Cónclave
7.0
19,481
Drama. Thriller. Intriga
Tras la inesperada muerte del Sumo Pontífice, el cardenal Lawrence es designado como responsable para liderar uno de los rituales más secretos y antiguos del mundo: la elección de un nuevo Papa. Cuando los líderes más poderosos de la Iglesia Católica se reúnen en los salones del Vaticano, Lawrence se ve atrapado dentro de una compleja conspiración a la vez que descubre un secreto que podría sacudir los cimientos de la Iglesia. (FILMAFFINITY) [+]
26 de diciembre de 2024
26 de diciembre de 2024
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conclave está dirigida por Edward Berger, quien nos pone en la tesitura de que el Papa ha muerto tras muchos años de mandato, nombrando al cardenal Lawrence (Ralph Fiennes) como aquel que ha de liderar el proceso de selección del Sumo Pontífice. Con la intención de hacerlo lo mejor posible, se encontrará con los poderosos cardenales que ansían el trono del Papa y que no dudarán en hacerse valer. Al margen de eso, el cardenal Lawrence se enterará de algunas noticias que sacudirán los cimientos de la iglesia. Y mientras eso sucede, tendremos a los principales candidatos luchando por obtener votos. Entre ellos tenemos a Stanley Tucci, John Lithgow, Sergio Castellitto, Lucian Msamati o Carlos Diehz, pese a que todos los cardenales son elegibles. Encontramos facciones italianas, conservadoras a más no poder, liberales que desean que la mujer tenga mayor presencia en la iglesia, el poder africano, etc.
La gran trascendencia de esta película es que se nos humaniza a los hombres más poderosos de la iglesia católica, puesto que son personas, y las personas pecan, pese a que sean hombres de Dios. En este caso, asistiremos a grandes revelaciones que imposibilitarán a algunos de ellos poder optar al pontificado. Sobre todo es interesante el enfrentamiento interpretativo de Ralph Fiennes, en un papel más comedido, justo y obstinado contra el polvorín liberal que es Stanley Tucci o el pasional y reaccionario Sergio Castellitto. El filme, es muy interesante porque nos hace entender el sistema de votación y, de paso, cómo son los momentos previos al desenlace de la elección, llevando a todos los cardenales a ser recluidos sin poder obtener noticias del exterior que puedan influenciarlos. Puede parece un tema aburrido, incluso poco apetecible, pero Edward Berger siempre se las apaña para que sea interesante y que estemos ante un auténtico fuego cruzado y lucha de poder. Al fin y al cabo, la iglesia católica cuenta con gran poder de influencia.
En definitiva, CÓNCLAVE es una de las películas del año por lo que entraña a nivel moral, puesto que da para mucho debate. No solo por su sobriedad y lo férreo de sus interpretaciones, con Ralph Fiennes y Stanley Tucci a la cabeza, sino porque habla de la humanidad, de que nadie escapa del pecado y de que somos personas con derecho a equivocarnos. Y el que nunca lo haya hecho, que tire la primera piedra. No os la perdáis.
La gran trascendencia de esta película es que se nos humaniza a los hombres más poderosos de la iglesia católica, puesto que son personas, y las personas pecan, pese a que sean hombres de Dios. En este caso, asistiremos a grandes revelaciones que imposibilitarán a algunos de ellos poder optar al pontificado. Sobre todo es interesante el enfrentamiento interpretativo de Ralph Fiennes, en un papel más comedido, justo y obstinado contra el polvorín liberal que es Stanley Tucci o el pasional y reaccionario Sergio Castellitto. El filme, es muy interesante porque nos hace entender el sistema de votación y, de paso, cómo son los momentos previos al desenlace de la elección, llevando a todos los cardenales a ser recluidos sin poder obtener noticias del exterior que puedan influenciarlos. Puede parece un tema aburrido, incluso poco apetecible, pero Edward Berger siempre se las apaña para que sea interesante y que estemos ante un auténtico fuego cruzado y lucha de poder. Al fin y al cabo, la iglesia católica cuenta con gran poder de influencia.
En definitiva, CÓNCLAVE es una de las películas del año por lo que entraña a nivel moral, puesto que da para mucho debate. No solo por su sobriedad y lo férreo de sus interpretaciones, con Ralph Fiennes y Stanley Tucci a la cabeza, sino porque habla de la humanidad, de que nadie escapa del pecado y de que somos personas con derecho a equivocarnos. Y el que nunca lo haya hecho, que tire la primera piedra. No os la perdáis.
26 de abril de 2025
26 de abril de 2025
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya son muchos más años de los que me gusta contar aquellos en los cuales no he podido "rescatar" una película, quiero decir con ello atesorarla, dejarla archivada para posteriores visionados. Que éste es para mí en el fondo el criterio que determina si una película es buena o no. No es asunto menor. Caigo en la cuenta de hasta qué punto el cine me ha acompañado toda la vida, casi sin solución de continuidad, al menos hasta hace esa cantidad de años que decía, que no son tantos al fin y al cabo, pero se sienten demasiados y, lo que es más, llegan a preocupar de la misma manera que un síntoma recurrente nos hace pensar en alguna enfermedad en ciernes.
El síntoma en el caso del cine es bien sencillo, película tras película que son de consumir y olvidar, de visionar y descartar; que poco dejan más allá de, en el mejor de los casos, unas horas de soso pasatiempo. Será que para mí el cine siempre ha sido mucho más que eso, quizás desde aquella noche -lejana ya- de arrobo y asombro cuando mi madre me sacó sigilosamente de la cama y me llevó con ella a ver Jasón y los Argonautas. Casi seis décadas transcurridas no han logrado mitigar ese recuerdo y sus gratas sensaciones. Resulta entonces que para mí el cine tiene que ser algo de ese nivel, o de lo contrario se vuelve insignificante. Y últimamente no he logrado dar con estrellas, todos son fuegos fatuos.
'Cónclave' -para entrar de una vez en tema- es de esos productos adocenados que pronto se olvidan, como una conversación aburrida o una reunión rutinaria. No por sus formas, por su esmerada factura (esas cosas que me traen a la mente la frase 'Tanto para tan poco'). De hecho es admirable en ese sentido. Recordaré si acaso la meritoria labor de Ralph Fiennes. Pero si todo ese atrezzo y derroche de talento interpretativo está puesto al servicio de un cuento más bien chabacano, la cosa queda al final en aguas de borraja. No vi nada enjundioso en el sentido de contenido o mensaje, nada revelatorio, nada realmente informativo. El argumento combina elementos convenientes a la suerte comercial del producto, pero superficiales: de hecho creo que a nadie o a muy pocos les satisfizo la historia en su conjunto y sobre todo en su final. Contiene intriga basada en una especie de cluedo cardenalicio, el cual consume el grueso de un guión muy pobre para una trama de entretenimiento detectivesco al costo de mediocridad.
Los candidatos al papado son caracteres sin interés y escaso desarrollo (incluso el personaje de Fiennes), cuando no absurdos como el de corte ultraconservador, un tipo inverosímil con un discurso que hubiera encajado mejor en un caballero templario. Supongo que el cónclave que tendrá lugar en el mundo real en pocos días será bien distinto. Y que tendrá un mejor final, que en este punto el film desbarranca tragicómicamente (1), abriendo de modo ruinoso un debate donde a la cuestión del sesgo ideológico de la iglesia se le suman la transexualidad y las malformaciones biológicas, dando lugar a un batiburrillo infernal.
Si las películas que tanto estoy echando de menos me dejan típicamente con alguna a veces embarazosa lágrima en los ojos, ésta en cambio me terminó embargando una espontánea y sincera hilaridad. Y así las cosas no van.
El síntoma en el caso del cine es bien sencillo, película tras película que son de consumir y olvidar, de visionar y descartar; que poco dejan más allá de, en el mejor de los casos, unas horas de soso pasatiempo. Será que para mí el cine siempre ha sido mucho más que eso, quizás desde aquella noche -lejana ya- de arrobo y asombro cuando mi madre me sacó sigilosamente de la cama y me llevó con ella a ver Jasón y los Argonautas. Casi seis décadas transcurridas no han logrado mitigar ese recuerdo y sus gratas sensaciones. Resulta entonces que para mí el cine tiene que ser algo de ese nivel, o de lo contrario se vuelve insignificante. Y últimamente no he logrado dar con estrellas, todos son fuegos fatuos.
'Cónclave' -para entrar de una vez en tema- es de esos productos adocenados que pronto se olvidan, como una conversación aburrida o una reunión rutinaria. No por sus formas, por su esmerada factura (esas cosas que me traen a la mente la frase 'Tanto para tan poco'). De hecho es admirable en ese sentido. Recordaré si acaso la meritoria labor de Ralph Fiennes. Pero si todo ese atrezzo y derroche de talento interpretativo está puesto al servicio de un cuento más bien chabacano, la cosa queda al final en aguas de borraja. No vi nada enjundioso en el sentido de contenido o mensaje, nada revelatorio, nada realmente informativo. El argumento combina elementos convenientes a la suerte comercial del producto, pero superficiales: de hecho creo que a nadie o a muy pocos les satisfizo la historia en su conjunto y sobre todo en su final. Contiene intriga basada en una especie de cluedo cardenalicio, el cual consume el grueso de un guión muy pobre para una trama de entretenimiento detectivesco al costo de mediocridad.
Los candidatos al papado son caracteres sin interés y escaso desarrollo (incluso el personaje de Fiennes), cuando no absurdos como el de corte ultraconservador, un tipo inverosímil con un discurso que hubiera encajado mejor en un caballero templario. Supongo que el cónclave que tendrá lugar en el mundo real en pocos días será bien distinto. Y que tendrá un mejor final, que en este punto el film desbarranca tragicómicamente (1), abriendo de modo ruinoso un debate donde a la cuestión del sesgo ideológico de la iglesia se le suman la transexualidad y las malformaciones biológicas, dando lugar a un batiburrillo infernal.
Si las películas que tanto estoy echando de menos me dejan típicamente con alguna a veces embarazosa lágrima en los ojos, ésta en cambio me terminó embargando una espontánea y sincera hilaridad. Y así las cosas no van.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(1) La elección del Papa resultó en un tipo del que se puede decir que tiene los ovarios bien puestos.
2 de octubre de 2024
2 de octubre de 2024
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nuevo trabajo del cineasta alemán Edgard Berger, que se dio a conocer con su anterior película, “Sin novedad en el frente”, que fue una de las grandes triunfadoras de la edición de los Óscar de 2023, logrando muchas nominaciones y varios premios, incluyendo el de película internacional para su país.
En esta ocasión, es una producción principalmente británica, que aborda un tema que ya ha sido tratado en las últimas décadas, el de los entresijos dentro de la Iglesia Católica y el Vaticano (“Habemus papam” de Nanni Moretti y "Los dos Papas”).
La película arranca con el fallecimiento de un Papa, y se introduce un elemento de suspense antes de que se celebre el Cónclave, y es que el pontífice a lo mejor no se había suicidado.
El Cardenal Lawrence es el encargado de llevar adelante ese proceso que da título a la película, y este thriller mantiene el interés hasta la parte final, pese a que la trama se desarrolla en un espacio reducido del interior del Palacio del Vaticano.
Una película que tiene como aspectos más destacados los interpretativos y artísticos, y tiene un guion que, sin ser malo, es bastante irregular, y tiene una resolución que no me termina de convencer (me supongo que estará en la novela de Robert Harris, que no he podido leer).
En cuanto al reparto destaca por encima del resto Ralph Fiennes, que está excelente en el papel de Lawrence, el protagonista de la película, que lleva todo el peso dramático de la historia. Junto a él, hay grandes trabajos interpretativos, como los de Stanley Tucci, y sobre todo de Isabella Rossellini.
Es probable que la película tenga un gran protagonismo en la temporada de galardones europeos y estadounidenses, ya que luce mucho en apartados como los de sonido, vestuario y diseño de producción. Por contra, no me convence tanto la banda sonora compuesta por Volker Bertelmann, que ganó el Óscar por la anterior película de Berger, y que vuelve a ser ruidoso (al menos no está presente nada más que en algunos momentos concretos).
Estoy seguro que en este aspecto no coincidiré con casi nadie, ya me pasó con la banda sonora de "Sin novedad en el frente", ya que sigue la estela de su compatriota Hans Zimmer. Una película fácil de recomendar, ya que puede gustar a todo tipo de público.
LO MEJOR: las interpretaciones de Ralph Fiennes e Isabella Rossellini.
LO PEOR: la música.
En esta ocasión, es una producción principalmente británica, que aborda un tema que ya ha sido tratado en las últimas décadas, el de los entresijos dentro de la Iglesia Católica y el Vaticano (“Habemus papam” de Nanni Moretti y "Los dos Papas”).
La película arranca con el fallecimiento de un Papa, y se introduce un elemento de suspense antes de que se celebre el Cónclave, y es que el pontífice a lo mejor no se había suicidado.
El Cardenal Lawrence es el encargado de llevar adelante ese proceso que da título a la película, y este thriller mantiene el interés hasta la parte final, pese a que la trama se desarrolla en un espacio reducido del interior del Palacio del Vaticano.
Una película que tiene como aspectos más destacados los interpretativos y artísticos, y tiene un guion que, sin ser malo, es bastante irregular, y tiene una resolución que no me termina de convencer (me supongo que estará en la novela de Robert Harris, que no he podido leer).
En cuanto al reparto destaca por encima del resto Ralph Fiennes, que está excelente en el papel de Lawrence, el protagonista de la película, que lleva todo el peso dramático de la historia. Junto a él, hay grandes trabajos interpretativos, como los de Stanley Tucci, y sobre todo de Isabella Rossellini.
Es probable que la película tenga un gran protagonismo en la temporada de galardones europeos y estadounidenses, ya que luce mucho en apartados como los de sonido, vestuario y diseño de producción. Por contra, no me convence tanto la banda sonora compuesta por Volker Bertelmann, que ganó el Óscar por la anterior película de Berger, y que vuelve a ser ruidoso (al menos no está presente nada más que en algunos momentos concretos).
Estoy seguro que en este aspecto no coincidiré con casi nadie, ya me pasó con la banda sonora de "Sin novedad en el frente", ya que sigue la estela de su compatriota Hans Zimmer. Una película fácil de recomendar, ya que puede gustar a todo tipo de público.
LO MEJOR: las interpretaciones de Ralph Fiennes e Isabella Rossellini.
LO PEOR: la música.
5 de diciembre de 2024
5 de diciembre de 2024
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera cinematográfica de Edward Berger parece consagrarse con su nueva película Conclave, que viene a demostrar que el director alemán es uno de los más interesantes en este momento y que la versatilidad es su sello.
Luego de la estupenda All Quiet on the Western Front de 2022, el director vuelve a dirigir una adaptación de una novela, esta vez de la mano de Robert Harris, con el magnífico guion de Peter Straughan. Este thriller religioso en pleno vaticano es una gran película que nos transporta a una intensa lucha de poder, ambición, intriga y fe bajo una dirección punzante, estimulante y meticulosa en como hacernos caer en la incógnita más profunda como aquellas mejores películas de misterio que nuestra mente pueda recordar. Es una película que está muy en consonancia con la ambición de llevar las certezas del pasado a un nuevo futuro impredecible, vertiginoso, pero esencial para establecer el propio atrevimiento de una propuesta que no se limitara a guardarse nada, por más que en ocasiones pueda fallar, pero la contundencia en sus otros aspectos la elevan por sobre los pequeños contratiempos que pueda tener.
Se abastece de un reparto de lujo donde por supuesto Ralph Fiennes carga todo el peso en sus hombros que a su vez le permite entregar la mejor interpretación de su carrera. Ofrece una magnífica actuación como un hombre que comienza a tener dudas sobre su fe, pero a su vez una especie de detective que se cuestiona hasta su propia capacidad de raciocinio en un abanico de emociones que el actor británico saca a relucir con una contundencia de su mejor expresión interpretativa. Sin embargo, no es el único que se luce. Secundarios como John Lithgow, Stanley Tucci, Sergio Castellitto o la impresionante Isabella Rossellini, que cada momento en pantalla es una auténtica demostración de poder con tan solo expresiones y diálogos, representa la fuerza absoluta dentro de una manada de hombres en busca de ambición.
El director alemán hace un buen trabajo controlando todas estas actuaciones, y también crea una atmósfera rica para que la producción se luzca en diseño, arte y caracterización. Un thriller político que crece gradualmente, profundamente intelectual e inesperadamente divertido, que te sumerge en una cacería misteriosa y a su vez inquietante al mejor estilo de ese cine alucinante que te absorbe hacia la pantalla. Presume de eficiencia narrativa que mueve bien las piezas de su intriga, que tiene una impresionante fotografía y una banda sonora eficaz que pueden no solo elevar una película, sino definirla.
En definitiva, Conclave se establece como una de las mejores y más fuertes candidatas a la temporada de premios y se posiciona sin ninguna duda como una de las mejores películas del año que conquista hasta el espectador más incrédulo con una puesta en escena efectiva, un guion calculado y atrevido con mensajes claros y rotundos e interpretaciones desbordantes que solo entregan más entusiasmo a una contundente propuesta cinematográfica.
Luego de la estupenda All Quiet on the Western Front de 2022, el director vuelve a dirigir una adaptación de una novela, esta vez de la mano de Robert Harris, con el magnífico guion de Peter Straughan. Este thriller religioso en pleno vaticano es una gran película que nos transporta a una intensa lucha de poder, ambición, intriga y fe bajo una dirección punzante, estimulante y meticulosa en como hacernos caer en la incógnita más profunda como aquellas mejores películas de misterio que nuestra mente pueda recordar. Es una película que está muy en consonancia con la ambición de llevar las certezas del pasado a un nuevo futuro impredecible, vertiginoso, pero esencial para establecer el propio atrevimiento de una propuesta que no se limitara a guardarse nada, por más que en ocasiones pueda fallar, pero la contundencia en sus otros aspectos la elevan por sobre los pequeños contratiempos que pueda tener.
Se abastece de un reparto de lujo donde por supuesto Ralph Fiennes carga todo el peso en sus hombros que a su vez le permite entregar la mejor interpretación de su carrera. Ofrece una magnífica actuación como un hombre que comienza a tener dudas sobre su fe, pero a su vez una especie de detective que se cuestiona hasta su propia capacidad de raciocinio en un abanico de emociones que el actor británico saca a relucir con una contundencia de su mejor expresión interpretativa. Sin embargo, no es el único que se luce. Secundarios como John Lithgow, Stanley Tucci, Sergio Castellitto o la impresionante Isabella Rossellini, que cada momento en pantalla es una auténtica demostración de poder con tan solo expresiones y diálogos, representa la fuerza absoluta dentro de una manada de hombres en busca de ambición.
El director alemán hace un buen trabajo controlando todas estas actuaciones, y también crea una atmósfera rica para que la producción se luzca en diseño, arte y caracterización. Un thriller político que crece gradualmente, profundamente intelectual e inesperadamente divertido, que te sumerge en una cacería misteriosa y a su vez inquietante al mejor estilo de ese cine alucinante que te absorbe hacia la pantalla. Presume de eficiencia narrativa que mueve bien las piezas de su intriga, que tiene una impresionante fotografía y una banda sonora eficaz que pueden no solo elevar una película, sino definirla.
En definitiva, Conclave se establece como una de las mejores y más fuertes candidatas a la temporada de premios y se posiciona sin ninguna duda como una de las mejores películas del año que conquista hasta el espectador más incrédulo con una puesta en escena efectiva, un guion calculado y atrevido con mensajes claros y rotundos e interpretaciones desbordantes que solo entregan más entusiasmo a una contundente propuesta cinematográfica.
20 de diciembre de 2024
20 de diciembre de 2024
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia sigue al cardenal Lawrence, encargado de liderar el Cónclave tras la inesperada muerte del Papa. Lo que comienza como un protocolo lleno de rituales y solemnidad pronto se convierte en un juego de poder, donde las ambiciones y los secretos personales amenazan con socavar la tradición y la fe.
El guion se toma su tiempo para construir la intriga, revelando poco a poco las dinámicas de poder entre los cardenales. La introducción de un secreto que podría sacudir los cimientos de la Iglesia añade una capa extra de tensión, haciendo que la historia no solo sea un drama sobre el liderazgo religioso, sino también una reflexión sobre los conflictos entre tradición, moralidad y verdad.
Edward Berger, conocido por su estilo sobrio y contenido, entrega una dirección que equilibra la solemnidad del escenario con el suspenso inherente de la trama. La ambientación en los recintos cerrados y laberínticos del Vaticano refuerza la sensación de opresión y claustrofobia, mientras que el uso de planos oscuros y sombras resalta el tono conspirativo de la historia.
La dirección mantiene un ritmo pausado pero constante, permitiendo que el drama se desarrolle de manera orgánica. Berger se asegura de que cada escena tenga un peso emocional, destacando tanto las luchas internas de los personajes como las tensiones colectivas dentro del Cónclave.
Ralph Fiennes lidera el reparto con una interpretación poderosa como el cardenal Lawrence. Su actuación combina una presencia autoritaria con una vulnerabilidad contenida, capturando perfectamente a un hombre dividido entre su fe, su deber y las verdades que enfrenta. Fiennes aporta profundidad a cada escena, convirtiéndose en el corazón emocional de la película.
El elenco secundario, compuesto por actores de renombre, refuerza la calidad interpretativa. Cada cardenal tiene un momento para destacar, aportando matices a las intrigas dentro del Conclave. Aunque algunos personajes secundarios se sienten más arquetípicos que complejos, el conjunto mantiene un nivel alto de compromiso actoral.
La dirección de arte y la cinematografía son impresionantes. La película recrea con detalle los majestuosos salones y recintos del Vaticano, destacando tanto la opulencia como la austeridad de su arquitectura. La iluminación juega un papel crucial, utilizando sombras y luz tenue para enfatizar el carácter solemne y misterioso de los eventos.
Es un thriller que logra combinar drama e intriga en un contexto único y fascinante. Edward Berger dirige con precisión, mientras que Ralph Fiennes entrega una actuación cautivadora que eleva la historia. Aunque algunos giros narrativos podrían haber sido más sorprendentes, la película mantiene un nivel constante de interés y tensión.
El guion se toma su tiempo para construir la intriga, revelando poco a poco las dinámicas de poder entre los cardenales. La introducción de un secreto que podría sacudir los cimientos de la Iglesia añade una capa extra de tensión, haciendo que la historia no solo sea un drama sobre el liderazgo religioso, sino también una reflexión sobre los conflictos entre tradición, moralidad y verdad.
Edward Berger, conocido por su estilo sobrio y contenido, entrega una dirección que equilibra la solemnidad del escenario con el suspenso inherente de la trama. La ambientación en los recintos cerrados y laberínticos del Vaticano refuerza la sensación de opresión y claustrofobia, mientras que el uso de planos oscuros y sombras resalta el tono conspirativo de la historia.
La dirección mantiene un ritmo pausado pero constante, permitiendo que el drama se desarrolle de manera orgánica. Berger se asegura de que cada escena tenga un peso emocional, destacando tanto las luchas internas de los personajes como las tensiones colectivas dentro del Cónclave.
Ralph Fiennes lidera el reparto con una interpretación poderosa como el cardenal Lawrence. Su actuación combina una presencia autoritaria con una vulnerabilidad contenida, capturando perfectamente a un hombre dividido entre su fe, su deber y las verdades que enfrenta. Fiennes aporta profundidad a cada escena, convirtiéndose en el corazón emocional de la película.
El elenco secundario, compuesto por actores de renombre, refuerza la calidad interpretativa. Cada cardenal tiene un momento para destacar, aportando matices a las intrigas dentro del Conclave. Aunque algunos personajes secundarios se sienten más arquetípicos que complejos, el conjunto mantiene un nivel alto de compromiso actoral.
La dirección de arte y la cinematografía son impresionantes. La película recrea con detalle los majestuosos salones y recintos del Vaticano, destacando tanto la opulencia como la austeridad de su arquitectura. La iluminación juega un papel crucial, utilizando sombras y luz tenue para enfatizar el carácter solemne y misterioso de los eventos.
Es un thriller que logra combinar drama e intriga en un contexto único y fascinante. Edward Berger dirige con precisión, mientras que Ralph Fiennes entrega una actuación cautivadora que eleva la historia. Aunque algunos giros narrativos podrían haber sido más sorprendentes, la película mantiene un nivel constante de interés y tensión.
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