Blancanieves
7.0
21,649
Drama
Versión libre, de carácter gótico, del popular cuento de los hermanos Grimm, que ha sido ambientada en España durante los años 20. Blancanieves es Carmen, una bella joven con una infancia atormentada por su terrible madrastra Encarna. Huyendo de su pasado, Carmen emprenderá un apasionante viaje acompañada por sus nuevos amigos: una troupe de Enanos Toreros. (FILMAFFINITY)
16 de octubre de 2012
16 de octubre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así me quedé, como una muñeca manga.
Arriesga y acierta pero de una manera tan....."aquí me las den todas" que deja estupefacta. Me encanta porque es fresca, inusual, cañí y elegante. Podría haber degenerado en el absurdo más vergonzoso pero la dirección es impecable y las actrices (con el permiso del señor Cacho, bordándolo como siempre) estupendas.
Me gustó este nuevo enfoque pero he de reconocer que también me soprendió el tema del toreo, del cante, ese final.....
Arriesgado con responsabilidad.
Arriesga y acierta pero de una manera tan....."aquí me las den todas" que deja estupefacta. Me encanta porque es fresca, inusual, cañí y elegante. Podría haber degenerado en el absurdo más vergonzoso pero la dirección es impecable y las actrices (con el permiso del señor Cacho, bordándolo como siempre) estupendas.
Me gustó este nuevo enfoque pero he de reconocer que también me soprendió el tema del toreo, del cante, ese final.....
Arriesgado con responsabilidad.
27 de septiembre de 2012
27 de septiembre de 2012
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Varios son los lujos alrededor de esta obra de los que me gustaría dejar constancia aquí. El primero es el de haber asistido a uno de los pre-estrenos más auténticos a los que posiblemente asista en toda mi vida: una película muda de exquisita factura en el marco del Liceu y bañada con música en directo, tal y como fue concebida. Tal y como podría haber sucedido en los grandes eventos culturales de hace ya casi un siglo.
Pero el evidente lujo fue el de disfrutar de esta película de tan marcada personalidad. En boca y cabeza de todos estaba la expectativa provocada por la inevitable comparación con la pionera en la recuperación del cine mudo en blanco y negro: The artist (2011). No pienso convertir estas impresiones en una mera comparativa. Simplemente, destaco que, con todas sus diferencias, me quedo con ésta, sin que se me vean los colores. Nacionalismos aparte. Curiosamente, fue planeada años antes de concebirse la francesa.
Estamos ante un film cuidado al detalle en un sinfín de aspectos, desde los técnicos hasta los artísticos, pasando por tan especial velada para su presentación en sociedad. Destacan por encima del resto, su asombrosa fotografía, la riqueza de su música y el equilibrio de su guión. Hay un plano que reúne en sí mismo estos tres logros: el del vestido en el barreño de madera. Y lo que, en mi opinión, es uno de los aciertos superlativos del film es el casting, muy especialmente el femenino. Maribel Verdú, Angela Molina e Inma Cuesta están clavadas en sus papeles. Y como sorpresa más agradable, Macarena García se funde con su personaje en un idilio con la cámara que produce auténtica mágia en pantalla.
Como no podía ser de otra manera ante una obra tan largamente preparada, el tratamiento que la película hace de la luz es en sí mismo un espectáculo digno de ver y un regalo para los ojos.
Mi única mueca la reservo para la elección que el guión hace eligiendo el mundo del toreo como universo adaptado del cuento original de los Grimm. Evidentemente, había más alternativas que no sigan ahondando en los topicazos que sigue arrastrando este país más allá de sus fronteras.
Sin ir más lejos (de hecho sí que vamos lejos), esta misma mañana el film ha sido escogido por la academia para representar a España en los Oscars. Veremos si tiene la suerte que merece y es analizada sin la erosión de la todavía fresca película francesa, gran vencedora de la última edición de dichos premios.
PARA: absolutamente cualquiera que sepa apreciar mínimamente el cine de calidad
ABSTENERSE: los que ya no fueron convencidos a ver The artist y salieron igual (o ni fueron)
Pero el evidente lujo fue el de disfrutar de esta película de tan marcada personalidad. En boca y cabeza de todos estaba la expectativa provocada por la inevitable comparación con la pionera en la recuperación del cine mudo en blanco y negro: The artist (2011). No pienso convertir estas impresiones en una mera comparativa. Simplemente, destaco que, con todas sus diferencias, me quedo con ésta, sin que se me vean los colores. Nacionalismos aparte. Curiosamente, fue planeada años antes de concebirse la francesa.
Estamos ante un film cuidado al detalle en un sinfín de aspectos, desde los técnicos hasta los artísticos, pasando por tan especial velada para su presentación en sociedad. Destacan por encima del resto, su asombrosa fotografía, la riqueza de su música y el equilibrio de su guión. Hay un plano que reúne en sí mismo estos tres logros: el del vestido en el barreño de madera. Y lo que, en mi opinión, es uno de los aciertos superlativos del film es el casting, muy especialmente el femenino. Maribel Verdú, Angela Molina e Inma Cuesta están clavadas en sus papeles. Y como sorpresa más agradable, Macarena García se funde con su personaje en un idilio con la cámara que produce auténtica mágia en pantalla.
Como no podía ser de otra manera ante una obra tan largamente preparada, el tratamiento que la película hace de la luz es en sí mismo un espectáculo digno de ver y un regalo para los ojos.
Mi única mueca la reservo para la elección que el guión hace eligiendo el mundo del toreo como universo adaptado del cuento original de los Grimm. Evidentemente, había más alternativas que no sigan ahondando en los topicazos que sigue arrastrando este país más allá de sus fronteras.
Sin ir más lejos (de hecho sí que vamos lejos), esta misma mañana el film ha sido escogido por la academia para representar a España en los Oscars. Veremos si tiene la suerte que merece y es analizada sin la erosión de la todavía fresca película francesa, gran vencedora de la última edición de dichos premios.
PARA: absolutamente cualquiera que sepa apreciar mínimamente el cine de calidad
ABSTENERSE: los que ya no fueron convencidos a ver The artist y salieron igual (o ni fueron)
3 de octubre de 2012
3 de octubre de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es probable que Pablo Berger termine hasta la peineta de tener que justificar su Blancanieves frente a The artist. Haber coincidido en el tiempo con la propuesta revolucionaria de Hazanavicius, que recuperaba también el cine mudo en plena era digital, le ha arrebatado a la cinta española el efecto sorpresa. La sospecha siempre estará presente entre los más descreídos. En cambio, para los que acudan al cine sin prejuicios, las comparaciones les parecerán una pérdida de tiempo. Porque además de en la forma, en lo único que se asemejan ambas cintas es en su carácter de obra maestra.
Los antitaurinos podrán decir lo que quieran también, pero lo que es innegable es que las imágenes que dan inicio a la película son arrebatadoras. Los planos generales de la ficticia plaza de toros sevillana La Colosal en plenos años 20, cuando las corridas eran acontecimientos multitudinarios, junto a bellísimos primeros planos del toro que ríete tú de Hable con ella conforman un prólogo excepcional, del que resulta imposible desengancharse.
Esta fusión entre toros, flamenco y el popular cuento de los hermanos Grimm puede parecer una combinación imposible, un despropósito más de otro cineasta cool con ganas irrefrenables de llamar la atención. Apenas conocemos a Berger, tan sólo aquellos que nueve años atrás se arriesgaron con su segunda cinta, Torremolinos 73, pero tras el visionado de Blancanieves podemos afirmar que no busca con esta propuesta el experimento o la provocación sino que persigue, y así lo plasma, el buen gusto, el sentido del humor y la emoción.
Lo primero se alcanza con una explosión de imágenes exquisitas y cautivadoras, buscando sin descanso la manera de que el espectador no acuse, e incluso agradezca, la ausencia de color. El sonido tampoco se echa en falta. Guión y banda sonora van tan unidos de la mano que los diálogos tan sólo supondrían interrupciones. De esta manera, los posibles handicaps de la cinta, los que podrían ahuyentar a buena parte del público, se convierten en todo un regalo para la vista y para los oídos.
El humor y la sensibilidad los imprime Berger en un relato imaginativo, capaz de arrancar sonrisas con personajes como los siete enanitos toreros y capaz también de la máxima emotividad, con escenas como la de la pequeña Blancanieves moviendo la silla de ruedas de su padre para bailar al son de una copla de la difunta esposa. Ángela Molina protagoniza los momentos de mayor ternura, Macarena García, los de la inocencia, pero sin duda, la que proporciona más magia a su papel es Maribel Verdú, pletórica en su faceta de malvada del cuento.
Las acusaciones sobre Blancanieves, por tanto, deberían quedar invalidadas. Ni nació al amparo de The artist ni se alimenta de su éxito para el triunfo. Pero es que si algún escéptico radical considera además que la cinta se sube al carro de los relatos infantiles, en especial los que han proliferado desde Hollywood sobre la famosa huérfana, le animo desde aquí a comparar sin reparo. Porque enseguida comprobará que de todas las versiones, la española es de lejos y sin lugar a dudas, la más hermosa.
Los antitaurinos podrán decir lo que quieran también, pero lo que es innegable es que las imágenes que dan inicio a la película son arrebatadoras. Los planos generales de la ficticia plaza de toros sevillana La Colosal en plenos años 20, cuando las corridas eran acontecimientos multitudinarios, junto a bellísimos primeros planos del toro que ríete tú de Hable con ella conforman un prólogo excepcional, del que resulta imposible desengancharse.
Esta fusión entre toros, flamenco y el popular cuento de los hermanos Grimm puede parecer una combinación imposible, un despropósito más de otro cineasta cool con ganas irrefrenables de llamar la atención. Apenas conocemos a Berger, tan sólo aquellos que nueve años atrás se arriesgaron con su segunda cinta, Torremolinos 73, pero tras el visionado de Blancanieves podemos afirmar que no busca con esta propuesta el experimento o la provocación sino que persigue, y así lo plasma, el buen gusto, el sentido del humor y la emoción.
Lo primero se alcanza con una explosión de imágenes exquisitas y cautivadoras, buscando sin descanso la manera de que el espectador no acuse, e incluso agradezca, la ausencia de color. El sonido tampoco se echa en falta. Guión y banda sonora van tan unidos de la mano que los diálogos tan sólo supondrían interrupciones. De esta manera, los posibles handicaps de la cinta, los que podrían ahuyentar a buena parte del público, se convierten en todo un regalo para la vista y para los oídos.
El humor y la sensibilidad los imprime Berger en un relato imaginativo, capaz de arrancar sonrisas con personajes como los siete enanitos toreros y capaz también de la máxima emotividad, con escenas como la de la pequeña Blancanieves moviendo la silla de ruedas de su padre para bailar al son de una copla de la difunta esposa. Ángela Molina protagoniza los momentos de mayor ternura, Macarena García, los de la inocencia, pero sin duda, la que proporciona más magia a su papel es Maribel Verdú, pletórica en su faceta de malvada del cuento.
Las acusaciones sobre Blancanieves, por tanto, deberían quedar invalidadas. Ni nació al amparo de The artist ni se alimenta de su éxito para el triunfo. Pero es que si algún escéptico radical considera además que la cinta se sube al carro de los relatos infantiles, en especial los que han proliferado desde Hollywood sobre la famosa huérfana, le animo desde aquí a comparar sin reparo. Porque enseguida comprobará que de todas las versiones, la española es de lejos y sin lugar a dudas, la más hermosa.
1 de diciembre de 2018
1 de diciembre de 2018
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo siento mucho, pero no aguanto el "cine" del señor Pablo Berger.
"Blancanieves" es considerada en España como una "obra maestra". Me niego a etiquetar a esta "película" como "obra maestra" al lado de "El Padrino" "El Padrino 2" "Psicosis" etc...
No entiendo como pudo ganar el Goya a "mejor película", ni nominada tenía que haber estado... Esta "película" la haces en color, y te prohiben la entrada en todas productoras de cine que existen en el mundo.
Abajo en los spoilers te voy hacer un breve resumen de dos líneas.
"Blancanieves" es considerada en España como una "obra maestra". Me niego a etiquetar a esta "película" como "obra maestra" al lado de "El Padrino" "El Padrino 2" "Psicosis" etc...
No entiendo como pudo ganar el Goya a "mejor película", ni nominada tenía que haber estado... Esta "película" la haces en color, y te prohiben la entrada en todas productoras de cine que existen en el mundo.
Abajo en los spoilers te voy hacer un breve resumen de dos líneas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El cuento de "Blancanieves" con toros y flamenco. Que original señor Berger, tu goya a mejor guion original está bien merecido...
19 de octubre de 2012
19 de octubre de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Valiente adaptación del clásico de los Hermanos Grimm situada en la Andalucía de los años 20 que permite reescribir el cuento desde una óptica taurina, flamenca y litúrgica propia del imaginario español más profundo.
Película muda y en blanco y negro que rinde homenaje al cine de los años 20 y 30 mediante el montaje, la puesta en escena, la fotografía y la interpretación. Oda al cine expresionista, al cine cómico, al montaje ruso, a "Rebeca" de Hitchcock, a la ambientación de las películas de la Universal, a los freaks de Tod Browning y al imaginario colectivo español (tauromaquia, catetismo, superstición y esperpento). Narrativamente espléndida y sutil. Respeta el principio básico del cuento infantil (brevedad, sencillez, simbolismo profundo), así como sus clichés: madrastra maléfica, huérfana abandonada, padre tullido, madre ausente, maléfico procurador...
Grandiosa y arriesgada película en tiempos de crisis para el cine, y más todavía para el anquilosado y obsoleto cine español. Necesitamos más Pablos Berguer por estos lares.
Película muda y en blanco y negro que rinde homenaje al cine de los años 20 y 30 mediante el montaje, la puesta en escena, la fotografía y la interpretación. Oda al cine expresionista, al cine cómico, al montaje ruso, a "Rebeca" de Hitchcock, a la ambientación de las películas de la Universal, a los freaks de Tod Browning y al imaginario colectivo español (tauromaquia, catetismo, superstición y esperpento). Narrativamente espléndida y sutil. Respeta el principio básico del cuento infantil (brevedad, sencillez, simbolismo profundo), así como sus clichés: madrastra maléfica, huérfana abandonada, padre tullido, madre ausente, maléfico procurador...
Grandiosa y arriesgada película en tiempos de crisis para el cine, y más todavía para el anquilosado y obsoleto cine español. Necesitamos más Pablos Berguer por estos lares.
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