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El ring

Drama Jack es un boxeador de segunda fila, novio de Nelly. El campeón australiano, Bob Corby, que oculta su verdadera identidad, está enamorado de la misma muchacha. Bob desafía a Jack, al que derrota ampliamente. Pero, para poder estar cerca de Nelly, Bob contrata a Jack para entrenar con él. No pasa mucho tiempo sin que la chica corresponda a los intentos amorosos de Bob. Movido por los celos y el deseo de venganza, Jack reta Bob a combatir ... [+]
Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
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8
24 de enero de 2015
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Podría suceder un hecho que de infortunado, pasara a afortunado y de nuevo a infortunado? Yo creo que sí y siempre recuerdo al hombre aquel que, cuando alguien le decía “¡Qué suerte la tuya!” o “¡Qué mala suerte la que has tenido!”, él invariablemente respondía: ¡Quién sabe!

Aunque tan solo es un boxeador de feria, a Jack Sander se le conoce ya como, “One round”, porque a sus contrincantes los deja en la lona en los primeros minutos. Con este nombre, y con mucho orgullo, lo presenta su promotor… pero el paso de los días va haciendo que para, “One round”, no sea fácil encontrar nuevos contrincantes, y a falta se estos, llega una ocasión en que, al ver que un apuesto hombre coquetea con su novia, decide retarlo… con tan mala suerte que se ha tropezado con el campeón de los pesos pesados, el australiano Bob Corby. Pero, paradójicamente, con tan buena fortuna que, al comprobar éste que Jack tiene talento, lo contrata como su esparrin. Pero, al ver que se da la ocasión de seguir viendo a la chica de Sander, Corby hará lo suyo para conquistarla… y así comenzará un verdadero drama interior para aquel boxeador que, mientras está comprometido con llegar tan alto como Corby, va viendo que su chica ha comenzado a tomar partido por los devaneos.

“EL RING”, parte de la convencional historia del triángulo amoroso, con la añeja fórmula “Chico encuentra chica - Chico pierde chica - Chico recupera chica” y, en tal sentido, podría ser una más de las tantísimas historias que, años antes y sobre todo después, nos ha ofrecido el cine con mayor o menor fortuna. El guión, acreditado en el filme a su director Alfred Hitchcock, no tiene grandes pretensiones y los hechos son los convencionales en cualquier historia de este corte, salvo ese principio que resulta bastante interesante, porque refleja con exactitud las paradojas de la vida.

¿Queda, entonces, algo más que pueda rescatarse en este drama que centrara Hitchcock en el mundo del boxeo? Yo creo que sí ¡y mucho! Primero, tratándose de un filme silente sin siquiera una música de ambiente, es muy buena, brillante y me atrevo a decir magistral, la manera como el director se las ingenia para conseguir conectarnos con el drama que vive aquel muchacho cuya autoestima anda por el suelo, permitiendo que, con suma belleza estética y la más efectiva claridad, podamos percibir sus pensamientos, ansiedades y temores.

De principio a fin, se descubre una recursividad muy profunda en el director –demostrada ya a plenitud en “The Lodger”- para servirse de los recursos que, hasta entonces, se tenían (iluminación expresionista, efectos psicológicos de encuadre, sobreimpresiones para recrear el pensamiento…) y con ello logra una plasticidad tal que hace que, de su convencional historia, resulte un romántico drama, de celos y pasión, con unos caracteres estéticos tan encomiables, que no logran verse en muchísimas de las historias que se hicieran posteriormente, contando incluso con estas ayudas previas.

A Hitchcock sin duda se le ha encasillado, se le puso la etiqueta de “El mago del suspenso”, y con él pasa lo que pasó con doña María, que cuando dejaba de hacer sus deliciosas empanadas, porque para variar decidía hacer unos ricos buñuelos, la gente en vez de confiar en su buena cocina, le reclamaba las empanadas y ni siquiera saboreaba los buñuelos… tocándole entonces volver a las empanadas. Exactamente pasó así con este director inglés al que también le gustaba probarse en otros temas. Y en casos concretos, como “EL RING”, es indudable que el resultado fue muy positivo.

Carl Brisson, resulta muy efectivo como el aspirante a campeón que, mientras asciende profesionalmente, siente que su corazón se desmorona día tras día. Ian Hunter, luce muy preciso como el campeón que se aprovecha de su posición para buscar ganar en las dos contiendas. Y Lillian Hall-Davis, es la chica que se debatirá entre el amor y la atracción que le inspiran los triunfadores.

“EL RING” es otro filme importante en la obra de Alfred Hitchcock.
6
12 de diciembre de 2008
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede ser el mago cinematográfico del suspense y ser un mal cineasta. Y Hitchcock no lo es. Pero, no es lo mismo. Y esta película muda, de las primeras que realizó, tiene sus aspectos interesantes - su primer guión, escrito junto a su esposa y su primer trabajo para la British International Pictures - pero no pasará a la historia más que como un interesante trabajo previo del director que "revolucionaría" el suspense.

Eso, a pesar de algunos detalles dignos de encomio en el aspecto visual que consiguen dirigir los pensamientos del espectador inteligente en determinados sentidos sin que sean necesarios demasiados rótulos literarios explicando los acontecimientos. La mano que acaricia la sota de diamantes o que intenta ocultar el brazalete habla por si misma. Dice incluso más de lo que dirían las palabras. Y lo mismo cabe decir de las burbujas del champán o de la copa que se derrama en claro gesto de reto y afrenta. Pero claro, nosotros estamos mal acostumbrados, y queremos encontrar el verdadero y genuino espíritu Hitchcock. Y no. Entre este melodrama sentimental y otros trabajos suyos como Psicosis, Con la muerte en los talones o Rebeca no solo hay una banda sonora, hay un estilo. Y este, aun teniendo detalles meritorios, no es mi Hitchcock, que me lo han cambiao...
7
11 de febrero de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha sorprendido que esté peor valorada que su antecesora –también es cierto que es menos conocida– porque, aunque su historia sí es más convencional que la que se cuenta en 'The Lodger: A Story of the London Fog', Hitchcock, que aquí, por cierto, es guionista –su primera vez–, utiliza muchísimos recursos y trucos que no sólo logran asombrar por su plasticidad y modernidad, sino que, además, conmueven muchísimo más que cualquier rótulo o diálogo: Hitch juega con los reflejos, las ondas de un estanque, vuelve a recurrir a los planos subjetivos y utiliza, incluso, (¡)un cenital(!).

'The Ring' supone, además, una de las semillas del cine de boxeo, género que tantas películas notables ha ido dando a lo largo de la historia. Sí, quizás no estemos ante ese director, maestro del suspense, que ha terminado trascendiendo hasta nuestros días, pero el equilibrio entre fondo y forma –adelantada a su tiempo– que aquí consigue es apabullante y lo mismo pasa con el manejo del lenguaje cinematográficos, brillante.

Dicen que la cinta fue un éxito en cuanto a crítica, pero que no logró recaudar lo esperado, que no caló entre el público mayoritario. Truffaut, Chabrol y Rohmer, no obstante, corrieron, unas décadas más tarde, a reivindicarla. Y no me extraña.
5
9 de mayo de 2014
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguien tiene la bondad de leer esta reseña y para que mi comentario no les aburra dada la poca relevancia del film en cuestión – aquí tampoco hay el cameo habitual del director –, no puedo resistirme a recordar algunas perlas del cineasta sobre sus opiniones en el arte de hacer películas:
1. “Soy un director encasillado.... Si hiciera una versión de La Cenicienta, el público inmediatamente buscaría un cadáver en la carroza”.
2. “Una buena película es cuando lo pagado por la cena, la entrada a la sala y lo pagado a la canguro han valido la pena”.
3. “En las películas de ficción el director es Dios. En los documentales Dios es el director”.
4. “Cuanto más perverso sea el malo de la película, más interesante será ésta”.
5. “Me gusta filmar la ficción, el que busque verosimilitud que vea un documental”.

La British International Pictures es la compañía que contrata a Hitchcock, dirigida por John Maxwell, un ambicioso escocés que se había iniciado en el mundo de la exhibición, estamos en 1927, Hitchcock inicia una nueva etapa que lo consolidará en la industria del nuevo arte. El cineasta goza de total libertad para su primer proyecto conjunto, lo que dará origen al primer film de autor basado en una idea propia. “The Ring”, en efecto, parte de una idea de Hitchcock desarrollada en colaboración con su esposa Alma. Su argumento cuenta una historia de amor dentro del mundo del boxeo en el que dos hombres cruzan sus guantes disputándose a una chica.

Es sin duda uno de los más brillantes títulos del periodo mudo del director. Este melodramático argumento, a priori una tópica revisión del esquema triangular, le sirve perfectamente al autor para profundizar en su personal búsqueda expresiva, cada vez más alejada del resto de la producción de su entorno. Búsqueda expresiva que se concreta, de modo fundamental, en un gusto por el detalle aliado a un poder simbólico del mismo, simbolismo que la condición silente del cine de la época sin duda favorecería.
6
8 de noviembre de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
261/05(06/11/17) Tercer film estrenado de Sir Alfred Joseph Hitchcock (con 28 años), el 1 de octubre de 1927, una de las nueve silentes que dirigió y la única en su dilatada carrera que guionizó, una trama sencilla en la que recrea un típico triángulo romántico con dos hombres enamorados de una mujer, donde surgen la rivalidad, los celos, la pasión, la sed de venganza, siendo el marco el mundo competitivo y atávico del boxeo, ello para montar un increscendo que explotará en un clímax muy a lo a lo precedente de Rocky en el icónico Albert Hall. Hitch se sintió atraído por el modo en que acontecían estos combates, la gente iba de frac y vestidos de blanco virginal, y los púgiles eran rociados con champán entre round y round. Historia salpicada con humor, donde Hitchcock vuelve a experimentar, creciendo en el medio, jugando con efectos especiales, superposiciones, iluminación gótica, con lo potenciación subliminal de objetos como deux machine, genial lo del uso del brazalete en forma de serpiente. En su debe es que es una obra falta de aristas, adolece de matices, con personajes bastante planos y sin carácter más allá del cliché, acentuado esto por un objeto del deseo de la mujer que no te crees ni a ella, ni la ceguera de su marido.
Un boxeador del recinto ferial invicto llamado "One Round" Jack Sander (Carl Brisson), es noqueado en el ring por un misterioso retador, quien luego se revela como el australiano boxeador profesional y campeón mundial de peso pesado Bob Corby (Ian Hunter). El manager de Bob está impresionado con la actuación de Jack y le ofrece a Jack la oportunidad de convertirse en sparring de Bob, con la condición de que gane una pelea de prueba que se organizará en una fecha posterior. Bob comienza a pasar tiempo con la novia de Jack, Mabel (Lillian Hall-Davis) y le compra un brazalete para expresar sus sentimientos.

Clásico relato de antagonistas unidos por una tentación femenina, esto es mostrado de modo un tanto confuso y orgánicamente estridente por la poca credibilidad de lo que vemos, aunque goteando Hitchcock momentos ingeniosos que provocan interés, como ese ágil arranque mostrando con en un ingenioso montaje de disoluciones de cámara (un redoble de tambor, un tiovivo, una chica disfrutando en una barca colgante, tira de pelota para tirar al agua aun negrito, rostros sonrientes, …) primer plano de bocas hablando, tiros de feria, vemos el recinto ferial hasta llegar frente a la barraca donde reclutan a gente que quiera enfrentarse a “One Round”, hasta desembocar en el ring que da título, donde se producen varios gags divertidos con contrincantes torpes, hasta que el duelo se alarga más del round, vemos parte de ello a través de la visión d y esto se produce con mordacidad, vemos la tarjeta del round 1 desconchada del uso y la cambian por la del dos, esta nueva reluciente. Tras este arranque entramos en la fase melodrama, donde lo mejor es el uso del brazalete en forma de serpiente que Bob regala a Mabel, símbolo claro de la tentación, que ella acepta tras lo que da un beso a hurtadillas de Jack, luego trata de esconderle el brazalete a su prometido, luego ante el descubrimiento de él, ella teje una milonga que Jack muy enamoradamente se traga, en realidad dando visos de que el amor es ciego o que es muy pardillo Jack.

La acción se limita al comienzo y al final, en medio el tira y afloja de amoríos que poco motivan al espectador que está deseando algo pase que nos saque de lo inane que es este triángulo artificioso, roto esta insipidez por momentos como la visita de los amigos de Jack a su apartamento, y es que tramos como el de la boda chirrían por la obviedad de lo que pasa y como el guión retrata a Jack de idiota ante lo que pasa a su lado con los cuernos que su recién esposa le pone.

Film que destaca sobre todo como estudio antropológico de los orígenes de un grande del Séptimo Arte, se nota al realizador inquieto jugando con efectos para proyectar expresividad y estados de ánimo, una escena representa la visión en primera persona de un hombre ebrio generando una perspectiva de espejo de carnaval, deformando la realidad; superposiciones sugestivas; el modo efectivo en que vemos como Bob sube en el escalafón boxístico mediante un panel publicitario que se superpone al siguiente en que vemos a Bob elevándose en el ranking hacia su enemigo; En el combate final desplegando multitud de ángulos de cámara, desde tomas generales en que se capta al gentío (cantan a la legua los fondos pintados para sensación de multitud, aún existían los efectos digitales), o las tomas subjetivas para emitir sensación de aturdimiento ante los golpes, en pov (point of view), todo esto gracias al fenomenal trabajo de cinematografía de Jack E. Cox (“Asesinato” o “Alarma en el expreso”).

Carl Brisson da un rendimiento correcto como inocentón púgil que se la dan delante de sus ojos y no se entera, mejor boxeando que en el plano romántico; Ian Hunter da un buen rendimiento como sibilino boxeador roba-esposas, con rostro de arrogante perdona-vidas; Lillian Hall-Davis resulta una femme fatale caprichosa y egoísta plana, con un giro final bastante incongruente, nada verosímil, personaje que es un borrón en el desarrollo; El que deja un muy grato sabor de boca en su rol secundario es un Gordon Harker sublime como amigo payasete de Bob, de una expresividad tremenda, con una vis cómica maravillosa, un roba-escenas fabuloso.

En conjunto queda una película entretenida a ratos, con sus altibajos es una recomendable obra paralos que gusten de estudiarlos comienzos de genios artistas. Fuerza y honor!!!
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