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Solo Dios perdona

Thriller. Drama En Bangkok, el joven Julian, un fugitivo de la justicia estadounidense, dirige un club de boxeo tailandés que actúa como tapadera para tráfico de drogas. Su madre, jefa de una poderosa organización criminal, desembarca procedente de Estados Unidos para repatriar el cuerpo de su hijo favorito, Billy: el hermano de Julian ha sido asesinado tras haber violado y matado salvajemente a una joven prostituta. Llena de odio y deseo de venganza, ... [+]
Críticas 155
Críticas ordenadas por utilidad
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8
6 de noviembre de 2013 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me costó creer los primeros comentarios que suscitó en sus primeros pases Sólo Dios Perdona. Nicolas Winding Refn me parecía, y me sigue pareciendo, uno de los directores más interesantes del cine de hoy, un creador arriesgado y formalmente impecable que sin haber realizado aún la que probablemente sea su obra maestra, tiene un futuro prometedor, brillante, si se mantiene fiel a su estilo.

Y en Sólo Dios Perdona ha sido fiel a ese estilo. Tengo la sensación que el boom de Drive provocó una expectación por la siguiente película de Refn que se ha disparado demasiado. También creo que muchos de los que han criticado Sólo Dios Perdona desconocen en general la carrera de este director, que va desde una trilogía pulp (Pusher), a una aventura casi muda y performática de salvajes y cristianos (Valhalla Rising), una tragedia revestida de cómic y farsa (Bronson), y Drive, puede que su cinta más redonda, pero también es la que más concesiones hace al cine comercial.

Sólo Dios Perdona es pues una evolución lógica en la carrera del realizador danés, un complemento absolutamente coherente con su recorrido, que aúna, en un solo filme, recursos propios de Kubrick, Tarantino, Lynch y el propio Refn, ahí es nada... Muchos odiarán esa pretensión, pero debajo de ella está el deseo, mucho más sencillo creo yo, de hacer un manga con estilo, un divertimento sofisticado desde la imagen y el tono, en el que no importa demasiado lo que se cuenta, sino cómo se cuenta. Por eso la fotografía, el diseño de producción (que recrea ese terrorífico y enrarecido Bangkok, más un purgatorio que un lugar físico), la música y el código que manejan los actores, dice mucho más que el guión, que sí, podría haber sido más complejo, pero entonces estaríamos hablando de otra película, de otra historia, de otra concepción, no de ésta.

Nicolas Winding Refn es un creador original, un maestro de la atmósfera y un excelente director de actores. Aquí todos están extraordinarios, desde un impertérrito Ryan Gosling (al que muchos empezarán a acusar de repetirse, pero su mirada es meridiana, e imprime una capacidad para el detalle única), hasta una soberbia Kristin Scott Thomas, en un personaje opuesto al que suelen ofrecer a esta impresionante actriz, y que, cómo no, borda (suyos son algunos de los momentos más tensos de una película que es puro clímax constante).

La violencia, la ambigüedad, el absurdo, la venganza, el rencor, el honor… todo eso aparece en esta película, pero lo mejor que se puede hacer con ella es verla como quien lee un manga muy bien dibujado: admirando su forma y no pidiendo más contenido del que ni la propia historia quiere alcanzar.
3
21 de febrero de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El bueno de Nicolas después de la gran revelación que fue Drive quiso seguir exprimiendo a más no poder el gran personaje que creo para dicho film, pero se quedo solamente en eso, en el personaje. Una película lenta, pero a diferencia de Drive, esta es la lentitud que te aburre y no tiene sentido, en cambio en la otra casi ni se percibe, es más, se disfruta acompañada de la maravillosa banda sonora. Personajes y escenas casi Tarantinescas. Como dije en mi crítica a Drive, en esa película la violencia se mostraba de una manera elegante, sutíl, por llamarlo de alguna manera, se insinuaba más de lo que se mostraba; aca roza lo Tarantinesco y lo burdo.
Y que me cuentan del Jefe de la policia?, una especie de Jigsaw, pero en versión lamentable.
La fotografía muy buena...y?, con eso solo no me alcanza.
Lo mejor o lo menos malo, es el personaje de Kristin, debo reconocer que estaba atractiva.
Espero que no intente seguir exprimiendo a Driver, ya dio todo y lo disfrutamos.
Dejaste la vara muy alta con Drive, espero y deseo que no sea tu techo, creo que hay mucho talento en ese cerebro aún.
8
25 de mayo de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a procurar ser breve, aunque luego siempre me termino extendiendo. Primero haré un inciso de qué me ha parecido la película, y luego pasaré a incidir en las críticas que ha recibido, o como yo digo, dar otra perspectiva a los indignados.

LA PELÍCULA

- Winding Refn creo que se ha tomado muy en serio desde "Drive" tratar de transmitirnos su idea acerca de personajes oscuros, marcados dramáticamente por un pasado, como es éste caso, y en el que casi todos los personajes permanecen estáticos e hieráticos (inexpresivos 100%, como he leído por ahí, cosa que no me parece del todo cierta). No tengo nada que decir técnicamente con respecto a la película, porque en esos aspectos se lleva un 10, quizás el guión debería haber tenido algo más de diálogo y de chica para mi gusto. No puedo considerarla una película expermiental, pero lo cierto es que podría serlo en algunos aspectos. Para empezar, a Windign Refn, por lo que sé de él, partiendo de "Drive", le interesan los detalles visuales, no explicativos. Si Woody Allen es el genio del diálogo explicativo, Winding Refn es todo lo contrario, y me parece bien, cada uno tiene que tener su propio estilo. Hay un inequívoco fallo, por parte del espectador, no consideremos a Julian (interpretado excelentemente, por Gosling) el protagonista, sino más bien el antagonista, aunque cuesta no ver en el policía (Pansringarm) una figura que no sea antagónica, mediante su justicia desmedida contra los criminales. Lo cierto es que la sinopsis original antes de que se rodase, si mal no recuerdo, transmitía la idea de que un policía tenía que atrapar a un peligroso gángster, que era Gosling. Claro que una vez ves la película, te das cuenta de que el gángster no es tan malo, y el policía no es tan bueno, y viceversa, el gángster no es tan bueno, y el policía no es tan malo. "Sólo Dios perdona" es un trauma, el trauma de un hombre violento y oscuro, de un Caín que perdió el favor de Dios al cometer un patricido para con su madre (Spoiler lo sé), una madre (brillante Scott Thomas) manipuladora, vilenta a su manera, maquiavélica, y seductora, un perfecto ejemplo de femme fatale contemporáneo. Quien espere una película de tiros, (que los hay), de peleas (que la hay), de personajes duros y contundentes (que los hay), tal vez, solo tal vez, ésta no sea su película.

LA CRÍTICA

Exagerada ,desmedida, subjetiva... me quedo corto de adjetivos. La película es violenta, por supuesto, pero no hasta el extremo de cuantos críticos de diarios profesionales dicen, "Uno de los nuestros" o "Casino", son muchísimo más violentas que ésta película. A parte de que la misma alcanza gracias a su maravillosa fotografía, un estado de simbiosis mutuo, que la vuelve poética. Hay muchas escenas que sobran, y que deberían sumar en cuanto diálogo, de donde se extraen pocas frases que merezcan la pena, aunque hay algunas líneas de Scott Thomas que son muy buenas. Ritmo lento, un poco quizás, pero no tanto como se decía, y hay escenas que ganan verdadera potencia visual, como el intento de asesinato al policía, que bebe directamente del mejor neo-noir. No obstante, debo agradecer a las críticas el que estén presentes, dado que de lo contrario, jamás me habría dignado a ver ésta película, y solo tal vez, tal vez no habría sido mi película. Tal vez no sea una obra maestra, pero es buena, y me gustó, me dejó en qué pensar.
9
22 de junio de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es cierto que la historia de Solo Dios Perdona es escasa y "simple", pero realmente está llena de detalles y matices que gracias a la calidad plástica de la obra, brillan.

Es precisamente en ese apartado en el que más destaca el filme de Widding Renf, en su fotografía, repleta de colores vibrantes que representan a la perfección la noche tailandesa.

La realización junto a la música están también perfectamente alineadas, y la actuación, aunque con cierto histrionismo típico de las películas del director, también es sobresaliente.
10
3 de noviembre de 2014
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Películas que te fascinan hasta el punto de verlas y volverlas a ver varias veces; hasta el punto de exprimirlas y agotarlas; hasta el punto de acabar realmente harto de ellas tras haberlas interiorizado. Me ocurrió con “Drive”. Y también, cómo no, con “Sólo Dios perdona”, que a mi juicio es, a día de hoy, la cumbre de su director por sublimar sus obsesiones, su estilo, su manera de entender el arte y las emociones. En paralelo: las bandas sonoras de Cliff Martínez escuchadas en bucle, al borde del colapso auditivo de un servidor. Embriagado, en fin, por lo que proyecta el cine: imágenes y sonidos agitándose en mi interior, colmado por el artefacto audiovisual que me ha perforado la mente y el corazón. Visualizas escenas y tarareas las composiciones de Martínez: extraes la ficción y te la llevas a cuestas durante el día. Entras en la película y la película entra en ti mediante un diálogo entre obra y espectador que, por desgracia, resulta poco frecuente. Porque a veces uno siente que ese producto ha sido elaborado para sí mismo.

En breve, la definiría como una avasalladora experiencia sensorial de numerosas ramificaciones y significados a partir de parábolas que envuelven toda la narración en un claro tono de pesadilla enfatizada al límite. Obra esencialmente simbólica y de estética agresiva que parte del cine de género (es otro western, otra venganza) y transmite no desde el diálogo ni desde un desarrollo argumental extenso y complejo, sino a base de una trama sencilla, de decisiones formales minuciosas y de personajes (o más bien entidades) de apariencia arquetípica pero fondo potente, extremadamente turbio, de gestos inexistentes o excesivos, que proyectan muchos recovecos primarios, esenciales, de la condición humana. Y ahí, como lienzo casi en blanco, el espectador ha de participar, rellenar huecos y sentir, sobre todo por lo que se refiere a un primer tercio introspectivo que nos va zambullendo en los pozos íntimos de Julian.

Desmenuzada plano a plano, estoy seguro de que podríamos interpretar multitud de emociones, sensaciones y traumas que se ocultan tras las sombras y la gama, nada casual, de colores saturados (palpitantes, incluso) de Larry Smith: también tras las notas de una música que apoya y enriquece la narración, que la lleva a otro nivel de consciencia, que acompaña el pausado tempo al límite de la contemplación o de lo ritual. Terreno minado sobre el que proyectar miedos, pasiones, mutilaciones afectivas y hasta sueños masculinos. Desde la naturaleza del cine de género (suerte de western febril, ya lo decía, en un espacio vivo como Bangkok), y sin pretender explayarse en sus resortes más característicos, se expande en direcciones que abarcan el mito de Edipo, la redención, el pecado, la culpa, el castigo, la sumisión, el retorno al útero, la búsqueda del infierno como presagio, la castración, el duelo, la ensoñación, la inadaptación, la violencia descarnada, el código ético, etc… Más que en “Drive”, que es el referente popular más próximo en el tiempo, aquí los elementos genéricos le sirven a Winding Refn para tratar conceptos elementales desde un enfoque mucho más cercano a la abstracción de “Valhalla Rising”, lo que supone un nuevo cambio de tercio alejado de cualquier postura acomodaticia.

¿El precio a pagar? El rechazo de gran parte del público y de la crítica. Las acusaciones de pretenciosidad (¿es per se algo malo?). También el peligro de ser ridiculizado, parodiado; incomprendido. Pero me parece muy loable el riesgo que asume, y que denota o bien su determinación de conservar una independencia creativa innegociable o bien su locura contagiosa de autor de corte kamikaze. Despojado de los referentes reconocibles (y asumibles) de “Drive”, aquí, desde un mínimo, despliega una sensorialidad radical que se multiplica en capas de significado filtradas por la propia experiencia/sensibilidad del espectador. Entiendo, en todo caso, las reticencias, pues hay pocos asideros a los que agarrarse y el desconcierto no puede ser mayor. No sería de extrañar que el tiempo la ponga en su lugar y dentro de unos años sea percibida de otra manera (o no).

Espectros en Bangkok, al fin y al cabo.

http://videodrome.wordpress.com/
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