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Enemigo invisible

Thriller. Drama La coronel Katherine Powell (Helen Mirren), una oficial de la inteligencia militar británica, lidera una operación secreta para capturar a un grupo de terroristas en Nairobi, Kenia. Cuando se da cuenta que los terroristas están en una misión suicida, ella debe cambiar sus planes de 'capturar' por 'matar'. El piloto estadounidense de drones Steve Watts (Aaron Paul) recibe la orden de destruir el refugio donde se hallan los terroristas, ... [+]
Críticas 100
Críticas ordenadas por utilidad
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8
6 de mayo de 2016
75 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo ha cambiado a una velocidad asombrosa en los últimos años, la tecnología ha modificado nuestra manera de hacer cualquier tarea: la gente ya no es capaz de trabajar sin un ordenador, salir de casa sin nuestro teléfono es casi inconcebible, internet es un básico imprescindible para la vida de la mayoría de nosotros, tenemos más relación con amigos que están a kilómetros de distancia que con nuestro vecino…

Estos cambios no se han producido tan solo en la vida civil, obviamente todos estos avances han tenido también un gran impacto en la vida militar y el desarrollo de sus operaciones. Será este el principal argumento que explore esta película: ¿está la tecnología deshumanizando, aún más si cabe, nuestra manera de hacer la guerra? ¿Está la guerra contra el terrorismo dando carta blanca a cualquier acción militar?

Tres gobiernos trabajan en equipo para desentrañar una célula de terrorismo islámico: el británico, el americano y el keniano. Los tres implicados desde distintos puntos de vista, los dos primeros trabajan desde la seguridad de la distancia, el último es el que ofrece cobertura a pie de campo. La coronel Katherine Powell (interpretada por una sublime Helen Mirren) ha desarrollado lo que consideraba un plan sin fisuras para capturar una celda terrorista en Nairobi y las cosas se complican cuando a través del espionaje, llevado a cabo por drones, descubren que estos se están preparando para un futuro ataque suicida. Es a partir de ahí que la misión cambia de categoría y pasa a ser prioritaria la eliminación de los terroristas.

A través de la explotación de escenarios fijos y videoconferencias entre los distintos grupos se exploran las diversas tramas y modos de plantear este problema. La coronel quiere eliminar a las posibles amenazas a cualquier precio, los políticos británicos debaten en círculos las distintas perspectivas del problema, ¿es ético? ¿Es un buen movimiento político? ¿Estaríamos legalmente cubiertos en caso de que algo saliera mal? Al otro lado del globo, el piloto del dron que carga con los misiles necesarios para llevar a cabo la misión se encuentra con otro problema de corte moral, al ser consciente de la posibilidad de tener a una niña como daño colateral resultante del bombardeo. ¿Debe cumplir las órdenes de manera ciega? ¿Negarse y declararse objetor de conciencia?

La hora y media de metraje, está brillantemente dirigida por Hood quien ha sabido exprimir y condensar en los 110 minutos que dura la película, el apasionante y estremecedor paisaje en el cual empezamos a navegar militarmente. Las guerras de sillón. Batallas llevadas a cabo desde la protección y la distancia que dan los kilómetros y las pantallas. Hood explora múltiples ángulos en este thriller cargado de suspense mezclado a su vez con crítica a la política de circo que vivimos hoy en día, donde los líderes salen del despacho para participar en eventos ajenos a la ciudadanía o su problemática, donde los escalones más altos de la jerarquía están en vez de ocupando su cargo en el despacho, siendo protagonistas de momentos más propios del mundo del espectáculo que del servicio civil.

En conclusión, podemos afirmar que esta película hace un análisis increíble, explorando todas las tramas y debates morales que van surgiendo a raíz de cada giro argumental en un thriller bélico impresionante que acaba planteando los nuevos retos éticos a los que nos tendremos que enfrentar en esta nueva manera de hacer guerra con drones.
7
12 de junio de 2016
52 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
La guerra ya no es como era. Ahora una mujer inglesa se pasa al islamismo radical, en Kenia ayuda a preparar atentados. Sobre el terreno un agente de MI5 mediante drones perfectamente camuflados con formas de pájaros o insectos voladores manda información a Londres, donde un gabinete ministerial toma sigue la operación y decide si ordena a la base militar lanzar el misil para abortar el atentado.
Pero dadas las implicaciones éticas, y el coste político que supondría matar como efecto secundario a una niña que vende pan al lado de la casa donde se prepara el atentado, deben ponerse en contacto con el ministro de asuntos exteriores de viaje en China. Es decir, cinco escenarios distintos donde se juega la vida de la pequeña

Eso es la guerra actual, nos guste más o menos. Y si encima las actuaciones son formidables, no se le puede pedir más a la película. Helen Mirren y Aaron Paul no vamos a descubrirlos ahora. Pero Barkhad Abdi, que reconozco por haber interpretado a uno de los piratas en la película "Capitán Philips" también hace un papelón.

Ritmo lento, pausado, buscando la implicar al espectador en el dilema ético y moral que plantea. ¿Lanzarías tú el misil sacrificando la vida de una niña a cambio de la posibilidad de evitar un atentado terrorista? ¿Podrías vivir con ello?
9
23 de mayo de 2016
38 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda película sobre un tema tan candente como es la guerra contra el terrorismo islamista. El que más y el que menos encontrará en esta película un motivo de reflexión sobre el alto precio moral de la defensa de la seguridad y las libertades democráticas, que desde las sociedades occidentales presenciamos con cierta pasividad y cómodo distanciamiento. Los verdaderos héroes de esta lucha resultan ser al final los más desprotegidos, la población civil carente de derechos humanos de los países donde realmente se libra la batalla todos los días. En este caso encarnados en la niña keniata.
El dilema ético está muy bien planteado y gana realismo con unas interpretaciones muy convincentes y una tensión mantenida durante toda la trama.
2
11 de junio de 2016
52 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo muy claro que acabo de ver. Ya se ha hecho recientemente una película sobre el tema infinitamente mejor: Good Kill (2014) (en la que te pone los pelos de punta cuando el instructor les recuerda que han sido reclutados en los centros comerciales y su afición a vídeos juegos) y antes que esa otra llamada Sleep Dealer (2008) que ya adelantaba esta temática sobre los drones a una escala mayor.

Si uno está al tanto de las noticias sobre la guerra contra el terrorismo esta película le parecerá nada creíble. Pastiche sensiblero y patriótico limpia conciencias. Y entiéndanme, no me considero un mojigato, es sólo que me gusta que se llamen las cosas por su nombre. Los británicos se unen al cine propagandístico-bélico. Tampoco era una sorpresa. Pero la película es aburrida, previsible y un tanto decepcionante.
Más en el spoiler, y lo hago sólo por educación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si hubiesen tratado el que debería ser el tema principal "atacar en territorio de un país amigo" la película había tenido hasta sentido. Sí, lo mencionan de pasada, pero se vuelcan en el absurdo tema de la niña. Sólo hay que recordar a esos niños muertos que llegan a las playas europeas, un día sí y otro también. Y cómo los gobiernos europeos miran para otro lado.

Habría estado bien que la trama pasara por las discusiones con las autoridades de ese país. Unos y otros sopesando opciones. Pero es que ni eso. Porque es el tema principal. Lo que uno se cuestiona. ¿Qué pasaría si en un futuro, aquí en mi barrio, otra nación atacara con drones una casa? Lo de los ministros llamándose porque hay una niña vendiendo pan da risa, y se echa en falta una llamadita al primer ministro de ese país para preguntarle. Al fin y al cabo estaban al tanto de la misión de captura. Pero es como si no importaran en la ecuación.
Hay un dicho: "La guerra es el terror de las madres" que me encanta por cómo sintetiza lo que suponen.
En esa situación yo habría sido Helen Mirren, con lo que no voy con moralinas, pero llamar a las cosas por otro nombre no las justifica ni las hace diferentes.
En definitiva tienen una cinta que sólo se creen los ingenuos o aquellos a los que conforman sus conciencias a la primera oportunidad con cualquier mentira.
7
9 de abril de 2016
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
El núcleo de la historia es interesante. ¿Hasta dónde está permitido incursionar en una guerra? ¿Hasta lo que proponen los militares o lo que deciden los políticos? La línea de lo moralmente aceptable se desplaza según los intereses de uno u otro bando. Pero algo no funciona en esta producción británica, la historia parece forzada, con piezas colocadas con calzador por un guion algo obvio. Mucho más interesante el guion de “Good Kill” (2014) de Andrew Niccol (director de Gattaca y El Señor de la Guerra), donde un atribulado Ethan Hawke caracterizaba a otro piloto de drones, centrándose en su procesión interna, en su actuar cuestionable que lo lleva a problemas con su entorno familiar. Esta cinta tiene un punto de vista bien definido (el piloto de drones), pero más importante, esta última historia sí nos parece verosímil. Funcionarios anónimos de la CIA envían instrucciones para destruir objetivos a distancia, sin la participación de políticos, siendo mucho más cuestionables estas decisiones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En "Eye in the Sky" los militares parecen más temerarios y los políticos actúan coartados por el miedo, no a derramar sangre inocente sino por el miedo a que sus acciones sean expuestas públicamente, en definitiva, temen asumir responsabilidades. Sin embargo, el director no asume riesgos y no se decide por ningún punto de vista. No deplora el actuar de los militares ni el de los políticos. Pareciera que los más humanos son los pilotos de los drones, que tienen reparos en asesinar niños, daños colaterales para los estrategas de la guerra. Toda esta incursión militar es orquestada a miles de kilómetros de distancia, por gente sentada en cómodas oficinas mientras monitorean el ataque a través de pantallas.

En ambas películas (Eye in the Sky / Good Kill) las incursiones son para el supuesto beneficio de occidente, para evitar que esos grupos realicen nuevos actos terroristas. Ninguna de las dos propuestas establece paralelos entre asesinar a distancia desde un aparato no tripulado (a objetivos fuera del territorio) y utilizar bombas humanas (sobre objetivos dentro del territorio), a ambos guiones les falta imaginación, y en ambas subyace la idea de que los terroristas son los malos a pesar de los reparos al accionar de los occidentales.
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