Producción estadounidense, por el momento una temporada con 8 capítulos de una hora que nos meten de lleno en el mundo fantástico creado en las novelas de Robert Jordan. Tenía muy pocas espectativas, pues últimamente el género fantástico me decepciona mucho, pero no ha sido así en este caso. La trama es buena, bien hilada, los personajes sólidos , y el mundo, sin llegar a ser "La Tierra Media", atrapa. Me ha resultado entretenida y visual como pocas. Espero con ganas la siguiente temporada...

La primero temporada le pueden criticar que no se apega a los libros, que puede ser por momentos algo lenta, que si algunos efectos, que si esto y lo otro, pero aun así me gustó, ya que solo soy un casual que me gusta la fantasía y la ciencia ficción y solo quiero pasar un buen rato.

Pero lo de lo segunda temporada, es otro nivel, no solo por los mejores efectos, sino porque la historia empieza a presentar giros, personajes, y situaciones cada vez más interesantes, sorpresivos, es entrar en otro universo. Supongo que eso se debe a la excelente obra en la que está basada. No es cruel como juego de tronos, pero si te puede llegar a sorprender y mostrar cosas que no se suelen ver en series corrientes. Además de que es una serie adulta.

Entiendo que la baja nota se debe a que no será tan fiel a los libros, no te dejes engañar, si eres fan del genero, la primera te entretiene, pero la segunda temporada, te hace fan.

Voy por el capítulo 5 de la tercera temporada y si mañana anuncian su cancelación definitiva o que sencillamente no puedo terminar esta temporada, mi reacción sería la misma que cuando pierdes un calcetín feo en la lavadora: absolutamente nada. Esta serie ha logrado una hazaña que parecía imposible: convertir una historia de dimensiones épicas en un largo bostezo con presupuesto alto.

El “Dragón Renacido”, figura mesiánica central, es un tipo tan insípido que podrías confundirlo con una patata cocida sin sal, sin aceite, sin nada. Y no está solo. Esa textura emocional blanda y anodina se extiende como una plaga al resto del reparto. Ni siquiera la divina Rosamund Pike, que podría interpretar un semáforo y hacerlo creíble, logra sostener esta historia con su porte elegante. Su talento queda atrapado en un guion que da vueltas sobre sí mismo como una rueda... que no avanza.

El villano, ese Señor Oscuro omnipresente pero ausente, lleva tres temporadas anunciando su llegada como si fuera una notificación de paquete en camino. Solo que aquí el “en reparto” parece eterno. Y mientras tanto, los protagonistas se desperdigan y se reencuentran una y otra vez como si la serie necesitara justificar su mapa en cada episodio, sin generar ninguna emoción real. Para rematar, aparecen personajes secundarios que supuestamente tienen un pasado relevante con los principales... pero ni me acuerdo de quiénes son, qué hicieron o por qué debería importarme.

Cada episodio promete tensión, desarrollo y conflicto, y cada uno entrega escenas largas y planas y revelaciones que se desinflan a los cinco minutos. Es como si la serie quisiera estirar una épica sin tener claro hacia dónde va. El envoltorio parece bonito (si no te fijas mucho ni eres muy entendida), pero el contenido... es tan etéreo como la niebla.

Hubo algún momento puntual en el que había alguna tensión y parecía que la cosa iba ya a arrancarse, ... pero no, vuelta a lo mismo.

Quizá la profecía sea cierta y el Dragón vaya a salvar el mundo. Pero para entonces, yo ya me habré pasado a otra serie que no me deje la sensación de estar atrapada en una espera eterna.

Sin duda, esta serie será un ejemplo de que un gran presupuesto no implica un gran producto. Realmente no tiene ningún aspecto que destaque o que le otorgue calidad al producto final. Es más, estamos ante una serie que si nadie nos dijese que es de Amazon o que es la adaptación de unas novelas, pensaríamos que se trata de una serie B.

Dejando a un lado los libros, a la trama tal y como se cuenta, le falta chispa. Le falta ese “algo” que hace que una serie enganche y eso se nota.

Los personajes. La sra. Pike es la reina de la inexpresividad, siempre con la misma cara de cera. El resto de actores tienen muy poco carisma y es una sentencia de muerte para la serie. Esto nos lleva a un punto en que no empatizas con ninguno, y te da lo mismo que los matasen a todos. Las comparaciones son odiosas pero si comparamos el carisma de los actores de Juego de Tronos es que no hay color.

Los decorados y los paisajes se ven demasiado artificiales. Cuesta horrores sumergirse en ese universo, todo parece demasiado irreal. Mención aparte la caracterización de los trollocs, poco creíble. Todo muy serie B.

En fin, ni la trama engancha ni los personajes tampoco. Que nos queda? Un producto totalmente olvidable. El tiempo lo dirá.

Historia lenta y aburrida, actores y actrices que no pasarían el casting ni de "Al salir de clase", diálogos sonrojantes, efectos de peli de serie B y los ya últimamente imprescindibles mensajitos feminazis de mujer buena hombre malo...
No es que no le llegue a Juego de Tronos ni a la suela, por mucho que algún crítico a sueldo las quiera comparar, es que puede ser perfectamente la peor serie norteamericana que se haya visto en la historia. Asombrante que Rosamund Pike se gane la vida como actriz y que cada episodio tenga 10 millones de presupuesto.