Star Trek: Sin límites
6.0
15,817
Ciencia ficción. Aventuras. Acción
El USS Enterprise, la nave insignia de la Flota Estelar liderada por el capitán James T. Kirk (Chris Pine), vuelve a surcar el universo para asegurarse de la protección de la Tierra y del resto de planetas aliados. Pero la tranquilidad durará poco y el peligro acecha. La primera etapa de su misión les llevará a un territorio desconocido, y su travesía de vigilancia pronto se convertirá en una carrera por la supervivencia espacial cuando ... [+]
20 de agosto de 2016
20 de agosto de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Star Trek" vuelve a los cines tras la notable primera parte y la excelente segunda parte. Grandes eran las dudas de que podía salir de esta tercera entrega debido sobre todo a la salida del director J.J. Abrams, responsable de las dos primeras películas, para encargarse de dirigir "Star Wars: El Despertar de la Fuerza".
Justin Lin, responsable de tres entregas de la saga "Fast and Furious" es el encargado de ocupar la silla de director en "Star Trek: Más Allá". Lin ha realizado un notable trabajo en el que pocas veces echamos en falta a Abrams tras la cámara, aunque si bien es cierto que el dúo que formaban Dan Mindel en la fotografía y Abrams en la dirección, es difícil de olvidar y esa cota de calidad aquí se pierde un poco. Pero Lin junto con el guionista Simon Pegg han sabido encauzar esta tercera entrega centrándose más en darnos una aventura pura y dura, repleta de acción.
El reparto principal, sigue estando en plena forma, cada vez conocen más y mejor a sus personajes llenos de carisma y buen hacer por parte de sus actores, entre los que destacan Chris Pine, Karl Urban y Zachary Quinto. Idris Elba, que interpreta al villano de la función, no logra estar a la altura del gran trabajo de Benedict Cumberbatch como Khan en "Star Trek: En la Oscuridad", pero Elba mantiene el tipo y nos ofrece un villano interesante.
En esta ocasión, el guión es el más simple de la trilogía, apostando como ya he dicho por la acción y la aventura más directa que por viajes en el tiempo o conspiraciones como hicieron las dos películas anteriores. Pero lo cierto es que funciona, da nuevos aires a la saga y mantiene el mismo nivel de diversión que en las previas películas. Aún así, la historia es la más floja (que no mala, ojo, ya quisieran algunas películas ser tan entretenidas) de la trilogía.
Justin Lin se mueve perfectamente en las escenas de acción y en las relaciones de los personajes, se nota que viene de "Fast and Furious" una saga en la que esos dos principios son fundamentales. Lo que Lin no logra es ese nivel emocional que si estaba tan presente en las dirigidas por Abrams y que tan bien supo hacer en "Star Trek: En la Oscuridad".
Uno de los puntos negativos y que más me han afectado viendo la película es la fotografía, se nota bastante la ausencia de Dan Mindel, sustituido en este caso por Stephen F. Windon que nos dan una fotografía con tonos más toscos y menos impactantes que los de Mindel.
"Star Trek: Más Allá" es una película muy entretenida, llena de acción y que nos demuestra que esta nueva generación de la mítica serie de televisión se encuentra en estupendo estado de salud y aun pueden darnos aventuras tan divertidas como esta. Esperemos al menos que J.J. Abrams y Dan Mindel vuelvan a pasarse por la Enterprises en alguna ocasión...
Justin Lin, responsable de tres entregas de la saga "Fast and Furious" es el encargado de ocupar la silla de director en "Star Trek: Más Allá". Lin ha realizado un notable trabajo en el que pocas veces echamos en falta a Abrams tras la cámara, aunque si bien es cierto que el dúo que formaban Dan Mindel en la fotografía y Abrams en la dirección, es difícil de olvidar y esa cota de calidad aquí se pierde un poco. Pero Lin junto con el guionista Simon Pegg han sabido encauzar esta tercera entrega centrándose más en darnos una aventura pura y dura, repleta de acción.
El reparto principal, sigue estando en plena forma, cada vez conocen más y mejor a sus personajes llenos de carisma y buen hacer por parte de sus actores, entre los que destacan Chris Pine, Karl Urban y Zachary Quinto. Idris Elba, que interpreta al villano de la función, no logra estar a la altura del gran trabajo de Benedict Cumberbatch como Khan en "Star Trek: En la Oscuridad", pero Elba mantiene el tipo y nos ofrece un villano interesante.
En esta ocasión, el guión es el más simple de la trilogía, apostando como ya he dicho por la acción y la aventura más directa que por viajes en el tiempo o conspiraciones como hicieron las dos películas anteriores. Pero lo cierto es que funciona, da nuevos aires a la saga y mantiene el mismo nivel de diversión que en las previas películas. Aún así, la historia es la más floja (que no mala, ojo, ya quisieran algunas películas ser tan entretenidas) de la trilogía.
Justin Lin se mueve perfectamente en las escenas de acción y en las relaciones de los personajes, se nota que viene de "Fast and Furious" una saga en la que esos dos principios son fundamentales. Lo que Lin no logra es ese nivel emocional que si estaba tan presente en las dirigidas por Abrams y que tan bien supo hacer en "Star Trek: En la Oscuridad".
Uno de los puntos negativos y que más me han afectado viendo la película es la fotografía, se nota bastante la ausencia de Dan Mindel, sustituido en este caso por Stephen F. Windon que nos dan una fotografía con tonos más toscos y menos impactantes que los de Mindel.
"Star Trek: Más Allá" es una película muy entretenida, llena de acción y que nos demuestra que esta nueva generación de la mítica serie de televisión se encuentra en estupendo estado de salud y aun pueden darnos aventuras tan divertidas como esta. Esperemos al menos que J.J. Abrams y Dan Mindel vuelvan a pasarse por la Enterprises en alguna ocasión...
22 de agosto de 2016
22 de agosto de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fascinación por mirar es una capacidad innata, que dicen que se pierde con el tiempo. La fascinación por mirar varias veces un mismo objeto, está restringida a muy pocas personas. Les sucede a los niños muy pequeños, cuando sus madres les cuentan una historia, y el niño pide una y otra vez escucharla. Dicen que el tiempo merma nuestra capacidad de fascinación, y que nuestra mirada con el paso de los años, se vuelve dispersa y más difusa: viendo, pero sin ser capaz de mirar más allá, aparcando la fascinación del cuento por situaciones mundanas.
Tiene 'Star Trek Beyond' la estructura de un cuento. Sabe muy bien manejar la estructura clásica de inicio, nudo y desenlace. Esa estructura, que conocieron las casi 16000 películas del Hollywood dorado, y que de vez en cuando (cada vez menos), alguien consigue dar con las proporciones de la alquimia exacta, y dotar a la narración del tejido con el que se filman los sueños. No los sueños convencionales, sino aquellos que nos gusta repetir despiertos más de una vez. La capacidad de rescatar las viejas fórmulas del cine de aventuras, y darles forma con los recursos más modernos, sin necesidad de rasgarse las vestiduras. Sin renunciar en un ápice a que funcione el fondo y la forma. Sin lugar a dudas, el guion es la herramienta fundamental para contar historias en el cine. Si a esto se le suma un elenco de actores, en forma y pletóricos de quimica, ya tenemos más de la mitad de la película hecha.
Es cierto que dirige un acertado Justin Lin, pero es el guion de Simon Pegg, apasionado y coherente, el que hace que el cuento merezca plenamente la pena. El que logra contagiarme de ilusión, y ser partícipe de la aventura más honesta y sincera, que el Enterprise no conocía desde sus humildes inicios televisivos. La capacidad de viajar, de ampliar miras y fronteras, sin tener la sensación de que el mecanismo esté forzado. Si a esto le agregamos que la partitura de Michael Giacchino, es rica en texturas, emociones, y sabe precisamente cuando tiene que entrar, duplicamos el poder del cuento y se es capaz de avanzar más lejos, más allá.
En los tiempos que corren, aunar los efectos digitales, con una dirección artística y de maquillaje más tradicional; sin que ello moleste y repercuta en el resultado final, es de lo más difícil que una producción de género puede afrontar. Un género que se diluye en pro de valores más altos y extradiegéticos, que enriquecen lo meramente aparente: la amistad, el compañerismo, y el sentido sano de la aventura y del humor. Las miradas entre Kirk y Spock; el buenrrollismo (y más) entre razas en principio imposibles. La capacidad de hacer del espectador, un miembro más de la tripulación, y que le cueste despegarse de la butaca una vez que empiezan a desfilar los títulos de crédito.
En el arte y en la vida, querer repetir experiencia, es el grado máximo al que se puede aspirar. Querer levantar la cabeza, y volver a mirar las estrellas que nos acompañan desde la noche de los tiempos, es un acto de amor. Ir más allá, como el niño que le pide a su madre, que le cuente por la noche el mismo cuento bien contado de la noche anterior, es la felicidad máxima que una madre puede tener. No se puede ir más allá.
A Belén, esta reseña es para ella.
Tiene 'Star Trek Beyond' la estructura de un cuento. Sabe muy bien manejar la estructura clásica de inicio, nudo y desenlace. Esa estructura, que conocieron las casi 16000 películas del Hollywood dorado, y que de vez en cuando (cada vez menos), alguien consigue dar con las proporciones de la alquimia exacta, y dotar a la narración del tejido con el que se filman los sueños. No los sueños convencionales, sino aquellos que nos gusta repetir despiertos más de una vez. La capacidad de rescatar las viejas fórmulas del cine de aventuras, y darles forma con los recursos más modernos, sin necesidad de rasgarse las vestiduras. Sin renunciar en un ápice a que funcione el fondo y la forma. Sin lugar a dudas, el guion es la herramienta fundamental para contar historias en el cine. Si a esto se le suma un elenco de actores, en forma y pletóricos de quimica, ya tenemos más de la mitad de la película hecha.
Es cierto que dirige un acertado Justin Lin, pero es el guion de Simon Pegg, apasionado y coherente, el que hace que el cuento merezca plenamente la pena. El que logra contagiarme de ilusión, y ser partícipe de la aventura más honesta y sincera, que el Enterprise no conocía desde sus humildes inicios televisivos. La capacidad de viajar, de ampliar miras y fronteras, sin tener la sensación de que el mecanismo esté forzado. Si a esto le agregamos que la partitura de Michael Giacchino, es rica en texturas, emociones, y sabe precisamente cuando tiene que entrar, duplicamos el poder del cuento y se es capaz de avanzar más lejos, más allá.
En los tiempos que corren, aunar los efectos digitales, con una dirección artística y de maquillaje más tradicional; sin que ello moleste y repercuta en el resultado final, es de lo más difícil que una producción de género puede afrontar. Un género que se diluye en pro de valores más altos y extradiegéticos, que enriquecen lo meramente aparente: la amistad, el compañerismo, y el sentido sano de la aventura y del humor. Las miradas entre Kirk y Spock; el buenrrollismo (y más) entre razas en principio imposibles. La capacidad de hacer del espectador, un miembro más de la tripulación, y que le cueste despegarse de la butaca una vez que empiezan a desfilar los títulos de crédito.
En el arte y en la vida, querer repetir experiencia, es el grado máximo al que se puede aspirar. Querer levantar la cabeza, y volver a mirar las estrellas que nos acompañan desde la noche de los tiempos, es un acto de amor. Ir más allá, como el niño que le pide a su madre, que le cuente por la noche el mismo cuento bien contado de la noche anterior, es la felicidad máxima que una madre puede tener. No se puede ir más allá.
A Belén, esta reseña es para ella.
26 de agosto de 2016
26 de agosto de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la llegada a nuestra cartelera de “Star Trek: Más allá”, son ya trece los largometrajes estrenados de esta saga desde que, en 1979, Robert Wise dirigiese la primera entrega. Todo ello, obviamente, sin contar con la serie que en 1966 revolucionó el mundo de la televisión. Cuando un producto tiene éxito durante tanto tiempo (medio siglo desde su llegada a la pequeña pantalla y con millones de fervientes seguidores en todo el mundo) debe analizarse con respeto. Además, desde un punto de vista meramente económico, las aventuras de la nave “Enterprise”, del capitán Kirk y del comandante Spock han mejorado sustancialmente sus resultados desde que, en 2009, el visionario cineasta J.J. Abrams se hiciese cargo de la franquicia, siendo sus dos títulos (“Star Trek” y “Star Trek: En la oscuridad”) los más taquilleros de todos.
Con la reciente incorporación de Abrams a “Star Wars” (la otra saga galáctica por excelencia), es ahora el realizador taiwanes Justin Lin quien se sitúa detrás de la cámara. Lin, conocido popularmente por filmar cuatro de las siete cintas de “Fast & Furious”, domina con corrección los aspectos técnicos de un rodaje e, incluso, posee cierta habilidad para dotar a sus trabajos de acción e intensidad. Sin embargo, flaquea a la hora de conceder a los personajes el protagonismo que merecen, así como de contar historias que no se sustenten sobre montajes vertiginosos, efectos especiales aparatosos o escenas grandilocuentes.
En esta ocasión, la trama no se aparta un ápice de la esencia del serial. El USS Enterprise, la nave insignia de la Flota Estelar liderada por el capitán James T. Kirk, vuelve a surcar el universo para asegurar la protección de la Tierra y del resto de planetas aliados. Ahora se enfrenta a un nuevo enemigo en forma de especie alienígena avanzada, de modo que Kirk deberá reunir a su equipo y usar todo su potencial para salir airoso del desafío y seguir protegiendo el futuro de la raza humana.
Como viene siendo habitual en otros ejemplos taquilleros, aquí también se percibe con claridad ese afán por continuar exprimiendo la fórmula del éxito, así como la ausencia de un creador con algo nuevo que contar. Dejando a un lado el más que evidente progreso tecnológico, nos hallamos ante un capítulo tipo de la serie de televisión, lo cual tiene su parte positiva y su parte negativa. Por un lado, los “trekkies” incondicionales disfrutarán con su visionado, reconociendo la esencia más profunda de una odisea que triunfó hace décadas. Por el otro, quienes aspiren a encontrar un mensaje novedoso, saturados de la mera reiteración de situaciones, saldrán más decepcionados.
Asistimos, en definitiva, a una demostración de energía y capacidad en lo relativo a la creación visual y a la narración amena, pero echamos en falta una mayor creatividad en el guion, relegado a un segundo plano. Valentía y osadía en los aspectos técnicos, pero cierta cobardía en el contenido del relato, que resulta excesivamente repetitivo. Aun así, cumple con los requisitos para ser calificado de producto veraniego apto para ese público esencialmente juvenil que acude a la sala de proyección con la bolsa de palomitas.
El elenco de actores no varía. Chris Pine da vida una vez más al capitán Kirk, Zachary Quinto (quizás el más destacado, y a quien podremos ver en breve en la última película de Oliver Stone sobre el “Caso Snowden”) es el comandante Spock y Zoe Saldana interpreta a la teniente Uhura. Pese a su discreta recaudación (unos doscientos millones de dólares tras una inversión de más de ciento ochenta), ya se anuncia otra futura entrega para dentro de pocos años. El cine terminará aniquilando al cine.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
Con la reciente incorporación de Abrams a “Star Wars” (la otra saga galáctica por excelencia), es ahora el realizador taiwanes Justin Lin quien se sitúa detrás de la cámara. Lin, conocido popularmente por filmar cuatro de las siete cintas de “Fast & Furious”, domina con corrección los aspectos técnicos de un rodaje e, incluso, posee cierta habilidad para dotar a sus trabajos de acción e intensidad. Sin embargo, flaquea a la hora de conceder a los personajes el protagonismo que merecen, así como de contar historias que no se sustenten sobre montajes vertiginosos, efectos especiales aparatosos o escenas grandilocuentes.
En esta ocasión, la trama no se aparta un ápice de la esencia del serial. El USS Enterprise, la nave insignia de la Flota Estelar liderada por el capitán James T. Kirk, vuelve a surcar el universo para asegurar la protección de la Tierra y del resto de planetas aliados. Ahora se enfrenta a un nuevo enemigo en forma de especie alienígena avanzada, de modo que Kirk deberá reunir a su equipo y usar todo su potencial para salir airoso del desafío y seguir protegiendo el futuro de la raza humana.
Como viene siendo habitual en otros ejemplos taquilleros, aquí también se percibe con claridad ese afán por continuar exprimiendo la fórmula del éxito, así como la ausencia de un creador con algo nuevo que contar. Dejando a un lado el más que evidente progreso tecnológico, nos hallamos ante un capítulo tipo de la serie de televisión, lo cual tiene su parte positiva y su parte negativa. Por un lado, los “trekkies” incondicionales disfrutarán con su visionado, reconociendo la esencia más profunda de una odisea que triunfó hace décadas. Por el otro, quienes aspiren a encontrar un mensaje novedoso, saturados de la mera reiteración de situaciones, saldrán más decepcionados.
Asistimos, en definitiva, a una demostración de energía y capacidad en lo relativo a la creación visual y a la narración amena, pero echamos en falta una mayor creatividad en el guion, relegado a un segundo plano. Valentía y osadía en los aspectos técnicos, pero cierta cobardía en el contenido del relato, que resulta excesivamente repetitivo. Aun así, cumple con los requisitos para ser calificado de producto veraniego apto para ese público esencialmente juvenil que acude a la sala de proyección con la bolsa de palomitas.
El elenco de actores no varía. Chris Pine da vida una vez más al capitán Kirk, Zachary Quinto (quizás el más destacado, y a quien podremos ver en breve en la última película de Oliver Stone sobre el “Caso Snowden”) es el comandante Spock y Zoe Saldana interpreta a la teniente Uhura. Pese a su discreta recaudación (unos doscientos millones de dólares tras una inversión de más de ciento ochenta), ya se anuncia otra futura entrega para dentro de pocos años. El cine terminará aniquilando al cine.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
1 de septiembre de 2016
1 de septiembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a resumir el argumento porque muchos lo han hecho antes que yo. Solo comentar que en esta ocasión se enfrentan de nuevo a un enemigo alienígena (?) cuando intentaban hacer lo correcto... ¿Os suena, o no? Y aún así, es diametralmente distinta a las dos anteriores.
La madurez del reparto después de casi una década con estos personajes se refleja especialmente en Chris Pine como un ya no tan niño James Kirk (en una escena en concreto, caminando y de espaldas, me pareció estar viendo a William Shatner). Al principio de la película le vemos casi cansado, encerrado en un bucle de días que se repiten y una pérdida palpable del objetivo y la motivación que le llevaron a intentar ser capitán de una nave estelar. Tal como dijo Bones, "debes dejar de ser tu padre y empezar a entender qué significa ser James". Jim tomará una decisión sobre su futuro cuando termine la misión en curso, aunque tal vez la escaramuza en la que se va a ver envuelto le haga replantearse dicha decisión. Pine sigue siendo un Kirk divertido, carismático y cada vez más natural en su papel de capitán de la Enterprise.
En esta ocasión se explora una relación que hasta ahora había quedado más abandonada en la nueva saga: hablo de McCoy y Spock, una amistad que en su momento formó parte del triunvirato de oro y que quedaba muy en el aire, muy desdibujada. En esta ocasión disfrutamos de dos aventuras para ambos en diferentes momentos de la película y produce una especie de "satisfacción" al igualar a McCoy al siempre presente dúo de Kirk y Spock. Como siempre, el contraste entre Spock y Bones se plasma con química increíble entre Zachary Quinto y Karl Urban.
Muchos han apuntado, en mi opinión acertadamente, que sigue el esquema de un capítulo estándar de la serie. ¿Y eso es malo POR...? Es una serie icónica de los 60s que arrastra una legión de fans con nombre propio desde hace medio siglo. Algo debió hacer bien en su momento, y no me parece descabellado ni "fácil" crear un largometraje de dos horas con esa base pero todas las mejoras tecnológicas disponibles y un tono adaptado a nuestro tiempo.
No se puede negar que se ha notado el cambio de director, pero si para bien o para mal es más difícil de juzgar. Bien es cierto que el guión tiene algunos agujeros (socavones) argumentales importantes, aunque la integridad y el respeto a la personalidad de los protagonistas ayuda a hacerlos olvidables.
En lo visual es como siempre un portento. En particular me dejó alucinada el diseño de la base espacial de Yorktown, con una arquitectura hermosa, retorcida e imposible. No es de extrañar que los patrones de gravedad fueran tan complejos y volubles. Ese minuto largo en el que solo observamos la estructura y los detalles de Yorktown es un orgasmo para los sentidos. Y la banda sonora, más sutil en unos momentos que en otros, es digna de admirar.
Sigue destilando humor, me encontré riendo a carcajadas en no pocas ocasiones, aunque prácticamente todas fueron respecto al trío de oro.
El villano, interpretado por Idris Elba, no llega a la altura del Khan de Cumberbatch en la anterior, pero es que... tsh, eso era prácticamente imposible. Me reservo mi opinión hasta verla en versión original.
Los guiños a la serie original son innumerables, como se espera en una fecha señalada como son las Bodas de Oro. Hay que ser muy friki de la serie para pillarlas todas (y seguro que incluso así se escapan muchas...).
Bonito el homenaje a la tripulación original y a Leonard Nimoy. Y, aunque más escueto debido a la cercanía en el tiempo, también a Anton Yelchin, siendo esta su última película con vida. Afortunadamente tiene un buen tiempo en pantalla.
En resumen, una más que interesante continuación. No sé como la juzgará el tiempo, pero en el cine yo estaba que brincaba sobre el asiento. La disfruté enormemente.
A por la cuarta.
La madurez del reparto después de casi una década con estos personajes se refleja especialmente en Chris Pine como un ya no tan niño James Kirk (en una escena en concreto, caminando y de espaldas, me pareció estar viendo a William Shatner). Al principio de la película le vemos casi cansado, encerrado en un bucle de días que se repiten y una pérdida palpable del objetivo y la motivación que le llevaron a intentar ser capitán de una nave estelar. Tal como dijo Bones, "debes dejar de ser tu padre y empezar a entender qué significa ser James". Jim tomará una decisión sobre su futuro cuando termine la misión en curso, aunque tal vez la escaramuza en la que se va a ver envuelto le haga replantearse dicha decisión. Pine sigue siendo un Kirk divertido, carismático y cada vez más natural en su papel de capitán de la Enterprise.
En esta ocasión se explora una relación que hasta ahora había quedado más abandonada en la nueva saga: hablo de McCoy y Spock, una amistad que en su momento formó parte del triunvirato de oro y que quedaba muy en el aire, muy desdibujada. En esta ocasión disfrutamos de dos aventuras para ambos en diferentes momentos de la película y produce una especie de "satisfacción" al igualar a McCoy al siempre presente dúo de Kirk y Spock. Como siempre, el contraste entre Spock y Bones se plasma con química increíble entre Zachary Quinto y Karl Urban.
Muchos han apuntado, en mi opinión acertadamente, que sigue el esquema de un capítulo estándar de la serie. ¿Y eso es malo POR...? Es una serie icónica de los 60s que arrastra una legión de fans con nombre propio desde hace medio siglo. Algo debió hacer bien en su momento, y no me parece descabellado ni "fácil" crear un largometraje de dos horas con esa base pero todas las mejoras tecnológicas disponibles y un tono adaptado a nuestro tiempo.
No se puede negar que se ha notado el cambio de director, pero si para bien o para mal es más difícil de juzgar. Bien es cierto que el guión tiene algunos agujeros (socavones) argumentales importantes, aunque la integridad y el respeto a la personalidad de los protagonistas ayuda a hacerlos olvidables.
En lo visual es como siempre un portento. En particular me dejó alucinada el diseño de la base espacial de Yorktown, con una arquitectura hermosa, retorcida e imposible. No es de extrañar que los patrones de gravedad fueran tan complejos y volubles. Ese minuto largo en el que solo observamos la estructura y los detalles de Yorktown es un orgasmo para los sentidos. Y la banda sonora, más sutil en unos momentos que en otros, es digna de admirar.
Sigue destilando humor, me encontré riendo a carcajadas en no pocas ocasiones, aunque prácticamente todas fueron respecto al trío de oro.
El villano, interpretado por Idris Elba, no llega a la altura del Khan de Cumberbatch en la anterior, pero es que... tsh, eso era prácticamente imposible. Me reservo mi opinión hasta verla en versión original.
Los guiños a la serie original son innumerables, como se espera en una fecha señalada como son las Bodas de Oro. Hay que ser muy friki de la serie para pillarlas todas (y seguro que incluso así se escapan muchas...).
Bonito el homenaje a la tripulación original y a Leonard Nimoy. Y, aunque más escueto debido a la cercanía en el tiempo, también a Anton Yelchin, siendo esta su última película con vida. Afortunadamente tiene un buen tiempo en pantalla.
En resumen, una más que interesante continuación. No sé como la juzgará el tiempo, pero en el cine yo estaba que brincaba sobre el asiento. La disfruté enormemente.
A por la cuarta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-Llevaba tiempo esperando que introdujeran en alguna saga millonaria un personaje como Jayla. Personaje original, con una historia, una motivación, carisma... y que, por una vez, no es abocada a lo fácil para ser el interés amoroso de algunos de los protagonistas (aunque al final de la película ella y Scotty casi parecían un matrimonio, si se me permite el comentario).
-El momento en el que Spock se da cuenta de que básicamente le ha dado un rastreador a Nyota es descojonante.
-Reventar al enemigo a ritmo de rock (literalmente) es con diferencia lo más genial y a la vez surrealista que he visto en mucho tiempo. Olé.
-"No sé qué haría él [Kirk] sin usted [Spock]". Pues morirse, Leonard, básicamente. Aunque con menos minutos de metraje, la relación entre Kirk y Spock sigue un escalafón por encima de las demás.
-"¿De verdad vais a volver allí arriba?" Por sus caras, Bones, yo diría que sí.
P.D. Sigo esperando ver, aunque sea fugazmente, a Kirk y Spock jugando al ajedrez tridimensional.
-El momento en el que Spock se da cuenta de que básicamente le ha dado un rastreador a Nyota es descojonante.
-Reventar al enemigo a ritmo de rock (literalmente) es con diferencia lo más genial y a la vez surrealista que he visto en mucho tiempo. Olé.
-"No sé qué haría él [Kirk] sin usted [Spock]". Pues morirse, Leonard, básicamente. Aunque con menos minutos de metraje, la relación entre Kirk y Spock sigue un escalafón por encima de las demás.
-"¿De verdad vais a volver allí arriba?" Por sus caras, Bones, yo diría que sí.
P.D. Sigo esperando ver, aunque sea fugazmente, a Kirk y Spock jugando al ajedrez tridimensional.
23 de septiembre de 2016
23 de septiembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de la repetición del argumento de las anteriores producciones, Star Trek consigue sacar adelante cualquier atisbo de entretenimiento gracias a la dirección de Justin Lin, director ya familiarizado con películas de acción al más puro estilo Fast and Furious. Aunque duela compararla con "Rapidos y furiosos" no deja de ser una película con un guion sin ataduras ni rupturas, todo es convencional, Idris Elba hace de villano convencional, J.J Abrams hace de productor convencional, Chris Pine hace de héroe convencional y nosotros tenemos que convencernos de que nos gusta lo convencional.
Pero, lo que hace especial a esta tercera entrega es el reencuentro con la serie original; con escenas y diálogos similares e incluso ciertas referencias más que literales que no te dejarán indiferente.
La nostalgia y la acción se combinan para proporcionar 2 horas del mejor cine "palomitero" que tendremos en nuestras salas de cine este verano.
7/10
Pero, lo que hace especial a esta tercera entrega es el reencuentro con la serie original; con escenas y diálogos similares e incluso ciertas referencias más que literales que no te dejarán indiferente.
La nostalgia y la acción se combinan para proporcionar 2 horas del mejor cine "palomitero" que tendremos en nuestras salas de cine este verano.
7/10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena en la que Chris Pine dice "Lets make some noise" es sin duda una de las mejores secuencias de accion pura del 2016.
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