maestro en sus inicios, sobre todo antes de The killing, es muy fuerte, pero quedé bastante desilusionado.
Tanto me costó conseguirla que la compré, y sólo la he visto una vez. Ahí la tengo, por si algún curioso me la pide prestada.
Tanto me costó conseguirla que la compré, y sólo la he visto una vez. Ahí la tengo, por si algún curioso me la pide prestada.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here