El desprecio
7.3
6,911
Drama
Paul Javal (Michel Piccoli), un dramaturgo francés, acepta reescribir algunas escenas para "La Odisea", una película que se va a rodar en Capri bajo la dirección del renombrado director alemán Fritz Lang (Fritz Lang). En un primer encuentro con el productor norteamericano, el arrogante Prokosch (Jack Palance), el escritor deja que su mujer, la bella Camille (Brigitte Bardot), se vaya en el coche con el productor a la finca de éste. Este ... [+]
6 de diciembre de 2024
6 de diciembre de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta vistosa película trata esencialmente de los problemas de un matrimonio y de las visiones rivales de cómo contar la historia de la época griega "La Odisea" de Homero. El resultado es una mirada agradable a la industria cinematográfica, con un actor de Hollywood: Jack Palance, Fritz Lang interpretándose a sí mismo, Godard como su asistente y Bardot como escenario maravilloso y extremadamente atrayente. Camille (Brigitte Bardot) tiene unos pies hermosos que su esposo Paul Javal (Michel Piccoli) encuentra realmente atractivos. También tiene unas perfectas rodillas que a él le encantan y un busto y trasero que adora, y se lo dice cuando la ve en el espejo. No satisfecho con el guión de su nueva película, el productor Jeremy Prokosch (Jack Palance) contrata al guionista Paul Javal para escribir uno nuevo. Javal parece ignorar el obvio interés de Prokosch por su bella esposa Camille. Más tarde, el matrimonio del escritor francés se deteriora mientras están trabajando en la versión de Fritz Lang de "La Odisea", ya que su esposa lo acusa de usarla para servir de cortejo al impetuoso productor estadounidense de la película. ¡Bardot en su mejor momento, atrevido, descarado! ¡Disfrutando en Roma, retozando en Capri... sacudiendo incluso a la hastiada jet-set internacional en su búsqueda del amor! . ¡Más atrevido! ¡Más descarado! ¡Y mucho, mucho más Bardot!. Desde "Y Dios creó a la mujer" no había tanta Bardot... tanta magia, tanto misterio, el magnetismo animal que la ha convertido en la mujer más fascinante de la pantalla. ¡Bardot es la belleza del cuerpo... ella lo sabe... y lo demuestra!
La cinta es pasable y bastante aceptable, pero resulta algo aburrida y se hace demasiado larga, debido a la lentitud con la que se desarrolla, sin apenas incidentes dignos de mención, generalmente tratando de las discusiones de un matrimonio durante el rodaje de una película, los usualmente contenciosos diálogos no tienen mucho sentido, son inocuos y carecen de interés. Perteneciente al periodo más interesante de Jean-Luc Godard, se trata de una adaptación de una novela de Alberto Moravia, ¨Un fantasma a mediodía¨ sobre la degradación de un grupo de personas que se miran y se juzgan y que a su vez son miradas y juzgadas por el cine. Por primera vez en la obra de Godard aparece el tema de la relación entre el cine y la vida, algo que será una constante en su polifrica filmografía a través de su también larga vida. La trama gira en torno a los problemas profesionales de un escritor que se mezclan con el creciente desprecio que siente su mujer por él. Godard hace un estudio de la falta de comunicación con personajes condenados al fracaso. Despliega un gran reparto donde junto a la joven Brigitte Bardot que brilla en sus continuas escenas de desnudo que constituyeron un escándalo mayúsculo para la época, el infatigable Michel Piccoli apareciendo como su despechado marido lleno de dudas sobre el guión cinematográfico, el ambicioso productor interpretado en su estilo habitual por el siempre peculiar Jack Palance, una bella Giorgia Moll como asistente del productor y traductora, así como el clásico director hollywoodiense Fritz Lang interpretándose a sí mismo mientras rueda una ardua y complicada película sobre la Odisea de Homero. Fritz Lang tenía 73 años cuando hizo la película. Una de las razones por las que no había dirigido en algunos años (su última película fue Los 1.000 ojos del Dr. Mabuse (1960)) era porque estaba prácticamente ciego en esa etapa de su vida.
En ¨Le Mépris¨ o ¨El desprecio¨ destaca la colorida y soleada cinematografía en Cinemascope de Raoul Coutard, considerado el camarógrafo principal de la 'Nouvelle Vague', filmada en varias locaciones costeras italianas como: Isla de Capri, Nápoles, Campania, Roma, Lacio, Italia, Casa Malaparte, Isla de Capri, Nápoles, Campania, (villa en el mar, exteriores e interiores) y otros escenarios interiores en Cinecittà Studios, Cinecittà, Roma, Lacio, Italia. Así como una encantadora y sensible banda sonora de Georges Delerue (y el no acreditado Piero Piccioni) compuesta en estilo musical clásico. El largometraje fue dirigido profesionalmente por Jean-Luc Godard; sin embargo, las situaciones absurdas y de ritmo lento y las escenas erráticas te dejan un poco desconcertado. Jean-Luc Godard tenía curiosidad por hacer una producción de gran presupuesto. Más tarde confesó que odiaba hacer la cinta. Siendo la séptima película más exitosa de 1963 en la taquilla francesa; una decepción para Brigitte Bardot, pero fue el mayor éxito comercial de Jean-Luc Godard. El rodaje se vio interrumpido con frecuencia por los paparazzi que perseguían a Brigitte Bardot, que en ese momento era una de las mayores estrellas del mundo. El primer largometraje de Jean-Luc Godard fue À bout de souffle o Sin aliento (1960) que lo catapultó a la vanguardia de los directores franceses. Esta película de bajo presupuesto estableció el estilo experimental de Jean-Luc Godard en Brecht. À bout de souffle (1960) fue filmada en locaciones reales de París por el camarógrafo Raoul Coutard, habitual de Godard y debut cinematográfico de Jean Paul Belmondo. A pesar de las noticias que decían lo contrario, Jean-Luc Godard no filmó la película sin una historia; sin embargo, no tenía un guion terminado al principio, sino que escribía las escenas por la mañana y las filmaba ese mismo día. Godard creó varias obras maestras de la Nouvelle vague, como "A Bout De Suffle", "Pierrot Le Fou", "La Chinoise", Le mépris y "Lemmy Caution o Alphaville" que ganó el premio Oso de Oro del 15º Festival Internacional de Cine de Berlín en 1965. Le mépris ó El desprecio (1963) calificación: 5.5/10, es recomendada para entusiastas de la Nouvelle vague ó Nueva Ola (New Wave) y fans de Brigitte Bardot.
La cinta es pasable y bastante aceptable, pero resulta algo aburrida y se hace demasiado larga, debido a la lentitud con la que se desarrolla, sin apenas incidentes dignos de mención, generalmente tratando de las discusiones de un matrimonio durante el rodaje de una película, los usualmente contenciosos diálogos no tienen mucho sentido, son inocuos y carecen de interés. Perteneciente al periodo más interesante de Jean-Luc Godard, se trata de una adaptación de una novela de Alberto Moravia, ¨Un fantasma a mediodía¨ sobre la degradación de un grupo de personas que se miran y se juzgan y que a su vez son miradas y juzgadas por el cine. Por primera vez en la obra de Godard aparece el tema de la relación entre el cine y la vida, algo que será una constante en su polifrica filmografía a través de su también larga vida. La trama gira en torno a los problemas profesionales de un escritor que se mezclan con el creciente desprecio que siente su mujer por él. Godard hace un estudio de la falta de comunicación con personajes condenados al fracaso. Despliega un gran reparto donde junto a la joven Brigitte Bardot que brilla en sus continuas escenas de desnudo que constituyeron un escándalo mayúsculo para la época, el infatigable Michel Piccoli apareciendo como su despechado marido lleno de dudas sobre el guión cinematográfico, el ambicioso productor interpretado en su estilo habitual por el siempre peculiar Jack Palance, una bella Giorgia Moll como asistente del productor y traductora, así como el clásico director hollywoodiense Fritz Lang interpretándose a sí mismo mientras rueda una ardua y complicada película sobre la Odisea de Homero. Fritz Lang tenía 73 años cuando hizo la película. Una de las razones por las que no había dirigido en algunos años (su última película fue Los 1.000 ojos del Dr. Mabuse (1960)) era porque estaba prácticamente ciego en esa etapa de su vida.
En ¨Le Mépris¨ o ¨El desprecio¨ destaca la colorida y soleada cinematografía en Cinemascope de Raoul Coutard, considerado el camarógrafo principal de la 'Nouvelle Vague', filmada en varias locaciones costeras italianas como: Isla de Capri, Nápoles, Campania, Roma, Lacio, Italia, Casa Malaparte, Isla de Capri, Nápoles, Campania, (villa en el mar, exteriores e interiores) y otros escenarios interiores en Cinecittà Studios, Cinecittà, Roma, Lacio, Italia. Así como una encantadora y sensible banda sonora de Georges Delerue (y el no acreditado Piero Piccioni) compuesta en estilo musical clásico. El largometraje fue dirigido profesionalmente por Jean-Luc Godard; sin embargo, las situaciones absurdas y de ritmo lento y las escenas erráticas te dejan un poco desconcertado. Jean-Luc Godard tenía curiosidad por hacer una producción de gran presupuesto. Más tarde confesó que odiaba hacer la cinta. Siendo la séptima película más exitosa de 1963 en la taquilla francesa; una decepción para Brigitte Bardot, pero fue el mayor éxito comercial de Jean-Luc Godard. El rodaje se vio interrumpido con frecuencia por los paparazzi que perseguían a Brigitte Bardot, que en ese momento era una de las mayores estrellas del mundo. El primer largometraje de Jean-Luc Godard fue À bout de souffle o Sin aliento (1960) que lo catapultó a la vanguardia de los directores franceses. Esta película de bajo presupuesto estableció el estilo experimental de Jean-Luc Godard en Brecht. À bout de souffle (1960) fue filmada en locaciones reales de París por el camarógrafo Raoul Coutard, habitual de Godard y debut cinematográfico de Jean Paul Belmondo. A pesar de las noticias que decían lo contrario, Jean-Luc Godard no filmó la película sin una historia; sin embargo, no tenía un guion terminado al principio, sino que escribía las escenas por la mañana y las filmaba ese mismo día. Godard creó varias obras maestras de la Nouvelle vague, como "A Bout De Suffle", "Pierrot Le Fou", "La Chinoise", Le mépris y "Lemmy Caution o Alphaville" que ganó el premio Oso de Oro del 15º Festival Internacional de Cine de Berlín en 1965. Le mépris ó El desprecio (1963) calificación: 5.5/10, es recomendada para entusiastas de la Nouvelle vague ó Nueva Ola (New Wave) y fans de Brigitte Bardot.
30 de diciembre de 2013
30 de diciembre de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada libremente en la novela homónima de Alberto Moravia, en “El desprecio” un escritor que desea ser autor teatral, Paul Javal (Michel Piccoli), acepta la oferta de un productor norteamericano, Jeremy Prokosch (Jack Palance), para escribir un guión sobre “La Odisea” de Homero, un film que va a rodar en Italia Fritz Lang (que se interpreta a sí mismo); el dramaturgo lo acepta sin convicción, sólo por dinero, con el fin de pagar el apartamento en el que vive con su esposa, Camille (Brigitte Bardot), y que tanto gusta a ella. Una reflexión interna sobre el mundo del cine y la pareja, abrigada por una hermosa, romántica e inolvidable música de Georges Delerue.
Planteada así la situación, el film se va desarrollando en torno a la evolución de las relaciones y malentendidos del matrimonio, usando éstas como argumento central, aunque en realidad son el productor y el director los que van a condicionar en gran medida estas relaciones. El film ha sido estructurado de forma que quedasen bien claros los valores que se intentan cuestionar, así, el poder se identifica con el dinero y el autoritarismo encarnados por Prokosch, el productor iracundo, libidinoso y grosero cuya seguridad en sí mismo no proviene sino de su inmenso poder económico. En contraposición a él, está Fritz Lang, el director auténtica representación de la cultura clásica, del orden establecido. “El desprecio” es una tragedia y Lang es el cineasta maestro en la mitología de la tragedia clásica y moderna, ya saben, el destino, el azar, la fatalidad… Además Lang representa el cine en esencia.
Paul, el guionista, enfrentado a ellos es un personaje gris, desprovisto de la seguridad que confieren la cultura a Fritz Lang y el dinero a Prokosch, de quien sin embargo depende económicamente. Paul es un tipo inseguro que se mueve entre sus pretensiones sin llegar a reconocer sus limitaciones, lo cual hace que su esposa le desprecie por sentirse utilizada. El personaje de Camille (B. Bardot) es en mi opinión lo más flojo del film, deambula por la película luciendo su gran belleza, aunque vemos que el personaje de Camille no tiene identidad propia, pero desconocemos si es porque así lo quiere Godard, o más bien me temo, por su deficiente interpretación como actriz.
Lo más interesante de la película se encuentra en las reflexiones culturales que inspira “La Odisea” Lang quiere hacer una película sobre Ulises, que ama a su mujer, Penélope, y no es correspondido por ella, y dice que la felicidad no es una prueba de amor. Eso apunta claramente a la relación del guionista con su esposa y Godard lo aprovecha para poner en escena una serie de preguntas sin respuesta, o que en todo caso la tienen en el tratamiento visual, siempre uno de los puntos fuertes del cineasta: la utilización del plano largo para expresar incomunicación, los fuertes contrastes de colores, la valoración de los espacios vacios y los juegos con el montaje. En este sentido, “El desprecio” significa el difuso punto de encuentro y desencuentro entre lo antiguo y lo moderno. El final de su etapa, estéticamente narrativa para evolucionar hacia un cine más abstracto, más conceptual.
Planteada así la situación, el film se va desarrollando en torno a la evolución de las relaciones y malentendidos del matrimonio, usando éstas como argumento central, aunque en realidad son el productor y el director los que van a condicionar en gran medida estas relaciones. El film ha sido estructurado de forma que quedasen bien claros los valores que se intentan cuestionar, así, el poder se identifica con el dinero y el autoritarismo encarnados por Prokosch, el productor iracundo, libidinoso y grosero cuya seguridad en sí mismo no proviene sino de su inmenso poder económico. En contraposición a él, está Fritz Lang, el director auténtica representación de la cultura clásica, del orden establecido. “El desprecio” es una tragedia y Lang es el cineasta maestro en la mitología de la tragedia clásica y moderna, ya saben, el destino, el azar, la fatalidad… Además Lang representa el cine en esencia.
Paul, el guionista, enfrentado a ellos es un personaje gris, desprovisto de la seguridad que confieren la cultura a Fritz Lang y el dinero a Prokosch, de quien sin embargo depende económicamente. Paul es un tipo inseguro que se mueve entre sus pretensiones sin llegar a reconocer sus limitaciones, lo cual hace que su esposa le desprecie por sentirse utilizada. El personaje de Camille (B. Bardot) es en mi opinión lo más flojo del film, deambula por la película luciendo su gran belleza, aunque vemos que el personaje de Camille no tiene identidad propia, pero desconocemos si es porque así lo quiere Godard, o más bien me temo, por su deficiente interpretación como actriz.
Lo más interesante de la película se encuentra en las reflexiones culturales que inspira “La Odisea” Lang quiere hacer una película sobre Ulises, que ama a su mujer, Penélope, y no es correspondido por ella, y dice que la felicidad no es una prueba de amor. Eso apunta claramente a la relación del guionista con su esposa y Godard lo aprovecha para poner en escena una serie de preguntas sin respuesta, o que en todo caso la tienen en el tratamiento visual, siempre uno de los puntos fuertes del cineasta: la utilización del plano largo para expresar incomunicación, los fuertes contrastes de colores, la valoración de los espacios vacios y los juegos con el montaje. En este sentido, “El desprecio” significa el difuso punto de encuentro y desencuentro entre lo antiguo y lo moderno. El final de su etapa, estéticamente narrativa para evolucionar hacia un cine más abstracto, más conceptual.
27 de septiembre de 2010
27 de septiembre de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película del llamado género del cine dentro del cine: aparece el propio Fritz Lang, haciendo de sí mismo; Brigitte Bardot está arrebatadora, en la plenitud de su belleza; Jack Palance, perfecto en su papel de productor; y Michel Piccoli, no desentona en el suyo de guionista.
Son impresionantes las escenas finales, imágenes rodadas en Capri (de una media hora de metraje, más o menos), de una belleza delumbrante .Estas tomas hechas en una de las más famosas casas de la isla son espectaculares. Los temas tratados en la película son plenamente actuales y los relacionados con el cine: guionistas, directores y productores, mucho más.
Como no podía ser de otra manera, en ella hay muchos guiños al cine.
En definitiva no ha pasado en absoluto el tiempo por ella y puede considerársela como una de las obras maestras del cine.
Son impresionantes las escenas finales, imágenes rodadas en Capri (de una media hora de metraje, más o menos), de una belleza delumbrante .Estas tomas hechas en una de las más famosas casas de la isla son espectaculares. Los temas tratados en la película son plenamente actuales y los relacionados con el cine: guionistas, directores y productores, mucho más.
Como no podía ser de otra manera, en ella hay muchos guiños al cine.
En definitiva no ha pasado en absoluto el tiempo por ella y puede considerársela como una de las obras maestras del cine.
17 de febrero de 2014
17 de febrero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista a tiempo como dije pero no he sacado un rato para comentarla hasta ahora. Hablo de El Desprecio, con la que tengo sensaciones agridulces. No se si es por mi vago conocimiento de Ulises y mitología que toda la comparativa con esa historia y todos esas menciones a dioses y planos de esculturas quizá es lo que más pesado se me hizo, pero me da que es más por el estilo cinematográfico que por falta de información, porque básicamente se entiende lo que nos quiere transmitir.
Interesantes entresijos de la industria del cine que no sólo en la época sino ahora por todo lo que trasciende no debe ser muy diferente sobretodo en la guerra de productores y creadores que vemos aquí aunque el tema central sea una tormentosa relación entre personajes inestables, sobretodo el de Brigitte Bardot que llega a ser realmente desesperante, casi tanto como bella es.
En resumen: una cinta algo irregular, con frases y escenas (la del arranque me parece de gran belleza (no sólo por el cuerpo de ella) y con una canción preciosa aunque acabe cansando de tanto usarla) reseñables pero otros tramos que se hacen más difíciles de digerir y que hablando de la comparativa mencionda de culturas y épocas el final queda lejos del clímax que podría esperarse y puede resultar abrupto e incluso tramposo. Aún así no está mal, tiene cosas muy interesantes.
Nota: 5'5
Interesantes entresijos de la industria del cine que no sólo en la época sino ahora por todo lo que trasciende no debe ser muy diferente sobretodo en la guerra de productores y creadores que vemos aquí aunque el tema central sea una tormentosa relación entre personajes inestables, sobretodo el de Brigitte Bardot que llega a ser realmente desesperante, casi tanto como bella es.
En resumen: una cinta algo irregular, con frases y escenas (la del arranque me parece de gran belleza (no sólo por el cuerpo de ella) y con una canción preciosa aunque acabe cansando de tanto usarla) reseñables pero otros tramos que se hacen más difíciles de digerir y que hablando de la comparativa mencionda de culturas y épocas el final queda lejos del clímax que podría esperarse y puede resultar abrupto e incluso tramposo. Aún así no está mal, tiene cosas muy interesantes.
Nota: 5'5
30 de agosto de 2020
30 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película vibrante que te exige cierto esfuerzo intelectual para disfrutarla plenamente. Si no pones de tu parte, te puede aburrir y/o defraudar.
En las primeros minutos (superado el momento de B.B. desnuda en la cama) se explícita y explica la película que vamos a ver: una versión de los últimos versos de la Odisea. Esa historia se esconde en...¡ella misma!. O sea, se cuenta la versión de un final distinto a la Odisea de Ulises a través de la ficción cinematográfica de la realización de una película de la Odisea. Para lo que se ha contratado al guionista (protagonista).
En esta versión la historia de amor fiel y devoto del original se va a ver puesta en prueba por la realidad. Y no sólo la realidad empresarial y devoradora del mundo del cine sino también la realidad del tedio, del malentendido y de la mala comunicación.
A lo largo de la película nos recordarán esta intención varias veces. Sinceramente, está bien que te lo recuerden. Se tocan tantos temas que, a veces, no estás seguro de cual es la principal intención de Godard con esta película.
Guión, muy bueno. Pero también denso y exigente intelectualmente.
Tenemos una descripción algo pesimista y amarga de las relaciones de pareja y del matrimonio (ver zona spoiler).
Tenemos una versión antiromántica de la Odisea (ver zona spoiler).
Tenemos metacine, cine dentro del cine, para describir un mundo de dinero, intereses y miserias del que se sólo se salva Fritz Lang (haciendo de él mismo) para hablar del cine como arte y como vehículo de expresión; aunque no tan ingenuo como para negar la importancia del dinero. De hecho su diálogo, en la presentación de los personajes al principio, lo define como un "dios griego" por encima de los afanes y vanidades de los que están debajo. No interviene en el drama, sólo lo mira desde la distancia.
Tenemos una tragedia griega con su final inesperado. Unos malentendidos (¿o no lo eran...?) hace que el amor presuntamente desgastado - según Piccoli - se pueda romper (ver zona spoiler).
Fotografía espectacular. Encantadoras imágenes llenas de significado. Merece la pena analizarlas para comprender todo lo que se nos dice al jugar con los colores (ver zona spoiler), diálogos de espaldas (indiferencia, desprecio), ropa, puertas que se atraviesan...
Los movimientos laterales de la cámara, las imágenes de las escaleras en la mansión, la fabulosa escena del diálogo en el piso, la escena de arranque en los escenarios, la elegancia de los desnudos de B.B, las escenas estableciendo paralelismos para transmitir información al espectador (el descapotable del productor pasará rápido separando a la pareja)...todas ellas te hacen deleitarte con la gran calidad artística del film.
Música, del compositor Delarue. Simplemente exquisita: romántica, melancólica y épica a la vez. Le va bien a la intención de la película. Pero, a veces, suena cuando las escenas son chabacanas y zafias debido al cariz que van tomando los acontecimientos. Desentona. ¿O es exactamente eso lo que quería Godard? Hacer un contraste entre lo vulgar del momento y la belleza que se escapa.
Dirección, muy buena. No es la mejor de Godard pero sigue estando entre lo mejorcito que puedes ver. Es artística, es inteligente, es resolutiva y, en este caso, un poco pesimista y melancólica.
Es una película intelectual y no tiene el ritmo al que estamos acostumbrados hoy en día; por ello puede hacerse lenta al público que considere al cine como un producto de consumo rápido.
El parecido del guionista con Godard en la realidad así como el de B.B. cuando lleva la peluca con respecto a la mujer de Godard, invita a pensar en un componente autobiográfico nada halagüeño.
En las primeros minutos (superado el momento de B.B. desnuda en la cama) se explícita y explica la película que vamos a ver: una versión de los últimos versos de la Odisea. Esa historia se esconde en...¡ella misma!. O sea, se cuenta la versión de un final distinto a la Odisea de Ulises a través de la ficción cinematográfica de la realización de una película de la Odisea. Para lo que se ha contratado al guionista (protagonista).
En esta versión la historia de amor fiel y devoto del original se va a ver puesta en prueba por la realidad. Y no sólo la realidad empresarial y devoradora del mundo del cine sino también la realidad del tedio, del malentendido y de la mala comunicación.
A lo largo de la película nos recordarán esta intención varias veces. Sinceramente, está bien que te lo recuerden. Se tocan tantos temas que, a veces, no estás seguro de cual es la principal intención de Godard con esta película.
Guión, muy bueno. Pero también denso y exigente intelectualmente.
Tenemos una descripción algo pesimista y amarga de las relaciones de pareja y del matrimonio (ver zona spoiler).
Tenemos una versión antiromántica de la Odisea (ver zona spoiler).
Tenemos metacine, cine dentro del cine, para describir un mundo de dinero, intereses y miserias del que se sólo se salva Fritz Lang (haciendo de él mismo) para hablar del cine como arte y como vehículo de expresión; aunque no tan ingenuo como para negar la importancia del dinero. De hecho su diálogo, en la presentación de los personajes al principio, lo define como un "dios griego" por encima de los afanes y vanidades de los que están debajo. No interviene en el drama, sólo lo mira desde la distancia.
Tenemos una tragedia griega con su final inesperado. Unos malentendidos (¿o no lo eran...?) hace que el amor presuntamente desgastado - según Piccoli - se pueda romper (ver zona spoiler).
Fotografía espectacular. Encantadoras imágenes llenas de significado. Merece la pena analizarlas para comprender todo lo que se nos dice al jugar con los colores (ver zona spoiler), diálogos de espaldas (indiferencia, desprecio), ropa, puertas que se atraviesan...
Los movimientos laterales de la cámara, las imágenes de las escaleras en la mansión, la fabulosa escena del diálogo en el piso, la escena de arranque en los escenarios, la elegancia de los desnudos de B.B, las escenas estableciendo paralelismos para transmitir información al espectador (el descapotable del productor pasará rápido separando a la pareja)...todas ellas te hacen deleitarte con la gran calidad artística del film.
Música, del compositor Delarue. Simplemente exquisita: romántica, melancólica y épica a la vez. Le va bien a la intención de la película. Pero, a veces, suena cuando las escenas son chabacanas y zafias debido al cariz que van tomando los acontecimientos. Desentona. ¿O es exactamente eso lo que quería Godard? Hacer un contraste entre lo vulgar del momento y la belleza que se escapa.
Dirección, muy buena. No es la mejor de Godard pero sigue estando entre lo mejorcito que puedes ver. Es artística, es inteligente, es resolutiva y, en este caso, un poco pesimista y melancólica.
Es una película intelectual y no tiene el ritmo al que estamos acostumbrados hoy en día; por ello puede hacerse lenta al público que considere al cine como un producto de consumo rápido.
El parecido del guionista con Godard en la realidad así como el de B.B. cuando lleva la peluca con respecto a la mujer de Godard, invita a pensar en un componente autobiográfico nada halagüeño.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tenemos una descripción algo pesimista y amarga de las relaciones de pareja y del matrimonio. Imágenes de diálogos con obstáculos entre la pareja: paredes, lámparas... no se miran al hablar, se tratan con desdén, se insultan, se pegan... todo por ¿un malentendido? Eso parece si hacemos caso a lo que dice varias veces Piccoli, pero no queda tan claro. El espectador puede opinar sobre lo que realmente pudo desencadenar los hechos. Ni al final está claro quien de los dos tiene la razón.
Tenemos una versión antiromántica de la Odisea. ¿Un Ulises que se toma con calma el regreso de 10 años porque no tenía prisa en volver? ¿Un Ulises que va presto a la guerra para escapar de su hogar? Una explicación cínica y algo misógina. Al fin y al cabo, si no quieres volver, directamente te vas a otro sitio.
¿Una Penélope que se siente insultada porque se le permite alternar con otros hombres (ojo, hablamos de alternar; no se dice nada de que se ofrezca a ellos)?
Tenemos una tragedia griega. Unos malentendidos (¿o no lo eran...?) hace que el amor presuntamente desgastado (según Piccoli) se rompa. Por ello B.B. desprecia a su marido, ya no tiene valor para él. Él afirma haber sido sólo cortés (no está del todo claro). Ella cree haber sido propuesta como mercancía de cambio (tampoco está claro)
El final es trágico para los nuevos amantes (cual castigo del destino). Y un momento de liberación para un Ulises (está vez real, el actor que interpreta la producción) mirando al mediterráneo porque está viendo su Ítaca particular sin el "lastre" que parecía ser para él la situación afectiva tan deteriorada que padecía.
Los colores son muy importantes: azul de Ulises para el guionista, rojo de artemisa para B.B., gris de Poseidón para el productor, amarillo para las mujeres que sucumben a los encantos del productor. Sólo viste ese color B.B después de haber besado/amado al productor. Veremos estos colores en sus vestidos durante toda la película.
Tenemos una versión antiromántica de la Odisea. ¿Un Ulises que se toma con calma el regreso de 10 años porque no tenía prisa en volver? ¿Un Ulises que va presto a la guerra para escapar de su hogar? Una explicación cínica y algo misógina. Al fin y al cabo, si no quieres volver, directamente te vas a otro sitio.
¿Una Penélope que se siente insultada porque se le permite alternar con otros hombres (ojo, hablamos de alternar; no se dice nada de que se ofrezca a ellos)?
Tenemos una tragedia griega. Unos malentendidos (¿o no lo eran...?) hace que el amor presuntamente desgastado (según Piccoli) se rompa. Por ello B.B. desprecia a su marido, ya no tiene valor para él. Él afirma haber sido sólo cortés (no está del todo claro). Ella cree haber sido propuesta como mercancía de cambio (tampoco está claro)
El final es trágico para los nuevos amantes (cual castigo del destino). Y un momento de liberación para un Ulises (está vez real, el actor que interpreta la producción) mirando al mediterráneo porque está viendo su Ítaca particular sin el "lastre" que parecía ser para él la situación afectiva tan deteriorada que padecía.
Los colores son muy importantes: azul de Ulises para el guionista, rojo de artemisa para B.B., gris de Poseidón para el productor, amarillo para las mujeres que sucumben a los encantos del productor. Sólo viste ese color B.B después de haber besado/amado al productor. Veremos estos colores en sus vestidos durante toda la película.
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