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Gracias por el chocolate

Intriga. Thriller. Drama Mika Muller, directora general de Chocolates Muller, es una mujer, bajo una apariencia encantadora y delicada, acostumbrada a controlar a todos los que están a su alrededor. Vive en Suiza con su marido, un prestigioso pianista llamado André Polanski, y con el hijo de éste, Guillaume. Cuando una joven pianista en busca de sus orígenes y de un maestro visita a André, Mika verá una amenaza a la estabilidad familiar.
Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
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7
27 de marzo de 2010
36 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
A partir de la duda sobre si dos jóvenes fueron cambiados en la clínica al nacer, Chabrol monta unos de sus claustrofóbicos suspenses de estudio psicológico en ambiente burgués.
Un ambiente donde se sonríe cortésmente, se muestran delicadas maneras y se aparenta corrección exquisita, todo ello mientras se ejerce una perversidad apenas detectable, pero letal.
Hay gran sutileza en la descripción de esa perversidad, sin asociarla a rasgos villanos o a gestos crueles y delatores.

La película fluye con pequeños acontecimientos y diálogos económicos, funcionales, y la sociedad supuestamente civilizada se va descomponiendo. Los descubrimientos y revelaciones en ese microcosmos burgués van destapando la fragilidad de los vínculos familiares, su vertiginosa inestabilidad. Las relaciones conyugales y paternofiliales quedan en un entredicho que no puede ser más radical.

Chabrol se sirve de una intriga más o menos criminal para conducir el desarrollo hacia temas más abstractos y “de fondo”, su clásica crítica moral a la burguesía francesa, con una psicología seca e incisiva, a la que ayuda el excelente repertorio de expresiones faciales de Isabelle Hupert, en todo momento capaz de sugerir que piensa otra cosa de la que dice.
Y para añadir el toque de perversidad visual, Chabrol se sirve de un estilo que es todo sencillez y elegancia.

El avance es de seda hasta el final, más bien de arpillera. Desdibujado por las reacciones demasiado lánguidas de los personajes, en especial la del pianista, y por el descuidado diseño del accidente, resta mucha calidad a una película hasta entonces irreprochable.


La contundente concisión de Chabrol sólo se permite una metáfora. Cuando la joven Jeanne visita la casa del pianista, la mujer de éste empieza a tejer una labor de ganchillo mientras escucha educada y hasta afectuosamente. Luego se ve que es una funda para un respaldo de sofá, con forma de telaraña.
4
3 de septiembre de 2006
30 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claude Chabrol se ha convertido en el narrador de la crónica negra francesa y tiene en su haber una muy interesante y prolífica filmografía, donde a mi juicio destacan "El carnicero" y "La ceremonia". Intento seguirle la pista y visionar lo mucho que me queda de él.

"Gracias por el chocolate" posiblemente sea la primera película que más me ha defraudado. En "La dama de honor" también había detalles que hundían ligeramente el conjunto. Y eso que desde el principio seguía con mucho interés esa trama repleta de mentiras e intereses con la habitual y brillante destreza de Chabrol a la cámara.
También destacan la profundidad de los personajes y las actuaciones de todos los actores con especial respeto para una de mis actrices fetiches: Isabelle Huppert.

El problema se revela al final del filme que defino como incoherente y chapucero (ver spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No entiendo que nos vendan la moto que Isabelle Huppert es una mujer inteligente y una asesina sibilina y haya quedado tan desfasada en esto de perpetrar el crimen perfecto.
Puede que hace veinte años un coche que se empotra en una curva a treinta kilómetros por hora acabe con la vida del piloto. Pero por favor, si todos vimos hace años el anuncio de la Schiffer que salvaba su vida y cutis gracias a un airbag. ¿Es "Gracias por el chocolate un anuncio de seguridad de los coches de Mercedes? Porque creo recordar que su logo aparecía en los títulos de crédito finales.
En definitiva, vaya mierda de asesina. Aunque que bien que lo hace la Huppert. Como siempre.
6
19 de noviembre de 2009
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siento la admiración más profunda por Isabelle Huppert, es una de las mejores actrices que he visto en mi vida y tiene la particularidad de poder encarar cualquier rol y siempre luce soberbia. Gracias por el chocolate no es una grandiosa película, es correcta y el guión es de lo más simple y sencillo. En ningún momento aburre sino todo lo contrario, los tiempos de suspenso están muy bien manejados por Chabrol y aunque sabemos de las andanzas de la malvada madrastra y el desenlace no es súper sorprendente, la película se enaltece con la actuación y la presencia de Huppert. Se luce como nunca haciendo una creación riquísima conjugando a la perfección los movimientos corporales, la voz y unas miradas que lo dicen todo. Puedo verla una y otra vez y me sigo deslumbrando con una actriz genial que es capaz de adueñarse de un film con su sola presencia. Inmensa Isabelle.
3
12 de enero de 2011
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cuesta, me cuesta escribir esta crítica. He discutido sobre ella, he reflexionado, y me debato entre la benevolencia/respeto hacia alguien como Chabrol y en pensar que debería concederle otro visionado al film, o en ser honesto conmigo mismo y ser tan contundente como mi espíritu crítico me pide que lo sea. He aprendido en estas clases que la crítica destructiva no aporta nada, pero creo que no puedo aparentar ser un crítico “que entiende” a Chabrol y Gracias por el Chocolate. No colaría. No puedo analizar lo que tiene el film que me gusta o no me gusta. Sólo veo carencias y más carencias. Allí voy, y que me perdone Chabrol:

1-No tiene Tensión. Está basada en una novela de intriga, en una idea de Hitchcock, tiene toques de Highsmith... pero no tensiona, no intriga, ni tampoco inquieta. Dicen que Chabrol no buscaba esto. Pongamos que lo acepto, va. Vamos a buscar si tiene otras cosas...

2-No tiene profundidad en los personajes: Los motivos que los mueven nos son desconocidos. Curiosamente, cuanto más secundarios son parece que mejor definidos están. Pero el trío protagonista (Mouglalis, Dutronc, y sobretodo Huppert) se desdibujan cada vez más. Si un personaje se conoce por sus acciones, vamos apañados. Nadie hace nada de forma decidida ni resolutiva: ni asesinar, ni tocar el piano, ni investigar... Todo lo hacen por una especie de inercia, hay un flujo que los lleva, pero desengañaos, no es la vida posmoderna, ni un pasado tortuoso, ni nada explicable ni explicado. No. Es simplemente la mano del guionista empujándoles.

3-Visualmente no es nada del otro mundo, nada destacable más que la interpretación de Huppert (no sé si es muy fácil o muy difícil hacer un personaje tan frío y vacío como el suyo). La dirección artística va de la mano de Huppert para definirnos la casa, blanca, fría, aséptica. En general, el apartado estético (igual que el narrativo) tiene el principal problema de que no sabe “a qué juega”. No se sabe cual es el estilo, ni el tono, ni el ritmo de la película, y de ahí se deriva que al final no hay ni forma, ni fondo.

4-No tiene estructura narrativa. O mejor dicho:: No explica NADA. Enlazado con lo anterior, en general la película da la sensación de no avanzar. Para mí tiene aspecto de pintura, es un simple retrato de unos personajes. Nada más. Un retrato vulgar además, porque tan sólo se limita a pintarlos, no nos expresa nada. “¿Y que tiene eso de malo?” podríais preguntar. Quizá para muchos es algo aceptable. Para mí no. Un film está estructurado en un tiempo, y como tal no puede ni debe desprenderse de una cierta narrativa (al igual que tampoco se desprende de cierta estética o cierta plástica) Términos como Tesis, Hipótesis o Síntesis nunca deberían quedar fuera de una película, pero en Merci pour le chocolat! no tienen cabida, son irrelevantes. Simplemente cabe preguntarse después de ver el film “¿nos explica algo más allá de que el mal existe?”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para acabar con quizá la crítica más destructiva que he escrito, y cómo no quiero cargar las tintas contra una película que seguro “quería” hablar de algo (lo siento Chabrol, otra vez será), y que seguro tiene cosas buenas (a mí los árboles no me dejan ver el bosque), quiero expresar que el subtexto sobre personas creativas (Dutronc y Mouglais), frente a personas destructivas como Huppert y su hijastro, es lo único plausible, interesante y aún aún así confuso y poco concluyente del mensaje de este film. Si lo que Chabrol quería era hacer una película tan carente de emoción como la psicópata protagonista, le pongo un diez. El problema es que también le ha quedado un film sin interés.
8
30 de enero de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chabrol dibuja con sutileza este fascinante anti-drama, sobrio pero rotundo, como las últimas notas del Funerailles de Liszt que André ensaya con Jeanne. Y precisamente encuentra la clave en lo anticlimático, en la negación de algunos de los rasgos del lenguaje de suspense hitchcockiano que utiliza. Pero en medio de la austeridad, algunos brillantes rasgos de estilo, como la resolución del plano-contraplano en la conversación de Jeanne y su madre en el desayuno, o el plano inclinado que encuadra a Jeanne, Mika y Guillaume, cuando éste está con el pie quemado por el agua hirviendo (plano inestable, que nos avisa de la torpe trama de Mika).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Isabelle Huppert borda uno de los papeles más divertidos de su carrera. Sus falsas torpezas (el chocolate derramado, el agua hirviendo que vuelve a herir en el pie a Guillaume) son un reflejo anecdótico de su verdadero fallo: como si fuera una asesina desfasada intenta recrear la puesta en escena de su primer crimen, que tan bellamente perfecto parece en el relato inicial. Es increíble cómo Huppert logra encarnar a este personaje en un punto justo en medio de la mediocridad y la excepcionalidad, de la maldad y la fragilidad. Sólo está al alcance de las grandes sugerir tanto y subrayar tan poco.

Chabrol usa acertadamente la metáfora de la tela de araña. Es como si el guión predestinara a Mika a ser el cerebro maligno de la película de suspense, pero ella no da la talla, empequeñecida ella misma por la relación con sus padres, y termina, en los títulos de crédito, encogiéndose en posición fetal en el sillón.
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