Comedia romántica americana al uso, edificada sobre los tres pilares de cajón adoptados por todos los progres del Estado español, léase Cobeaga, y pensada para el público moñas al que emicionó "Me casé con Marge": no hay paraíso sin pareja; si la cosa se tuerce, arrástrate; pensar produce arrugas.

En los primeros cinco minutos absolutamente todo está cantado. No hay emoción ni -lo que es peor- gracia. Lo empalagoso y previsible va alcanzando a cada minuto cotas más y más bochornosas, y lo de dar celos bailando con la borracha es para niños de 3 a 7 años, no más.

Esta película puede ser calificada por medias partes.

Contiene una parte de comedia y otra de romance. La primera funciona bien a ratos, la segunda casi nunca.

A su vez, la parte cómica se puede dividir en dos: aquélla en la que sale Juan Carlitros (Julián López) y, en menor medida, el personaje de Secun de la Rosa, en que se acierta de pleno (ellos, sus diálogos y casi casi las situaciones) y a veces se consigue incluso la carcajada; y aquélla en la que prima la historia de enredo, que debiera ser la parte más importante y, sin embargo, resulta notoriamente fallida.

En cualquier caso, un logro evidente es la simpatía que irradian los personajes y el tono general de la cinta.

Es curioso el aspecto un tanto lamentable de Unax Ugalde (pelo-casco paleto y sobrepeso a la manera de Alejandro Sanz: hasta en la cara), que no creo que se deba únicamente a la caracterización de su personaje.

Partiendo de una historia que ya hiede a kilómetros de lo vistísima que está, intento poner mi mente en blanco y repetirme a mí mismo que no juzgue antes de tiempo porque a lo mejor hay alguna sorpresa que me vuelve del revés...
... Y sí, la hay. A medias, pero peor es nada.

Me ha gustado porque la comedia romántica me tira mucho, también el cine español y si hay actores que los considero buenos, pues ya es ¡total!

En cambio no me ha gustado porque hay momentos en los que no pasa nada y se hacen cansinos y largos, ya sabes antes de que digan ni pío lo que van a decir y te esperas el final pues porque sí, porque todo tiene que molar chachi y la vida es así, ¡qué sé yo!

La he visto con gusto, a pesar de todo, y eso es bueno :)

Unax Ugalde en estado permamente, con ramalazos repentinos de histeria, de zombi; Alexandra Jiménez que sólo pone caritas y se hace la tonta; Julián López que está más encasillado, el pobre ya... ¡qué sopor de hombre!; Secun de la Rosa gracioso, hecho para la comedia y turrado; Mariam Hernández que no la conozco de nada, pero la chica lo hace bien, me ha gustado; MAM lo peor de la película, como ocurre en todas las que sale y Mariví Bilbao una Diosa.

He leído por ahí que esta película es la sucesión lógica de Pagafantas y sí, claro, es una evolución a mejor para mi gusto.

Llevaba tiempo esperando ver esta película, exactamente desde que vi Pagafantas. Y al final me quedó la sensación de que este No controles se queda bastante lejos de su predecesora. Mientras la primera es "muy graciosa", la segunda se queda en "graciosa", a secas. Te pasas la peli deseando que aparezca de nuevo Julián López, ya que la historia chico-chica importa poco, con momentos incluso de verdadera cursilería. Pese a esta ligera decepción, el gran Juancarlitros consigue que le dé un 6, que no está nada mal (si no fuera por él, no llegaría ni al aprobado). Y es que la peli resulta entretenida y consigue sacarte varias sonrisas a lo largo del metraje, lo cual no es poco para una película de hoy en día.

Cobeaga continúa con la senda de la humillación que ya sufría el protagonista de "Pagafantas" en una comedia romántica típica pero no aburrida. Una película fresca donde el peso recae en los magníficos secundarios (Julian López se come la pantalla). Ugalde no termina de transmitir la compasión que Gorka Otxoa producía en la ópera prima del director, y Alexandra Jiménez le come el terreno, apuntando maneras de gran actriz en un futuro no muy lejano. Es una lástima que Cobeaga no haya arriesgado más en el ritmo del film, que sufre cierta parálisis en algunos momentos, cuando podría haber convertido "No Controles" en algo aún más alocado y descontrolado, al estilo (salvando las distancias, por supuesto) de los Hermanos Marx.

En definitiva, una historia decente y muy entretenida (hoy en día, en el cine español, eso es mucho), con algunos momentos demasiado previsibles y un final algo alicaído.