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Un buen año

Romance. Comedia Max Skinner (Russell Crowe), un experto en inversiones viaja desde Londres hasta Provenza para vender un pequeño viñedo que ha heredado de un tío al que estuvo muy unido en su niñez. Lo que no esperaba en absoluto es que éste fuera el punto de partida de un estimulante capítulo de su vida. (FILMAFFINITY)
Críticas 86
Críticas ordenadas por utilidad
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6
20 de octubre de 2011 Sé el primero en valorar esta crítica
Max Skinner (Russell Crowe), un alto ejecutivo de bolsa londinense recibe la supuesta herencia de su tío Henry (Albert Finney) que acaba de fallecer: unos viñedos en la Provenza. De hecho, Max guarda vagos recuerdos, aunque muy intensos, de un verano en que su tío le inculcó el amor y el respeto por la vida en el campo así como su gran pasión por el vino. Pero en la actualidad Max solamente se preocupa por sus millonarias operaciones en la Bolsa convirtiéndole en todo un monstruo de la profesión.

Con esa base ya sabemos lo que nos espera. El protagonista viajará a los viejos recuerdos de su infancia en la campiña francesa y el cambio radical aparecerá a la vuelta de la esquina. Previsible reseña de que el director de “Blade Runner” rodó, posiblemente por encargo, a satisfacción de su actor fetiche, Russell Crowe, que en esa época protagonizó un olvidable episodio en un restaurante de lujo protestando por la mala calidad del vino de cinco mil dólares que había pedido de la exclusiva carta. Anécdotas aparte, el protagonista de “Gladiator” y “Robin Hood” (ambas de Scott, por cierto, por si alguien no lo sabe) no se le reconoce por su escasa vitalidad de intérprete en comedias románticas “a la europea”, pero que gracias a la intervención de Marion Cotillard, la rudeza del australiano se enblandece.

Es una película agradable de apreciar porque se salva de lo que podía haberse tratado de una posible cursilada. A destacar la excelente fotografía de Philippe Le Sourd (Siete Almas).
5
8 de enero de 2012 Sé el primero en valorar esta crítica
Comedia ligera, inusual en Scott, en la que un agente de bolsa de exitoso (correcto Russell Crowe), confiado y materialista, se dispone a vender una propiedad con viñedos heredada de su tío en tierras francesas. En el proceso va rememorando su infancia en dicho lugar (mediante flash-back) y paulatinamente una serie de circunstancias le van provocando un cambio de actitud y de planes; la relación y enseñanzas éticas y morales de su tío (un siempre imponente Albert Finney); la aparición de una atractiva mujer del pueblo (magnéticamente bella Marion Cotillard) y la inesperada llegada de una supuesta prima desde California, una preciosidad llamada Abbie Cornish.
Es una agradable propuesta magnificamente fotografiada, como suele ser habitual en el cine de Scott, sin grandes pretensiones pero filmada con soltura. Deja un buen sabor de boca como para darle un 6/10.
5
10 de noviembre de 2012 Sé el primero en valorar esta crítica
Ridley Scott chochea. Sí, eso es lo que me vino a la mente tras ver esta película, y es que no encuentro otra explicación para semejante obra. Ni hay comedia ni drama con "chicha". Rodada con el piloto automático y abusando de los paisajes franceses. La fotografía cae en lo obvio: la ambientación de la bolsa de Londres grisácea y oscura, mientras que el pueblo francés amarillento y colorido. Vamos, que parece más bien dirigida por un principiante tirando de manual. Centra sus cartas demasiado en la nostalgia y "el mirar atrás", pero en ningún momento nos da pie a empatizar con el protagonista, no es más que el típico ejecutivo capullo mil veces visto, que se cepilla al bombón del pueblo en la segunda conversación. No tiene nada serio de lo que redimirse, más allá del alejamiento con su tío, el cual es lo mejor de la película. Albert Finney pide a gritos más minutos en pantalla.
6
29 de septiembre de 2016 Sé el primero en valorar esta crítica
"a good year" es una atípica comedia romántica aparentemente convencional, donde Ridley Scott hace de una historia común, una sutil comedia con impecables toques de humor británico y con un sorprendente trabajo visual.

El film es una afable analogía del amor al vino refiriéndose al amor a la vida y es gratamente interpretada por Russell Crowe y por una Marion Cotillard en su extrema naturalidad en un papel hecho a medida.
El director nos ilustra con su cálida Provenza y su frío Londres, como nuestra sociedad moderna e industrializada está acabando con la preciada sensibilidad humana. Enseñándonos humildemente a través de los ojos del joven y el adulto Max Skinner, lecciones sobre la vida y como, los placeres más simples, son simplemente los únicos.
5
31 de enero de 2017 Sé el primero en valorar esta crítica
Ridley Scott se adentra en el cine de la comedia romántica y en cierto modo intimista gracias a esta película que intenta seguir la estela de otras del estilo como "Bajo el sol de la Toscana".
Es una historia que nos presenta a un hombre que es un auténtico tiburón en la bolsa londinense. Un hombre que vive únicamente para trabajar y ganar dinero. Pero un día recibe la noticia de que su abuelo ha fallecido y le ha dejado en herencia su villa de la Provenza francesa. Así que decide viajar allí para ver como se encuentra la finca y venderla. Lo que no espera es que ese viaje le traerá cientos de recuerdos, y hará que se empiece a plantear si el estilo de vida que lleva es el mejor, o disfrutar del día a día en ese lugar idílico rodeado de viñedos, es una opción para poder continuar su futuro.
La historia es interesante al principio, y uno intuye que va a ver una película entretenida para pasar el rato, disfrutando con una trama entrañable y tierna. Pero en realidad la película es simple y pierde aguas por ciertos sitios, haciendo que algunos momentos no convenzan tanto como espera.
Es cierto, que el film resulta entretenido por momentos, pero también cuenta con otros que le hacen sombra. Eso es debido a que la trama no resulta del todo tan interesante como para captar la atención. Y ello es debido a que el desarrollo no funciona, y al final uno poco a poco va perdiendo el interés.
No obstante, decir que el film tiene cosas interesantes más allá de esos momentos acertados del guion. Por ejemplo su fotografía es preciosa. La manera que tiene el director de resaltar esos paisajes de la Provenza está cuidada hasta el más mínimo detalle. Al igual que el partido que se le saca a ese pequeño pueblo y a esa espectacular villa que enamora.
Con respecto a las interpretaciones, decir que todos están aceptables en sus trabajos. Russell Crowe, Marion Cotillard, Albert Finney o Freddie Highmore son algunos de los intérpretes que se apuntan a este proyecto para aportar su talento. Todos ellos realizan un interesante trabajo que no decepciona para nada. Es una pena que la historia no consiga realzar en su totalidad el talento de estos actores.
En fin, "Un buen año" es una película que distrae por momentos, pero que cuenta con una historia que no está bien desarrollada y que deja ciertos flecos abiertos que no acaban de entenderse. No obstante, como indicaba interesante para ver y con la que pasar un rato, pero no para entusiasmarse mucho.
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