Secuestradores de cuerpos
5.3
2,019
Ciencia ficción. Terror. Fantástico
En una base militar, una familia observa cómo sus vecinos y amigos se comportan de una manera extraña. Poco a poco, se verán inmersos en una terrible pesadilla de la que no podrán escapar. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2011
25 de enero de 2011
13 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es lamentable que una película que es remake (La invasión de los ultracuerpos) de otro remake (La invasión de los ladrones de cuerpos) sea tan simple e insustancial como éste. Mencionar que si no has visto sus antecesoras puede resultar hasta interesante (como mucho) pero si no es así, la puntuación podría perfectamente bajar hasta un 2 (como mucho). Miedo me da, ver el nuevo remake de 2007 (Invasión), de lo que realmente estoy ansioso y no he tenido ocasión es de leer la novela de Finnay en la que todas están inspiradas.
Un remake debe realizarse para aumentar o complementar, no para explotar una excelente idea y “sangrar” las mejores situaciones de sus predecesoras. El guión, lejos de aportar, no tiene sentido y lo peor de todo, es que en todo momento “sangran” el clásico grito que en sus predecesoras ponía los pelos de punta. (En especial el de Donald Sutherland en el anterior remake).
Tenía expectativas de ver esta película, especialmente porque su director, Abel Ferrara suele darle a sus obras un toque distinto y políticamente incorrecto, pero en este caso, debía estar pensando en otra cosa.
Para rematar las actuaciones son pésimas, empezando por el gran Forest Whitaker que únicamente aparece en 2 escenas haciéndolo fatal, sobreactuado y sin motivación, y pasando por el “inexpresivo” Billy Whirth, uno de los peores actores que he tenido ocasión de visionar. Solo se salvan las 2 jóvenes actrices Christne Elise y en especial la siempre interesante Gabrielle Anwar.
En definitiva, abstente de verla si has visto las anteriores y si no es así puedes pasar el rato pero cuanto mejor si visionas sus predecesoras.
Un remake debe realizarse para aumentar o complementar, no para explotar una excelente idea y “sangrar” las mejores situaciones de sus predecesoras. El guión, lejos de aportar, no tiene sentido y lo peor de todo, es que en todo momento “sangran” el clásico grito que en sus predecesoras ponía los pelos de punta. (En especial el de Donald Sutherland en el anterior remake).
Tenía expectativas de ver esta película, especialmente porque su director, Abel Ferrara suele darle a sus obras un toque distinto y políticamente incorrecto, pero en este caso, debía estar pensando en otra cosa.
Para rematar las actuaciones son pésimas, empezando por el gran Forest Whitaker que únicamente aparece en 2 escenas haciéndolo fatal, sobreactuado y sin motivación, y pasando por el “inexpresivo” Billy Whirth, uno de los peores actores que he tenido ocasión de visionar. Solo se salvan las 2 jóvenes actrices Christne Elise y en especial la siempre interesante Gabrielle Anwar.
En definitiva, abstente de verla si has visto las anteriores y si no es así puedes pasar el rato pero cuanto mejor si visionas sus predecesoras.
10 de septiembre de 2009
10 de septiembre de 2009
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera de las cuatro adaptaciones cinematográficas del clásico de la ciencia ficción escrito por Jack Finney, “Body Snatchers” y publicada por primera vez por entregas en la revista “Collier Magazine” en 1954 (“La invasión de los ultracuerpos 1956 y 1978” dirigidas por Don Siegel y Philip Kaufman respectivamente y la inclasificable “Invasión 2007” de Oliver Hirschbiegel son las otras 3).
Dado que la trama es de sobras conocida y dejando claro que (a mi juicio) la de Siegel es una obra maestra y la de Kauffman aguanta más o menos la comparación (dado lo acertado de lo bien que quedo la historia en las sociedades de distintas épocas en que están ambientadas), paso a comentar esta que nos ocupa.
Tratándose de Abel Ferrara uno puede esperar cualquier cosa dependiendo del grado de cuelgue que asicobe, desde verdaderas joyas de culto como “Mal teniente 1992” (a punto de estrenarse el remake con Nicolás Cage, que desde ya sin verla, apostaría 1 euro a que es una porquería por mucho que la dirija el maestro Herzog, dado la mojigatería de la sociedad actual) y “El Rey de Nueva York 1993” (ambas con unos inmensos Harvey Keitel y Cristopher Walken respectivamente) o inclasificables artefactos (ver filmografía), eso sí siempre con algo que las hace “películas de Abel Ferrara” sobre otras consideraciones y que en la mayoría de los casos justifican su visionado.
A pesar de contar con nada más y nada menos que con Larry Cohen y Stuart Gordon metiéndole mano al guion, de lo atrayente e inquietante de situar la historia en una base militar y de lo más o menos resultón de los escasos efectos especiales y debido que salvo la aparición de Forest Whitaker como el mayor de la base, de la siempre atractiva y aquí inquietante Meg Tilly como la madrastra y de una Gabrielle Anwar con 22 añitos (una de las pocas otrora guapas actrices a la que el quirófano mantiene guapas y sensuales en su madurez, véase “Burn notice”), el resto del reparto no es para tirar cohetes, no llega a ser la joyita que ante los nombres implicados en la película casi diría que tenía obligación de ser, pese a lo cual la calificaría de interesante, a ratos terrorífica (sobre todo en el tramo final) y aunque por debajo de sus predecesoras en adaptar la historia (desde luego por encima de “Invasión 2007”), digna de un visionado.
Dado que la trama es de sobras conocida y dejando claro que (a mi juicio) la de Siegel es una obra maestra y la de Kauffman aguanta más o menos la comparación (dado lo acertado de lo bien que quedo la historia en las sociedades de distintas épocas en que están ambientadas), paso a comentar esta que nos ocupa.
Tratándose de Abel Ferrara uno puede esperar cualquier cosa dependiendo del grado de cuelgue que asicobe, desde verdaderas joyas de culto como “Mal teniente 1992” (a punto de estrenarse el remake con Nicolás Cage, que desde ya sin verla, apostaría 1 euro a que es una porquería por mucho que la dirija el maestro Herzog, dado la mojigatería de la sociedad actual) y “El Rey de Nueva York 1993” (ambas con unos inmensos Harvey Keitel y Cristopher Walken respectivamente) o inclasificables artefactos (ver filmografía), eso sí siempre con algo que las hace “películas de Abel Ferrara” sobre otras consideraciones y que en la mayoría de los casos justifican su visionado.
A pesar de contar con nada más y nada menos que con Larry Cohen y Stuart Gordon metiéndole mano al guion, de lo atrayente e inquietante de situar la historia en una base militar y de lo más o menos resultón de los escasos efectos especiales y debido que salvo la aparición de Forest Whitaker como el mayor de la base, de la siempre atractiva y aquí inquietante Meg Tilly como la madrastra y de una Gabrielle Anwar con 22 añitos (una de las pocas otrora guapas actrices a la que el quirófano mantiene guapas y sensuales en su madurez, véase “Burn notice”), el resto del reparto no es para tirar cohetes, no llega a ser la joyita que ante los nombres implicados en la película casi diría que tenía obligación de ser, pese a lo cual la calificaría de interesante, a ratos terrorífica (sobre todo en el tramo final) y aunque por debajo de sus predecesoras en adaptar la historia (desde luego por encima de “Invasión 2007”), digna de un visionado.
28 de junio de 2007
28 de junio de 2007
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Evitando las comparaciones de sus predecesoras y viéndola como un film en si mismo, esta película se nos muestra como una película interesante, pero que se deshincha rápidamente.
Tras una primera media hora intrigante y con gran calidad, se acaba convirtiendo en un espectáculo de pirotecnia barata y acción gratuita típico de Hollywood.
Al final, llega el momento en el que la película apenas es capaz de sostenerse y acaba casi por inercia, dejándonos un final que da la sensación de ser un final casi provisional.
Podría ser mucho mejor de lo que es, pero se deja ver y es muy entretenida.
Tras una primera media hora intrigante y con gran calidad, se acaba convirtiendo en un espectáculo de pirotecnia barata y acción gratuita típico de Hollywood.
Al final, llega el momento en el que la película apenas es capaz de sostenerse y acaba casi por inercia, dejándonos un final que da la sensación de ser un final casi provisional.
Podría ser mucho mejor de lo que es, pero se deja ver y es muy entretenida.
8 de enero de 2012
8 de enero de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo “remake” conocido del gran clásico de Donald Siegel “La Invasión de los Ladrones de Cuerpos” (Invasion of the Body Snatchers, 1956) y que ya fue objeto de una aceptable revisión en 1978, “La Invasión de los Ultracuerpos” (1978) dirigida por Philip`Kaufman e interpretada por Donald Sutherland y Jeff Goldblum. Otras versiones son más o menos conocidas por su original planteamiento, como el caso de “The Faculty” (1999) de Robert Rodriguez o simplemente por sus pobres aportaciones como una mediocre versión titulada “The Invasion” que codirigieron Oliver Hirschbiegel (El Hundimiento) y James McTeigue (Ninja Assassin) e interpretada por Nicole Kidman y Daniel Craig.
La versión de Ferrara goza de varias peculiaridades. Empezando por su director, que se desmarca de sus enfermizas tendencias que tan buenos resultados le habían deparado en thrillers radiografiados como “El Rey de Nueva York” (King of New York, 1990) o la aclamada “Teniente Corrupto” (Bad Lieutenant, 1992). Por otra parte, aunque destacan las apariciones secundarias de Forest Whitaker, Meg Tilly y Robert Lee Ermey, los actores no destacan por su popularidas y el formato, en su estreno en la mayoría de países, se limitó al uso doméstico. Es decir: al videoclub, sección Fantástico y Terror.
La historia es la misma. Unos órganos que viven del agua (aunque aquí en forma de residuos radioactivos cerca de una base de los marines, por lo que destaca su mensaje ecologista antes que la agresividad anticomunista de su predecesor clásico de Siegel) suplantan, como intrusos, a los seres humanos calcándoles en su forma y físico mientras los consumen como tal mientras duermen. Esa suplantación es el pretexto para que invadan la Tierra extendiéndose como una plaga silenciosa.
El protagonismo, sin duda, se lo llevan los efectos especiales y el film pasa por ser entretenido y ameno para cualquier incondicional del género. Pero si buscáis el estilo “Ferrara” (aunque algunos de sus admiradores consideran su “Body Snatchers” su obra maestra), no lo encontraréis entre tanta confusión.
La versión de Ferrara goza de varias peculiaridades. Empezando por su director, que se desmarca de sus enfermizas tendencias que tan buenos resultados le habían deparado en thrillers radiografiados como “El Rey de Nueva York” (King of New York, 1990) o la aclamada “Teniente Corrupto” (Bad Lieutenant, 1992). Por otra parte, aunque destacan las apariciones secundarias de Forest Whitaker, Meg Tilly y Robert Lee Ermey, los actores no destacan por su popularidas y el formato, en su estreno en la mayoría de países, se limitó al uso doméstico. Es decir: al videoclub, sección Fantástico y Terror.
La historia es la misma. Unos órganos que viven del agua (aunque aquí en forma de residuos radioactivos cerca de una base de los marines, por lo que destaca su mensaje ecologista antes que la agresividad anticomunista de su predecesor clásico de Siegel) suplantan, como intrusos, a los seres humanos calcándoles en su forma y físico mientras los consumen como tal mientras duermen. Esa suplantación es el pretexto para que invadan la Tierra extendiéndose como una plaga silenciosa.
El protagonismo, sin duda, se lo llevan los efectos especiales y el film pasa por ser entretenido y ameno para cualquier incondicional del género. Pero si buscáis el estilo “Ferrara” (aunque algunos de sus admiradores consideran su “Body Snatchers” su obra maestra), no lo encontraréis entre tanta confusión.
3 de abril de 2017
3 de abril de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La existencia de la humanidad pende de un hilo a causa de fuerzas desconocidas que amenazan con arrebatarle uno de sus dones más preciados: la identidad.
"Están por todas partes. Te atrapan cuando estás dormido". No hay escapatoria posible porque ya no queda nadie ahí fuera...la historia vuelve a repetirse.
En 1.955, el autor Jack Finney daría vida a una de las obras de suspense y ficción más emblemáticas del género: "La Invasión de los Ladrones de Cuerpos"; con la inquietante idea de unos alienígenas cuya misión es "duplicar" a los seres humanos y hacer de La Tierra un lugar poblado de seres desprovistos de emociones, la novela quedaría convertida en clásico desde el mismo instante de su publicación. Tal fue el éxito que un año más tarde llegaría una adaptación dirigida por el artesano Don Siegel, donde la paranoia de la invasión encontraba su similitud en la Caza de Brujas del senador McCarthy y el pánico al comunismo.
Pese a su escasez de medios el film habría de convertirse en un pilar de la ciencia-ficción, indispensable para entender su evolución en el panorama cinematográfico. Más de dos décadas después Philip Kaufman rodaría una segunda y más cruda versión del texto cuyos elementos y conclusión son ligeramente modificados, y que muchos consideran superior (no seré yo) a la original; sería su productor, Robert H. Solo, el instigador de otra adaptación para 1.993, reuniendo para ello a un equipo de lo más interesante donde figuraban los guionistas Stuart Gordon y Larry Cohen y el más que controvertido Abel Ferrara.
Famoso a comienzos de década por "El Rey de New York" y "Teniente Corrupto", el realizador se labraría poco a poco una reputación creando un estilo de cine propio, cuyo escenario rebosante de violencia se situaba siempre en los bajos fondos de la sociedad. Sorprende por tanto la decisión de Solo de involucrarle en un proyecto comercial tan alejado de su ambiente, pero Ferrara aceptaría el reto inmiscuyéndose así por primera vez en un género totalmente inédito, trayéndose de paso a su compañero Nicholas St. John para revisar el guión; quizás fue esta extraña unión de talentos lo que hizo de "Secuestradores de Cuerpos" la más tergiversadora versión del libro de Finney.
Tanto que hubiese sido mejor bautizarla con otro título; ahora no es el dr. Miles el protagonista sino la joven Marti, que soporta con resignación el mudarse a una base militar junto a su madrastra, su hermano pequeño y su padre, un científico que debe investigar unos productos tóxicos en el lugar...pero pronto comenzarán a suceder extraños sucesos que amenazarán sus vidas. Absoluto cambio de escenario y situación; si antes se desarrollaba la paranoia en plena sociedad civil, creando un clima de conspiración y angustia constante alrededor de esa comunidad americana soñada donde nada mala podía suceder, ahora la acción se traslada a la sociedad militar.
Una modificación argumental a priori estrafalaria que sustituye el miedo a la Caza de Brujas, al pánico nuclear y al comunismo por una ácida y nada disimulada crítica antimilitarista, proponiendo la semejanza entre esa raza extraterrestre incapaz de proyectar emociones ni sentimientos reales con la castrense disciplina aplicada a los soldados, condicionados por normas inquebrantables y una impuesta deshumanización. Pero en esta sociedad, reducida y poco accesible, no parece apreciarse tanto la sensación de verdadera amenaza como en las versiones precedentes, que la situaban en la población, entre individuos ordinarios, donde el temor y la desconfianza toman un cariz mucho más inquietante.
De todos modos, y a pesar de un guión que de vez en cuando cae en el ridículo e incluso en una autoparodia involuntaria, Ferrara, que en muchos momentos llega a calcar (¿de manera inconsciente?) esos planos oblicuos tan característicos de la técnica de Siegel, consigue imprimir un alarmante desasosiego a la historia (apreciable en secuencias como la de la guardería o la revelación de los hechos a Steve por parte de Carol), conducida en su último tramo por un ritmo frenético, al tiempo que la inclina hacia terrenos más propios de su cine sirviéndose de unos melancólicos personajes atrapados en una atmósfera de opresión y malestar y radiografiando las relaciones familiares y su fracaso.
Sin embargo, uno de los aspectos a destacar, aparte de una curiosa novedad añadida (el horrendo grito que pegan los alienígenas para alertar a sus semejantes), es el trabajo de unos efectos especiales que si no alcanzan el nivel de impresionantes por lo menos sí son atractivos mientras el plantel, lleno de actores de segunda o tercera fila donde únicamente sobresale la presencia de los grandes Forest Whitaker y R. Lee Ermey (de nuevo dando vida a un militar), se muestra competente en sus roles, encabezado por las guapas Gabrielle Anwar y Meg Tilly, hermana de Jennifer (que aparecerá haciendo de "doble de cuerpo" de la anterior), el mediocre Billy Wirth y el correcto Terry Kinney.
"Secuestradores de Cuerpos" sufriría un paso por taquilla muy poco esperanzador, siendo recibida con indiferencia con unos y con rechazo por otros, aunque incomprensiblemente tratada con respeto y admiración por parte de la crítica (el caso es no ponerse de acuerdo) y, lo más increíble, llegando a ser exhibida en el festival de Cannes. Aquejada por una estética y formato más propio del vídeo, esta humilde muestra de intriga y terror de serie "B" con reminiscencias a Cronenberg y Carpenter resulta, como mucho, entretenida y sobre todo interesante, teniendo en cuenta quién se halla tras la cámara.
La experiencia me ha hecho ver que los "remakes" en la industria cinematográfica son tan peligrosos como los alienígenas del relato de Finney, pues roban su identidad a aquellos títulos originales en los que se basan creando una burda copia carente de emociones...
Reflexionen sobre ello y verán las semejanzas.
"Están por todas partes. Te atrapan cuando estás dormido". No hay escapatoria posible porque ya no queda nadie ahí fuera...la historia vuelve a repetirse.
En 1.955, el autor Jack Finney daría vida a una de las obras de suspense y ficción más emblemáticas del género: "La Invasión de los Ladrones de Cuerpos"; con la inquietante idea de unos alienígenas cuya misión es "duplicar" a los seres humanos y hacer de La Tierra un lugar poblado de seres desprovistos de emociones, la novela quedaría convertida en clásico desde el mismo instante de su publicación. Tal fue el éxito que un año más tarde llegaría una adaptación dirigida por el artesano Don Siegel, donde la paranoia de la invasión encontraba su similitud en la Caza de Brujas del senador McCarthy y el pánico al comunismo.
Pese a su escasez de medios el film habría de convertirse en un pilar de la ciencia-ficción, indispensable para entender su evolución en el panorama cinematográfico. Más de dos décadas después Philip Kaufman rodaría una segunda y más cruda versión del texto cuyos elementos y conclusión son ligeramente modificados, y que muchos consideran superior (no seré yo) a la original; sería su productor, Robert H. Solo, el instigador de otra adaptación para 1.993, reuniendo para ello a un equipo de lo más interesante donde figuraban los guionistas Stuart Gordon y Larry Cohen y el más que controvertido Abel Ferrara.
Famoso a comienzos de década por "El Rey de New York" y "Teniente Corrupto", el realizador se labraría poco a poco una reputación creando un estilo de cine propio, cuyo escenario rebosante de violencia se situaba siempre en los bajos fondos de la sociedad. Sorprende por tanto la decisión de Solo de involucrarle en un proyecto comercial tan alejado de su ambiente, pero Ferrara aceptaría el reto inmiscuyéndose así por primera vez en un género totalmente inédito, trayéndose de paso a su compañero Nicholas St. John para revisar el guión; quizás fue esta extraña unión de talentos lo que hizo de "Secuestradores de Cuerpos" la más tergiversadora versión del libro de Finney.
Tanto que hubiese sido mejor bautizarla con otro título; ahora no es el dr. Miles el protagonista sino la joven Marti, que soporta con resignación el mudarse a una base militar junto a su madrastra, su hermano pequeño y su padre, un científico que debe investigar unos productos tóxicos en el lugar...pero pronto comenzarán a suceder extraños sucesos que amenazarán sus vidas. Absoluto cambio de escenario y situación; si antes se desarrollaba la paranoia en plena sociedad civil, creando un clima de conspiración y angustia constante alrededor de esa comunidad americana soñada donde nada mala podía suceder, ahora la acción se traslada a la sociedad militar.
Una modificación argumental a priori estrafalaria que sustituye el miedo a la Caza de Brujas, al pánico nuclear y al comunismo por una ácida y nada disimulada crítica antimilitarista, proponiendo la semejanza entre esa raza extraterrestre incapaz de proyectar emociones ni sentimientos reales con la castrense disciplina aplicada a los soldados, condicionados por normas inquebrantables y una impuesta deshumanización. Pero en esta sociedad, reducida y poco accesible, no parece apreciarse tanto la sensación de verdadera amenaza como en las versiones precedentes, que la situaban en la población, entre individuos ordinarios, donde el temor y la desconfianza toman un cariz mucho más inquietante.
De todos modos, y a pesar de un guión que de vez en cuando cae en el ridículo e incluso en una autoparodia involuntaria, Ferrara, que en muchos momentos llega a calcar (¿de manera inconsciente?) esos planos oblicuos tan característicos de la técnica de Siegel, consigue imprimir un alarmante desasosiego a la historia (apreciable en secuencias como la de la guardería o la revelación de los hechos a Steve por parte de Carol), conducida en su último tramo por un ritmo frenético, al tiempo que la inclina hacia terrenos más propios de su cine sirviéndose de unos melancólicos personajes atrapados en una atmósfera de opresión y malestar y radiografiando las relaciones familiares y su fracaso.
Sin embargo, uno de los aspectos a destacar, aparte de una curiosa novedad añadida (el horrendo grito que pegan los alienígenas para alertar a sus semejantes), es el trabajo de unos efectos especiales que si no alcanzan el nivel de impresionantes por lo menos sí son atractivos mientras el plantel, lleno de actores de segunda o tercera fila donde únicamente sobresale la presencia de los grandes Forest Whitaker y R. Lee Ermey (de nuevo dando vida a un militar), se muestra competente en sus roles, encabezado por las guapas Gabrielle Anwar y Meg Tilly, hermana de Jennifer (que aparecerá haciendo de "doble de cuerpo" de la anterior), el mediocre Billy Wirth y el correcto Terry Kinney.
"Secuestradores de Cuerpos" sufriría un paso por taquilla muy poco esperanzador, siendo recibida con indiferencia con unos y con rechazo por otros, aunque incomprensiblemente tratada con respeto y admiración por parte de la crítica (el caso es no ponerse de acuerdo) y, lo más increíble, llegando a ser exhibida en el festival de Cannes. Aquejada por una estética y formato más propio del vídeo, esta humilde muestra de intriga y terror de serie "B" con reminiscencias a Cronenberg y Carpenter resulta, como mucho, entretenida y sobre todo interesante, teniendo en cuenta quién se halla tras la cámara.
La experiencia me ha hecho ver que los "remakes" en la industria cinematográfica son tan peligrosos como los alienígenas del relato de Finney, pues roban su identidad a aquellos títulos originales en los que se basan creando una burda copia carente de emociones...
Reflexionen sobre ello y verán las semejanzas.
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