Absurda, sin ningún atractivo, mal actuada y sobre todo con un guion carente de lógica transcurre este pseudo thriller que tiene el aburrimiento como punto en común. El guion se desarrolla a partir de un secuestro de una joven (una Juana Viale inexpresiva como nos tiene acostumbrado aunque aquí tiene el punto a favor de no haberse desnudado en ninguna escena como en casi todos sus film, bien por ella, aunque de actuación cero) y su posterior encierro en un hospital en donde hay 3 enfermeros, aparentemente un médico, un guardia y ningún paciente salvo dos personas que pareciera duermen ahí. A partir de esto se suceden todo tipo de escenas absurdas, grotescas teniendo su máximo de estupidez en un final ,como no podría ser de otra manera, acorde con tamaña tontería. Dentro de las actuaciones como ya dije Juana Viale en modo todavía no aprendí a actuar y los demás desastrosos sin ninguna dote interpretativa salvo con algún gesto que parece real Laura Novoa que dentro de este panorama, solo por eso, merece un premio. Desechable.

No tenía pensado escribir una crítica de esta película, pero ante la escasez de estas y la disparidad de ambas trato de aportar un poco más ante el espectador que quiera hacerse una idea.

Los 114 minutos que dura la película, resultan excesivos y devoran la poca intensidad que recoge el guion.

Dos ideas acertadas; la forma en la que se produce el secuestro de Claudia (Juana Viale), es de una manera muy actual, y que puede aportar su granito de arena para que tengamos, tanto mujeres como hombres, cuidado cuando estamos en un bar, por muy tranquilo e inocente que parezca. Y la otra la venganza como objetivo personal, la cual puedes llegar a entender si la desgracia sufrida es devastadora.

No iba a hacer mención de la interpretación de los personajes, porque no hay nada reseñable, muy tibios, indiferencia.

La duración de la película no sirve para hacer una aproximación a los personajes que aparecen, sí que sirve para ver el empeño de una trabajadora, Romina (Laura Novoa), en el desarrollo de su trabajo. Las secuencias del pasillo tratan de producir ciertas sensaciones del lugar en el que se encuentra secuestrada Claudia (abandono, incomunicación, dejadez, sordidez…), pero se repiten muchas veces (al igual que el pasillo que da acceso al mostrador donde se encuentra Romina). Las tomas de ambos pasillo deben rondar los 10 minutos.
Luego ese hospital está muy poco trabajado, hay más trabajadores que pacientes. No da la sensación de que todo se está desarrollando dentro de un hospital convencional, no es creíble ese hospital.
Si a esto le unimos un ir y venir de los personajes por dichos pasillos, los cuales no tienen un efecto perturbador (como esos pasillos de “Resplandor”) ni nada parecido.
El resultado final es una película pesadita

Una película para promediar entre altos y bajos, los altos, la manera meritoria de la forma que esta filmada, la capacidad de WHO, su director, para coordinar y sincronizar todo a la perfección, y sobre todo la historia que esta muy bien lograda, entre los puntos bajos las actuaciones q por momentos se vuelven poco convincentes, dejando fuera a Laura Novoa que se esfuerza en demasía para salvar a los demás.-

Solo diré una cosa, era necesario tanto plano del ascensor, me parece que está bastante mal dirigida, y eso de plano secuencia sin cortes lo pongo en entredicho. La trama no acaba de despegar, para mi gusto le falto más intención.

Si bien es cierto que, durante el principio de la película, si quiere innovar y que el espectador sea uno más de la historia para vivirla en primera persona, pero abusan también de que el espectador tenga que aguantar esos horribles giros de plano para no perderte lo que está ocurriendo independientemente del guion principal.

La repetición sin ritmo es muy peligrosa y aquí hay demasiado diente de sierra y demasiadas lagunas en el guion para que la película funcione en su conjunto.
Empieza bien, pinceladas sobre un catalogo de miserias humanas muy logradas, buen cine, para perderse luego en una serie de brochas gordas insulsas que terminan en un final lamentable.
Me gustan mucho las películas de plano secuencia tiene un atractivo innegable, todas tienen trucos y aquí cada vez que la cámara atraviesa la puerta del quirófano se produce el corte, resaltado por la música. Me parece un buen recurso.
La dirección de actores, floja muy floja, no es necesario ver al doctor bebiendo y sobreactuando todo el rato de su petaca para saber que es un alcohólico y tampoco que el actor gire la cabeza cada pocos segundos para comprobar si alguien le observa o le sigue. Pero lo peor la ambientación y la historia que hace agua por todos lados.