Marty
7.5
6,636
18 de noviembre de 2016
18 de noviembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién no ha visto a Ernest Borgnine haciendo de secundario en docenas de películas? No todos sabíamos su nombre y, menos aún, el modo correcto de pronunciar su apellido. Aquí lo tenemos en uno de sus primeros trabajos, haciendo de protagonista, probablemente el papel de su vida. Yo ya no quiero que Ernest Borgnine sea otro. Quiero que Marty sea eterno, y la próxima vez que vea al actor en otro papel, voy a pensar que se trata de una profunda perversion. Si ves la pelicula y conectas con ella te pasará lo mismo.
Marty está soltero. Tiene 35 años y se ve ya muy mayor. Recibe una presión constante de su entorno para que se case. Es empleado de una carnicería. Él ve su trabajo como algo dignísimo, pero es consciente de que, socialmente, su posición no es rutilante. Y a Marty las chicas no le hacen mucho caso. Le ven feo.
No hace falta contar más. És una película que trata el tema de la autoestima, de la acceptación de uno mismo a partir de sus valores profundos más allá de la banal apariencia. Veremos varios ejemplos de chantajes emocionales, la presión de amigos y familiares para cortarnos las alas y que no les abandonemos. Habrá también pinceladas de mezquindad, y en su pandilla veremos hombres aburridos que no sabrán complicarse la vida a tiempo cuando el propio aburrimiento es una complicación mayor.
Dice Marty: "Mi padre era un hombre feísimo, pero siempre tuvo buen humor y fue una buena persona. Eso nos hizo felices". No es que la frase sea un crisol de original sabiduría, pero unida a la amabilidad de la trama y a la intensísima interpretación de Borgnine, me ayuda a pensar en cuán importante es que el arbolito crezca recto y firme para cuando lleguen los huracanes de la vida.
Cine moralista de los 50, sí, pero extraordinariamente amable, sincero, bien urdido y mejor interpretado. No se la pierdan. Les mejorará el humor.
Marty está soltero. Tiene 35 años y se ve ya muy mayor. Recibe una presión constante de su entorno para que se case. Es empleado de una carnicería. Él ve su trabajo como algo dignísimo, pero es consciente de que, socialmente, su posición no es rutilante. Y a Marty las chicas no le hacen mucho caso. Le ven feo.
No hace falta contar más. És una película que trata el tema de la autoestima, de la acceptación de uno mismo a partir de sus valores profundos más allá de la banal apariencia. Veremos varios ejemplos de chantajes emocionales, la presión de amigos y familiares para cortarnos las alas y que no les abandonemos. Habrá también pinceladas de mezquindad, y en su pandilla veremos hombres aburridos que no sabrán complicarse la vida a tiempo cuando el propio aburrimiento es una complicación mayor.
Dice Marty: "Mi padre era un hombre feísimo, pero siempre tuvo buen humor y fue una buena persona. Eso nos hizo felices". No es que la frase sea un crisol de original sabiduría, pero unida a la amabilidad de la trama y a la intensísima interpretación de Borgnine, me ayuda a pensar en cuán importante es que el arbolito crezca recto y firme para cuando lleguen los huracanes de la vida.
Cine moralista de los 50, sí, pero extraordinariamente amable, sincero, bien urdido y mejor interpretado. No se la pierdan. Les mejorará el humor.
1 de diciembre de 2019
1 de diciembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la típica película que mejora cada segundo que pasa, y que lo seguirá haciendo, estoy seguro. Se hizo en 1955, pero hoy en día deja en evidencia a la generación del siglo XXI. Sencilla, sin efectos especiales, con una buena dirección, con un Ernest Borgnine sublime, con un hilo argumental que va sólo, tan cotidiana, tan aparentemente normal y tan perfecta. Es imposible no viajar a través del tiempo a tus tiempos de enseñanza cuando eres niño al verla.
El otro día leí que se hizo una gran encuesta a nivel mundial a jóvenes de entre 15 y 27 años, preguntando si sabían qué era realmente el amor. Creo que sólo respondió bien un joven llamado Marty.
Y sí, yo tengo 25 años y me incluyo entre la gente que respondió mal. Pero no hay que preocuparse, pediré consejo a Marty, yo en vuestro lugar también lo haría.
El otro día leí que se hizo una gran encuesta a nivel mundial a jóvenes de entre 15 y 27 años, preguntando si sabían qué era realmente el amor. Creo que sólo respondió bien un joven llamado Marty.
Y sí, yo tengo 25 años y me incluyo entre la gente que respondió mal. Pero no hay que preocuparse, pediré consejo a Marty, yo en vuestro lugar también lo haría.
20 de junio de 2020
20 de junio de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guión, guión, guión. Es lo más importante y de lo que carece el cine de los últimos veinte años. Una dirección tranquila que no busca lucirse con picados y demás alardes. Y unas interpretaciones perfectas, empezando por uno de esos maravillosos secundarios norteamericanos, Borgnine (fantástico también en Grupo Salvaje).
6 de junio de 2014
6 de junio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marty de Delbert Mann, es un drama romántico basado en un hombre de 34 años soltero que vive con su madre, y que no es capaz de encontrar una mujer con la que casarse. Dirigida con un ritmo tranquilo y reposado, y con un estilo personal y propio, es una historia sencilla pero llena de emotividad y verosimilitud. Lo que hace de ella, un gran film maravilloso y excelente con 4 oscars entre ellos el de mejor película, que avalan su calidad cinematográfica. Realizada de manera encantadora y sentimental, tiene un resultado magnífico y sincero que gusta ver.
La fotografía en blanco y negro, es espléndida y bien cuidada en detalles, con imágenes confortantes y estéticamente hermosas, siendo en definitiva idónea y encantadora para la trama. La música, es melódica y estimulante con las canciones de fiesta de la época, y usa en los momentos necesarios los sonidos emotivos y sentimentales en un perfecto acompañamiento musical. Y los planos y movimientos de cámara, son sobrios y formales en el uso del avanti, retroceso, primeros y primerísimos planos, generales, reconocimiento y subjetivos.
Las actuaciones, son naturales y convincentes. Con Ernest Borgnine en un sincero y estupendo papel, Betsy Blair sentida e ingenua, y correctos acompañamientos de Esther Minciotti, Joe Mantell, Karen Steele y Jerry Paris. Para los cuales emplea, unos vestuarios elegantes y distinguidos, además de formales en una apropiada dirección artística que luce por su naturalidad, al igual que los oportunos y sencillos decorados.
El guion, es cercano y conmovedor en su realismo al plasmar al típico soltero de la época, y lo hace de modo verosímil y agradable, con un argumento admirable y realista que gusta por su sencillez y por ser un trabajo que cala con sinceridad al público buscador de dramas simples y bien elaborados. Y que además, es llevado a cabo con una narrativa clásica y educada, al ser impoluta en su amabilidad.
En definitiva, la considero una obra indispensable e inmortal no solo por sus 4 oscars, sino por ser magníficamente sencilla, y por estar llevada con cabeza y corazón en un impecable trabajo por desgracia no muy conocido. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música y narrativa que vuelven a Marty, en un film que encantará a los buscadores de dramas reales y simples, llevados a la gran pantalla con maestría y brillo.
La fotografía en blanco y negro, es espléndida y bien cuidada en detalles, con imágenes confortantes y estéticamente hermosas, siendo en definitiva idónea y encantadora para la trama. La música, es melódica y estimulante con las canciones de fiesta de la época, y usa en los momentos necesarios los sonidos emotivos y sentimentales en un perfecto acompañamiento musical. Y los planos y movimientos de cámara, son sobrios y formales en el uso del avanti, retroceso, primeros y primerísimos planos, generales, reconocimiento y subjetivos.
Las actuaciones, son naturales y convincentes. Con Ernest Borgnine en un sincero y estupendo papel, Betsy Blair sentida e ingenua, y correctos acompañamientos de Esther Minciotti, Joe Mantell, Karen Steele y Jerry Paris. Para los cuales emplea, unos vestuarios elegantes y distinguidos, además de formales en una apropiada dirección artística que luce por su naturalidad, al igual que los oportunos y sencillos decorados.
El guion, es cercano y conmovedor en su realismo al plasmar al típico soltero de la época, y lo hace de modo verosímil y agradable, con un argumento admirable y realista que gusta por su sencillez y por ser un trabajo que cala con sinceridad al público buscador de dramas simples y bien elaborados. Y que además, es llevado a cabo con una narrativa clásica y educada, al ser impoluta en su amabilidad.
En definitiva, la considero una obra indispensable e inmortal no solo por sus 4 oscars, sino por ser magníficamente sencilla, y por estar llevada con cabeza y corazón en un impecable trabajo por desgracia no muy conocido. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música y narrativa que vuelven a Marty, en un film que encantará a los buscadores de dramas reales y simples, llevados a la gran pantalla con maestría y brillo.
19 de febrero de 2008
19 de febrero de 2008
14 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque esta crítica resulte tremendamente impopular debo decir que Marty, para mí, ha sido una de las grandes decepciones con las que me he encontrado. Película altamente recomendada por casi todo el mundo, ganadora de los premios Oscar más importantes de su edición, no pensé que fuera a dejarme tan indiferente.
No llego a sentir ninguna conexión emocional con el humilde carnicero ni con la chica a la que conoce, me pone nervioso lo que hacen, lo que dicen, que no se decidan, las conversaciones sobre sus respectivas vidas. Y tampoco me atrae la historia de la madre y la tía de Marty, ni la de sus amigos que el día después de conocer a la chica tratan de convencerle para que no la llame.
Todo me parece realmente anodino; no dejo de echar en falta un poco de carisma, una chispa de ingenio, de brillantez. Probablemente buscase en Marty una screwball-comedy, yendo a dar con algo totalmente distinto.
No llego a sentir ninguna conexión emocional con el humilde carnicero ni con la chica a la que conoce, me pone nervioso lo que hacen, lo que dicen, que no se decidan, las conversaciones sobre sus respectivas vidas. Y tampoco me atrae la historia de la madre y la tía de Marty, ni la de sus amigos que el día después de conocer a la chica tratan de convencerle para que no la llame.
Todo me parece realmente anodino; no dejo de echar en falta un poco de carisma, una chispa de ingenio, de brillantez. Probablemente buscase en Marty una screwball-comedy, yendo a dar con algo totalmente distinto.
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