Historia mínima que funciona justamente por no lanzarse a ser más ambiciosa. Sostenida únicamente por una creíble y despreocupada actuación (no creo que yo sea el único con la sensación de haber visto a Bad Blake en El Gran Lebowski), y por una música que nos habla más del personaje que el propio guión. ¡Jeff Bridges canta realmente bien!

Aunque no lleva al protagonista hasta el fondo del estanque, sí que se puede apreciar una vida en dirección contraria a lo que dicta el genoma humano, además en una situación en la que la cuestión económica y el bloqueo mental no permite avanzar o prosperar, claro está, hasta que algo o alguien se cruza en el destino de las personas, hasta que se encuentra con un oasis en medio de la gira de la soledad, rara vez éstas salen por sí solas de los golpes.

Es una película que tarda mucho en tomar cuerpo, en la que muchos diálogos son mediocres, no es rotunda ni definitiva, es una historia del montón con geniales actuaciones y con algunos detalles, pero que tampoco me consigue transmitir el mensaje de ahogo propio de esta música, no suena en vivo, sino en estudio, sólo al final este drama cotidiano consigue desgarrar en alguna situación, pero se aleja mucho de la naturaleza autodestructiva de las personas, el lamento interior siempre es más fuerte que la voluntad, la lucha es muy desigual pero en la película es muy superficial, es lo que el deprimido público americano busca y aquí encuentra.

Historia ficcional, musical, de un maduro cantante de baladas "country", Bad Blake, que hará las delicias de los amantes del género, pues Jeff Bridges, un gran actor, no sólo actúa con auténtico carisma, sino que, además, canta bien. El maduro y encantador "rebelde" se hunde decididamente en el pantano de la autodestrucción por el alcohol y el tabaco, pero aún así recibe la bendición del amor y la atención de una sonriente joven , como en un cuento de hadas. Pero como corresponde a una mujer sensata, Jean Craddock (Maggie Gyllenhaal), esta maravillosa, bella y encantadora joven, ama, no desprecia, pero pone las cosas en su lugar. Una deliciosa película sobre el tema popular y tradicional del hombre descarriado que baja la pendiente de los años mal llevados y sobrevive gracias a glorias pasadas. Lo que levanta el corazón no sólo es la buena música del suroeste (Nuevo México, Texas) sino la posibilidad de dar sentido a lo que resta de vida. Aportan su prestigiosa presencia Robert Duval y Colin Farrel.

Que los Héroes son efímeros y los Antihéroes son eternos es algo que se sabe desde los tiempos de las tragedias griegas. Y Crazy Heart no esquiva el tópico, es más, lo explota.

Bad Blake malvive con giras de medio pelo a lo largo del agreste sur estadounidense. El que en día fuera un reconocido cantante country es hoy la sombra de aquel éxito lejano: hosco, solitario, bebedor, con un corazón no tanto rebelde, sino más bien loco (Ay los títulos españoles...), loco y roto, pues todo aquello que tuvo, todo aquello a lo que cualquier ser humano aspira (alguien a quién querer y quién te quiera) lo ha perdido... hasta que de pronto, aparece.

Crazy Heart no es el paradigma de la originalidad, ni pretende descubrir nuevos horizontes en ninguno de los temas que toca (Alcoholismo, Éxito y Caida, Redención, Musical Realista), pero posee una honestidad fuera de toda duda, un carácter muy típico estadounidense de contar la historia bajo el prisma de personas sencillas, sin alardes o heroísmos especiales.

Y es esta humildad lo que imprime a Crazy Heart una emotividad de la que su guión -en parte- carece, y que viene dada ante todo por la -aparentemente- fácil interpretación de Jeff Bridges. Él es el que elabora todo el discurso de la película con una sola mirada, o con una palabra mascada como si se tratara de una hoja de tabaco. Su interpretación es auténtica, sencilla y medida. Él da fuerza, poder y trascendencia a este canto del cisne, y Crazy Heart acaba convirtiéndose, conforme avanza, en una melancólica, realista, contemplativa y bella canción sobre viejas heridas y nuevos caminos.

Bad Blake (Jeff Bridges) fue un cantautor de mucho éxito en su juventud, pero ahora el veterano y olvidado cantante a sus 57 años no ha podido superar su dependencia del alcohol, de sus cuatro matrimonios no aprendió nada, y aunque se mantiene cantando, lo hace en bares de poca monta. Pero recibe un golpe de suerte, si se le puede llamar así, una madura periodista, Jean Craddock (Maggie Gyllenhall), lo confronta con su dura realidad.

El film cuenta con una banda sonora de primera, Jeff Bridges y Colin Farrell nos sorprenden cantando de maravilla. Jeff Bridges como el hombre que le cae el fruto de su irresponsabilidad encima y Maggie Gyllenhall como la madura mujer que aprendió de sus experiencias, hacen una pareja cautivadora.

La película tuvo un presupuesto de $8,5 millones y generó por venta de taquillas la cantidad de $47 millones, más $14millones por la venta del DVD, además recibió 29 nominaciones a diferentes premios y/o festivales de cine, de los cuales ganó 18 de ellos.