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Carol

Romance. Drama Nueva York, años 50. Therese Belivet (Rooney Mara), una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
Críticas 216
Críticas ordenadas por utilidad
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7
20 de diciembre de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin he podido ver Carol. Después de estar esperando con muchas expectativas esta película durante meses he conseguido lo que tanto deseaba. Iba con mucha expectativa debido a las grandes críticas que había recibido por parte de los críticos y esa ya mítica ovación en el Festival de Cannes.

Pues bien, al acabar el visionado me doy cuenta de que he estado totalmente inmerso en la historia durante todo el metraje. En ese momento necesitaba más de la historia de Carol y Therese, y en ese momento me empiezan a venir imágenes de toda la película. Empiezo a darme cuenta de que, a pesar de que el argumento no parezca gran cosa, "Carol" es una película única.

En mi mente empieza a resonar esa magnífica banda sonora de Carter Burwell, una bso que consigue hacer cada escena poderosa y recuerdo esa bien lograda ambientación que hace que te metas de lleno en la historia. Todd Haynes se luce con una clásica pero especial atmósfera y un guion muy bien escrito.

Pero si hay que destacar algún aspecto de este film es, sin duda, las interpretaciones. Cate Blanchett y Rooney Mara nos ofrecen unas actuaciones llenas de corazón y como diría (referencia bajuna, soy consciente) Rosario Flores "con verdad" además de que no hace falta decir que "son unas monstras" y que "no se les puede aguantar".

En definitiva, Carol es una de las películas del año con muchas opciones de Óscar (y si así fuera, sería una digna ganadora).
7
9 de febrero de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Algunas personas cambian tu vida para siempre”

Lo último de Todd Haynnes contaba con tres ingredientes que convertían su visionado en obligatorio. En primer lugar, su temática lésbica, conocido fetiche de esta redacción. Segundo, su carrera de nominaciones en Premios y Festivales (a pesar de haberse caído en el último momento en la categoría de “Mejor Pelicula” en los Oscars). Y tercero, Cate Blanchett, una de las mejores actrices del cine de los últimos años. Pero a pesar de todo ello, la sensación al salir de la sala es que a “Carol” le falta algo.

Ambientada en Nueva York en los años 50, Therese (Rooney Mara) y Carol son dos mujeres atrapadas por una sociedad represiva que se conocen por casualidad, y surge entre ellas una relación especial. No es explícita, pero no hay dudas de la atracción y el deseo que sienten desde el principio. Sus miradas (más inocente y frágil, pero también decidida, de Therese, y más madura, segura y a ratos seductora de Carol) y sus movimientos hablan por sí solos, y la sublime interpretación e indudable química entre ambas actrices traspasa la pantalla dejando claro que sin ellas, la película no sería lo mismo.

Siempre es más difícil sugerir que enseñar, y ya solo por eso hay que dar la enhorabuena a Haynnes. No es hasta la mitad de la película cuando vemos por primera vez una caricia, un beso y una escena de sexo, pero la espera hace más emocionante el momento. Un encuentro que recuerda inevitablemente al de “La Vida De Adele”, no tan intenso en este caso, pero apasionante a su manera y por motivos propios. Y es que, a pesar del leitmotiv común de ambas películas, todo lo demás en ellas es diferente: Desde los diálogos y el desarrollo de los personajes (influenciado por el contexto de cada una), a la fotografía y el estilo.

Así es como “Carol” destaca desde el primer minuto por su sutileza, su elegancia y su delicada narración casi poética. Pero a su vez, patina en su excesivo metraje, con escenas y personajes innecesarios que hacen que la cinta caiga en un ritmo lento, casi aburrido, básicamente en su primera mitad, hasta el final del road trip de la pareja, justo cuando se destapa el conflicto y el drama. Es la gran labor de las actrices lo que la mantiene a flote. No en vano, al final sus aciertos ganan a sus fallos y no hay duda de que se trata de una valiente historia de amor, contada de una forma preciosa, que rompe con las normas de la época y en un entorno opuesto que cuestiona la moralidad de su naturaleza y de sus sentimientos. No es la primera vez que se ve en el cine (diez años ya desde “Brokeback Mountain”), pero nunca serán demasiadas.

“Y lo que digan los demás está de más”

Nota: 7/10

http://www.noentiendotupelo.com
5
17 de febrero de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá no he sabido situarme en 1953 cuando la intimidad entre mujeres no era bien vista. Quizá no haya sabido acomodarme en la piel de las protagonistas para sufrir la tensión social entorno a su relación lésbica. Quizá la hermosura de los rostros de las protagonistas y la belleza de las imágenes no me haya llegado al corazón. Quizá el tempo pausado de las escenas no haya sincronizado con el ritmo endiablado de nuestras vidas actuales. Quizá el chantaje urdido por su propio marido para separarla de su hija me ha resultado ajeno. Quizá la ampulosa ostentación de Carol me haya distanciado de un personaje que me resultaba irreal. Quizá la banda sonora no me ha enganchado a unas imágenes que se deslizaban como la seda, resbalosas, acariciantes, pero sin dejar huella. Quizá, quizá, quizá.
En resumen, no me he sentido dentro de la historia en ningún momento, por lo que la película me ha resultado pesada y demasiado larga, esperando que sucediese algo de verdad, más allá de miradas lánguidas, frases insinuantes o escenas de besos mínimamente apasionados. Una pena!
7
5 de febrero de 2016 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin llegar a la sublime emoción de Lejos del cielo, Haynes sigue la senda de un Douglas Sirk renovado, un maestro que ha dejado poso en otro gran maestro.. En esta cinta hay verdad, sufrimiento, rebeldía, clasicismo, todo ello en dosis elaboradas con pasión y también con delicadeza.
En el cine de Sirk-Haynes no hallaremos grandes demostraciones de subversión, pero sí grandes gestos de dignidad humana. Esto es el gran cine que desde el clasicismo escénico es capaz de mostrar lo diferente, desde las situaciones más reconocibles, transgredir la moral hipócrita que nos ha alimentado siempre.
Esto es Carol, un homenaje a la libertad imposible, al amor. No es Lejos del cielo, no importa, es una maravilla que conmueve a los que creemos en un mundo realmente libre de hombres y de MUJERES.
7
18 de febrero de 2016 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una novela de Patricia Highsmith, adaptada para el cine por el guionista Phyllus Nagy, “Carol” es una obra del director Todd Haynes quien realiza un perfecto ejercicio de belleza audiovisual, componiendo una película formalmente impecable, cuidada, hermosa, inmensamente sutil y elegante. Más cuestionable sería su capacidad de conectar con el espectador, de que lo que cuenta llegue a emocionar. Pero su envoltorio es excelente, no se puede hacer mejor, cada plano es una obra de arte, la música es maravillosa, los sentidos gozan de lo artístico, pero a mi la historia no me llegó al corazón.

Haynes busca la sutileza y huye de lo explícito. Intenta ir despacio para que el espectador se de cuenta por sí mismo poco a poco de la inclinación y los sentimientos de las protagonistas, pero es innecesario, puesto que a Blanchett y Mara les basta con unos segundos de miradas para hacernos entender a todos que se gustan. La escena en que se conocen es magnífica. Blanchett deslumbra en la pantalla con su presencia imponente, elegante, poderosa, mientas que Rooney Mara nos desarma con su vulnerabilidad, su timidez, su candidez. Ambas se complementan con gran precisión y le dan una credibilidad absoluta a la situación.

A partir de ahí, la historia es predecible y no da para mucho. Son los años 50 en un país muy represor con el tema sexual. Todo es contenido, disimulado, las miradas lo dicen todo. Sabemos lo que va a pasar porque es amor, y todos conocemos su funcionamiento, su fuerza imparable. Todos sabemos que cuando te enamoras a fondo, y eres correspondido, todo lo demás queda en segundo plano, aunque eso suponga perderlo todo. Por eso no nos sorprende la trama, y esa previsibilidad le resta puntos. A pesar de que todo lo que vemos en la pantalla es hermoso, no atrapa nuestro corazón.

La película funciona porque su superficie es perfecta, su esmero formal deslumbra y sobre todo porque sus dos protagonistas están excelsas. Lo de Cate Blanchett no es ninguna novedad y se espera de ella interpretaciones de este tipo porque las hace casi en cada trabajo, pero lo de Rooney Mara es todo un descubrimiento. Y la química entre ambas, un inmenso logro.

Blanchett, con su presencia imperial, se pasea por la pantalla con la elegancia de una bailarina, cautiva a la cámara y embruja al espectador como lo hace con la joven Therese. Por su parte, Rooney Mara descifra los resortes interpretativos que la permiten ser esa chica inocente y tierna, una especie de Audrey Hepburn de nuestra época, que con su imagen de pajarillo vulnerable remueve el experimentado corazón de la veterana señora, y el espectador comprende que así sea.

Actrices al margen, la película destaca extraordinariamente tanto en la fotografía como en la música. Lo mismo se podría decir del diseño de vestuario y el diseño de producción. En realidad, todos los elementos formales son canela en rama, lo mejor de lo mejor. La perfección de los encuadres, los magníficos primeros planos, los tonos pastel del film que le dan un aire dramático a esta historia de amor imposible. Y esa preciosa música de piano que complementa acertadamente cada escena.

A mi juicio, Haynes se pasa de sutil. Admito que su narración me gusta, que admiro su forma de hacernos llegar el mensaje, en tiempos de censura hablan las miradas. Haynes nos lo explica todo con ellas, igual que en esos planos cortos de las manos, es a través de esos pequeños gestos, la breve caricia en el hombro, la mirada que es un grito sordo de amor. Todo es suavidad narrativa, quizá demasiada. Tal vez algo más de desgarro le habría sentado bien a la película. Aunque entiendo que aquellos que hayan sido capaces de ser alcanzados por el film bien adentro, se hayan sentido muy conmovidos por el mismo. Yo no tuve esa suerte.

Todo en la película rezuma buen gusto cinematográfico y conocimiento del oficio. No se le pueden poner grandes peros a esta gran película. Además, no es la típica película de homosexuales en la que hay innumerables escenas de cama. Aquí hay sólo una, y no es muy larga y morbosa. El amor importa mucho más que el sexo esta vez.

El problema es que la trama no tiene fuerza, que es previsible, y que como historia de amor no me ha llegado adentro. El exceso de preciosismo le resta vigor. A pesar de la belleza de la última escena, creo que la película habría quedado mejor si hubiera acabado un cuarto de hora antes. Era innecesario continuar para que acabara pasando lo que tenía que pasar.

https://keizzine.wordpress.com/
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