Obsesión de venganza
1961 

4.9
768
Western
Un sargento de la Unión (Brian Keith) convence a un prófugo para organizar un asalto a un banco. Durante el atraco aparece otro grupo de ladrones con los que se enfrentan. En medio de un terrible tiroteo resulta muerto un chico de nueve años. Afectados por esta muerte, los dos bandidos deciden acompañar a la madre del chico, Kit Tilden (Maureen O'Hara), que quiere enterrar a su hijo junto a su padre en Siringo, una lejana ciudad ahora ... [+]
5 de abril de 2013
5 de abril de 2013
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sam Peckinpah debutó como director en el año 1961 con una película titulada “Compañeros mortales”. A pesar de no ser una película aclamada por la crítica y el público, Sam Peckinpah ya manejaba diferentes recursos que se verían matizados en sus películas posteriores. Lamentablemente el director experimentó desde su primera película la presión de los productores, que no le dejaban la libertad que realmente le hubiera gustado para realizar su trabajo.
En esta primera película se presenta una historia al más puro estilo Peckinpah, con unos personajes marcados por un pasado trágico y un presente desafortunado con la muerte de un niño como telón de fondo. Tal vez sea la música la que hace que el nivel de la película baje, pues en ocasiones no encaja con lo que verdaderamente estamos viendo.
“Compañeros mortales” no tiene el gran montaje, la acción a cámara lenta o la sangre que caracteriza a Peckinpah. Sin embargo, no deja de ser una película más que interesante, aunque solo sea una obra menor, que no mala, de un director que demostraría su gran calidad en otras películas como “Grupo Salvaje” y "Perros de paja”.
En esta primera película se presenta una historia al más puro estilo Peckinpah, con unos personajes marcados por un pasado trágico y un presente desafortunado con la muerte de un niño como telón de fondo. Tal vez sea la música la que hace que el nivel de la película baje, pues en ocasiones no encaja con lo que verdaderamente estamos viendo.
“Compañeros mortales” no tiene el gran montaje, la acción a cámara lenta o la sangre que caracteriza a Peckinpah. Sin embargo, no deja de ser una película más que interesante, aunque solo sea una obra menor, que no mala, de un director que demostraría su gran calidad en otras películas como “Grupo Salvaje” y "Perros de paja”.
27 de noviembre de 2008
27 de noviembre de 2008
30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pareja protagonista trabajarían juntos de nuevo 5 años después en Una dama entre vaqueros, junto a James Stewart, pero es que en ese mismo año, 1961, rodaron juntos este Western y Tú a Boston y yo a California, lo cual dice que este inicio de Sam Packinpah fue bastante certero en cuanto a los protagonistas elegidos. Steve Cochran tiene buenas películas "noir" y Strother Martin fue un destacado actor en numerosísimos y recordados éxitos.
Es una película extraña y tampoco es tan mala como quieren hacernos creer. Tiene aspecto desolador y tal vez poco presupuesto. Los personajes no son planos, hay desertores, indios muy creíbles y la madre, una mujer seca por los sinsabores de la vida, todo en un marco muy creíble y con el realismo de los buenos Western. Puede que algo que la perjudique sea la mala música, que no se ajusta mucho a este tipo de acción, una marcha que trata de ser poética, llena de inconvenientes.
Cuando ella se está bañando en la charca, de noche, una toma muy hermosa con los reflejos en el agua, nos habla de una fotografía aceptable pero, por lo demás, las secuencias son aceptables. El rostro de Maureen, con sus gestos y expresiones, son siempre un atractivo de sus actuaciones.
Son esas incursiones en la intimidad de los personajes a las que después Peckinpah recurriría continuamente para intercalar entre la violencia que manejaría de forma experta, sentimientos a flor de piel.
El argumento es el de una mujer que quiere ir a enterrar a su hijo (muerto durante un atraco) en el poblado donde yace el padre de la criatura, asesinado en su día, y él la acompañará con el féretro del niño, aparte que se les unirá un desertor yanqui y un pistolero. Insisto, la actuación de Maureen O´Hara crea un personaje de todo menos plano. Hace surgir una relación con su acompañante de choque entre fuertes caracteres perfectamente creíble. Una película extraña sin más. Dicen por ahí que no merece la pena pero sí puede resultar interesante a quien le dé la gana, como a mí.
Es una película extraña y tampoco es tan mala como quieren hacernos creer. Tiene aspecto desolador y tal vez poco presupuesto. Los personajes no son planos, hay desertores, indios muy creíbles y la madre, una mujer seca por los sinsabores de la vida, todo en un marco muy creíble y con el realismo de los buenos Western. Puede que algo que la perjudique sea la mala música, que no se ajusta mucho a este tipo de acción, una marcha que trata de ser poética, llena de inconvenientes.
Cuando ella se está bañando en la charca, de noche, una toma muy hermosa con los reflejos en el agua, nos habla de una fotografía aceptable pero, por lo demás, las secuencias son aceptables. El rostro de Maureen, con sus gestos y expresiones, son siempre un atractivo de sus actuaciones.
Son esas incursiones en la intimidad de los personajes a las que después Peckinpah recurriría continuamente para intercalar entre la violencia que manejaría de forma experta, sentimientos a flor de piel.
El argumento es el de una mujer que quiere ir a enterrar a su hijo (muerto durante un atraco) en el poblado donde yace el padre de la criatura, asesinado en su día, y él la acompañará con el féretro del niño, aparte que se les unirá un desertor yanqui y un pistolero. Insisto, la actuación de Maureen O´Hara crea un personaje de todo menos plano. Hace surgir una relación con su acompañante de choque entre fuertes caracteres perfectamente creíble. Una película extraña sin más. Dicen por ahí que no merece la pena pero sí puede resultar interesante a quien le dé la gana, como a mí.
13 de junio de 2011
13 de junio de 2011
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia sin pies ni cabeza, de guión absurdo y con elevadas cotas de inverosimilitud, montaje que alcanza cotas de vergüenza ajena y música para esconder la cabeza cual avestruz y esperar que pase la tormenta. No hay clavo que asir para sustentar de mala gana la película. No encontraremos una interpretación que merezca la pena, todo queda como desganado, a medio construir, como que el calor del desierto y el güisqui eran compañeros mortales para poder rodar una película. Tampoco Peckinpah se salva, su labor es sencilla, muy televisiva, sin un uso efectivo del plano. Los indios, metidos con calzador, acentúan esa sensación de western creado con intención de contentar a todo el mundo aunque al final nadie entienda nada.
Ya en su ópera prima, Peckinpah tuvo problemas con la productora, que le presentaron un guión lleno de diálogos infantiles, finales edulcorados y escenas rancias y prescindibles. Un guión al que se le prohibió tocar siquiera una coma y cuyos únicos logros, intentaron subsanarlos en la sala de montaje, destrozando la película de manera escandalosa (*).
Ya en su ópera prima, Peckinpah tuvo problemas con la productora, que le presentaron un guión lleno de diálogos infantiles, finales edulcorados y escenas rancias y prescindibles. Un guión al que se le prohibió tocar siquiera una coma y cuyos únicos logros, intentaron subsanarlos en la sala de montaje, destrozando la película de manera escandalosa (*).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(*) En las escenas finales, Peckinpah cambia el guión mientras rueda. Cuando Yellowleg (Brian Keith) va a matar a Turkey (Chill Wills). Billy Keplinger (Steve Cochran) aparece en medio del camino y dice la que es la mejor frase de toda la película:
- Hay dos caballos en el pueblo. Sabes que sólo uno de nosotros saldrá vivo.
En la versión que finalmente queda montada, Turkey (malherido por el propio Keplinger) le dispara a este por la espalda. Pero Peckinpah rodó que fue Yellowleg quien le disparaba en el estómago tras esa frase. Un golpe de violencia desmedida e inesperada que los productores no veían en el personaje de Yellowleg.
Yo, no sé que podían ver esta gente en cada personaje porque por mucho que intento comprenderlos, no logro sacar conclusiones sobre el comportamiento de cada uno de ellos. Quedan erráticos, bufos, sin sentido en casi nada de lo que hacen o dicen.
- Hay dos caballos en el pueblo. Sabes que sólo uno de nosotros saldrá vivo.
En la versión que finalmente queda montada, Turkey (malherido por el propio Keplinger) le dispara a este por la espalda. Pero Peckinpah rodó que fue Yellowleg quien le disparaba en el estómago tras esa frase. Un golpe de violencia desmedida e inesperada que los productores no veían en el personaje de Yellowleg.
Yo, no sé que podían ver esta gente en cada personaje porque por mucho que intento comprenderlos, no logro sacar conclusiones sobre el comportamiento de cada uno de ellos. Quedan erráticos, bufos, sin sentido en casi nada de lo que hacen o dicen.
30 de septiembre de 2008
30 de septiembre de 2008
23 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pase por ser la primera, aunque lo cierto es que en al año siguiente vio la luz "Duelo en la alta sierra", que es un gran western, muy clásico, pero muy bien compuesto. Pero "Compañeros mortales" deja mucho que desear. Incluso la problemática cinta "La balada de Cable Hogue" transmite más espíritu de aventura.
La película es absolutamente lineal y plomiza, llegando a atravesar por momentos de auténtico aburrimiento. Ni caídas a cámara lenta, ni espectaculares escenas de tiroteos, ni tensión en los personajes, ni ninguno de los elementos recurrentes en el cine de Peckinpah, salvo la misoginia.
En definitiva, una película del montón solamente recomendada para aquellos que quieran completar la filmografía del californiano.
La película es absolutamente lineal y plomiza, llegando a atravesar por momentos de auténtico aburrimiento. Ni caídas a cámara lenta, ni espectaculares escenas de tiroteos, ni tensión en los personajes, ni ninguno de los elementos recurrentes en el cine de Peckinpah, salvo la misoginia.
En definitiva, una película del montón solamente recomendada para aquellos que quieran completar la filmografía del californiano.
21 de febrero de 2013
21 de febrero de 2013
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película rara, rara, rara. Tan rara como mala. Nadie diría que es del mismísimo Sam Peckimpah (el director de la violencia, con títulos insignes como "Perros de Paja", "La Cruz de Hierro", "Quiero la cabeza de Alfredo García" o "Grupo Salvaje").
Se conoce que (como he leido en alguna crítica anterior) los productores metieron tijera y añadieron cosas de su cosecha, porque el ritmo de la peli se resiente y al espectador no le será difícil descubrir algunas incongruencias.
Pero el hecho de que la peli sea mala hay que buscarlo más allá: en el propio guión. Es muy dificil para el espectador tragarse que el hombre que asesinó al hijo de la prostituta sea el que la acompañe a enterrarlo. No solo eso. El tipo argumenta que la acompañan para protegerla y, unos pocos minutos de metraje después, uno de ellos por poco la viola allí mismo. Con semejantes protectores no me extraña que la dama prefiriese arriesgarse con los indios...
Poco después, la dama pierde un caballo. El tipo que se ofreció a protegerla se enfada, gira la grupa de su caballo y se vuelve por donde había venido, abandonándola en medio de la nada. ¿Es un protector veleta, o es que solo hablaba de boquilla?
Un tercer detalle un tanto incongruente: la dama ha perdido a su único hijo. Lejos de estar apenada y con el alma hecha unos zorros, aprovecha la menor ocasión para darse baños en la primera charca de aguas cristalinas que encuentra. Baños que me temo son más cercanos a la coquetería femenina que a cualquier tipo de rito iniciático como el que nos obsequiaba Max von Sydow en la magnífica "El Manantial de la Doncella".
Y no digo nada respecto al doblaje. Si la veis en DVD (el que visioné yo era de los que regalan en los periódicos) no lo dudeis y optad por v.o.
Se conoce que (como he leido en alguna crítica anterior) los productores metieron tijera y añadieron cosas de su cosecha, porque el ritmo de la peli se resiente y al espectador no le será difícil descubrir algunas incongruencias.
Pero el hecho de que la peli sea mala hay que buscarlo más allá: en el propio guión. Es muy dificil para el espectador tragarse que el hombre que asesinó al hijo de la prostituta sea el que la acompañe a enterrarlo. No solo eso. El tipo argumenta que la acompañan para protegerla y, unos pocos minutos de metraje después, uno de ellos por poco la viola allí mismo. Con semejantes protectores no me extraña que la dama prefiriese arriesgarse con los indios...
Poco después, la dama pierde un caballo. El tipo que se ofreció a protegerla se enfada, gira la grupa de su caballo y se vuelve por donde había venido, abandonándola en medio de la nada. ¿Es un protector veleta, o es que solo hablaba de boquilla?
Un tercer detalle un tanto incongruente: la dama ha perdido a su único hijo. Lejos de estar apenada y con el alma hecha unos zorros, aprovecha la menor ocasión para darse baños en la primera charca de aguas cristalinas que encuentra. Baños que me temo son más cercanos a la coquetería femenina que a cualquier tipo de rito iniciático como el que nos obsequiaba Max von Sydow en la magnífica "El Manantial de la Doncella".
Y no digo nada respecto al doblaje. Si la veis en DVD (el que visioné yo era de los que regalan en los periódicos) no lo dudeis y optad por v.o.
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