Alerta máxima 2
1995 

3.9
8,099
Acción
Travis Dane (Eric Bogosian) es un brillante experto en tecnología que, con ayuda de unos mercenarios, decide secuestrar el Gran Continental, el tren de pasajeros más elegante de Estados Unidos. Su objetivo es transformar uno de los vagones en un centro capaz de controlar un satélite mortal, con el que amenaza destruir la ciudad de Washington. El único pasajero que no ha sido capturado por los terroristas es Casey Ryback (Steven Seagal), ... [+]
10 de enero de 2011
10 de enero de 2011
46 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé por dónde empezar, sinceramente. Hay tanto que decir sobre esta película que podría tirarme días escribiendo (y no es ninguna exageración). Pero para ahorrar sufrimiento al personal, me contentaré con hacer un mero esbozo sin pasarme de los 6.000 caracteres que Filmaffinity estipula como límite. Allá vamos.
Steven Seagal alcanzó su cenit cinematográfico con la irrepetible "Alerta Máxima" (Under Siege, 1992), dirigida por ese monstruo del cine de acción llamado Andrew Davis (ambos ya colaboraron juntos en la menospreciada "Por encima de la ley" -Above the law, 1988-, debut de Seagal en el cine). A nivel comercial el filme fue un rotundo éxito de taquilla y estableció a Seagal en el estrellato del cine de acción. Ni que decir tiene que la película merecería ser considerada como la obra maestra de acción que en verdad es, pese a que parece que la gente no sabe o no quiere comprender la grandeza de esa magna obra.
La figura de Seagal hoy en día está tristemente denostada. Todos sabemos que ha hecho películas lamentables (los últimos directos a DVD no los soporta prácticamente ni él mismo), pero este hombre en su día hacía un cine único. "Alerta máxima" es uno de los grandes exponentes de ese cine tan especial. Nadie ha tenido nunca las narices de hacer obras tan violentas y tan crudas en el circuito comercial cinematográfico americano. Nadie.
"Alerta máxima" es brutalmente sucia y explícitamente violenta, amén de poseer un humor tan negrísimo que resulta incluso incómodo por momentos. Animo desde aquí a todo el mundo a ver (o revisionar) ese filme sin prejuicios, sin criticar cada movimiento de Seagal, sin escupir sobre la interpretación de Tommy Lee Jones. Sólo así podrán ver la esencia del cine de Seagal, su aroma (perdido a lo largo de los años o, por qué no decirlo, sumergido -que no desaparecido- bajo las toneladas de caspa que ahora abundan en su filmografía).
Voy a decir algo que quizás levante ampollas: todos los críticos de cine que ahora critican a Seagal, adalides de esa especie de corriente tan cool y moderna que ha surgido con el único objetivo de menospreciar a este hombre, en su momento no sólo no lo hicieron, sino que le erigieron como uno de los grandes nombres del cine de acción. Animo igualmente a los lectores de estas líneas a localizar críticas de la época, especialmente de las cinco primeras obras del maestro en aikido. Quizás se sorprendan.
Y llevo ya un rato y aún no he dicho nada de la película. Lo siento, pero sentía la necesidad de aclarar un par de cosas. Pues nada, vamos ahora a comentar un par de cuestiones y, como dijo el sabio, "a otra cosa, mariposa".
Steven Seagal alcanzó su cenit cinematográfico con la irrepetible "Alerta Máxima" (Under Siege, 1992), dirigida por ese monstruo del cine de acción llamado Andrew Davis (ambos ya colaboraron juntos en la menospreciada "Por encima de la ley" -Above the law, 1988-, debut de Seagal en el cine). A nivel comercial el filme fue un rotundo éxito de taquilla y estableció a Seagal en el estrellato del cine de acción. Ni que decir tiene que la película merecería ser considerada como la obra maestra de acción que en verdad es, pese a que parece que la gente no sabe o no quiere comprender la grandeza de esa magna obra.
La figura de Seagal hoy en día está tristemente denostada. Todos sabemos que ha hecho películas lamentables (los últimos directos a DVD no los soporta prácticamente ni él mismo), pero este hombre en su día hacía un cine único. "Alerta máxima" es uno de los grandes exponentes de ese cine tan especial. Nadie ha tenido nunca las narices de hacer obras tan violentas y tan crudas en el circuito comercial cinematográfico americano. Nadie.
"Alerta máxima" es brutalmente sucia y explícitamente violenta, amén de poseer un humor tan negrísimo que resulta incluso incómodo por momentos. Animo desde aquí a todo el mundo a ver (o revisionar) ese filme sin prejuicios, sin criticar cada movimiento de Seagal, sin escupir sobre la interpretación de Tommy Lee Jones. Sólo así podrán ver la esencia del cine de Seagal, su aroma (perdido a lo largo de los años o, por qué no decirlo, sumergido -que no desaparecido- bajo las toneladas de caspa que ahora abundan en su filmografía).
Voy a decir algo que quizás levante ampollas: todos los críticos de cine que ahora critican a Seagal, adalides de esa especie de corriente tan cool y moderna que ha surgido con el único objetivo de menospreciar a este hombre, en su momento no sólo no lo hicieron, sino que le erigieron como uno de los grandes nombres del cine de acción. Animo igualmente a los lectores de estas líneas a localizar críticas de la época, especialmente de las cinco primeras obras del maestro en aikido. Quizás se sorprendan.
Y llevo ya un rato y aún no he dicho nada de la película. Lo siento, pero sentía la necesidad de aclarar un par de cosas. Pues nada, vamos ahora a comentar un par de cuestiones y, como dijo el sabio, "a otra cosa, mariposa".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"Alerta máxima 2" (Under Siege 2: Dark Territory, 1995) es una buena película de acción. Seré aún más preciso: es una muy buena película de acción. Se trata de un filme de encargo que Seagal aceptó rodar a cambio de que la Warner le dejara dirigir "En tierra peligrosa" (On Deadly Ground, 1994), otra película que, esta vez sí, fue destrozada por la crítica y el público a partes iguales pero que, insisto (y siempre insistiré), merece ser revisionada y valorada en su justa medida. Prefiero callarme y no abrir otro frente más...
Pocas películas de acción son capaces de mostrar en pantalla lo que la competente mano del director Geoff Murphy nos ofrece aquí. Un despliegue cuasi-trasnochado de violencia extrema aderezado con unas dosis de epicidad totalmente distorsionadas en las que Seagal se transforma como por arte de magia en algo así como un superhombre capaz de acabar él solo con todo un microejército conformado por una treintena de mercenarios.
Aquí no hay trampas: se nos dice al principio que hay como tres docenas de terroristas, y dicho y hecho. El filme no sirve para nada más que para ver a Seagal destrozando y masacrando, uno a uno, salvaje y suciamente (el número de huesos rotos y defunciones desagradables se multiplica a un ritmo exponencial al grado de endiosamiento de su protagonista mientras la apabullante banda sonora de Basil Poledouris da buena cuenta del destrozo) a todos y cada uno de los terroristas.
Porque lo que empieza siendo un cocinero-militar retirado se transforma en una máquina de matar sedienta de sangre y sin el menor atisbo de moral cuando su sobrina es secuestrada y los terroristas amenazan con destruir Washington. Seagal sufre un continuo proceso de metamorfosis sobrehumana que le conduce a recibir un disparo y comportarse como si nada hubiera pasado o a destrozar y humillar al enemigo final en uno de los combates menos reñidos que jamás han existido. Esto no es una película de acción normal. No lo es bajo ningún concepto. No se puede matar al villano final de una paliza y humillarle de manera tan vil como aquí sucede. No se puede destrozar el plan del intelectual de turno mientras le matas al mismo tiempo (un mero disparo sirve para resolver todos los problemas).
"Alerta máxima 2" es un peligroso elogio de la destrucción. Un filme incendiario que se expresa a través de una especie de dialéctica por encima del cine. Llegamos a un punto de exageración tan sumamente desbordante que el cine se transforma en metacine. Seagal se convierte en un Dios al servicio de la destrucción mientras el universo comienza a orbitar en torno a él. Todos los villanos son reducidos a meros escombros y polvo, incluidos los dos enemigos finales, a través de unos combates tan sumamente sucios y destructores y en un escenario tan limitado y claustrofóbico que el tiempo y el espacio parecen detenerse.
Esto es "Alerta máxima 2", damas y caballeros. Única en su especie. Obra maestra del género. Respect, Seagal. Respect.
Pocas películas de acción son capaces de mostrar en pantalla lo que la competente mano del director Geoff Murphy nos ofrece aquí. Un despliegue cuasi-trasnochado de violencia extrema aderezado con unas dosis de epicidad totalmente distorsionadas en las que Seagal se transforma como por arte de magia en algo así como un superhombre capaz de acabar él solo con todo un microejército conformado por una treintena de mercenarios.
Aquí no hay trampas: se nos dice al principio que hay como tres docenas de terroristas, y dicho y hecho. El filme no sirve para nada más que para ver a Seagal destrozando y masacrando, uno a uno, salvaje y suciamente (el número de huesos rotos y defunciones desagradables se multiplica a un ritmo exponencial al grado de endiosamiento de su protagonista mientras la apabullante banda sonora de Basil Poledouris da buena cuenta del destrozo) a todos y cada uno de los terroristas.
Porque lo que empieza siendo un cocinero-militar retirado se transforma en una máquina de matar sedienta de sangre y sin el menor atisbo de moral cuando su sobrina es secuestrada y los terroristas amenazan con destruir Washington. Seagal sufre un continuo proceso de metamorfosis sobrehumana que le conduce a recibir un disparo y comportarse como si nada hubiera pasado o a destrozar y humillar al enemigo final en uno de los combates menos reñidos que jamás han existido. Esto no es una película de acción normal. No lo es bajo ningún concepto. No se puede matar al villano final de una paliza y humillarle de manera tan vil como aquí sucede. No se puede destrozar el plan del intelectual de turno mientras le matas al mismo tiempo (un mero disparo sirve para resolver todos los problemas).
"Alerta máxima 2" es un peligroso elogio de la destrucción. Un filme incendiario que se expresa a través de una especie de dialéctica por encima del cine. Llegamos a un punto de exageración tan sumamente desbordante que el cine se transforma en metacine. Seagal se convierte en un Dios al servicio de la destrucción mientras el universo comienza a orbitar en torno a él. Todos los villanos son reducidos a meros escombros y polvo, incluidos los dos enemigos finales, a través de unos combates tan sumamente sucios y destructores y en un escenario tan limitado y claustrofóbico que el tiempo y el espacio parecen detenerse.
Esto es "Alerta máxima 2", damas y caballeros. Única en su especie. Obra maestra del género. Respect, Seagal. Respect.
5 de julio de 2005
5 de julio de 2005
39 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, ni veo las peliculas drogado, ni me caí desde un quinto de cabeza cuando era pequeño, ni Steven Seagal me ha amenazado con arrancarme la nuez de cuajo si hacia una mala crítica. La verdad es que no encuentro una causa por la que me gusta esta película, pero cada vez que la echan en la tele (y son muchas veces) me la trago de principio a fin.
7 de abril de 2006
7 de abril de 2006
21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película se merece el aprobado solo por su entretenimiento, es verdad que casi todo lo demás está mal, pero lo primero que hay que premiar en toda película es el entretenimiento. Para empezar, es un film malo, sobre todo por que se copia de otras como jungla de cristal, y yo no soy muy partidario de los plagios precisamente, también se ven cosas absurdas y típicas de esto del cine, lo del topicazo creo que es lo que más resalta en esta película, así como una acción demasiado vista en la gran pantalla. Además es previsible en todo momento , no muestra sorpresa alguna y solo va sobre la marcha. Está claro que el director va a la comercial, solo busca un entretenimiento barato, y aunque sea barato, entretiene al fin y al cabo, pero claro, el protagonista es Seagal, y por eso ya le tenéis que dar menos nota, algo injusto sin duda.
22 de enero de 2008
22 de enero de 2008
25 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran Stefen se interpreta a sí mismo en uno de sus mejores filmes. Las estrecheces del tren llevan a Seagal a deleitarnos con técnicas de Aikido impecables. Además, sus dotes actorales superan por primera vez las virtudes culinarias de su personaje, el más famoso cocinero budista de la historia del cine.
Al visionar esta película por vigesimotercera vez me sorprendí al reconocer a una jovencísima Katherine Heigl, encantadora Persefone con carita de pan.
Se les pasó a los de merchandising sacar al mercado el libro de recetas budistas de Stefen Seagal.
Maravillosa
Al visionar esta película por vigesimotercera vez me sorprendí al reconocer a una jovencísima Katherine Heigl, encantadora Persefone con carita de pan.
Se les pasó a los de merchandising sacar al mercado el libro de recetas budistas de Stefen Seagal.
Maravillosa
5 de agosto de 2009
5 de agosto de 2009
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
- ¡Señor! Unos terroristas han secuestrado un tren de pasajeros y amenazan con usar un arma superpoderosa contra Washington!
- ¡Oh dios mio, estamos acabados!
- No se preocupe, que dentro del tren viaja Casey Ryback
- ¡Oh dios mio, estamos salvados!
Steven Seagal vuelve a ponerse en la piel del héroe que años antes le hizo formar parte de esa constelación de actores dedicados a zurrar todo tipo de malos: Stallone, Gobernator, Van Damme, Chuck Norris, y compañía. En esta vuelve a repetir guión (cambiando el barco por el tren) y lo que le ha hecho más famoso: su amplio repertorio de guantazos sacados principalmente del Aikido. Además cuenta con una jovencísima Katherine Heigl que aunque desde aquel "¡Mi padre, que Ligue! ya apuntaba maneras, tuvo que esperar a interpretar a cierta médica sentimentaloide para obtener el merecido reconocimiento a su gran capacidad interpretativa.
El resto lo de siempre: malos muy malos, frases para enmarcar, un guión que no requiere grandes interpretaciones, tremendas licencias, y alguna que otra fantasmada. Entiendo que a muchos no les guste este tipo de películas, pero eso no significa que la peli esté mal hecha. Las coreografías de las peleas (lo principal del largometraje) están muy bien conseguidas, el ritmo es el adecuado, tiene correctos efectos visuales, tiene algún que otro chistecillo y sobretodo es muy entretenida.
- ¡Oh dios mio, estamos acabados!
- No se preocupe, que dentro del tren viaja Casey Ryback
- ¡Oh dios mio, estamos salvados!
Steven Seagal vuelve a ponerse en la piel del héroe que años antes le hizo formar parte de esa constelación de actores dedicados a zurrar todo tipo de malos: Stallone, Gobernator, Van Damme, Chuck Norris, y compañía. En esta vuelve a repetir guión (cambiando el barco por el tren) y lo que le ha hecho más famoso: su amplio repertorio de guantazos sacados principalmente del Aikido. Además cuenta con una jovencísima Katherine Heigl que aunque desde aquel "¡Mi padre, que Ligue! ya apuntaba maneras, tuvo que esperar a interpretar a cierta médica sentimentaloide para obtener el merecido reconocimiento a su gran capacidad interpretativa.
El resto lo de siempre: malos muy malos, frases para enmarcar, un guión que no requiere grandes interpretaciones, tremendas licencias, y alguna que otra fantasmada. Entiendo que a muchos no les guste este tipo de películas, pero eso no significa que la peli esté mal hecha. Las coreografías de las peleas (lo principal del largometraje) están muy bien conseguidas, el ritmo es el adecuado, tiene correctos efectos visuales, tiene algún que otro chistecillo y sobretodo es muy entretenida.
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