¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú
Comedia. Bélico
Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, ... [+]
5 de julio de 2007
5 de julio de 2007
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En algunas críticas que leí se califica a Telefono rojo como comedia negra. Y en Wikipedia hallé esta definición: Comedia negra es una forma de comedia que trata temas trágicos y mórbidos. Pues no. No creo que la cosa vaya de esto. Por eso ó lo dejamos en comedia, a secas, ó como mucho la calificamos como comedia seria (valga la contradicción) que vendría a ser algo así como una comedia con fondo trascendente. Porque lo de las bombas atómicas y los megatones no es para tomarlo a risa ni ahora ni en los 60 en plena guerra fría.
Por lo que he leído, Kubrick quiso ser fiel a su estilo (verán que en su filmografía no abundan las comedias) pero en 1963 lo de los rusos era un tema de primer orden y la situación internacional no estaba como para tirar cohetes, nunca mejor dicho. Por ello, para contribuir a la distensión, fue “retocando” su película aligerándola de gravedades extremas. Para que se hagan una idea de cómo estaba el cotarro hay que decir que no llegó a estrenarse hasta el 1964 porque en medio se produjo el asesinato en Dallas de JFK. La cosa no estaba para muchas bromas como puede verse.
El conjunto resulta una película interesante que si bien no nos hace reir a carcajada batiente pues nos mantiene con una sonrisa mas o menos amplia durante toda la proyección, reconociendo y resaltando por una parte la labor interpretativa y por otra la fotografía y la música. Sin olvidar los diálogos absolutamente dignos de mención.
Por encima de todo destacaré el trabajazo de Peter Sellers, bueno, los tres trabajazos, porque da vida a tres personajes: El presidente de los EEUU, un capitán de las fuerzas inglesas en un programa de intercambio con las estadounidenses, y el profesor Strangelove, alemán residente en USA y que evoca la figura de Von Braun. Y pudieron ser 4 porque el papel del piloto tejano del avión también estaba preparado para él aunque no lo realizó por problemas en una pierna. Sellers está maravilloso en todos sus papeles, pero especialmente en el del científico “nazi”. Genial su frase “Main Fuhrer, ¡puedo andar! “.
Pero no podemos olvidar, sería injusto, la interpretación de Sterling Hayden, militar anticomunista causante de todo el lío, y la de George C. Scott (el de Patton) que, aunque sus gestos faciales no convenzan a mas de uno, a mi me parecieron apropiados dentro del tono humorístico del film.
Y para acabar, vean como hacen las cosas algunos genios de este arte escénico como Kubrick: Slim Pickens, piloto del bombardero, no conoció durante el rodaje que el film estaba hecho en clave de humor. Kubrick se lo ocultó, para así conseguir un efecto dramático mas hilarante si cabe. Si pueden, véanla.
Por lo que he leído, Kubrick quiso ser fiel a su estilo (verán que en su filmografía no abundan las comedias) pero en 1963 lo de los rusos era un tema de primer orden y la situación internacional no estaba como para tirar cohetes, nunca mejor dicho. Por ello, para contribuir a la distensión, fue “retocando” su película aligerándola de gravedades extremas. Para que se hagan una idea de cómo estaba el cotarro hay que decir que no llegó a estrenarse hasta el 1964 porque en medio se produjo el asesinato en Dallas de JFK. La cosa no estaba para muchas bromas como puede verse.
El conjunto resulta una película interesante que si bien no nos hace reir a carcajada batiente pues nos mantiene con una sonrisa mas o menos amplia durante toda la proyección, reconociendo y resaltando por una parte la labor interpretativa y por otra la fotografía y la música. Sin olvidar los diálogos absolutamente dignos de mención.
Por encima de todo destacaré el trabajazo de Peter Sellers, bueno, los tres trabajazos, porque da vida a tres personajes: El presidente de los EEUU, un capitán de las fuerzas inglesas en un programa de intercambio con las estadounidenses, y el profesor Strangelove, alemán residente en USA y que evoca la figura de Von Braun. Y pudieron ser 4 porque el papel del piloto tejano del avión también estaba preparado para él aunque no lo realizó por problemas en una pierna. Sellers está maravilloso en todos sus papeles, pero especialmente en el del científico “nazi”. Genial su frase “Main Fuhrer, ¡puedo andar! “.
Pero no podemos olvidar, sería injusto, la interpretación de Sterling Hayden, militar anticomunista causante de todo el lío, y la de George C. Scott (el de Patton) que, aunque sus gestos faciales no convenzan a mas de uno, a mi me parecieron apropiados dentro del tono humorístico del film.
Y para acabar, vean como hacen las cosas algunos genios de este arte escénico como Kubrick: Slim Pickens, piloto del bombardero, no conoció durante el rodaje que el film estaba hecho en clave de humor. Kubrick se lo ocultó, para así conseguir un efecto dramático mas hilarante si cabe. Si pueden, véanla.
29 de noviembre de 2007
29 de noviembre de 2007
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Teléfono rojo, es una parodia y además de las buenas, de la sociedad estadounidense y de la rusa, o lo que es lo mismo de como capitalismos y comunismos son en realidad la misma mierda con distinto nombre. Kubrick de la mano de estupendísimos guionistas, nos revela lo que hubiera podido pasar y no pasó, de forma cómica pero muy realista. Quizá se centre demasiado en los americanos y haya dejado un poco de lado a los rusos, se echa en falta algún personaje que interprete al líder comunista del momento. Aún así, y sin ningún error esta peli es una obra maestra, al igual que su director claro.
23 de enero de 2010
23 de enero de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinaria y ácida radiografía sobre la incompetencia humana en todos sus ámbitos, ya se trate del estamento político, el militar o el de los propios individuos en sí. Stanley Kubrick, Terry Southern y Peter George crearon una obra a seis manos que, aún a día de hoy, sigue sin estar totalmente clara la implicación definitiva de cada uno de ellos en el metraje, si bien es cierto que todo parece apuntar a que Kubrick fue realmente el principal responsable de esta particular sátira bélica.
Basándose en la delicada situación imperante durante la Guerra Fría, y tras haber leído literalmente docenas de libros y artículos de periódico, el bueno de Kubrick se decidió a llevar a la gran pantalla este peliagudo asunto. Sin embargo, también durante la misma época vieron la luz obras como "Punto Límite" (de Sidney Lumet), "La hora final" (de Stanley Kramer), amén de toda una serie de libros de ficción. Intentando alejarse un poco de la seriedad de la propuesta de Lumet, Kubrick y compañía decidieron introducir una importante presencia satírica en su película, con el objetivo de desmarcarse en cierto modo de las restantes propuestas de la época y, de paso, poder criticar con mayor calado la incompetencia reinante en la estructura militar y en sus cadenas de mando.
Mientras el filme se encontraba todavía en fase de preproducción tuvo lugar el incidente de los misiles de Cuba, y este hecho no hizo sino aumentar más si cabe la carga paródica del filme para restar una cierta gravedad al asunto que, dicho sea de paso, no resto ni un ápice de crítica al discurso del filme.
"Teléfono Rojo" narra la historia de un paranoico general estadounidense que, convencido de que los comunistas llevan envenenando el agua potable durante décadas, decide iniciar por iniciativa propia un ataque nuclear sobre suelo soviético. El incidente pronto se traslada a las altas esferas políticas y militares del país, que se ven imponentes para frenar el ataque debido a la rigidez de los protocolos aprobados por ellos mismos para este tipo de casos, que impiden que nadie, ni siquiera el presidente del país, pueda detener el ataque. Mientras entre todos intentan encontrar una solución al probable cataclismo, el Dr. Strangelove, uno de los consejeros del presidente, informa de la posibilidad de que los comunistas estén en posesión de un arma de destrucción masiva capaz de acabar con toda vida humana y vegetal del planeta y que, ante cualquier ataque norteamericano sobre su país, se pondrá en marcha automáticamente.
Basándose en la delicada situación imperante durante la Guerra Fría, y tras haber leído literalmente docenas de libros y artículos de periódico, el bueno de Kubrick se decidió a llevar a la gran pantalla este peliagudo asunto. Sin embargo, también durante la misma época vieron la luz obras como "Punto Límite" (de Sidney Lumet), "La hora final" (de Stanley Kramer), amén de toda una serie de libros de ficción. Intentando alejarse un poco de la seriedad de la propuesta de Lumet, Kubrick y compañía decidieron introducir una importante presencia satírica en su película, con el objetivo de desmarcarse en cierto modo de las restantes propuestas de la época y, de paso, poder criticar con mayor calado la incompetencia reinante en la estructura militar y en sus cadenas de mando.
Mientras el filme se encontraba todavía en fase de preproducción tuvo lugar el incidente de los misiles de Cuba, y este hecho no hizo sino aumentar más si cabe la carga paródica del filme para restar una cierta gravedad al asunto que, dicho sea de paso, no resto ni un ápice de crítica al discurso del filme.
"Teléfono Rojo" narra la historia de un paranoico general estadounidense que, convencido de que los comunistas llevan envenenando el agua potable durante décadas, decide iniciar por iniciativa propia un ataque nuclear sobre suelo soviético. El incidente pronto se traslada a las altas esferas políticas y militares del país, que se ven imponentes para frenar el ataque debido a la rigidez de los protocolos aprobados por ellos mismos para este tipo de casos, que impiden que nadie, ni siquiera el presidente del país, pueda detener el ataque. Mientras entre todos intentan encontrar una solución al probable cataclismo, el Dr. Strangelove, uno de los consejeros del presidente, informa de la posibilidad de que los comunistas estén en posesión de un arma de destrucción masiva capaz de acabar con toda vida humana y vegetal del planeta y que, ante cualquier ataque norteamericano sobre su país, se pondrá en marcha automáticamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El filme podríamos decir que posee dos claramente diferenciados tipos de discurso. Por un lado nos encontramos con la sátira y la incompetencia de los militares y políticos, representada especialmente en las figuras del presidente de los EEUU, su homólogo soviético y el general Turgidson, reunidos todos ellos en la sala de reuniones de altos jefes de estado en la que, por mucho que discuten, no son capaces de resolver el asunto; y por otro lado, con el hiperrealismo sobre los protocolos y pasos que se dan tanto en la base militar como en el avión B-52 para iniciar el ataque y su desarrollo. Resulta prácticamente un manual del procedimiento a seguir por parte de los militares y logra establecerse una curiosa dicotomía entre ese hiperrealismo que impregna todas esas escenas, con la absurdidad e insensatez que reina en la sala de reuniones: el presidente ruso medio borracho, Turgidson alegando que para qué detener el ataque, pues probablemente fuera mejor acabar con los soviéticos de una vez, o el general Jack Ripper, responsable del ataque, aludiendo a causas sexuales para intentar explicar el tema de la fluoridización del agua por parte de los comunistas...
Un mosaico de personajes incompetentes, necios y estrambóticos que, desgraciadamente, parece estar mucho más cerca de la realidad de lo que otras propuestas más serias nos presentan.
El guión es realmente sobresaliente, y las interpretaciones de Peter Sellers (interpretando a tres personajes a lo Eddie Murphy -y en un principio iban a ser cuatro-), Sterling Hayden (el inolvidable capitán McCluskey de "El padrino") y George C. Scott alcanzan cotas de auténtico genio. Especial mención merece el personaje del Dr. Strangelove, un antiguo nazi incapaz de mantener su brazo quieto y de gritar espasmódicamente Führer cada vez que tiene oportunidad. Antológica su intervención final cuando se levanta de la silla de ruedas, una escena que resumen a la perfección lo que el filme nos narra: la incompetencia, el borreguismo y la insuficiencia intelectual de la que hacen especialmente gala esos individuaos que se autodenominan políticos... Genial sátira.
Creo que deberíamos alegrarnos de que España nunca haya poseído en su vida algo tan peligroso como una bomba atómica, pues viendo el paupérrimo nivel y la incompetencia de gran parte de nuestros gobernantes, bien podríamos habernos borrado del mapa casi sin darnos cuenta...
Un mosaico de personajes incompetentes, necios y estrambóticos que, desgraciadamente, parece estar mucho más cerca de la realidad de lo que otras propuestas más serias nos presentan.
El guión es realmente sobresaliente, y las interpretaciones de Peter Sellers (interpretando a tres personajes a lo Eddie Murphy -y en un principio iban a ser cuatro-), Sterling Hayden (el inolvidable capitán McCluskey de "El padrino") y George C. Scott alcanzan cotas de auténtico genio. Especial mención merece el personaje del Dr. Strangelove, un antiguo nazi incapaz de mantener su brazo quieto y de gritar espasmódicamente Führer cada vez que tiene oportunidad. Antológica su intervención final cuando se levanta de la silla de ruedas, una escena que resumen a la perfección lo que el filme nos narra: la incompetencia, el borreguismo y la insuficiencia intelectual de la que hacen especialmente gala esos individuaos que se autodenominan políticos... Genial sátira.
Creo que deberíamos alegrarnos de que España nunca haya poseído en su vida algo tan peligroso como una bomba atómica, pues viendo el paupérrimo nivel y la incompetencia de gran parte de nuestros gobernantes, bien podríamos habernos borrado del mapa casi sin darnos cuenta...
21 de agosto de 2011
21 de agosto de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver esta película en estos años representa tan solo ver un gran filme con un humor de primer nivel con actuaciones espectaculares de George C. Scott (futuro ganador de un Oscar) y Peter Sellers que interpreta 3 personajes de manera soberbia, sobre todo el del doctor alemán Strangelove.
Para la época había un revuelo y un miedo por aquello de la guerra fría y el embrollo de los misiles en Cuba, era una época de pánico por una posible Tercera Guerra Mundial, agregándole el macabro ingrediente de que iba a ser más nuclear que cualquier cosa.
Kubrick ante esta problemática quiso hacer algo muy atrevido: Hacer una sátira de todo esto. Y vaya que lo consigue de una manera notable.
Empezando por los nombres ficticios de los protagonistas: Mandrake, Mufflin, Jack Ripper, Alexi De Sadeski, entre otros. Entre diálogos bastante divertidos, el gobierno americano se ve en la difícil tarea de evitar una hecatombe nuclear que acabaría con toda la humanidad. Es una comedia de primer nivel con un final bastante sui generis y muy divertido diría yo.
Kubrick con una comedia quiso aplacar los miedos de un verdadero desastre y al parecer lo consiguió. Esta cinta, en algunas de sus escenas y diálogos, ha sido homenajeada por muchas series de televisión y otras películas. Un clásico del cine cómico y otra de las imperdibles del maestro.
Para la época había un revuelo y un miedo por aquello de la guerra fría y el embrollo de los misiles en Cuba, era una época de pánico por una posible Tercera Guerra Mundial, agregándole el macabro ingrediente de que iba a ser más nuclear que cualquier cosa.
Kubrick ante esta problemática quiso hacer algo muy atrevido: Hacer una sátira de todo esto. Y vaya que lo consigue de una manera notable.
Empezando por los nombres ficticios de los protagonistas: Mandrake, Mufflin, Jack Ripper, Alexi De Sadeski, entre otros. Entre diálogos bastante divertidos, el gobierno americano se ve en la difícil tarea de evitar una hecatombe nuclear que acabaría con toda la humanidad. Es una comedia de primer nivel con un final bastante sui generis y muy divertido diría yo.
Kubrick con una comedia quiso aplacar los miedos de un verdadero desastre y al parecer lo consiguió. Esta cinta, en algunas de sus escenas y diálogos, ha sido homenajeada por muchas series de televisión y otras películas. Un clásico del cine cómico y otra de las imperdibles del maestro.
11 de mayo de 2020
11 de mayo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La extraordinaria filmografía del gran Stanley Kubrick incluye títulos muy destacados en todos los géneros posibles, y la comedia no es una excepción. En una década dominada por la maestría insuperable de Billy Wilder, el fallecido genio neoyorkino aportó su “granazo de arena” con esta disparatada comedia negra, para más inri basada en una novela (“Alerta Roja”, de Peter George) que iba totalmente en serio.
Pero el Kubrick productor de la cinta se encargó de coescribir la adaptación del guion con la ayuda del propio George hasta convertirla, en un premonitorio blanco y negro, en una desternillante farsa a costa de la guerra fría en la que no dejaba títere con cabeza.
Nominada a cuatro Oscars sin suerte (película, dirección, guion adaptado y actor principal para un inspiradísimo Peter Sellers que hacía tres papeles), es un film de culto, divertidísimo, irónico, sagaz, tan entretenido como mordaz y autoparódico. Una maravilla, por resumir, que gusta prácticamente a todo el que tiene la suerte de verla.
Pero el Kubrick productor de la cinta se encargó de coescribir la adaptación del guion con la ayuda del propio George hasta convertirla, en un premonitorio blanco y negro, en una desternillante farsa a costa de la guerra fría en la que no dejaba títere con cabeza.
Nominada a cuatro Oscars sin suerte (película, dirección, guion adaptado y actor principal para un inspiradísimo Peter Sellers que hacía tres papeles), es un film de culto, divertidísimo, irónico, sagaz, tan entretenido como mordaz y autoparódico. Una maravilla, por resumir, que gusta prácticamente a todo el que tiene la suerte de verla.
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