Escape a la victoria
6.6
22,400
Drama. Acción
Segunda Guerra Mundial, año 1943. El comandante del campo de concentración de Gensdorff (Max von Sydow), que antes de la guerra había formado parte de la selección alemana de fútbol, se interesa por un grupo de prisioneros que practica este deporte. Se le ocurre entonces la idea de organizar un partido en el que se enfrenten una selección alemana y una selección formada por prisioneros de guerra. Aunque al principio los aliados rechazan ... [+]
13 de febrero de 2020
13 de febrero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Fuga a la Victoria" (con este nombre estrenada en Sudamérica) la considero un notable divertimento, sin mayores pretensiones cinematográficas, aunque dentro de los cánones de una súper producción. No hay que analizarla como cine bélico-histórico o carcelario. Ni desde la perspectiva del fútbol, técnicamente hablando. Si así se hace, la película del renombrado John Huston tiene algunos reparos (que dejo en spoiler).
Creo que debe enfocarse como un admirable producto de entretención, con una trama ficticia, aunque con la referencia histórica del llamado "Partido de la Muerte" de 1942. Éste se jugó entre un combinado de ex jugadores del Dinamo y el Lokomotiv de Kiev (el FC Start) y un equipo de oficiales y soldados nazis (el Flakelf), ocurrido en el Zenit Stadio de la capital de Ucrania. Las tribunas estaban ocupadas por oficiales nazis y las galerías, por miles de ucranianos, custodiados por alambres de espino y cientos de soldados. Pero el desenlace fue muy distinto al de la película (spoiler).
La cinta de Huston es una de las mejores películas -si no la mejor- con el fútbol como protagonista.
De magnífica factura y muy entretenida, está orientada a pasar un rato agradable y si el público es aficionado al deporte del balón, mejor aún. Presenta un formidable comienzo y ambientación de época, escenas ferroviarias, de túneles, intentos de fuga y el mismo campo de prisioneros, que recuerdan claramente a la inolvidable "El Gran Escape".
Una analogía: en aquel clásico del '63, el espectáculo máximo de la película es la huida en motocicleta de Steve Mc Queen. Aquí, es el partido de fútbol y un gol de antología de Pelé.
Espléndida banda sonora a cargo de Bill Conti (con reminiscencias de Shostakovich se ha dicho por ahí), con los énfasis y matices adecuados según las diferentes escenas. Destaco también los buenos diálogos, con tono de seriedad, entre los dos antagonistas militares, de sólidas interpretaciones ambos. Michael Caine, como el oficial inglés que hace de entrenador y capitán del equipo de fútbol aliado (aunque excedido en kilos para ser un futbolista que "solo ha interrumpido su carrera por culpa de la guerra") y Max von Sydow, como el mayor alemán, también ex-jugador, quien muestra su entusiasmo futbolero, primero con la idea del partido y después al persuadir a los altos jerarcas nazis para realizar el famoso match contra los prisioneros aliados. Son los propios jefes nazis quienes deciden llevar el partido a París y utilizarlo como elemento de propaganda.
O las conversaciones por separado de Colby (Caine) y de Hatch (Stallone) con los líderes del comité de fugas, discutiendo el tema del escape.
Por otra parte, llama la atención el momento con los prisioneros-jugadores que vienen de Europa Oriental, en precarias condiciones físicas, a integrar el combinado aliado. Se logra ahí un buen chispazo de dramatismo y elementos para la reflexión.
Pero -cómo no- el alma de la película es el partido de fútbol. Se disfruta en grande con las escenas deportivas, bien coreografiadas, salvo alguna excepción por ahí (atribuible a los códigos del cine comercial, tal vez), y dirigidas a la más genuina entretención. Si lo enfocamos como puro espectáculo y somos generosos, le damos credibilidad al encuentro. Indudablemente tiene gran ritmo, con un público entregado y un clima de emotividad, que va en aumento hasta el apoteósico final.
Los jugadores no actúan (aunque Pelé se esfuerza y tiene unas líneas de diálogo), porque ese no es su rol y así hay que entenderlo. Ellos están en la película para lucirse en lo suyo, con la pelota en la cancha. Y es en su oficio donde hacen su gran aporte. ¿O alguien pretende que, en lugar de jugadores de fútbol reales, hubieran puesto a actores jugando al fútbol? ¡Por favor! Mejor no hacer la película.
En ese sentido, la principal atracción es, sin duda, ver en acción al considerado todavía -por muchísimos aficionados, incluyéndome- como el mejor futbolista de todos los tiempos, el brasileño Pelé. Pese a estar retirado del profesionalismo al momento de la filmación, muestra un buen estado atlético y futbolístico. Llena la pantalla con algunas filigranas propias de su magia futbolística y un gol de chilena, muy bien filmado. Otros que destacan son el movedizo y hábil argentino Osvaldo Ardiles, aún activo por esos años (gran jugada para otro golazo), el defensa inglés Bobby Moore, que se despacha su golcito después de una bien urdida acción de su equipo, el técnico mediocampista polaco Kazimierz Deyna, el delantero belga Paul van Himst y varios más. Y es por eso que se hacen muy evidentes las carencias futbolísticas de Stallone y de Caine, al ser los dos únicos "jugadores" del equipo aliado que no eran futbolistas en la vida real.
¿Stallone de arquero? Un chiste, pero claro, debía ser incluido en el equipo, ya que estaba implicado en el plan de fuga. Ellos, junto a Von Sydow, son las estrellas cinematográficas de la cinta. Stallone, cumple una más que correcta interpretación (hasta carismática), ámbito en el que esas dotes siempre le han sido esquivas.
.
He visto la película un par de veces, y de nuevo ahora último con mis hijos en edad escolar, y le perdono algunos errores y cierta atmósfera de ingenuidad en determinados momentos. También ellos se han entretenido de lo lindo con la cinta y vibrado en la última media hora y con ese conmovedor y épico final, bajo los sones de la inmortal Marsellesa, con 50.000 espectadores cantando a todo pulmón.
Aunque dicen que no sabía nada de fútbol, John Huston tenía que aprovechar ese plantel de grandes jugadores en la cancha e hizo lo que sabía hacer muy bien y lo correcto. Filmar con solvencia y pulso firme una atrayente historia, enfocándose en el cine como espectáculo, logrando ficcionar un partido emocionante y para el recuerdo.
Por eso mi puntuación de 8, por este producto de entretención muy bien realizado.
Creo que debe enfocarse como un admirable producto de entretención, con una trama ficticia, aunque con la referencia histórica del llamado "Partido de la Muerte" de 1942. Éste se jugó entre un combinado de ex jugadores del Dinamo y el Lokomotiv de Kiev (el FC Start) y un equipo de oficiales y soldados nazis (el Flakelf), ocurrido en el Zenit Stadio de la capital de Ucrania. Las tribunas estaban ocupadas por oficiales nazis y las galerías, por miles de ucranianos, custodiados por alambres de espino y cientos de soldados. Pero el desenlace fue muy distinto al de la película (spoiler).
La cinta de Huston es una de las mejores películas -si no la mejor- con el fútbol como protagonista.
De magnífica factura y muy entretenida, está orientada a pasar un rato agradable y si el público es aficionado al deporte del balón, mejor aún. Presenta un formidable comienzo y ambientación de época, escenas ferroviarias, de túneles, intentos de fuga y el mismo campo de prisioneros, que recuerdan claramente a la inolvidable "El Gran Escape".
Una analogía: en aquel clásico del '63, el espectáculo máximo de la película es la huida en motocicleta de Steve Mc Queen. Aquí, es el partido de fútbol y un gol de antología de Pelé.
Espléndida banda sonora a cargo de Bill Conti (con reminiscencias de Shostakovich se ha dicho por ahí), con los énfasis y matices adecuados según las diferentes escenas. Destaco también los buenos diálogos, con tono de seriedad, entre los dos antagonistas militares, de sólidas interpretaciones ambos. Michael Caine, como el oficial inglés que hace de entrenador y capitán del equipo de fútbol aliado (aunque excedido en kilos para ser un futbolista que "solo ha interrumpido su carrera por culpa de la guerra") y Max von Sydow, como el mayor alemán, también ex-jugador, quien muestra su entusiasmo futbolero, primero con la idea del partido y después al persuadir a los altos jerarcas nazis para realizar el famoso match contra los prisioneros aliados. Son los propios jefes nazis quienes deciden llevar el partido a París y utilizarlo como elemento de propaganda.
O las conversaciones por separado de Colby (Caine) y de Hatch (Stallone) con los líderes del comité de fugas, discutiendo el tema del escape.
Por otra parte, llama la atención el momento con los prisioneros-jugadores que vienen de Europa Oriental, en precarias condiciones físicas, a integrar el combinado aliado. Se logra ahí un buen chispazo de dramatismo y elementos para la reflexión.
Pero -cómo no- el alma de la película es el partido de fútbol. Se disfruta en grande con las escenas deportivas, bien coreografiadas, salvo alguna excepción por ahí (atribuible a los códigos del cine comercial, tal vez), y dirigidas a la más genuina entretención. Si lo enfocamos como puro espectáculo y somos generosos, le damos credibilidad al encuentro. Indudablemente tiene gran ritmo, con un público entregado y un clima de emotividad, que va en aumento hasta el apoteósico final.
Los jugadores no actúan (aunque Pelé se esfuerza y tiene unas líneas de diálogo), porque ese no es su rol y así hay que entenderlo. Ellos están en la película para lucirse en lo suyo, con la pelota en la cancha. Y es en su oficio donde hacen su gran aporte. ¿O alguien pretende que, en lugar de jugadores de fútbol reales, hubieran puesto a actores jugando al fútbol? ¡Por favor! Mejor no hacer la película.
En ese sentido, la principal atracción es, sin duda, ver en acción al considerado todavía -por muchísimos aficionados, incluyéndome- como el mejor futbolista de todos los tiempos, el brasileño Pelé. Pese a estar retirado del profesionalismo al momento de la filmación, muestra un buen estado atlético y futbolístico. Llena la pantalla con algunas filigranas propias de su magia futbolística y un gol de chilena, muy bien filmado. Otros que destacan son el movedizo y hábil argentino Osvaldo Ardiles, aún activo por esos años (gran jugada para otro golazo), el defensa inglés Bobby Moore, que se despacha su golcito después de una bien urdida acción de su equipo, el técnico mediocampista polaco Kazimierz Deyna, el delantero belga Paul van Himst y varios más. Y es por eso que se hacen muy evidentes las carencias futbolísticas de Stallone y de Caine, al ser los dos únicos "jugadores" del equipo aliado que no eran futbolistas en la vida real.
¿Stallone de arquero? Un chiste, pero claro, debía ser incluido en el equipo, ya que estaba implicado en el plan de fuga. Ellos, junto a Von Sydow, son las estrellas cinematográficas de la cinta. Stallone, cumple una más que correcta interpretación (hasta carismática), ámbito en el que esas dotes siempre le han sido esquivas.
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He visto la película un par de veces, y de nuevo ahora último con mis hijos en edad escolar, y le perdono algunos errores y cierta atmósfera de ingenuidad en determinados momentos. También ellos se han entretenido de lo lindo con la cinta y vibrado en la última media hora y con ese conmovedor y épico final, bajo los sones de la inmortal Marsellesa, con 50.000 espectadores cantando a todo pulmón.
Aunque dicen que no sabía nada de fútbol, John Huston tenía que aprovechar ese plantel de grandes jugadores en la cancha e hizo lo que sabía hacer muy bien y lo correcto. Filmar con solvencia y pulso firme una atrayente historia, enfocándose en el cine como espectáculo, logrando ficcionar un partido emocionante y para el recuerdo.
Por eso mi puntuación de 8, por este producto de entretención muy bien realizado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Muy difícil dilema aquel que enfrentaron los aliados: o escaparse en el entretiempo o seguir jugando el partido. Optaron por lo segundo, incluso estando a la entrada del túnel ya terminado, se devuelven a la cancha. Algo inverosímil si fuera la vida real. Cuando vimos la película juntos, mi hijo de 10 años me dijo, "Papá, yo habría preferido escapar". Pero se entiende que fue una licencia para darle mayor emoción al desenlace de la película y que puede explicarse con el épico final, con la fuga masiva de los aliados y el público derribando las rejas y portones del estadio, ante la impotencia de unos soldados alemanes sorprendidos e irresolutos. Ahí se justificó haberse quedado para terminar el encuentro: de todas maneras se escaparon, camuflados entre el público, aunque no podían saber que sería de esa forma.
Final afortunado este del Estadio Colombes de París (aunque el partido, en realidad se filmó en un viejo estadio de Budapest, Hungría). Desenlace bastante alejado de aquel partido histórico del '42 en que se basa (libremente) la película, en el cual el FC Start, equipo integrado por ex jugadores ucranianos, derrotó al combinado alemán. Varios de los jugadores soviéticos fueron después detenidos, torturados y deportados a campos de concentración. Algunos murieron antes de que Kiev fuera liberada de los nazis el 6 de noviembre de 1943 y otros se salvaron escondidos entre la población civil.
Otro detalle también poco creíble. El hecho de que un prisionero de guerra (Stallone) en un Campo de Prisioneros, pueda huir del recinto y después retornar a él, dejándose capturar (símil de Mc Queen en "El Gran Escape"). Claro, debe hacerlo para difundir entre sus compañeros la información relativa al plan de fuga organizado en conjunto con los miembros de la Resistencia francesa, en la cual también figura una mujer: correcta interpretación de Carole Laure.
Nuevamente mi hijo, aquí me dejó casi sin respuesta, al preguntarme por qué Hatch (Stallone) no se quedó afuera, viviendo en libertad y para qué retornó al lugar de reclusión.
El desarrollo mismo del partido, si bien es muy entretenido, de rápidas jugadas, grandes goles y da gusto ver a brillantes jugadores en la cancha, tiene mucho sabor hollywoodense. Presenta situaciones poco probables futbolísticamente hablando (aunque no imposibles).
Como la gran remontada de los aliados en el marcador, jugando buena parte del match con un hombre menos (la estrella del equipo) y el árbitro en contra. Del 0-4 casi terminando el 1er. tiempo, los aliados logran el empate final, en el 2° lapso.
O el penal de último minuto atajado por un portero que no lo era y frente a la máxima figura del cuadro alemán (Ardiles dijo en entrevistas posteriores, que Stallone necesitó 34 tomas para esa jugada final). Y después de atajar (con su típico rictus bucal), Sylvester devuelve de inmediato la pelota hacia el centro del campo (aunque vean cómo le pega al balón), entregándose a la fervorosa celebración con sus compañeros. Pero no se muestra ni menos se escucha el pitazo final. Incluso los alemanes, si reanudaban rápidamente el juego, podían anotar el 5° gol y ganaban el encuentro, antes de la invasión del público a la cancha, jajaja...
Detalles e ironía para cinéfilos-futboleros, que saben disfrutar esta película de culto.
Final afortunado este del Estadio Colombes de París (aunque el partido, en realidad se filmó en un viejo estadio de Budapest, Hungría). Desenlace bastante alejado de aquel partido histórico del '42 en que se basa (libremente) la película, en el cual el FC Start, equipo integrado por ex jugadores ucranianos, derrotó al combinado alemán. Varios de los jugadores soviéticos fueron después detenidos, torturados y deportados a campos de concentración. Algunos murieron antes de que Kiev fuera liberada de los nazis el 6 de noviembre de 1943 y otros se salvaron escondidos entre la población civil.
Otro detalle también poco creíble. El hecho de que un prisionero de guerra (Stallone) en un Campo de Prisioneros, pueda huir del recinto y después retornar a él, dejándose capturar (símil de Mc Queen en "El Gran Escape"). Claro, debe hacerlo para difundir entre sus compañeros la información relativa al plan de fuga organizado en conjunto con los miembros de la Resistencia francesa, en la cual también figura una mujer: correcta interpretación de Carole Laure.
Nuevamente mi hijo, aquí me dejó casi sin respuesta, al preguntarme por qué Hatch (Stallone) no se quedó afuera, viviendo en libertad y para qué retornó al lugar de reclusión.
El desarrollo mismo del partido, si bien es muy entretenido, de rápidas jugadas, grandes goles y da gusto ver a brillantes jugadores en la cancha, tiene mucho sabor hollywoodense. Presenta situaciones poco probables futbolísticamente hablando (aunque no imposibles).
Como la gran remontada de los aliados en el marcador, jugando buena parte del match con un hombre menos (la estrella del equipo) y el árbitro en contra. Del 0-4 casi terminando el 1er. tiempo, los aliados logran el empate final, en el 2° lapso.
O el penal de último minuto atajado por un portero que no lo era y frente a la máxima figura del cuadro alemán (Ardiles dijo en entrevistas posteriores, que Stallone necesitó 34 tomas para esa jugada final). Y después de atajar (con su típico rictus bucal), Sylvester devuelve de inmediato la pelota hacia el centro del campo (aunque vean cómo le pega al balón), entregándose a la fervorosa celebración con sus compañeros. Pero no se muestra ni menos se escucha el pitazo final. Incluso los alemanes, si reanudaban rápidamente el juego, podían anotar el 5° gol y ganaban el encuentro, antes de la invasión del público a la cancha, jajaja...
Detalles e ironía para cinéfilos-futboleros, que saben disfrutar esta película de culto.
7 de julio de 2021
7 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
256/03(04/07/21) Entretenidillo film dirigido por el maestro John Huston, en lo que para él es un film menor y que parece hecho con el piloto automático. Film con el tema clásico de la lucha del Bien vs Mal, sin matices, mezcla el cine de fugas en clara consonancia con “La Gran Evasión” (1963), con la épica del deporte rey, el Futbol, sintiéndose más lo segundo que lo primero, por el modo liviano por el que se pasa sobre la WWII y sus campos de prisioneros, teniendo además para los futboleros el aliciente de estar en roles secundarios jugadores famosos entre los que destaca uno de los más grandes como es el carioca Edson Arantes do Nascimiento, más conocido como ‘Pele’, también los entonces conocidos Osvaldo Ardiles y Bobby Moore ( y otros muchos de varios países), ello en un coctel con actores de renombre como el inglés Michael Caine y el sueco Max von Sydow, además de la emergente estrella Sylvester Stallone (encarnando a un remedo notorio del Capitán Robert Hatch al que dio vida Steve McQueen en “La Gran Evasión”), recién salido de su triunfante “Rocky” (1976) y su secuela “Rocky II” (1979). El guión de Evans Jones (“Despertar en el Infierno”) y Yabo Yablonski, se inspira en hechos reales vividos durante la Segunda Guerra Mundia por los jugadores del Dynamo de Kiev, tiene varias predecesoras, la húngara dirigida por Zoltán Fábri, “Match en el Infierno” en 1961, y la rusa de Yevgeni Karelov “Tretiy taym” de 1962, en 2012 se estrenó la cinta rusa del director Andrey Malyukov, “The Match', donde se revisionan los hechos.
Es una película buenista y demasiado plúmbea, que no el propio Huston parece tomarse en serio por el comportamiento un tanto arbitrario de los personajes, donde ningún personaje pasa de un estereotipo sin fondo alguno, pues nada sabremos de ninguno de ellos más allá de estar presos, o ser otro de los protagonistas un gentleman nazi, todos se mueven como clichés con patas. Pareciéndome (quizás) un reclamo para poder hacer emerger en USA la pasión futbolera allí inexistente, de cara probablemente al Mundial que se iba a celebrar precisamente en España, para ello lo de la mezcla mencionada. La trama es más simple que el mecanismo de un martillo, donde los nazis en París organizan un inverosímil partido de futbol entre una selección alemana y otra de presos aliados, no se sabe bien con qué objetivo, más allá del etéreo de elevar la moral (¿?). Todo se siente tan artificioso cómo será el partido clímax, filmado alternando aciertos con sensación de manipulación artera.
Tiene dos partes la película. Por un lado está la parte en el campo de prisioneros en Occidente (visto en una buena toma de grúa con todos los barracones), copiado de la de la mencionada “La Gran Evasión”, y me resulta tan falso como en aquella, pues más que unja prisión, parece un parque temático, un paseo de turismo por las supuestas incomodidades en este presidio. Donde no se ve una sola dificultad pasen los presos, se mueven con total libertad por las instalaciones, tienen radios, tiene cámaras de fotos, tienen ‘oficina’ para expedir pasaportes, si algún reo huye, aun sabiendo le han ayudado sus compañeros estos no sufren represalia alguna, cuando alguno de los huidos es devuelto allí, lo más que le hacen llevarlo unos días a una celda de aislamiento, todo me resulta de una bonhomía ridícula, que al mensos se ve paliada porque parece que nadie trata con solemnidad este mundo paralelo. Donde lo mejor es cuando el Von Steiner (von Sydow) y John Colby (Caine) charlan, el primero le dice: “Las naciones deberían resolver sus diferencias en un campo de fútbol. Sería lo más lógico ¿no?”, genial aseveración.
Hay un tramo intermedio con una huida del campo de prisioneros, todo muy rutinario, donde nos cuelan un romance exprés realmente ridículo, para acabar este tramo de modo circular, volviendo todos a la prisión.
La segunda parte sería el clímax del partido. Buena planificación en la previa, con los prolegómenos de llegada de la seguridad alemana, la llegada del público llenando las gradas, la entrada de los equipos en sus vestuarios, el salto de los equipos al terreno de juego, todos estos rituales solo con sonido ambiental. Y empieza el partido y la película vuelve a caer en mil y un estereotipos, como la previsible violencia de los malos con la permisividad (que sorpresa!) del árbitro, donde queda muy ridículo ver a Pele lesionado jugando con el brazo en el costado. Lo más curioso es ver al Major nazi Von Steiner que parece claramente simpatizar con los más débiles (los aliados), en un claro enfoque del cliché del buen alemán. Tenemos el intermedio de la primera parte donde surge la duda, y al final el espíritu deportivo se impone. Asistimos a tomas del público animando a los aliados (entre los que hay gente vestida con atuendo moderno que nada tiene que ver con el de los 40), con ese momento “Casablanca” con todo el estadio cantando a coro ‘La Marsellesa’. Mientras el comentarista de radio alemán manipula el sonido (nada nuevo original bajo el sol). Los que se lucen son Ardiles con lambretas, pero sobre todo Pele con todo un arsenal de skills, coronados por la icónica chilena (esto me trae recuerdos infantiles cuando en el programa sabatino “La bola de cristal’ ponían muchas veces este clip en el slow de la película). Todo para desembocar en un clímax acomodaticio sin sorpresas (bueno, si, una que cuento en spoiler), acorde con el tono banal del film.
Lo malo es que nunca hay sensación de dos equipos jugando se notan acotaciones del terreno para dar cabida a pocos personajes, lo que me hace ir un poco más allá y decir que con 120 años de cine y más del nacimiento del futbol, aun no se ha hecho una película grande de este gran deporte, lo más cercano es la película germana “El milagro de Berna” (2003), con epicentro en el Mundial de 1954 en Suiza.
Es una película buenista y demasiado plúmbea, que no el propio Huston parece tomarse en serio por el comportamiento un tanto arbitrario de los personajes, donde ningún personaje pasa de un estereotipo sin fondo alguno, pues nada sabremos de ninguno de ellos más allá de estar presos, o ser otro de los protagonistas un gentleman nazi, todos se mueven como clichés con patas. Pareciéndome (quizás) un reclamo para poder hacer emerger en USA la pasión futbolera allí inexistente, de cara probablemente al Mundial que se iba a celebrar precisamente en España, para ello lo de la mezcla mencionada. La trama es más simple que el mecanismo de un martillo, donde los nazis en París organizan un inverosímil partido de futbol entre una selección alemana y otra de presos aliados, no se sabe bien con qué objetivo, más allá del etéreo de elevar la moral (¿?). Todo se siente tan artificioso cómo será el partido clímax, filmado alternando aciertos con sensación de manipulación artera.
Tiene dos partes la película. Por un lado está la parte en el campo de prisioneros en Occidente (visto en una buena toma de grúa con todos los barracones), copiado de la de la mencionada “La Gran Evasión”, y me resulta tan falso como en aquella, pues más que unja prisión, parece un parque temático, un paseo de turismo por las supuestas incomodidades en este presidio. Donde no se ve una sola dificultad pasen los presos, se mueven con total libertad por las instalaciones, tienen radios, tiene cámaras de fotos, tienen ‘oficina’ para expedir pasaportes, si algún reo huye, aun sabiendo le han ayudado sus compañeros estos no sufren represalia alguna, cuando alguno de los huidos es devuelto allí, lo más que le hacen llevarlo unos días a una celda de aislamiento, todo me resulta de una bonhomía ridícula, que al mensos se ve paliada porque parece que nadie trata con solemnidad este mundo paralelo. Donde lo mejor es cuando el Von Steiner (von Sydow) y John Colby (Caine) charlan, el primero le dice: “Las naciones deberían resolver sus diferencias en un campo de fútbol. Sería lo más lógico ¿no?”, genial aseveración.
Hay un tramo intermedio con una huida del campo de prisioneros, todo muy rutinario, donde nos cuelan un romance exprés realmente ridículo, para acabar este tramo de modo circular, volviendo todos a la prisión.
La segunda parte sería el clímax del partido. Buena planificación en la previa, con los prolegómenos de llegada de la seguridad alemana, la llegada del público llenando las gradas, la entrada de los equipos en sus vestuarios, el salto de los equipos al terreno de juego, todos estos rituales solo con sonido ambiental. Y empieza el partido y la película vuelve a caer en mil y un estereotipos, como la previsible violencia de los malos con la permisividad (que sorpresa!) del árbitro, donde queda muy ridículo ver a Pele lesionado jugando con el brazo en el costado. Lo más curioso es ver al Major nazi Von Steiner que parece claramente simpatizar con los más débiles (los aliados), en un claro enfoque del cliché del buen alemán. Tenemos el intermedio de la primera parte donde surge la duda, y al final el espíritu deportivo se impone. Asistimos a tomas del público animando a los aliados (entre los que hay gente vestida con atuendo moderno que nada tiene que ver con el de los 40), con ese momento “Casablanca” con todo el estadio cantando a coro ‘La Marsellesa’. Mientras el comentarista de radio alemán manipula el sonido (nada nuevo original bajo el sol). Los que se lucen son Ardiles con lambretas, pero sobre todo Pele con todo un arsenal de skills, coronados por la icónica chilena (esto me trae recuerdos infantiles cuando en el programa sabatino “La bola de cristal’ ponían muchas veces este clip en el slow de la película). Todo para desembocar en un clímax acomodaticio sin sorpresas (bueno, si, una que cuento en spoiler), acorde con el tono banal del film.
Lo malo es que nunca hay sensación de dos equipos jugando se notan acotaciones del terreno para dar cabida a pocos personajes, lo que me hace ir un poco más allá y decir que con 120 años de cine y más del nacimiento del futbol, aun no se ha hecho una película grande de este gran deporte, lo más cercano es la película germana “El milagro de Berna” (2003), con epicentro en el Mundial de 1954 en Suiza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De la puesta en escena me quedo con la música de Bill Conti (“Rocky”), de aires marciales, claramente inspirándose en la ya muy referida “La Gran Evasión”, influenciada al parecer en la sinfonía "Leningrado" de Dmitri Shostakovich.
Spoiler:
Michael Caine es capitán del equipo, pero durante el partido no lo vemos tocar un solo balón; La sorpresa que mencionó arriba es que al final los Aliados no gana el partido, lo empatan a 4. Acaba con un penalti que lanzan los germanos y que Hatch para del modo menos ortodoxo posible, pero lo extraño es que tras esto el cancerbero pegó un pelotazo hacia a delante, mientras los compañeros en masa se acercan a abrazarle, pero si el partido no había terminado, los teutones podrían haber marcado mientras los Aliados hacían el panoli.
'El caso real fue el del FC Start, equipo de fútbol formado en 1942, en plena segunda guerra mundial. El equipo estaba integrado mayoritariamente por ex jugadores del Dinamo de Kiev, suprimido por esta época. El Start fue ganando partidos uno tras otro, y esto mosqueaba a los nazis tanto que, finalmente, decidieron enfrentarlo a su mejor equipo posible, el Flakelf. El Start iba ganando y al descanso, en los vestuarios, se les avisó de que no podían ganar, de que si así fuera pagarían las consecuencias. Los jugadores del Start, sin embargo, hicieron caso omiso de las amenazas y ganaron el partido. Lo ganaron de hecho de forma abrumadora, pese a la brutalidad de los impotentes alemanes, tanto que incluso uno de los jugadores del Start llegó a la línea de gol después de regatear a cuanto jugador se le pusiera por delante (como si de Messi se tratase), portero inclusive, y en lugar de introducir el balón en la portería, y anotar así otro gol, tiró el balón al medio campo. Ganaron un partido y desafiaron a todo un país. Sin duda pagaron las consecuencias ya que unos miembros del equipo fueron asesinados y torturados, otros fueron llevados a campos de concentración y posteriormente asesinados. Solamente tres sobrevivieron.'
Me quedada una película más popular que buena. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Michael Caine es capitán del equipo, pero durante el partido no lo vemos tocar un solo balón; La sorpresa que mencionó arriba es que al final los Aliados no gana el partido, lo empatan a 4. Acaba con un penalti que lanzan los germanos y que Hatch para del modo menos ortodoxo posible, pero lo extraño es que tras esto el cancerbero pegó un pelotazo hacia a delante, mientras los compañeros en masa se acercan a abrazarle, pero si el partido no había terminado, los teutones podrían haber marcado mientras los Aliados hacían el panoli.
'El caso real fue el del FC Start, equipo de fútbol formado en 1942, en plena segunda guerra mundial. El equipo estaba integrado mayoritariamente por ex jugadores del Dinamo de Kiev, suprimido por esta época. El Start fue ganando partidos uno tras otro, y esto mosqueaba a los nazis tanto que, finalmente, decidieron enfrentarlo a su mejor equipo posible, el Flakelf. El Start iba ganando y al descanso, en los vestuarios, se les avisó de que no podían ganar, de que si así fuera pagarían las consecuencias. Los jugadores del Start, sin embargo, hicieron caso omiso de las amenazas y ganaron el partido. Lo ganaron de hecho de forma abrumadora, pese a la brutalidad de los impotentes alemanes, tanto que incluso uno de los jugadores del Start llegó a la línea de gol después de regatear a cuanto jugador se le pusiera por delante (como si de Messi se tratase), portero inclusive, y en lugar de introducir el balón en la portería, y anotar así otro gol, tiró el balón al medio campo. Ganaron un partido y desafiaron a todo un país. Sin duda pagaron las consecuencias ya que unos miembros del equipo fueron asesinados y torturados, otros fueron llevados a campos de concentración y posteriormente asesinados. Solamente tres sobrevivieron.'
Me quedada una película más popular que buena. Fuerza y honor!!!
28 de julio de 2021
28 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Evasión o victoria' es una película a la que le debía una revisión desde hace bastante tiempo ya que ni haciendo un esfuerzo podría recordar cuando fue la última vez que la vi; sí que es verdad que seguramente no es un trabajo top para ninguno de los involucrados (salvo los futbolistas metidos a actores), pero 40 años después la cinta sigue con la máquina totalmente operativa.
John Huston narra una historia en el contexto de la II Guerra Mundial en el que hay muy poco espacio para el sufrimiento (salvo la aparición de los prisioneros de la Europa oriental que no puede uno no sentir sino lástima) y creo que es un acierto porque introduce un matiz que la diferencia de las demás cintas sobre el mismo periodo en el que más que venir a sufrir se viene a pasárlo bien, dentro de lo que permitía el conflicto.
Una mezcla de actores y futbolistas metidos a actores podría en principio no pegar ni con cola, mas cuando a los mandos de la nave se encuentra un director de la talla de John Huston ya más que reconocido en el panorama cinematográfico mundial, todo es más fácil. La cuadrilla de Sylvester Stallone, Michael Caine y compañía tienen bastante química entre ellos y es inevitable cogerles simpatía y desear que consigan su objetivo. Y, por supuesto, está el partido de fútbol eficazmente rodado con el momento de La Marsellesa que pone los pelos de punta.
Aunque cuando al hablar de John Huston salgan películas como 'El tesoro de Sierra Madre', 'La reina de África' o 'El halcón maltés' que son producciones que salen a la palestra de forma natural, este trabajo suyo en su última etapa merece bastante la pena por todo lo anterior y la banda sonora de Bill Conti que le va como anillo al dedo.
John Huston narra una historia en el contexto de la II Guerra Mundial en el que hay muy poco espacio para el sufrimiento (salvo la aparición de los prisioneros de la Europa oriental que no puede uno no sentir sino lástima) y creo que es un acierto porque introduce un matiz que la diferencia de las demás cintas sobre el mismo periodo en el que más que venir a sufrir se viene a pasárlo bien, dentro de lo que permitía el conflicto.
Una mezcla de actores y futbolistas metidos a actores podría en principio no pegar ni con cola, mas cuando a los mandos de la nave se encuentra un director de la talla de John Huston ya más que reconocido en el panorama cinematográfico mundial, todo es más fácil. La cuadrilla de Sylvester Stallone, Michael Caine y compañía tienen bastante química entre ellos y es inevitable cogerles simpatía y desear que consigan su objetivo. Y, por supuesto, está el partido de fútbol eficazmente rodado con el momento de La Marsellesa que pone los pelos de punta.
Aunque cuando al hablar de John Huston salgan películas como 'El tesoro de Sierra Madre', 'La reina de África' o 'El halcón maltés' que son producciones que salen a la palestra de forma natural, este trabajo suyo en su última etapa merece bastante la pena por todo lo anterior y la banda sonora de Bill Conti que le va como anillo al dedo.
5 de noviembre de 2024
5 de noviembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me recuerda a "El rompehuesos" (The Longest Yard, 1974), de Robert Aldrich, en tanto que en ambos casos las tensiones y los conflictos de los personajes parecen dirimirse en el partido que ocupa la parte final del metraje, y porque además en las dos películas hay dos bandos enfrentados entre sí, y, en fin, porque el deporte es un modo de probar la altura moral de algunos personajes en medio de la adversidad. Basada en hechos reales, aunque eso no se avise en los créditos iniciales, "Evasión o victoria" mezcla el cine de prisioneros de la Segunda Guerra Mundial con el fútbol, y sale airosa en el empeño gracias a la participación de varios futbolistas (Pelé, Ardiles) y a una buena labor de producción y dirección, aunque Michael Caine estaba ya demasiado mayor para hacer de futbolista y aunque Sylvester Stallone no tuviera ni idea de fútbol, como parece indicar su personaje, un estadounidense que acaba siendo el portero del equipo.
Lo mejor, para mí, es el momento en el que el gran Anton Diffring (como el comentador radiofónico del partido final) añade aplausos cuando no los hay, dándose a entender que el fútbol era ya en los años 40 del siglo XX un espectáculo de masas que se podía manipular y utilizar con fines políticos y propagandísticos.
Lo mejor, para mí, es el momento en el que el gran Anton Diffring (como el comentador radiofónico del partido final) añade aplausos cuando no los hay, dándose a entender que el fútbol era ya en los años 40 del siglo XX un espectáculo de masas que se podía manipular y utilizar con fines políticos y propagandísticos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final es un final feliz típico del cine de Hollywood; aunque los prisioneros sólo han empatado con los alemanes, son los vencedores morales del partido. Pese a ser un final feliz típico y épico al gusto de Hollywood, está muy bien rodado y es emocionante.
12 de marzo de 2007
12 de marzo de 2007
18 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante todo quiero dejar claro que el fútbol me apasiona... hasta ciertos límites.
Creo que tuvo una buena taquilla. No me extraña. Hay tantos ejemplos de bodrios cinematográficos que reportaron ingresos generosos... La estupidez humana no tiene límites, aquí, allá, antes, ahora y después.
Una historia tan predecible como inverosímil, con unos actores que están ahí ... uno no sabe bien las razones. Michael Caine y Max von Sydow dan caché pero con su sola presencia, no es menester que hagan interpretaciones sublimes y aquí simplemente están. El Stallone rechina como cuchillo cortando hierro herrumbroso. Es malo como actor y como portero es pésimo. John Huston demuestra que no tiene ni puta idea del balompié.
Stallone le pregunta a Caine momentos antes del partido “¿Qué hago en un córner?” Y yo digo: ¿pero para qué coño tantísimos entrenamientos?
Alguien por ahí ha escrito que es una exaltación del fútbol y del deporte. Lo dudo. No creo que haya un solo espectador que no gustándole el fútbol haya sentido interés por él después de ver este guiso mal aderezado.
Siento bochorno que alguien pueda equiparar este título con “La gran evasión” de John Sturges o con “Le trou” de Jacques Becker, por ejemplo.
La peor película de John Huston, o una de las peores.
Creo que tuvo una buena taquilla. No me extraña. Hay tantos ejemplos de bodrios cinematográficos que reportaron ingresos generosos... La estupidez humana no tiene límites, aquí, allá, antes, ahora y después.
Una historia tan predecible como inverosímil, con unos actores que están ahí ... uno no sabe bien las razones. Michael Caine y Max von Sydow dan caché pero con su sola presencia, no es menester que hagan interpretaciones sublimes y aquí simplemente están. El Stallone rechina como cuchillo cortando hierro herrumbroso. Es malo como actor y como portero es pésimo. John Huston demuestra que no tiene ni puta idea del balompié.
Stallone le pregunta a Caine momentos antes del partido “¿Qué hago en un córner?” Y yo digo: ¿pero para qué coño tantísimos entrenamientos?
Alguien por ahí ha escrito que es una exaltación del fútbol y del deporte. Lo dudo. No creo que haya un solo espectador que no gustándole el fútbol haya sentido interés por él después de ver este guiso mal aderezado.
Siento bochorno que alguien pueda equiparar este título con “La gran evasión” de John Sturges o con “Le trou” de Jacques Becker, por ejemplo.
La peor película de John Huston, o una de las peores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Alguien puede entender cómo se puede ser tan descerebrado para abandonar la fuga y quedarse a jugar el segundo tiempo del partido? Sólo en mentes de cenutrios tienen cabida tales decisiones. Pero, ¡ojo! Muchos hay para los que el fútbol es lo máximo en la vida.
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